viernes, 14 de septiembre de 2018

LA PATRULLA-X DEL AYER, LAS AMAPOLAS DE IRAK, MPH y MOON GIRL Y DINOSAURIO DIABÓLICO: ¡LA MÁS LISTA DEL MUNDO!

Uno de los principales nombres que asocié a esto de los comics tras mi regreso a principios de siglo fue el de Brian Michael Bendis porque lejos de la bastante extensa continuidad que tenía Spider-Man, él me lo acercó de una manera renovada en la cabecera Ultimate, de la que tengo todo lo editado en grapa que cubre la etapa de Peter Parker (luego vino Miles Morales pero no me decanté al final por ese) No ha sido lo único, ya que en los tres lustros en los que ha estado en Marvel (ahora trabaja para DC) ha dejado algunos ejemplos de comics notables, cuando no directamente sobresalientes.

Ya sé que todo esto sucedió hace unos años, pero posterior a mi reciente lectura del crossover Vengadores vs Patrulla-X se situaría este tomo de La nueva Patrulla-X que lleva por título La Patrulla-X del ayer, y que como la misma portada ya promete nos trae a los cinco integrantes originales de este grupo, en un intento por parte de Bestia de hacer entrar en razón a Cíclope por los hechos acontecidos en el mencionado crossover.

La sensación inicial de una jugada como esta si se evalua previo a su lectura sería un tanto dubitativa, ya que no en vano los mutantes de Marvel son un muy extenso grupo donde ya se ha visto de todo, ha pasado de todo y en donde una nueva idea levanta antes suspicacias que interés. Pero en este caso tendría que corregirme porque tras un inicio donde no acaba de verse claro lo idóneo de este recurso, Bendis consigue justificar la presencia de los cinco miembros originales en una trama hilvanada y desarrollada con una acertada interrelación con los mutantes actuales (destacando en especial en Cíclope, tras lo que hizo en Vengadores vs Patrulla-X, y Jean Grey, muerta en el presente de esta historia) Si bien se le puede achacar al hacer evidente la mano de Bendis tanto para lo bueno como para lo malo, al final resulta convincente, a lo que también ayuda la labor gráfica de Stuart Immonem junto a David Lafuente y David Marquez.
A raiz de leerme la serie en comic El árabe del futuro (por este enlace teneis mi reseña de los dos primeros y por este otro el del tercero) decidí probar suerte con este Las amapolas de Irak, con el aliciente añadido de que se nos narra la infancia de Brigitte Findakly que es la compañera de Lewis Trondheim, un autor de comic del que también he leído obras suyas. Supongo que por esa añoranza de la siempre feliz infancia me han llamado bastante la atención la forma en la que la han vivido otras personas, por lo que siendo este un comic biográfico el resultado ha estado a la altura de las expectativas.

Lo que a priori puede llamar más la atención cuando se hojea este comic sería su dibujo, muy sencillo aunque no por ello simple, opción por la que se decanta aqui Lewis Trondheim me imagino que para dar toda la importancia que merece a las anécdotas de su esposa.

La comparación previa que he citado más arriba con la obra de Riad Sattouf resulta acertada, ya que en su esencia sería bastante paralela tanto a nivel temporal como social, y es que aqui también se hace evidente el choque cultural cuando tu infancia se mueve entre dos estilos de sociedad (cristiana y musulmana) tan diferentes. La autora va hilvanando recuerdos personales con acontecimientos históricos más algún que otro detalle sobre las tradiciones (en algunos casos curiosas), que al lector le sirve no solo para profundizar en la biografía de la protagonista sino que también para ahondar en el momento histórico en que transcurren los hechos. Al final queda un cierto tono algo melancólico, supongo que a tenor del de la propia autora, de como el Irak del título fue progresivamente empeorando, lo cual motivó su progresivo alejamiento.
Los comics de Mark Millar ya no pueden esconder el hecho de que parecen nacer tan solo para dar el paso hasta la gran pantalla; muchos han sido los ejemplos hasta ahora y desde luego que este último que me he leido (titulado MPH) cumple también con esas características. No es que eso sea malo, pero me inclino a pensar que algunos de los temas con los que lidia podian haber dado para más, consumiéndolos enseguida cual si fueran un fósforo. Se podría argumentar que esa relativa independencia los hace perfectos para lectores adultos que quieran probar con esto de las novelas gráficas, porque además las obras de Millar suelen ser bastante lineales.

Esta MPH debe su título a una misteriosa droga en pastillas con dichas siglas (millas por hora en la lectura anglosajona de la velocidad) que cuando la prueba el protagonista le transformará en un velocista al estilo de los que salen en los comics de superheroes. La historia trata nada más y nada menos de como intentará junto a otros personajes sacar tajada de semejante giro del destino, ya que esas pastillas también tienen un tiempo predeterminado.

Tengo que admitir que el superpoder que se utiliza en esta historia es tan clásico como podría ser la capacidad de volar de Superman, por lo que cuando el protagonista se da cuenta de sus nuevas habilidades, la manera de expresar sus primeros pasos en la velocidad me recordaron a los de la serie de televisión Flash (de hecho el velocista más famoso de DC) por eso de percibir la realidad cual si la misma hubiese sido ralentizada. Por lo demás la historia de MPH guarda una sorpresa final que ya planta desde su primera viñeta (y que es desarrollada de manera muy coherente) ofreciendo en su conjunto el muy destacado entretenimiento que promete, sin dobles lecturas. En el apartado gráfico el trabajo de Duncan Fegredo resulta ajustado a las necesidades de un relato positivo y optimista del que seguro que ya se valora su película.
  • Ficha editorial por este enlace, ficha de la biblioteca PENDIENTE DE ACTIVAR
Tras el primer y segundo tomo del comic Moon Girl y Dinosaurio Diabólico por fin ha llegado a la biblioteca la tercera entrega, que recoge los números 13 al 18 de su cabecera americana. En los mismos se hace bien patente el hecho de que la protagonista se situa en el universo Marvel porque su destino se cruza con los del nuevo Hulk, la Cosa de los 4 Fantásticos, Ironheart, el Doctor Extraño y la Patrulla-X mientras le sigue la pista al Doctor Muerte. En este caso sería de esos en los que al no estar muy al tanto de la continuidad al 100% de este nuevo Hulk (que ya no es Bruce Banner sino Amadeus Cho) no conozco nada, lo que se puede hacer extensible a esa Ironheart que vendría a ser una versión femenina de Iron Man, si bien tampoco tendría mucha importancia a la hora de disfrutar con lo que nos están narrando.

El arco argumental recogido en este volumen vendría a dejarnos la evidente moraleja de que aunque seamos buenos en lo nuestro, siempre es necesaria la ayuda de alguien para alcanzar todos los objetivos, que será lo que aprenda aqui la protagonista. El relativo problema podría surgir de que para una lección moral tan básica sea necesario que se cruce con tantos otros personajes de este universo, dando la sensación con algunos de ser simples cameos, sin mucha trascendencia. Pese a todo siguen estando presentes las virtudes de esta serie como son su entrañable protagonista y el dinosaurio rojo que la acompaña a todas partes, si bien en esta ocasión pueden dar la sensación de quedarse en un segundo plano ante tanta presencia externa.

En su apartado técnico hay que destacar el trabajo conjunto de Brandon Montclare y Amy Reeder (esta última también a cargo de las portadas de los números incluidos en este tomo, el último donde ella también se encarga del guión) mientras que lo más visible, su apartado gráfico, sigue brillando gracias a la destacable labor de Natacha Bustos, que sabe dotar de una gran expresividad a sus dibujos, logrando que la historia se desarrolle con agilidad y fluidez.

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