CALIFICACIÓN: Buena (4/5)
- FICHA TÉCNICA y SINOPSIS en IMDB (en inglés) y FilmAffinity (en español)
- FECHA DE ESTRENO EN ESPAÑA: 14 de noviembre de 2025.
- Galería de posters por este enlace.
CALIFICACIÓN: Buena (4/5)
Cuando empecé a escuchar sobre Good boy (aquí en España con ese subtítulo de Confía en su destino) decían que sería una película de terror slasher contada desde el punto de vista del perro del villano. Parecía algo aceptable, ya que se cambiaba la perspectiva usual, pero eso me hizo pensar en Buffalo Bill, el asesino en serie tras el cual va la agente del FBI Clarice Starling en El silencio de los corderos, y que recordemos que tiene una perrita de raza bichón frisé que resulta trascendente en el tramo final de dicho film.
Pero no, la cosa no va por ahí: en este caso el relato gira sobre Indy, un perro de raza retriever de Nueva Escocia propiedad de Todd (al que da vida el actor Shane Jensen), cuando ambos se trasladan a una vieja e inhóspita casa familiar, perdida en medio de un bosque. Como es predecible hay "algo" en esa casa, e Indy no hace más que presentir de forma más o menos clara que algo siniestro va a pasar en cualquier momento pero, ¿que puede hacer siendo tan solo un perro?
Puede gustar más o menos el resultado final (que ya digo que tira más hacia películas de presupuesto escaso como El proyecto de la bruja de Blair que hacia otra cosa más espectacular), pero sin ninguna duda es digno de mérito lo que ha hecho Ben Leonberg, el director de este film, a mayor gloría de su perro Indy (cuyo trabajo en esta película es realmente notable) y los 400 días de rodaje que necesitó en Nueva Jersey para ofrecer los 72 minutos de metraje de este film.
El esquema de Good boy se puede decir que resulta quizás algo repetitivo, ya que no deja de girar sobre ese tópico en el género del terror de que un perro mire al vacío (donde se supone que no tendría que haber nada), o metiéndose en lugares oscuros y siniestros (con la lógica inquietud por parte del espectador que empatice con el animal). Pero admito que aunque en algunos momentos digamos que se hace evidente que es una película (como si esto fuera magia, digamos que "se ve el truco"), tiene también otros donde realmente consigue que el espectador sienta ansiedad por lo que le pueda pasar a Indy, pese a que algunos de ellos sean pesadillas o visiones del perro.
Es justo citar la perspectiva visual de la película, ya que la cámara se sitúa en todo momento en el perro, por lo que (por ejemplo) de su dueño Todd sólo veremos su imagen de espaldas, a lo lejos o bien de cintura para abajo. No es que todo se vea desde el punto de vista del animal, pero digamos que en todo momento la película se pone a su altura, lo cual sirve también para mostrar como el perro puede ver aquello intangible que su dueño no puede. Y es que aunque tenga algunos momentos oníricos, como he citado antes, también hay otros reales donde, sinceramente, la interpretación por parte de Indy es prodigiosa, convirtiéndose desde ya mismo en un referente perruno en el mundo del cine.
¿Handicaps? Los tiene de forma evidente: puede resultar cansina para aquellos que busquen emociones fuertes, ya que su ritmo no es que sea rápido (pese a su escueta duración de 72 minutos), y tarda en entrar en materia. Pero a cambio es una película con un trabajo de fotografía realmente destacable, en la que se consigue mantener la intriga jugando con las luces y las sombras. Y aparte, lógicamente, si eres amante de los animales quedarás encandilado con su protagonista canino, que consigue transmitir emociones mejor que otros actores humanos que se supone que viven de interpretar. Good boy: un relato usual pero inquietante, desde una nueva perspectiva.
CALIFICACIÓN: Buena (4/5)
Admito que me he decantado por Weapons a raiz de la sorpresa que tuve con Barbarian, el anterior film de su responsable (Zach Cregger), pese a que no lo descubrí hasta su estreno televisivo, aunque ya lo he visto un par de veces. Ojo, tampoco diré que la citada película de 2022 sea una maravilla, pero como mínimo si consiguió ser sorprendente (al menos cuando la ves por primera vez), logrando esquivar de forma relativa los esquemas más manidos del género del terror, aunque echando mano de detalles básicos en el mismo para plantear su historia.
A la espera de lo que haga con la nueva versión de Resident Evil, que se supone que se estrenará en 2026, y de la que Zach Cregger es su director, nos llega ahora Weapons, que también parte de una premisa interesante. Como el mismo póster indica, en una pequeña localidad una noche todos los alumnos (salvo uno) de la clase de una profesora desaparecen, en principio voluntariamente, sin dejar ninguna causa o justificación para ello. ¿Qué ha pasado? ¿Donde están?
Con un guion del propio Zach Cregger, al igual que sucedía en la anterior Barbarian, si allí tenía en su reparto, entre otros, a Bill Skarsgard (visto como Pennywise en la dos entregas de It) y Justin Long (visto en películas como La jungla 4.0 o Arrástrame al infierno por mencionar apenas dos ejemplos), aquí coinciden cuatro actores vistos en varias producciones del universo Marvel: Julia Garner, vista como Shalla-Bal en la reciente Los Cuatro Fantásticos: Primeros pasos; Josh Brolin visto como Thanos y Cable, este último en Deadpool 2; Benedict Wong, visto en las películas del Doctor Extraño entre otras y Alden Ehrenreich, visto en la reciente serie televisiva Ironheart además de en la popular franquicia galáctica como protagonista de Han Solo: Una historia de Star Wars).
Como el género del terror ha sido (y es) tan manido en cuanto a lugares comunes, clichés y tópicos de todo tipo, en cuanto aparece algo que se sale de la tónica habitual se suele (y no siempre para beneficio de la película) esperar de ella poco menos que una obra maestra. Eso es el error de este film, no achacable a él sino a las altas expectativas que se forman algunos, y que al no verse cubiertas puedan desmerecer a una película por otro lado loable y remarcable, que parece querer extrapolar un mensaje de desconfianza hacia nuestra fragmentada sociedad.
Eso se hace evidente en la pequeña población donde acontece todo, más propensa a dejarse llevar por opiniones ajenas que por certezas (de ahí que en un principio le echen la culpa al personaje de Julia Garner, no ayudando mucho la actitud de ella ante la situación). Pero para que todos tengan voz y voto, el director acierta al dividir la historia por episodios, según lo viven todo hasta media docena de personajes diferentes. Eso otorga de una evidente complejidad dramática al hecho básico sobre el que se sustenta esta película, ya citado antes y que el propio póster deja bien claro.
Por eso se puede decir que más que cine de terror (aunque tenga ciertos sustos), estamos más bien ante un film de suspense con elementos fantásticos, donde paulatinamente se van ofreciendo pistas al espectador para entender lo sucedido. Teniendo en cuenta el escenario y la justificación no me extrañaría que muchos quieran ver ecos de Stephen King. Cuando ya se tiene más o menos claro lo que ha pasado (algo así como una actualización del espíritu oscuro original de los cuentos de los hermanos Grimm), tenemos un climax final catártico que plantea un problema.
A lo que me refiero es a cierta persecución final que provocó risas en el pase de prensa al que asistí. Aunque el recurso se puede denominar como humor negro, cuya intención me imagino que es la de romper la tensión inherente hasta dicho momento, se bordea peligrosamente la frontera de lo absurdo, lo cual puede decepcionar a según que espectadores con según que expectativas (justo lo que he citado un poco más arriba) por un cambio de tono tan súbito. Aún así Weapons (cuando se ve se entiende dicho título, Armas en inglés) es una propuesta tan inquietante como interesante.
CALIFICACIÓN: Buena (4/5)
Superman, el superhéroe primordial, vuelve a surcar los cielos en la nueva película de James Gunn, con la que se abre en cines (porque en televisión ya lo ha hecho con la serie de animación Comando Monster (Creature Commandos)) el nuevo universo DC que sustituirá al que se cerro en 2023 con la secuela de Aquaman, y que había empezado una década antes con El hombre de acero de Zack Snyder.
Justo fue su responsable el que podríamos decir que "modeló" todo aquel universo DC (fue encargado de títulos con los que había tantas expectativas como Batman v Superman y Liga de la Justicia, luego rehecha por él), pero sus altibajos en recepción de crítica y público (más bajos que altos) llevaron a un reinicio. Por eso queda atrás el Superman de Henry Cavill, y toma su manto David Corenswet.
Difícil reto, porque en el recuerdo de muchos sigue estando Christopher Reeve, que lo interpretó en cuatro películas. De hecho su esencia se marcó tanto en el imaginario colectivo que cuando volvió a las pantallas de cine en 2006, lo hizo en un film muy deudor de los previos. Al no llegar a los resultados de taquilla esperados, el kryptoniano no volvió a los cines hasta 2013, en la antes citada El hombre de acero.
Ahora llega este Superman de James Gunn, que ya había demostrado su solvencia con los superhéroes tanto de Marvel (trilogía Guardianes de la galaxia) como DC (El escuadrón suícida), pero que en este caso tiene mayor presión que en los ejemplos citados. Como guionista, productor y director (de esta película) y ejecutivo de DC Studios tiene que conseguir un film rentable, y al mismo tiempo que sirva de trampolín para lo que está por venir, por lo que muchos lo mirarán con lupa. En mi caso tengo que decir que estamos ante una buena película para dichos objetivos... pero con matices.
En su momento este personaje fue el primero de los muchos superhéroes que fueron naciendo poco a poco a medida que pasaban las décadas, por lo que causó sensación al no haber aún nada con lo que compararlo. Incluso cuando en 1978 Richard Donner dirigió su emblemática aportación al mito, tampoco había mucho (de calidad) con lo que compararlo. Pero los tiempos han cambiado, llevamos décadas con superhéroes de todo tipo y condición que han poblado las pantallas de cine y televisión, y lo que en origen era algo asombroso, se ha vuelto usual. Es por ello que las épicas batallas y escenas de acción que se ven aquí no dejan de tener la estética adecuada para lo que son, pero sin la novedad de antaño.
Justo para no caer en esa "fatiga de superhéroes" con la que achacan el exceso de producciones con ellos que ha habido en las últimas décadas, se ha decidido que esta no fuera una película "de origen" (para así no volver a insistir en terrenos ya mostrados de forma previa). Ahí radica desde su mismo inicio la que creo que es mayor virtud de este film, porque cuando se afirma que llevan 300 años viviendo con nosotros metahumanos, ofrece un pasado bastante amplio y un futuro por determinar, en un lienzo en el que James Gunn ha puesto la primera pincelada, y cierto cameo en su tramo final hace un guiño a cierta producción ahora en rodaje, y cuyo estreno está previsto para el próximo verano.La norma establecida de las escenas tras los créditos se refleja en este caso con dos aportaciones intrascendentes, uno en medio y otra al final, por lo que ese cameo que cito en su último tramo sería lo único que se anticipa de lo que está por llegar. Pero volviendo a la base, este film nos presenta una Metrópolis digna de los cómics, donde cualquier problema metahumano es tónica usual, hasta el punto de que Gunn se nota que ha disfrutado tanto poniéndolo en imágenes que ha pecado de querer abarcar mucho, pero dejando al espectador con ganas de más al no poder desarrollarse todo en sus (por otra parte) intensos 129 minutos de metraje. Hay quien verá en eso no un hándicap sino una virtud...
El reparto tengo que admitir que resulta bastante acertado en cuanto a su trío protagonista: David Corenswet cumple bastante bien en la dicotomía entre Superman y Clark Kent (si bien este último apenas es esbozado), Rachel Brosnahan encarna a una Lois Lane que bien podría ser heredera del personaje tal como lo perfiló en su momento Margot Kidder. Pero el que sin duda destaca es un magnífico Nicholas Hoult como Lex Luthor, dando vida a un maníaco millonario envidioso de Superman, que intentará por todos los medios desacreditarlo y combatirlo (de hecho la película comienza con la primera derrota del kryptoniano a manos de un personaje manipulado por Luthor).
Pero el problema, como he indicado, radica en tener demasiados personajes en el tablero, siendo imposible darles tiempo a todos: del Daily Planet por ejemplo se queda uno con ganas de ahondar más en ese Jimmy Olsen que aquí presentan como un ligón empedernido, otro tanto se puede decir de los superhéroes que ayudan a Superman (Mr.Terrific, Hawkgirl y el Linterna Verde Guy Gardner), el matrimonio Kent apenas tiene una presencia testimonial, así como Jor-El y su esposa, etc. No es que ninguno sobre (aunque Kripto es un poco rebelde, si bien al final se explica ya que la persona que era responsable de él también es un tanto díscola), pero sabe a tan poco que te dejan con ganas de más.
En conclusión el Superman de James Gunn es una buena aportación a la mitología del personaje, acercándolo más a la imagen de él que hay en el imaginario colectivo (muy ligada a la esencia que dejó Christopher Reeve, bastante presente en este film), y alejándolo del aspecto sombrío de su predecesor (encarnado por Henry Cavill). Incluso hay una subtrama relacionada con dos países ficticios, en los que uno ha intentando invadir a otro, que tiene claras resonancias de nuestra actualidad (con el acierto de cuestionar porque se inmiscuye Superman). Digamos que Gunn sabe ser respetuoso con el legado del pasado, pero planteando ideas atractivas y un futuro que habrá que ver que nos ofrece.
Devuélvemela (Bring her back) es la segunda película de los directores Danny y Michael Philippou, un dúo de hermanos que hace dos años ya sorprendieron con Háblame. Si en aquella demostraban una mano inmejorable para meterse en el género del terror, pero sin tirar (mucho) de estereotipos, había muchas expectativas ante su nueva película.
Englobada de nuevo en el terror, más bien la clasificaría como un film inquietante con toques de tristeza, ya que en el fondo tampoco se explica bien a las claras que pretendía el personaje de Laura, dejando a juicio de cada espectador (con las perturbadoras imágenes que muestra y/o insinúa) para que cada cual lo interprete a su manera.
Uno de los tránsitos por los que todos tenemos que pasar en esta vida es por el duelo: si se muere alguien más o menos cercano a ti, seguro que eso te afecta, y al igual que las opiniones, no hay dos duelos iguales. Hay gente que disimula, pero como dice el dicho "lleva la procesión por dentro", pero hay otros a los que les afecta de forma muy seria, lo que puede conllevar profundos traumas no siempre fáciles de superar. De eso iría esta Devuélvemela, ya que en mayor o menor medida todos sus personajes principales arrastran ese tipo de dolor.
Para que el resultado final funcione, es bastante importante un reparto muy concienciado, que no caiga en el tópico fácil dentro del terror de ser meros personajes esbozados para gritar, correr y/o morir. En este caso todos resultan un acierto, siendo de gran ayuda que sean rostros desconocidos para el gran público (con la única excepción de Sally Hawkins, que fue protagonista de La forma del agua de Guillermo del Toro), lo que hace sentir a los personajes más cercanos. Mención especial para Oliver, al que da vida el joven actor Jonah Wren Phillips: su mera presencia perturbadora y su enigmático mutismo le otorgan un aura inquietante, que se acrecienta a medida que avanza la historia.
¿De que va Devuélvemela? Los protagonistas son los jóvenes Andy (Billy Barratt) y Piper (Sora Wong), dos hermanos que un día se quedan huérfanos al encontrar a su padre (Stephen Phillips) muerto en la ducha (elemento simbólico para hechos que vendrán después). Debido a una afección que tiene Piper en la vista, que le impide ver con claridad más allá de formas y colores, su hermano Andy se convierte en su protector, estableciéndose un fuerte vínculo entre ambos. Pero el citado Andy también tiene que gestionar su dolor, siendo para él quizás algo demasiado difícil de procesar.
Forzado a ser adulto debido a las circunstancias, Andy planea hacerse cargo legal cuando cumpla los 18 de su hermana. Pero como aún le faltan unos meses para ello, ambos convencen a la trabajadora social Wendy (Sally-Anne Upton) para que Laura (Sally Hawkins) la madre de acogida dispuesta a quedarse solo con Piper, los acepte a los dos y así no romper su vínculo. Pero cuando llegan a su nueva casa se encuentran que allí también vive Oliver (Jonah Wren Phillips), un niño de apariencia y comportamientos extraños, siendo pronto evidente que hay algo raro en él.
Si los dos hermanos arrastran el duelo por la muerte de su padre, pronto se nos desvela que Laura también tiene su drama: su hija Cathy (a la que se ve en flashbacks, encarnada por la joven Mischa Heywood) murió de forma trágica. Eso lleva a que paulatinamente vaya quedando claro que Laura quiere quedarse solo con Piper, poniendo en práctica un plan nunca desvelado del todo, pero cuyos indicios a lo largo de la película (como esas perturbadoras imágenes de rituales siniestros y sobrenaturales filmados en cintas VHS) hacen intuir que es algo bastante escabroso.
Lejos de fórmulas trilladas en el terror, que si aún funcionan es por usar elementos que ya se han demostrado solventes en infinidad de ocasiones, Devuélvemela es una película inquietante ya que en el fondo sabemos que algo malo va a pasar, pero sólo nos ofrecen paulatinos retazos de un misterio. Y aunque se puede intuir el "qué", nunca se desvela del todo el "cómo", siendo un miedo que proviene no de una amenaza exterior, sino de un alma rota por el dolor de la pérdida y la obsesiva búsqueda de un remedio, aunque sea antinatural, para revertir dicho sufrimiento.
Hace poco reseñé El ángel de la música, un pastiche de Sherlock Holmes escrito por Nicholas Meyer, del que yo no sabía que había escrito más aparte del popular Elemental doctor Freud. Lo que pasa que el citado no lo había leído nunca, ni me acordaba de haber visto la adaptación en película de 1976 dirigida por Herbert Ross. Pero para mi satisfacción, aunque en el catálogo de las bibliotecas de Barcelona (al que yo recurro más a menudo) no estaba, en el catálogo de las bibliotecas de Cataluña SI por lo que lo solicité y me lo he leído en la edición de 1987 cuya portada encabeza este post. Eso lo quise completar con el visionado de la película "homónima" (relativamente, luego lo explico), pero aunque me costó un poco de encontrarla, conseguí una copia en versión original subtitulada.
Entrando en materia vamos al título de esta obra: el original es The seven-per-cent solution (La solución al siete por ciento), que se editó en origen en 1974. El mismo hace referencia al porcentaje de cocaína que se inoculaba Sherlock Holmes según los relatos de su amigo el doctor Watson, y dicho título se respetó en su adaptación fílmica que se estrenó en 1976 (en España se cambió por el de Elemental Doctor Freud, con el que luego también se quedó la novela), cuyo guion corrió a cargo del propio autor literario (Nicholas Meyer), logrando aquella temporada estar nominado al Oscar a mejor guion adaptado (la película consiguió otra nominación a mejor vestuario)
En cuanto a la novela tengo que admitir que me ha resultado una lectura apasionante, pese a que varía un hecho sustancial del personaje, que es dejarlo sin némesis con la que enfrentarse (por lo que el propio Watson admite que los relatos de la muerte y el posterior retorno de Holmes son totalmente inventados) No es que no exista el profesor Moriarty, pero todo lo que le achaca el popular detective para justificar que sea un genio criminal, cuando en verdad no es así, se justifica como alucinaciones debidas a su adicción a la cocaína (y no digo más para no desvelar spoilers), lo cual sirve para desmitificar y humanizar al detective más famoso de Baker Street.
El film es una adaptación bastante fidedigna de la novela de Nicholas Meyer, si bien hay detalles que varían y se pueden detectar de manera fácil si se tiene reciente la lectura de la obra original. Los mismos no son obstáculo para que la cinta de 1976 sea recomendable y bastante estimable para los fans del detective, con un acertado reparto donde destacan Nicol Williamson como Holmes (dándole el ajustado toque de vulnerabilidad que precisa el guion), Robert Duvall como Watson, Alan Arkin como Sigmund Freud y Laurence Olivier como Moriarty (permitiéndose la cinta un lazo aún más estrecho con el pasado de Holmes que no spoilearé, pero que me pareció quizás rizar demasiado el rizo)
Que este sea el pastiche más popular del detective de Baker Street supongo que será por la rápida adaptación que tuvo en película; a partir de ahí proliferaron más toda clase de pastiches, si bien ninguno consiguió una dupla similar de novela y película. De esa misma década destacaría dos magníficos films que descubrí en mi infancia como Asesinato por decreto, donde Holmes persigue a Jack el destripador, o Los pasajeros del tiempo, película del autor de esta novela donde un H.G.Wells que en cierto momento dice ser Sherlock Holmes también persigue con la máquina del tiempo hasta nuestros días (1979, el año en que se estrenó dicho film) a Jack el destripador.
CALIFICACIÓN: Buena (4/5) tanto la novela como la película.
La trama de la historia vendría a ser un procedimental clásico: el protagonista es Andy Rusch, un detective de policía de 30 años (si bien Charlton Heston tenía 50 años cuando lo interpretó en la película), que malvive en media habitación que comparte con el ingeniero jubilado Sol Roth (al que en la película encarnó el actor Edward G.Robinson, en el que sería su último papel en cine, falleciendo el mismo año del estreno del film) En una de sus jornadas laborales al detective Rush le encomendarán la resolución de un caso de asesinato de cierto personaje bastante importante en los negocios turbios que hay en una ciudad de Nueva York poblada por 35 millones de habitantes. Andy se verá en la obligación de intentar dilucidar la verdad, lo que llevará a descubrir las siempre injustas diferencias sociales entre los poderosos y la población llana, que en la (relativa) adaptación al cine se llevan al extremo con el sorprendente giro final antes citado, pero que no está presente en la obra literaria (aunque ambas coinciden en su tono descorazonador)
Pese a desarrollos bastante diferentes (aún partiendo del mismo material) es justo reconocer los méritos tanto de la novela como de la película, que adelantaban conceptos tan básicos hoy en día como el exceso de población y la falta de recursos del planeta para sustentarla, siendo el final de los más básicos (agua, alimento) lo que pondrá a la humanidad en la encrucijada. Asimismo también toca temas tan presentes como la corrupción entre los gobernantes, las diferencias sociales e incluso el cambio climático (lógicamente no con ese término, pero queda claro que la funesta acción del hombre ha llevado a la Tierra a una situación insostenible) Quizás se notan, tanto el libro como la película, deudores del momento en que vieron la luz en ciertos detalles bastante habituales en la sociedad de aquel momento, pero que en el momento actual pueden sonar algo desfasados (como ciertos conceptos religiosos o relativos al aborto) Pero en ambos casos sugieren un futuro distópico que aunque sobre el papel (1999) y en imágenes (2022) ya lo hayamos superado en fechas, no resulta inverosímil a tenor de como la humanidad está abusando de los recursos de nuestro planeta... ¿hasta cuando?
CALIFICACIÓN: Buena (4/5)
CALIFICACIÓN: Buena (4/5)