domingo, 17 de julio de 2022

MEN, ¿todos los hombres son iguales? (crítica sin spoilers)

Hace cuatro años ví la película Aniquilación de Alex Garland, que en principio iba a tener estreno en cines pero que debido a la muy poca confianza en el producto final, se vendió a Netflix, que fue quien la estrenó en el mercado internacional, llegando sólo a las salas de cine americanas, donde tuvo unos paupérrimos resultados. En su momento tampoco es que me convenciera mucho respecto a su base literaria (la cual había leído antes), quedándose dicho título como una adaptación más bien pobre respecto a lo que podría haber sido, pese al incentivo de tener como protagonista a la actriz Natalie Portman.
 
Aún así era tanto el prestigio y el mérito que le daban a su director (Alex Garland) que cuando ví los avances de esta Men, su siguiente película, me levantó una relativa curiosidad no exenta de bastantes dudas. Por mi experiencia previa ya quedaba claro que estamos ante lo que se podría denominar "cine de autor", que requiere un cierto "talante" al verlo, no siendo recomendable acercarse a ella como un film cualquiera. Con esa idea previa tengo que admitir que tras verla dudaba entre darle un "regular" o el aprobado justito, y al final me he decantado por esta última opción, ya que tengo que admitir que el mucho simbolismo que hay en esta película funciona en algunos momentos de una manera visual muy acertada, si bien su ritmo provoca que dilate hasta 100 minutos lo que quizás daba como mucho para una duración estandar de un episodio de alguna serie televisiva tipo Black Mirror.
 
La historia básica de esta película sería como una mujer intenta superar una reciente desgracia, pero sin soltar spoilers creo que es recomendable desglosarlo un poco más, porque eso sería tan solo la superficie. La protagonista es Harper, personaje a cargo de la actriz Jessie Buckley, que se va a vivir a una remota casa perdida en medio de la campiña inglesa para intentar gestionar el duelo por la reciente muerte de su marido (a cargo del actor Paapa Essiedu) Aunque al principio no se aclara, progresivos flashbacks a lo largo de la historia nos irán mostrando la dificil relación de pareja que mantenían, siendo él la viva imagen de lo que representaría la masculinidad tóxica, por lo que su posterior muerte (¿por accidente o suicidio?) no hace más que atormentar a la protagonista. El planteamiento de ella en inicio se revela acertado, ya que lo de pasar una temporada en un ambiente campestre siempre es recomendable para superar según que problemas, funcionando de forma adecuada la simbología de poner a Harper cual si fuera una especie de Eva (incluyendo las manzanas como un elemento visual del relato) en un metafórico Jardín del Eden para superar sus penas.
 
Pero cuando uno lleva dentro de si algo que le reconcome el alma, suele ser dificil separarse de ello para siempre, y eso es lo que vivirá de primera mano la protagonista cuando TODOS los hombres que aparecen en la historia parecen ningunearla, conspirar contra ella, no creerla ni tampoco comprenderla, llegando incluso al acoso y al menosprecio, reactivando así el propio trauma que arrastra Harper. Eso irá derivando, quizás con un ritmo en exceso contemplativo, en una pesadilla cada vez más espeluznante en la que esos TODOS se revelarán como ¿sólo uno? (siempre con el mensaje subyacente de que "todos los hombres son iguales"), en un tramo final bastante grotesco (y explícito) de progresivo nacimiento y muerte, que ya aviso que puede resultar algo bestia para según que espectadores. Esa masculinidad opresiva en la que parece sentirse la protagonista Harper está representada en todos esos casos por el actor Rory Kinnear, el cual consigue que en todos ellos resultar muy incómodo y perturbador. En conjunto Men tiene un correcta premisa y una buena resolución visual, si bien dilata claramente en exceso (hasta la reiteración) algo que no daba para tanto.
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