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martes, 14 de agosto de 2018

IMPOSIBLES VENGADORES: LA SOMBRA ROJA, ATAR GULL O EL DESTINO DE UN ESCLAVO MODÉLICO y WE STAND ON GUARD

Es tan coherente como casual que tras mi lectura del gran evento VvsX me haya leído el primer tomo de Imposibles Vengadores, ya que esta serie nació tras los hechos ocurridos en el citado crossover. Englobada dentro de la línea Marvel Now en esta cabecera se realiza una mezcla de ambos equipos (Vengadores y X-Men) quedándose al final con los seis protagonistas que están en la portada: Capitán América, Lobezno, Bruja Escarlata, Pícara, Thor y Kaos, este último como lider de ese grupo que llevará el título de Escuadrón de Unidad.

En este momento es donde tendría que hacer un inciso, ya que muchas veces he citado que me gustan más los comics de superhéroes en solitario que cuando forman todo tipo de alineaciones como la presente. No digo que todas sean malas, es tan solo una opinión personal tras muchos años leyendo historias de este género: disfruto más las aventuras que tienen por separado que cuando se juntan (aunque siempre puede haber excepciones) Ante esto se podría decir que el tomo aqui citado me ha gustado, pero digamos que ha sido con matices.

El inicio de Imposibles Vengadores: La sombra roja tengo que admitir que enseguida me enganchó: la situación de la que parte resulta atractiva y el primer enemigo al que se han de enfrentar es un Craneo Rojo cuyos planes pueden parecer más de lo mismo (sólo que ahora con la raza mutante), tras lograr tener el control mental del difunto Charles Xavier. El caso es que toda esa trama se me hizo muy entretenida pero progresivamente el interés fue menguando hasta el punto de que me tuve que esforzar a mi mismo para acabar la lectura de este tomo, debido a todo el arco argumental titulado Los gemelos Apocalipsis, con el cual me fue más dificil congeniar ya que es evidente que tienes que tener conocimientos previos porque si eres un lector poco versado puedes incluso desconectar de lo que te relatan.

El resultado global se salva porque si más o menos vas engarzando hechos y personajes según lo que conozcas como lector, el conjunto final resulta ameno aunque al no resolverse en este volumen lo de los gemelos Apocalipsis (además demasiado dilatado) queda por ver si su resolución estará a la altura, aunque mayor interés me despierta Craneo Rojo con los poderes de Charles Xavier transformado luego en Onslaught Rojo, el cual aqui apenas queda sugerido, dejándome con la duda de lo que fue de él (máxime por la mutilación que hace del difunto Charles Xavier para obtener su cerebro, y como se resolvió teniendo en cuenta que la muerte en el universo Marvel siempre ha sido más bien temporal)
El comic Atar Gull o el destino de un esclavo modélico es de esos que un día lo veo por las estanterias de la biblioteca pero que dejo en la recámara para un momento futuro (el cual ya ha llegado) por diferentes alicientes (en especial gráficos) La obra está basada en la novela de Eugenio Sue (la cual no he leido) pero su valor más llamativo fue el dibujo de Brüno, artista también desconocido para mi pero al que le encontré cierto aire a Mike Mignola, si bien esta obra gira en torno a la lacra histórica que marcó el cruel esclavismo, en un relato al que también se le pueden encontrar ciertos paralelismos con otras obras que han tocado este tema tales como por ejemplo la mítica (por la serie de televisión sobretodo) Raices.

Con una acertada adaptación a las viñetas por parte de Fabien Nury, esta obra se centra en el Atar Gull protagonista, un príncipe africano que en un conflicto tribal se verá como esclavo en Jamaica, con dos detalles que le favorecerán: su impresionante físico y su aparente sumisión (bajo la cual se encuentra su verdadera condición)

Dividido en cuatro partes (siendo las más extensas los dos libros en los que se divide el grueso de esta historia, titulados La travesía y La plantación) este comic se completa con un pequeño prólogo y epílogo que cumplen de forma acertada su función para respectivamente presentar y cerrar la historia a través de un acto tan humano como es el de llorar. Mientras por el camino el protagonista se las tendrá que ver como todo tipo de personajes de métodos o moralidad discutibles lo que llevará a la meditada conspiración que emprenda para llevar a cabo su planificada venganza, que se cierra con aquello que él se propuso no hacer nunca. La muy evidente crítica contra el negocio que fue la lacra del esclavismo derivada del colonialismo queda realzada por el citado apartado gráfico de Brüno, que puede parecer sencillo pero se adapta con acierto al mensaje de la propia historia.
En el caso de We stand on guard llegué a este comic por una recomendación que ví por internet y que al poco tiempo viera el comic por la biblioteca. Aún así no fuí lo bastante rápido y se me adelantaron, pero apuntado a la cola de espera por fin ha llegado mi turno, y tengo que admitir que la recomendación que me llevó hasta él está perfectamente justificada. La historia de este comic tiene un punto de partida muy llamativo: dentro de un siglo los Estados Unidos entran en guerra con Canadá. Bajo una premisa tan elemental asistimos a una rápida presentación de los personajes principales de esta historia, que vendrían a ser un pequeño grupo de canadienses en su lucha contra un opresor Estados Unidos que ha conquistado su pais.

El autor de este comic es Brian K.Vaughan, responsable también de títulos como Y el último hombre, Saga o Paper Girls, que aqui se ve acompañado por un apartado gráfico muy acertado a cargo de Steve Skroce, del que he leído algo suyo de su paso por Marvel hace ya un tiempo, y que aqui sabe adecuarse al planteamiento de esta serie limitada.

Tengo que admitir que mi primer pensamiento al leerme este comic fue para la cinta South Park: más grande, más largo y sin cortes, que en las postrimerias del siglo XX también partía de un hipotético conflicto armado entre dos paises vecinos como son Estados Unidos y Canadá, si bien allí adecuado al tono de comedia gamberra que siempre ha caracterizado a esa serie de animación. Hasta cierto punto se podría decir que este We stand on guard también es un comic gamberro, casi al estilo de los muchos creados por Mark Millar, y en el que el desarrollo de los personajes no es lo principal sino aprovechar al máximo su premisa argumental. El problema radica en que a diferencia de otros títulos que se dilatan más (y no siempre de una forma más o menos necesaria), aqui sucede que al ser una serie limitada de tan solo seis números el conjunto final se queda corto, dejando al lector con ganas de saber más de esa interesante distopía que nos plantea, aunque sin duda se disfruta su lectura.