En la década del 2010 se puso de moda la palabra distopia como lo contrario a utopía, siendo su ejemplo más notorio el del éxito Los juegos del hambre, tanto a nivel literario como en las varias adaptaciones cinematográficas de sus progresivas entregas. Curiosamente salvo la primera película, dirigida por Gary Ross, el resto de dicha franquicia (4 films estrenados y uno en proyecto) ha estado a cargo de Francis Lawrence, el mismo responsable de esta adaptación.
En ciertos sectores de internet he leído gente confusa, que piensa que La larga marcha será tan solo otra variante de Los juegos del hambre, al coincidir incluso el mismo director de la mayoría de ellas, pero nada más lejos de la verdad. Las obras distópicas de Suzanne Collins vieron la luz a partir de 2008, pero La larga marcha se publicó en origen en 1979, si bien dicen que fue la primera novela que escribió Stephen King, siendo él aún estudiante en la universidad de Maine, aunque salieran a la venta antes otras como Carrie y El resplandor.
Como curiosidad, que esta novela fuera publicada con el seudónimo de Richard Bachman viene a colación debido a que los editores de aquel entonces tenían miedo de que se colapsara el mercado de obras de Stephen King si se editaba con su nombre (ha tenido épocas en las que ha sido un escritor bastante prolífico). Siete han sido las novelas en las que ha usado el citado seudónimo, cinco de ellas entre 1977 y 1984 (entre ellas la presente), más otras dos, una a mediados de la década de los 90 y otra a mediados de la década de los 2000.
Esta novela nos presenta una sociedad, no sabemos si futura o no (el texto carece de detalles que nos permitan situarla), en la que debido a algo sucedido hace años, existe un "deporte" nacional llamado La larga marcha en la que 100 jóvenes elegidos por sorteo se ven obligados a andar sin parar hasta que al final quede tan solo uno en pie. Para el ganador queda el gran premio, que tampoco nunca se describe pero se insinúa que sea todo lo que la persona quiera. Los que poco a poco vayan perdiendo serán ajusticiados a medida que vayan cayendo agotados... o peor.
El responsable de dicho "espectáculo" nos lo presentan tan solo como el Comandante, que se supone que será el tirano o dictador máximo del régimen que haya establecido (presumiblemente militar a tenor de como se hace denominar). Se cita que hay apuestas para acertar el ganador final, e incluso las autoridades del país dan su aprobación a semejante tortura tan sádica. Y es que una vez comenzada, nadie puede parar literalmente para nada, y como te detengas apenas pocos segundos al menos tres veces, el siguiente aviso ya será directamente un disparo en la cabeza.
El protagonista de la historia, narrada en tercera persona, es Raymond Garrity, uno de los cien miembros elegidos para La larga marcha, y será sobre él y los otros participantes que orbitan a su alrededor que se centrará una historia tan concreta como concisa (quizás demasiado). Al principio todo transcurre entre bromas y arrogancia, pero el progresivo cansancio, las circunstancias climatológicas o la llegada de la noche van haciendo mella en los participantes, que paulatinamente irán cayendo, mientras crecen la tensión y la angustia entre los que aún quedan en pie.
Pese a que desde principio se pueda uno suponer quien será el ganador de La larga marcha, cabe indicar que en muchos momentos planea la duda, ya que al progresivo desgaste físico de los participantes se unirá el mental, por lo que habría cabido cualquier posibilidad. La novela falla quizás en centrarse demasiado en el evento del título, sin ampliar detalles de una sociedad que permite su existencia (algo que posteriores distopías de otros autores si han hecho), así como un final demasiado abrupto, que se deduce desesperado y sin remisión.
CALIFICACIÓN: Entretenido (3,5/5)
- La larga marcha, ficha editorial por este enlace y ficha de la biblioteca (en varias ediciones) por este otro.
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