Una de mis más recientes lecturas de biblioteca ha sido el comic Death Jr, que me permitió conocer a sus autores (o sea, guión y dibujo) del que tengo que admitir que me gustó mucho el responsable de lo segundo (su apartado gráfico): Ted Naifeh. Por ello decidí buscar obras suyas por la biblioteca, siendo esta Polly y los piratas la que primero encontré, en este caso en el apartado de comics infantiles (si bien estamos ante una historia de un tono clásico que funciona para público de todas las edades)
Me imagino que la idea de esta obra debió de surgir gracias al éxito de la saga de películas de Piratas del Caribe, aunque comparte tan sólo el citado género, porque el autor crea un nuevo personaje tan carismático como Jack Sparrow, pero que no se hace tan agobiante como este (debido a lo mucho que han abusado de él): Polly Ann Pringle. Esta es una joven señorita de buena reputación que ha crecido en un internado muy tedioso, lejos de nada que se parezca ni remotamente a una aventura, si bien eso a ello en principio ya le viene bien.
Pero claro, si todo fuera así no habría historia (o al menos no una tan entretenida), y como la misma portada ya sugiere de forma acertada, si Polly no va a la aventura, la aventura irá a ella. De repente una noche es secuestrada por un grupo de piratas, y aunque ella en inicio piensa que como rehen, bien pronto descubre lo que pretenden de ella: que coja los mandos de todos ellos y los dirija en puesto de su madre, que no es esa mujer respetable y decente que le dijeron que murió en el parto, sino nada menos que Meg Malloy, la Reina de los piratas. A partir de ahi dará comienzo una atractiva aventura con un estilo clásico que sabe manejar con soltura los esquemas propios de dicho género (el de piratas) ofreciendo una historia a la vieja usanza que funciona de forma muy acertada.
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Si me decanto por tal o cual comic, uno de los incentivos suele ser si pertenece a un universo de los que más o menos conozco (tipo Marvel o DC) e incluso dentro de esa categoria, hay algunos que me interesan más que otros e incluso artistas que me gustan más que otros. En el presente caso me dió por escoger La leyenda de Hawkman al ser este un superhéroe de DC del que había leído más bien muy poco, pero cuya presencia no me disgustó en la serie de televisión Legends of tomorrow (al menos en su primera temporada, ya que luego la dejé) A eso hay que añadir el dibujante del presente comic, un Michael Lark al que aprendí a apreciar en otra serie en comic de DC (Gotham Central) aunque también ha estado por Marvel (dibujando a Daredevil)
Suele ser habitual el tener ciertas reticencias cuando uno se enfrenta a un comic de Marvel o DC ante la pesada losa de la continuidad, que hace temer el que no se pueda apreciar con todos sus detalles, pero he de admitir que eso no ocurre en el presente comic, donde te dan lo primordial para disfrutar de un relato que tan solo busca entretener.
Y es que a diferencia de las enrevesadas aventuras en las que se han visto inmersos en ocasiones los superhéroes (sean de DC o Marvel), en especial en sus décadas más recientes, con La leyenda de Hawkman estamos ante un relato sencillo (sin que ello signifique nada negativo) en el que hay un buen planteamiento que se desarrolla de manera adecuada y culmina de forma favorable. En esa dicotomía que siempre envuelve a los superhéroes con sus dobles identidades puede ocurrir que la balanza se decante más hacia el enmascarado que hacia su alter-ego "humano" (o viceversa) pero hay que destacar que en este comic se logra un destacado equilibrio entre ambas, haciéndolas igual de interesantes. Soy el primero en tener dudas con personajes como este (que más bien sería un secundario en cuanto a popularidad), pero ya me gustaría a mi que todos los comics que me leo de otros más habituales fueran tan entretenidos como este.
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De Off Road no sabía absolutamente nada, pero de nuevo estamos ante una elección por mi parte con la base de su autor, en este caso un Sean Murphy que aqui se encarga tanto de la historia como del dibujo (esto último lo habitual en él) En esta novela gráfica el citado artista ejerce de autor completo en un relato alejado de la comercialidad de otros trabajos previos, siendo el resultado final un comic muy ameno y entretenido centrado en la amistad de tres amigos durante un viaje por carretera.
Normalmente este tipo de historias reciben el apelativo de "road-movie" cuando se trata de una película, por lo que lo más aproximado para esto tendría que ser "road-comic" (si es que ello existe) De todas maneras sería un calificativo con matices, porque los tres protagonistas principales (Brad, Trent y Greg) es cierto que empiezan un periplo en un jeep amarillo, en el que tienen la intención de llegar a una fiesta, pero por el camino un inesperado incidente les deja perdidos a su suerte, lo que pondrá a prueba la amistad que los une.
De esta historia hay que alabar que sus tres personajes principales no caigan en esos estereotipos habituales a la hora de definir a los adolescentes camino a la madurez, ya que el autor dota a cada uno de los tres amigos de personalidad propia que se ajusta a sus respectivas realidades individuales. Eso se hace evidente en los diálogos, que resultan bastante fluidos y acordes a como son cada uno de ellos, logrando la inmediata empatía del lector. En su sencillez estan los mayores valores de este comic que además goza de un adecuado apartado gráfico en un pulcro blanco y negro, con el que su responsable da muestra del cariño con que se enfrascó en esta historia sencilla y sincera, que quizás no pasará a la historia pero que sin duda se trata de una obra muy digna.
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Si hasta ahora los tomos de Ojo de Halcón que había leido de la biblioteca me habian gustado, en el caso de este comic tengo que admitir que dicho placer lector aumenta a otro nuevo nivel, debido de forma probable a actuar como precuela del que me leí hace unas semanas centrado en Kate Bishop (como es lógico lo cito de precuela porque me lo he leído después, aunque me imagino que en su momento fue editado de forma cronológica) Este tomo actúa como, además, continuación del de Wunderkammer que me leí hace ya varios meses, en el que comenzaba la etapa a cargo de esta colección de Jeff Lemire en los guiones y un muy notable Ramón Pérez en el apartado gráfico.
En los arcos argumentales recogidos en este volumen hay bastantes saltos temporales que nos llevan al pasado (flashbacks) y a un hipotético futuro (flashforwards) en el que en inicio vemos como la resolución del caso de los niños inhumanos de la anterior entrega ha influenciado en la vida de los dos Ojo de Halcón. La relación entre ambos es tensa debido a que pese a salvar a los citados crios de Hydra, no pudieron evitar que se los llevara SHIELD, por lo que tres décadas en el futuro vemos como un viejo Clint Barton y una cincuentona Kate Bishop pretenden resolver dicha situación. El segundo arco argumental, por su parte, profundiza en la infancia de la heroina, mostrando sus aptitudes para lo que el futuro le depararía, además de la relativa pérdida de inocencia al saber de los negocios turbios de su progenitor.
En otro caso tanto salto desde el presente al futuro y al pasado podrían haber tenido un resultado caótico, pero si el guión de Lemire es bueno, el trabajo pictórico de Pérez es asombroso, logrando sin problemas diferentes estilos para que cada momento temporal quede bien diferenciado. Y todo ello para venir a demostrar, sea en el primer arco argumental o en el segundo, que las acciones de nuestro pasado condicionan nuestro presente, y que a su vez las del citado presente se verán reflejadas en el futuro. Sin lugar a dudas esta serie de Ojo de Halcón goza de una pareja protagonista muy carismática, lo que también ayuda a hacer brillar las historias de esta notable colección, sin duda altamente recomendable.
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Hace ya bastantes meses que me leí el tomo previo de esta Lobezna, que aunque en un inicio pueda parecer el cómodo hecho de sacar una versión femenina del popular mutante (algo que no ha sido raro en todas las décadas que Marvel lleva en el candelero) se demuestra que pese a que sea con el mismo origen genético, se pueden combinar hasta tres generaciones del mismo personaje, que sería lo más reseñable de un tomo que además hace su previsible cruce con el evento Civil War II.
Ante la muerte del Lobezno oficial, su genética no ha muerto porque en este volumen se dan la mano el viejo Logan (de esa aclamada versión de Mark Millar) con Laura Kinney (la conocida antes como X-23 y clon de Logan) y la joven Gabby (a su vez clon de esta última, que hizo su aparición justo en el tomo anterior) por lo que aunque en esencia sean la misma persona, aqui se desarrollan como una curiosa familia "disfuncional" formada por abuelo, hija y nieta, con un notable y muy diferente desarrollo para cada personaje según las características del mismo.
No deja de ser un detalle bastante destacado, porque ya se estableció una especie de relación filial entre Laura y Logan (al que ella veía cual si fuera su "padre") que se extiende ahora a Gabby, que también siente como mentora a la citada Laura, que aqui ha "ascendido" al nivel de su progenitor genético, ocupando ahora ella para su joven compañera ese estatus que tuvo Lobezno para ella misma. Tras un primer número en el que vemos un crossover con la Chica-Ardilla (en ese estilo tan habitual en que se desarrolla dicho personaje) lo que viene sería el giro que lleva al cruce entre los tres personajes citados tras el cual viene, en este caso, el cruce con Civil War II, el cual está centrado en el hecho de impedir que el viejo Logan cometa el asesinato que ha predicho Ulysses, el inhumano macguffin para el citado evento.
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