lunes, 6 de enero de 2020

EL CIELO ENJAULADO, CREEPSHOW, TERROR EN SERIE, LOS FRAGUEL: VIAJE AL GRAN MANANTIAL y TRANSMETROPOLITAN (1, 3 y 4)


Hace poco fuí a ver la película Jojo Rabbit y me sorprendió hasta el punto de interesarme enseguida por la novela que se supone que adaptaba, titulada El cielo enjaulado de Christine Leunens. Cual ha sido mi sorpresa al encontrarme que los parecidos se dan tan solo en detalles de su primer 25%, ya que a partir de ahi la novela se vuelca en una historia de amor enfermizo llevada a su extremo, donde no hay nada de la sátira que si desprende el film, sustituida por la mezquindad de un protagonista que empareja "amor" con "posesión" en lo que sin duda se podría describir como una malsana relación de dependencia. En un primer momento también me hizo recordar a Misery de Stephen King, donde también se trataba una temática más o menos similar (el fanatismo llevado al exceso), pero aqui más que terror habría drama, incluso desde el punto de vista del narrador, al que se llega a comprender pese a que su forma de actuar provoque rechazo.
Siempre que he podido he hablado maravillas por este blog de los comics de terror de antaño, primero los de EC y luego los de Creepy, por lo que me alegré bastante cuando ví en la biblioteca este tomo de Creepshow, que parecía un homenaje a dichos tebeos clásicos. De hecho en si es eso, ya que adapta a las viñetas la película de 1982 de idéntico título dirigida por George Romero cuya idea era recordar aquellos comics clásicos, en cinco relatos que conservan toda la esencia de aquellas siniestras viñetas, ayudado por el arte gráfico de Bernie Wrightson en unas narraciones surgidas de otro clásico del terror como es Stephen King. Pese a ser claro reflejo de la época en que fueron creadas (por su evidente misantropia y palpable misoginia, como se analiza en el propio comic) su mayor handicap estaría en su brevedad, apenas 80 páginas que se leen en un suspiro y te dejan con ganas de más. Sin duda alguna un comic MUY recomendable.
Con el muy acertado título de Terror en serie, este libro que ha sido reciente novedad en las bibliotecas hace un notable e impresionante recopilatorio de 77 series de televisión de todos los tiempos ordenadas de forma cronológica, en las que el terror ha sido o la temática primordial o una de las más llamativas. Abarcando desde mediados del pasado siglo XX hasta el mes de diciembre de 2018 el repaso resulta exhaustivo y bastante entretenido, ya que tan solo ofrece dos páginas por cada serie (con datos, apreciaciones y referencias diversas, así como recomendación de los mejores episodios), pero el trabajo está realizado de forma tan amena que sirve igual para recordar algunas de las citadas, que alcanzaron mayores o menores éxitos de audiencia en su momento, como para descubrir otras muchas de las que no conocía ni su existencia. El resultado es un notable análisis de como ha sido la evolución del terror en una buena selección de series de televisión, así como los paralelismos e influencias que tuvieron entre si algunas de ellas con el transcurso de las décadas.
A los que vivimos nuestra infancia en los ahora muy recordados años 80 nos marcaron muchas series, entre las cuales una fue Fraggle Rock, con una cabecera tan emblemática que aún muchos pueden tararearla pese al tiempo transcurrido. Con el evidente factor nostálgico por mi parte no lo dudé ni un instante en coger de la biblioteca el reciente comic dedicado a estos personajes de la factoria de Jim Henson titulado Los Fraguel: Viaje al gran manantial. Al final ha resultado ser un placer de tebeo, que sabe alcanzar el espíritu de la serie original, hasta el punto de que esta historia que nos narran aqui bien podría haber sido la de cualquiera de sus episodios televisivos. Ello se debe al buen trabajo conjunto de su guión (obra de Kate Leth) y apartado gráfico (a cargo de Jake Myler), que sabe recrear sin problemas la personalidad de su quinteto de protagonistas (Gobo, Rosi, Musi, Bombo y Dudo), en una simpática aventura apta tanto para todos los públicos, desde aquellos que lo recuerdan de su infancia como para las nuevas generaciones, si bien a estas últimas les faltará el referente televisivo con el que relacionarlo.
Hace ya mucho tiempo me leí el tercer tomo de Transmetropolitan, pero el tema se quedó pendiente hasta que hace poco entraron en mi biblioteca más cercana los tomos 1 y 4 de la mencionada serie, por lo que me decanté por ellos añadiendo una relectura del que ya pasó por mis manos hace unos años. En su origen en Transmetropolitan tenemos la historia de un periodista llamado Spider Jerusalem que se había concedido un retiro espiritual y que ahora vuelve al trabajo habitual por una trama relacionada con disturbios urbanos, situando la acción en un futuro indeterminado en el cual las cosas (drogas, sexo, religión, etc.) han cambiado bastante, pero en donde se hace evidente que dichos "cambios" están específicamente insertados para resultar una nada velada crítica sobre lo que representan en nuestra sociedad actual (teniendo además en cuenta que este comic vió la luz en origen a finales de los años noventa, si bien sigue teniendo una indiscutible vigencia en muchos de los temas que toca) Ya desde el principio queda claro que los personajes que se mueven por sus viñetas, Spider Jerusalem incluido, son extremos en todos los sentidos, claros ejemplos de los males habituales de la humanidad cuando se la lleva al exceso (maldad, vileza, ansiedad, sed de poder, sadismo, etc.)

Transmetropolitan representa una crítica social bastante bizarra, e incluso en muchos momentos bastante bruta y justo por ello acertada, de nuestra forma de vida actual, por lo que la labor en los guiones de Warren Ellis no puede menos que aplaudirse. A ello hay que añadir el destacable trabajo de Darick Robertson en su apartado gráfico, que sabe recrear ese decadente, opresivo y malsano Nueva York por el que se mueve su peculiar protagonista. Tras el primer tomo titulado De nuevo en las calles, la relectura del tercero (que lleva por título El año del cabrón) es un excelente recordatorio de como la política se ha ido transformando en un circo mediático, con personajes indeseables con ansias desmedidas de llegar al poder pero sin ningún interés por los problemas reales del pueblo, como también queda patente en el cuarto tomo titulado La nueva escoria, el cual continua la historia iniciada en el previo.

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