En mis reseñas de lo que leo probablemente os haya llamado la atención que nunca reseñe cosas malas o regulares (o al menos muy pocas). Eso se debe a que una cosa es ver una floja película (cosa que como mucho no suele ocupar más allá de dos horas) y otra cosa (que suele ocupar más tiempo) es leerte algo que no te dice nada, que lees por inercia, que no te importa lo que te están contando: algo, en definitiva, con lo que no conectas. La ventaja de las lecturas de biblioteca son que al menos no me cuestan nada pero ha habido casos donde por más que he intentado leer, la total falta de interés hacia lo que me estaban contando hizo que abandonara la lectura. Me pasó con Kitty Pride: La sombra y la llama y con Anita Blake Cazavampiros: Placeres prohibidos. Ahora me ha sucedido lo mismo con La guerra de los espejos y su secuela La guerra de los espejos 2: Roja. En este último caso supongo que como anticipo a la versión de Alicia en el Pais de las Maravillas de Tim Burton esperaba algo parecido pero por aqui la cosa parecía tirar por otros cauces (le encontré cierto aire a Las Crónicas de Narnia entre otras semejanzas)... en fin, que no conecté para nada y tras 100 páginas abandoné la lectura (y, por lo tanto, descarto también su secuela literaria).
Completo el post con Nada de esto fue un error (que llevo todo el día tarareando) a cargo de Coti, Julieta Venegas y Paulina Rubio.
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