martes, 12 de abril de 2022

LA CIUDAD PERDIDA, un entretenimiento funcional (crítica sin spoilers)

El cine de aventuras se puso de moda en la década de los ochenta con la franquicia de Indiana Jones, aunque en si la misma tan solo rescataba el espíritu de los seriales de las primeras décadas del siglo XX, que fue cuando el género despuntó. A rebufo del éxito del citado arqueólogo de Spielberg y Lucas surgieron multitud de proyectos similares, siendo uno de los que triunfó la cinta Tras el corazón verde (Romancing the stone) de 1984, protagonizada por Michael Douglas, Kathleen Turner y Danny DeVito, que sería la que más facilmente se puede tomar como referencia al hablar de un film como La ciudad perdida con Sandra Bullock y Channing Tatum.

Lo mejor (y lo peor) de esta cinta radica en centrarse en esquemas conocidos y funcionales dentro de este género, lo que para algunos puede significar una historia en ciertos aspectos previsible, pero que en el fondo tan solo busca entretener introduciendo dichos conceptos a un nuevo público potencial que podía más o menos desconocerlos. Y es que este film se une a ejemplos recientes tales como las dos secuelas de Jumanji con Dwayne Johnson, Uncharted o sobretodo Jungle Cruise, que también se nutren de ese espíritu clásico de aventuras que despuntó en las décadas de los ochenta y noventa, el cual recuperan con mejor o peor fortuna.

La protagonista de La ciudad perdida, a cargo de Sandra Bullock, es la escritora Loretta Sage, que ha triunfado con una serie de novelas románticas de aventuras, aunque arrastra aún la pena por la pérdida de su esposo. La editorial ha usado para las portadas de los libros de la protagonista a un modelo llamado Alan (a cargo del actor Channing Tatum), tan guapo como simple, que sería la total antítesis del héroe aventurero de las novelas de Loretta al que le presta su imagen, lo cual enerva a la autora si bien transigue con ello. Pero en la presentación de su obra más reciente, cuando parece que va a finalizar la relación "comercial" que les une, la protagonista es secuestrada por Abigail Fairfax, un esperpéntico villano al que da vida Daniel Radcliffe, empeñado en que la autora le ayude a encontrar el tesoro que menciona en sus obras. El pobre Alan intentará demostrar su valía y emprenderá su rescate en pos de demostrarle a Loretta que es algo más que el mozo guapetón por el que se ha hecho famoso, pudiendo ser el héroe que se espera que sea.
 
Como muchos previsiblemente pensarán, estamos ante el clásico ejemplo de una pareja de carácteres contrapuestos que se ven envueltos en una situación límite (con las presumibles consecuencias que se deriven...) A ello hay que añadir el personaje de Bullock, que bien podría considerarse heredero de los que la actriz ha interpretado en muchas de las comedias románticas que han cimentado su carrera, pero que consigue desarrollar de una forma bastante correcta a las pretensiones del film, con el esquema básico de alguien a quien sitúan fuera de su ambiente y tendrá que ir hacienco frente a las situaciones que le ocurren. A su lado el modelo de Tatum, que sabe sacar partido de un personaje que tiene que demostrar su valía bajo el estereotipo clásico del chico guapo pero más bien tontorrón aunque en el fondo buena persona; si bien el que destaca más pese a ser poco más que un simple cameo sería el personaje al que da vida Brad Pitt (y ojo a la innecesaria y absurda escena entre los créditos finales... pero que ahi está)

Resulta divertido, aunque sea más bien breve, el ver como la eficiencia del personaje de Pitt deja en evidencia la supuesta masculinidad de la que quiere hacer gala el de Tatum, si bien en el fondo el villano al que hacen frente encarnado por Radcliffe nunca acaba de hacer gala de su supuesta maldad, dejándose llevar más bien por una imperiosa ambición que le situaría como una parodía de los megalómanos con los que ha tenido que lidiar James Bond. Supongo que por más que Radcliffe quiera demostrar su versatilidad más allá del Harry Potter con el que alcanzó la fama, aún seguimos viendo en él a aquel muchacho que conocimos en Hogwarts, lo que le resta credibilidad enfrentándose a personajes como el que encarna aqui. En cuanto al trabajo de los directores (el duo formado por los hermanos Aaron y Adam Nee) hacen aqui su debut en el panorama más comercial de Hollywood con corrección, sin alardes ni pretensiones aunque también sin sorpresas ni innovaciones, en un mero entretenimiento que nunca aspira a más que eso.
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