Es una tonteria (lo sé) pero en algún momento tendré que dejarlo aclarado, por lo que este es tan buen momento como cualquier otro: entre tantas y tantas opciones de lectura había pasado a veces por Clive Barker, pero como nunca había sido justo en el momento de yo tener acceso a internet, cuando luego lo buscaba no me salía nada suyo por las bibliotecas y asumía (error por mi parte) de que no habría nada. Pero no me salía nada porque yo pensaba que su apellido era Baker (como la calle donde vive Sherlock Holmes) cuando en verdad es BaRker, con una erre intermedia que yo me comía.
Me dí cuenta de mi gran error en fechas recientes porque una de las bibliotecas a las que suelo acudir tiene un apartado de donaciones del público, y hace unas cuantas semanas me encontré allí La casa infernal de Richard Matheson y Demonio de libro de Clive Barker. El primero ya me lo había leído, no así el segundo (que por casa está pendiente de ello. Ya caerá...) pero eso me permitió percatarme de mi error, tras lo cual solicité el titulado Cabal: Razas de noche por recordarme de que pensaba que había visto la película basada en esta novela que dirigió el propio autor en 1990. Ante la duda, y el tiempo transcurrido, me he leído la novela y he visto la película, que más o menos se pueden considerar tal para cual, si bien el trabajo literario de Barker se permite ser más explícito de algunos pasajes más morbosos, mientras que en el cine supongo que habría momentos que tendría que censurar (y cuidado porque aún así la película ya tiene detalles que me resultan dificiles de imaginar en una producción de hoy en día)
Siendo esta mi primera aproximación a la obra literaria de este autor, dudo mucho que sea la última, por que la presente novela se me ha hecho bastante entretenida en sus apenas 250 páginas. En las mismas el héroe es Aaron Boone, un joven con problemas mentales al que su psicólogo le dice que es el culpable de varios macabros asesinatos cometidos en fechas recientes. Tras un fallido intento de suicidio, decide desterrarse del mundo yendo a un misterioso lugar llamado Midian, en el que se supone que viven las razas de noche, aquellos marginados que no tienen lugar ni entre los vivos ni entre muertos. Pero su novia Lori, por amor hacia él irá en su búsqueda, mientras que el doctor Decker, su psicólogo, también le seguirá la pista por razones totalmente diferentes...
Aunque tiene sus dosis de terror, esta novela vendría a compartir el espíritu de todo un clásico como Frankenstein ya que al igual que la criatura de la famosa obra de Mary Shelley, las razas de noche de este título vendrían a ser como el citado monstruo: engendros que no buscan nada más que vivir en paz, separados de todo rastro de civilización. Por contra el ser supuestamente humano es representado capaz de todo tipo de crueldades, en especial en el tramo final; aunque también hay AMOR en mayúsculas, ya que Lori no se resignará cuando le dicen que su novio Boone es un terrible asesino en serie (lo que le permite al autor introducir detalles sexuales que la película logicamente no muestra) Siendo previa a Spawn, al leer la novela y luego ver la película me quedó la duda de si se estaba germinando ahi la idea para el citado personaje de Todd MacFarlane, ya que la esencia del mismo podría considerarse similar a la del Aaron Boone de esta obra: ambos son seres atormentados buscando justicia a medio camino entre dos mundos.
Con una acertada mezcla entre terror perturbador y el gran derroche de imaginación de Barker, el resultado es una novela muy entretenida y con un buen ritmo, que quizás tuvo una adaptación por parte del mismo autor que pecó de demasiado tópica a los estilos de la época (finales de los ochenta y principios de los noventa), a lo que añadir que los detalles mucho más explícitos, en especial los sexuales, son más claros y concisos en la obra literaria. Lo mejor sería leer la novela, donde queda mejor reflejado el estilo del autor, si bien como curiosidad cabe indicar que uno de los personajes de la película está interpretado por el también famoso director David Cronenberg, que apenas unos pocos años antes había triunfado con su célebre versión de La mosca protagonizada por Jeff Goldblum.
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De nuevo otro comic que ya descubrí y me leí hace unos años, dentro del segundo coleccionable de Spiderman que coincidió con el estreno de la segunda película de este personaje dirigida por Sam Raimi, y en este caso uno que, con toda la razón del mundo, está considerada como una de las mejores historias del popular trepamuros de Marvel. Aprovechando que Panini ha vuelto a editarla, la misma ha llegado como novedad a las bibliotecas y no me he podido privar del gran placer de repasar una de las obras cumbre de mi personaje favorito.
Justo en este 2017 que se está acabando se ha celebrado el 30 aniversario del estreno de este arco argumental de seis entregas que vió la luz en origen en 1987 dentro de las tres cabeceras que por aquel entonces tenía el personaje (Amazing Spider-Man, Web of Spider-Man y Peter Parker: The Spectacular Spider-Man) En esta historia un villano como Kraven, que hasta ese momento era más bien uno de segunda categoria para el trepamuros, se propone no solo darle caza sino convertirse en él, llevando esa idea hasta sus últimas consecuencias.
Resulta curioso que una historia tan mítica para este popular personaje le viniera casi de chiripa, ya que el guionista J.M. DeMatteis, responsable de la misma, ya la había ideado unos años antes con la idea de que fuera para el Hombre Maravilla de Los Vengadores, enfrentado a su hermano El Segador. Aquello al final no fructificó y probó suerte en DC haciéndola una aventura de Batman frente al Joker, que también quedó descartada, ya que se estaba fraguando un clásico de Batman: La Broma Asesina. En su regreso a Marvel probó con Spider-Man y que el villano que le llevara hasta el límite fuera Kraven el Cazador, logrando (ahora si) desarrollar una historia donde se explora la madurez del trepamuros (por aquel entonces casi recien casado con Mary Jane Watson), frente a un villano que busca justificar su propia existencia.
- Ficha editorial por este enlace, ficha de la biblioteca (de las ediciones disponibles) por este otro.
En ocasiones hay comics que me resultan fáciles de conseguir en las bibliotecas, pero por contra puede haber otros casos (sobretodo con las novedades más mediáticas) que como no sea rápido me tengo que apuntar a una cola de espera que puede ser de más meses. Algo así es lo que me ha ocurrido con este Caballero Luna: Encarnaciones que he leído lo más rápido que he podido como detalle a la gente que va detrás mio en la citada cola de espera. Y tengo que admitir que eso me ha llamado la atención cuando estamos hablando de un personaje que NO ES ni mucho menos uno de los más populares de Marvel, a lo que sumar que mi lectura de los cuatro tomos que anteceden a este no me había resultado nada más allá de un simple entretenimiento.
Ironias de la vida, en este caso me he encontrado con la inesperada sorpresa de que el mismo comic es consciente de ese hecho (el de no ser uno de los más populares) en una muy ingeniosa trama argumental que engloba los números 6 al 9 de la cabecera americana que estan incluidos en este volumen (el final es tan solo la recuperación de un número previo de 1980 dibujado por Bill Sienkiewicz) Todo viene a colación por el hecho de las identidades secretas de los superhéroes, que lo normal es que sean duales (Peter Parker-Spiderman, Clark Kent-Superman, etc.) pero que en el caso de este personaje es cuádruple, lo que al final lo lleva a un psiquiátrico (que es donde estaba en entregas previas, pero que no me acababa de quedar claro el motivo) Como resultaba evidente, al final ha acabado desquiciado.
Los delirios por esa cuádruple personalidad son los que quedan reflejados en este comic con un ingenioso guiño inicial a si hay sobre-explotación del cine de superhéroes en el rodaje de una película sobre el Caballero Luna; complementados por el hecho de que sean diferentes artistas los responsables de representar cada diferente personalidad del protagonista (con los delirios que lleva asociados) lo que le da mayor coherencia a esa idea de mente fragmentada que nos quieren transmitir. Y ya aparte el número clásico final que se recupera resulta bien seleccionado, con su tono de crítica social y un giro final muy apropiado, ¡lástima que se haya perdido la costumbre de contar las cosas en su justa medida como hacen aqui, sin alargar más de la cuenta las historias!
- Ficha editorial por este enlace, ficha de la biblioteca por este otro.
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