El pasado lunes 18 de diciembre falleció a los 95 años de edad Joe Barbera, uno de los integrantes del equipo Hanna-Barbera creador de populares dibujos animados como "Los Picapiedra", "El Oso Yogi" y "Tom y Jerry" entre otros. Junto a su socio Bill Hanna, Barbera tuvo su primer éxito con "Tom y Jerry".
El famoso duo de gato y ratón reportaron siete Oscar a Hanna-Barbera, quienes también consiguieron ocho premios Emmy. Y es que la compenetración entre ambos socios era tal que durante años no sólo recibieron grandes alabanzas por la calidad de sus dibujos, sino que además crearon series de animación que ya se pueden catalogar como clásicas con los presupuestos más bajos de televisión por aquel entonces (años 50). El truco de la magía de sus series era acentuar más el aspecto del ingenio verbal que no de la virtuosidad técnica, hasta el punto de que Hanna, quien falleció en 2001, dijo una vez que él no era un buen dibujante, pero su socio podía "captar un estado de ánimo y una expresión en un simple dibujo mejor que cualquier otra persona que yo haya conocido".
Personalmente he de reconocer que sus series de animación forman parte indisoluble de mi vida, y si bien nunca fuí fan de ninguna de ellas, las esperaba siempre con devoción y las disfruté enormemente, hasta el punto de que en mi mente quedan ya grabados (como supongo que en la de muchos) clásicos de estas series como el famoso "Yabadabadó" de Pedro Picapiedra. Lástima que en la actualidad no haya artesanos como estos, capaces de crear clásicos sin necesidad de grandes aparatos tecnológicos detrás.
El famoso duo de gato y ratón reportaron siete Oscar a Hanna-Barbera, quienes también consiguieron ocho premios Emmy. Y es que la compenetración entre ambos socios era tal que durante años no sólo recibieron grandes alabanzas por la calidad de sus dibujos, sino que además crearon series de animación que ya se pueden catalogar como clásicas con los presupuestos más bajos de televisión por aquel entonces (años 50). El truco de la magía de sus series era acentuar más el aspecto del ingenio verbal que no de la virtuosidad técnica, hasta el punto de que Hanna, quien falleció en 2001, dijo una vez que él no era un buen dibujante, pero su socio podía "captar un estado de ánimo y una expresión en un simple dibujo mejor que cualquier otra persona que yo haya conocido".
Personalmente he de reconocer que sus series de animación forman parte indisoluble de mi vida, y si bien nunca fuí fan de ninguna de ellas, las esperaba siempre con devoción y las disfruté enormemente, hasta el punto de que en mi mente quedan ya grabados (como supongo que en la de muchos) clásicos de estas series como el famoso "Yabadabadó" de Pedro Picapiedra. Lástima que en la actualidad no haya artesanos como estos, capaces de crear clásicos sin necesidad de grandes aparatos tecnológicos detrás.
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