CALIFICACIÓN: Entretenida (3/5)
- FICHA TÉCNICA y SINOPSIS en IMDB (en inglés) y FilmAffinity (en español)
- FECHA DE ESTRENO EN ESPAÑA: 21 de noviembre de 2025.
- Galería de posters por este enlace.
CALIFICACIÓN: Entretenida (3/5)
CALIFICACIÓN: Buena (4/5)
Con Predator: Badlands estamos ya ante la novena película que recibe esta criatura, en la lucha por parte de Hollywood de intentar hacer de ella una franquicia. La anteceden el film inicial de 1987, su secuela de 1990, los dos crossovers contra Alien de 2004 y 2007, las tentativas fallidas (por sus resultados en taquilla) de 2010 y 2018 y el inesperado éxito que supuso su entrega de 2022, que derivó en el film animado estrenado hace unos meses como antesala a este.
Dan Trachtenberg fue el responsable de las dos últimas entregas (en el caso de la de animación junto a Joss Wassung), repitiendo en el mismo puesto en esta. Cambia en este caso el hecho de que las dos películas previas se estrenaron de forma directa en plataforma (en el caso de la del 2022 porque no tenían confianza inicial en ella, la de animación era un mero complemento), pero ahora vuelven a probar suerte haciendo que llegue primero a salas de cine.
El riesgo es claro (la última película estrenada así data de 2018), por lo que puede levantar ciertas expectativas que serán colmadas (o no) en función de cada espectador. Desde que Disney, actual propietaria de las I.P.'s Alien y Predator, anunció nuevos proyectos para ambas, lo visto hasta la fecha ha tenido tantos defensores como detractores. ¿Se está suavizando la saga? La violencia inherente a Predator ha hecho que todas las películas previas tuvieran calificación para adultos... salvo esta que tiene una de PG-13.
Dudas y expectativas (en uno y otro sentido) quedan resueltas una vez vista: lo que desde Disney han llevado con este film respecto a su franquicia sería algo parecido a lo que ha hecho con Alien en la serie televisiva emitida este pasado verano, lo ha disneyificado para hacerlo una franquicia accesible a cuanto más público mejor, conservando detalles esenciales pero añadiendo cambios que a los más puristas les van a irritar... con toda la razón del mundo.
Había leído varias críticas previas que comparaban esta película con The Mandalorian, y en esencia resulta innegable que muy desencaminadas no iban: el esquema básico de la popular serie televisiva de la saga Star Wars está presente aquí. Por un lado el rudo protagonista, por otro el alivio cómico y el tercer punto sería el bicho más o menos entrañable, todo ello en un ambiente de ciencia-ficción quizás algo más bruto que lo visto hasta ahora en la citada Star Wars.
No estoy tampoco negando que el film no sea entretenido (que lo es si tus expectativas son las mínimas), pero lo que en origen era una máquina de matar imparable, pierde del todo su presencia amenazante aquí, en una película que con la unión de los dispares personajes que se plantea al final me recordó (en conclusión todo queda en casa: sería Marvel, que también es de Disney) una variante de Guardianes de la galaxia.
A su favor hay que admitir la solvencia de Dan Trachtenberg, porque aunque las tres entregas más recientes de Predator sean suyas, más diferentes entre sí no pueden ser. También ha sido una decisión inteligente, tras las críticas que cosechó por Predator: La presa, de insistir en una protagonista femenina (allí Amber Midthunder, aquí Elle Fanning), pero sin repetir el mismo esquema para ella (allí heroína, aquí alivio cómico).
El problema puede radicar en que lo que la locuaz sintética (a la que encarna la citada Elle Fanning) hace junto al Yautja (la raza de los Predator) es la enésima variante de buddy movie que sigue por terrenos tan previsibles como funcionales. El hecho de hacer protagonista al Predator hace que el susodicho (llamado Dek) arrastre trauma por su relación familiar, y la aventura le haga replantearse cosas. Como he dicho antes, la amenaza ya no lo es tanto.
Los adolescentes que acudieron a la misma sesión que yo salieron maravillados, y yo lo entiendo porque es el típico film que si lo ves en esa época de tu vida, el resultado mola mucho. Pero bajo esa capa lo más curioso estaría en sus guiños a Alien (por lo de la corporación Weyland-Yutani, o el guiño final a la secuela xenomorfa de James Cameron, a quien se cita en los agradecimientos de los créditos) y el brutal planeta donde acontece todo.
Por último en cuanto a la calificación que he citado al principio, la misma queda más que justificada porque no hay ni un solo humano en el film, sino tan solo bestias de todo tipo y sintéticos (también de la saga Alien). Eso lleva a que aunque haya una violencia clara y explícita, donde se desmiembra, se revienta y se descuartiza lo que sea, como todo son o bien los citados sintéticos o bicharracos, no hay problema de que nadie pueda traumatizarse por ello.
CALIFICACIÓN: Entretenida (3/5)
Más allá de que Dos forajidos (Rust) guste más o menos, está el hecho de la tragedia que tuvo lugar durante su rodaje. Junto a otros films diríamos "malditos" (porque alguien en su reparto falleció de forma abrupta durante su rodaje), esta es la película que casi le cuesta la libertad a su protagonista, el actor Alec Baldwin.
Durante el rodaje de este film, el 21 de octubre de 2021, la directora de fotografía Halyna Hutchins murió de un disparo que también hirió al responsable del film, Joel Souza. El mismo fue efectuado por Alec Baldwin, su actor protagonista, que disparó un arma que tendría que haber estado cargada con balas de fogueo pero que en verdad tenía munición real. Eso paralizó el rodaje.
Uno esperaría que la producción fuera cancelada, pero tras una serie de investigaciones y juicios, al final fue la responsable de las armas en el rodaje (Hanna Gutierrez-Reed) la que acabó acusada de homicidio involuntario y condenada a 18 meses de prisión. Baldwin lógicamente también estuvo acusado, pero llegó a un acuerdo extrajudicial y al final acabó absuelto debido a irregularidades procesales.
Dejando pasar unos meses tras la resolución judicial de dicho trance el film continuó su rodaje, y cuatro años después de aquel trágico suceso se estrena la original Rust, que aquí en España le han dado el título de Dos forajidos. En la cartelera americana resultó todo un fracaso, ya que el público mayoritariamente la ignoró.
No niego que habrá quien piense que debido a la tragedia ocurrida durante su rodaje, lo justo hubiera sido abandonar del todo el proyecto. Pero tras superar las causas judiciales derivadas del mismo, tanto Joel Souza como Alec Baldwin (director y protagonista) decidieron destinar todo lo que se ganara al esposo e hijo de la fallecida, ya que su idea fue sacar adelante la película para que se viera el trabajo de Hutchins, y que sirviera como homenaje a su memoria.
Pese a haber contado Dos forajidos (Rust) con un presupuesto que oscila entre los 6 y 7 millones de dólares, sus pobres resultados en taquilla (no lleva ni 30.000 dólares a nivel global) deja más bien bastante claro que el viudo y el huérfano no recibirán probablemente ni un céntimo. También es cierto que debido a la tragedia que arrastra, la película no contó con la promoción que suelen tener algunos estrenos, lo que claramente jugó en su contra.
La verdad es que resulta una pena porque aunque este film tampoco vaya a reinventar el western, si que hay que admitir que estamos ante una buena historia con unos correctos personajes, cuyo mayor handicap estaría en dilatar su metraje más de lo que daba de sí para lo que nos está contando. Eso puede ser achacable a la decisión de otorgar más densidad dramática a varios de los secundarios, en detrimento de los dos protagonistas fugados.
El film comienza presentando a Lucas Hollister, un joven muchacho que tiene una vida dura en un pueblo de Wyoming en la década de 1880. Un incidente en una tienda derivará luego en una muerte accidental, y Lucas será juzgado, acusado de asesinato y condenado a la horca. De ello se enterará su abuelo, el mítico forajido Harland Rust, quien no dudará en ir a sacarlo de prisión e intentar llevarlo a la frontera, para que evite los cargos que pesan contra él.
La relación que se establece entre abuelo y nieto (interpretados por Alec Baldwin y Patrick Scott McDermott) funciona de forma convincente, intentando el primero algo de redención por su pasado y el segundo establecer un vínculo que nunca hubo. Pero en su fuga les seguirán la pista un compasivo sheriff que busca la justicia y un sádico cazarrecompensas, de los que tendrán que escapar mientras hacen frente también a nativos americanos y otros peligros.
En dicha fuga los espectadores somos testigos de la virtuosa labor de la fallecida directora de fotografía, que filma todos los paisajes y lugares en los que acontece la historia de forma realmente preciosa. Su trabajo póstumo sin duda sirve para enriquecer la trama y otorgarle matices al relato, haciendo de Dos forajidos (Rust) un digno western crepúscular que, más allá de la tragedia que tiene asociada, resulta una acertada y entretenida película.
CALIFICACIÓN: Entretenida (3/5)
Pero en este caso habría un matiz: esta sería la nueva colaboración del director mexicano con Netflix, a los que les ha aportado su magistral versión de animada de Pinocho o la destacable serie antológica El gabinete de curiosidades de Guillermo del Toro, donde partiendo de una idea original suya eran varios directores los que se encargaban de los ocho episodios de su, de momento, única temporada. A eso hay que añadir el universo animado de Trollhunters.
Ser material para Netflix descarta, por tónica general, que se estrene en salas de cine, por lo que muchos temían que este Frankenstein no pudiera verse de esa manera. Pero Netflix, como ya ha hecho en anteriores ocasiones, sí ha permitido un estreno limitado con el que poder disfrutar esta película, y de camino probar suerte en la temporada de premios que se avecina (y una vez vista, sin duda hace méritos para conseguir unos cuantos).
Desde que se editó en origen en 1818 (de forma anónima, ya que no fue hasta la edición de 1823 que constó el nombre de su autora) la inmortal obra de Mary Shelley, Frankenstein o el moderno Prometeo ha tenido infinidad de adaptaciones en todos los medios, incluido el cine. La más mítica, que no por ello la más fiel, fue la de 1931 dirigida por James Whale y con Boris Karloff encarnando la imagen más icónica de la criatura.
En mi caso le tengo cierto aprecio a la de 1994 dirigida por Kenneth Branagh, y que surgió tras el éxito dos años antes del Drácula de Coppola, aunque careciendo del éxito de esta última (lo que cerró en aquel momento la opción de adaptar otros monstruos del imaginario de terror). En su momento la vi de estreno en cines, resultando fastuosa y con una banda sonora magistral de Patrick Doyle (destacando el potente tema The Creation).
Con un personaje tan icónico dentro de la cultura popular, ¿que podía aportar ahora Guillermo del Toro? Sobre todo su pasión, la pasión de aquel chaval mexicano de 7 años que vio por primera vez el clásico de James Whale, o que a los 11 pudo leer la novela original, quedándose fascinado. Su Frankenstein se presentó en la reciente edición del Festival de Venecia, mismo certamen donde en 2017 recibió el León de Oro por la antes citada La forma del agua.A nivel global este nuevo Frankenstein resulta magistral de forma abrumadora: su estética, su ambientación, su banda sonora o su fotografía son algunos de los detalles sublimes por los que destaca, haciendo mérito más que suficiente para su (escueto) transito por salas de cine. Quizás su hándicap más evidente estaría en una duración de 149 minutos, dividida en un breve preludio y dos partes: una para para el relato de Víctor y la otra para el de la Criatura.
Manteniendo un buen ritmo (lo cual no resta que podía haberse aligerado su metraje), uno pensaría que habida cuenta de todas las versiones previas (que van desde lo sublime a lo deleznable), esta adaptación lo tendría complicado. Pues no, ya que acaba siendo la mejor de las últimas décadas, honrando el espíritu de la obra de Mary Shelley (aún siendo evidente el sello autoral de su director), a la vez que plantea una reflexión filosófica sobre el concepto de ser humano.
Y todo ello con un reparto brillante y totalmente entregado, destacando Oscar Isaac como Víctor Frankenstein y Jacob Elordi como su Criatura. Ambos representan las dos caras de una misma moneda: el primero sería un visionario educado por un padre déspota, lo que hace de él una persona arrogante e insensible. La Criatura, por su parte, se asombra por la belleza de las cosas y busca cariño, pero encuentra crueldad, incluso por parte de su progenitor.
Guillermo del Toro deja claro quien sería el verdadero monstruo al hacer que Elizabeth (Mia Goth), prometida del hermano de Víctor (y a la que este mira de forma indebida, teniendo en cuenta que será su futura cuñada) sea capaz de conectar con la Criatura más que quien le insufló vida. Puede haber ahí un cierto eco de la relación entre la protagonista muda y el hombre-anfibio que mostró el mexicano en la antes citada La forma del agua.
En resumen esta nueva versión de Frankenstein sería otra obra maestra de Guillermo del Toro, que combina con acierto todos sus elementos, ofreciendo un resultado tan respetuoso con la esencia del original literario, como coherente con la filmografía de su director. Entre sus múltiples referencias citar que el diseño de la Criatura está basado en el que hizo de ella Bernie Wrightson para la adaptación ilustrada de la obra de Shelley.
CALIFICACIÓN: Excelente (4,5/5)
Esta Black Phone 2 es el resultado del excelente resultado en taquilla que tuvo Black Phone cuando se estrenó en el verano de 2022. Apenas con 16 millones de dólares de presupuesto, el citado film cosechó casi 162 millones a nivel global y (lo que también sería importante) una buena recepción crítica.
Según ese famoso dicho popular, "Poderoso caballero es don Dinero", los responsables de la primera entrega se encontraron con un inesperado éxito que daba para (al menos) una secuela, pero se encontraban con el hándicap de que la película original tenía un final más bien cerrado, haciendo complicado subsanar ese detalle.
Quien no hay visto aún la primera entrega, dirigida por Scott Derrickson (que repite sus funciones también en esta) será mejor que no continúe leyendo, porque para opinar sobre esta película hay que tener presente un detalle del film anterior, que los más puristas pueden considerar spoiler. Será el único, pero quien continúe avisado está.
Basada en un relato de Joe Hill, el hijo del prolífico escritor de terror (y otros géneros) Stephen King, el film de 2022 terminaba con la muerte del villano, encarnado por Ethan Hawke, a manos del joven Finney (a cargo del actor Mason Thames), que hubiera acabado muerto de no ser por la ayuda que recibe, por el teléfono negro al que alude el título, de las anteriores víctimas del asesino.
Si la película original estaba ambientada en 1978, esta secuela nos sitúa cuatro años después, y aparte de los citados Ethan Hawke y Mason Thames (este último visto de protagonista en el remake en acción real de Cómo entrenar a tu dragón) también lo hace Madeleine McGraw encarnando a Gwen, la hermana pequeña de Finney, de la que en la anterior película se sugería clarividencia heredada, y que en esta secuela es el objetivo inicial del asesino encarnado por Ethan Hawke, que ahora ataca desde el Más Allá.
Y a partir de ahí (que es bien pronto) empiezan los "parecidos razonables": ante la escasez de asesinos en serie míticos del cine como Freddy Krueger de Pesadilla en Elm Street o Jason Voorhees de Viernes 13 (inactivos desde hace tiempo, si bien del segundo hay proyectos en marcha), los responsables de esta secuela han tomado elementos de ambos con la idea de reciclarlos aquí: de uno su capacidad de atacar en los sueños (y si mueres allí, mueres de verdad), mientras que lo del campamento juvenil y el asesino enmascarado (esto ya visto en la previa) suenan al segundo.
Si ya con lo que he citado tienes un inmenso déjà vu que te acompaña durante toda la película, eso se suma en la forma en la que se desarrollan las (aquí sí) evidentes y heredadas capacidades precognitivas del personaje de Gwen, que sirven para acercarla a tantas y tantas otras final girls que a lo largo de los años se han enfrentado contra matarifes de todo tipo y condición. La excusa argumental es sencilla y continuista: tres niños se comunican desde el Más Allá y un innecesario giro de guion entrelazará pasado y presente de los dos protagonistas, el asesino y los tres chavales difuntos.
Los personajes de Mason Thames, Madeleine McGraw y Ethan Hawke son los principales, porque de los varios secundarios que pululan por ahí lo único que piensa uno es cuanto durarán vivos, siendo en muchos casos más de lo deseado, ya que son meros bocetos básicos de slasher. No es que se hagan molestos, aunque el ultrarreligioso personaje encarnado por Maev Beaty parece insertado sólo para mezclar en el popurrí de esta secuela algo de terror religioso. No negaré que sea entretenida, pero cede virtudes respecto a la primera, resultando más convencional.
Black Phone 2 ha doblado su presupuesto respecto a la anterior entrega (30 millones de dólares), pero en su estreno en la taquilla americana ha conseguido casi esa cantidad, por lo que lo previsible es que al final de su carrera comercial sea lo suficientemente rentable para que la franquicia siga (y teniendo en cuenta sus referentes, se puede hacer muy extensa). Entre lo mejor de esta secuela estaría un elemento visual: las secuencias oníricas se grabaron en película de 8 y 16 mm., siendo todo un acierto para dotarlas del tono escalofriante que se les quiere dar.
CALIFICACIÓN: Entretenida (2,5/5)
Cuando empecé a escuchar sobre Good boy (aquí en España con ese subtítulo de Confía en su destino) decían que sería una película de terror slasher contada desde el punto de vista del perro del villano. Parecía algo aceptable, ya que se cambiaba la perspectiva usual, pero eso me hizo pensar en Buffalo Bill, el asesino en serie tras el cual va la agente del FBI Clarice Starling en El silencio de los corderos, y que recordemos que tiene una perrita de raza bichón frisé que resulta trascendente en el tramo final de dicho film.
Pero no, la cosa no va por ahí: en este caso el relato gira sobre Indy, un perro de raza retriever de Nueva Escocia propiedad de Todd (al que da vida el actor Shane Jensen), cuando ambos se trasladan a una vieja e inhóspita casa familiar, perdida en medio de un bosque. Como es predecible hay "algo" en esa casa, e Indy no hace más que presentir de forma más o menos clara que algo siniestro va a pasar en cualquier momento pero, ¿que puede hacer siendo tan solo un perro?
Puede gustar más o menos el resultado final (que ya digo que tira más hacia películas de presupuesto escaso como El proyecto de la bruja de Blair que hacia otra cosa más espectacular), pero sin ninguna duda es digno de mérito lo que ha hecho Ben Leonberg, el director de este film, a mayor gloría de su perro Indy (cuyo trabajo en esta película es realmente notable) y los 400 días de rodaje que necesitó en Nueva Jersey para ofrecer los 72 minutos de metraje de este film.
El esquema de Good boy se puede decir que resulta quizás algo repetitivo, ya que no deja de girar sobre ese tópico en el género del terror de que un perro mire al vacío (donde se supone que no tendría que haber nada), o metiéndose en lugares oscuros y siniestros (con la lógica inquietud por parte del espectador que empatice con el animal). Pero admito que aunque en algunos momentos digamos que se hace evidente que es una película (como si esto fuera magia, digamos que "se ve el truco"), tiene también otros donde realmente consigue que el espectador sienta ansiedad por lo que le pueda pasar a Indy, pese a que algunos de ellos sean pesadillas o visiones del perro.
Es justo citar la perspectiva visual de la película, ya que la cámara se sitúa en todo momento en el perro, por lo que (por ejemplo) de su dueño Todd sólo veremos su imagen de espaldas, a lo lejos o bien de cintura para abajo. No es que todo se vea desde el punto de vista del animal, pero digamos que en todo momento la película se pone a su altura, lo cual sirve también para mostrar como el perro puede ver aquello intangible que su dueño no puede. Y es que aunque tenga algunos momentos oníricos, como he citado antes, también hay otros reales donde, sinceramente, la interpretación por parte de Indy es prodigiosa, convirtiéndose desde ya mismo en un referente perruno en el mundo del cine.
¿Handicaps? Los tiene de forma evidente: puede resultar cansina para aquellos que busquen emociones fuertes, ya que su ritmo no es que sea rápido (pese a su escueta duración de 72 minutos), y tarda en entrar en materia. Pero a cambio es una película con un trabajo de fotografía realmente destacable, en la que se consigue mantener la intriga jugando con las luces y las sombras. Y aparte, lógicamente, si eres amante de los animales quedarás encandilado con su protagonista canino, que consigue transmitir emociones mejor que otros actores humanos que se supone que viven de interpretar. Good boy: un relato usual pero inquietante, desde una nueva perspectiva.
CALIFICACIÓN: Buena (4/5)
La vida de Chuck me llamó la atención por todos los nombres implicados en ella: esta película está basada en un relato de Stephen King, alejado de la temática de terror por la que ha sido siempre más popular. Asimismo el director de este film es Mike Flanagan, que ya fue el responsable de la adaptación de la secuela de El resplandor (también obra de Stephen King, y en su día adaptada nada menos que por Stanley Kubrick), con el resultado que se pudo comprobar en Doctor Sueño.
Además su reparto es destacable: el protagonista sería el actor Tom Hiddleston (que se ha hecho popular al encarnar a Loki en varias películas y series del universo Marvel) y junto a él aparecen Chiwetel Ejiofor (actor polifacético que es conocido por 12 años de esclavitud entre otros títulos) o Karen Gillan (que fue Amy Pond, la companion del 11º Doctor Who al que encarnó Matt Smith).
En su elenco también hay otros nombres populares: Matthew Lillard (que despuntó en la primera entrega de la saga Scream), Jacob Tremblay (que hizo lo propio en La habitación) y Mark Hamill (por siempre recordado como Luke Skywalker en la saga Star Wars). Y además este film ganó el premio del público a mejor película del Festival de Toronto de 2024.
Con todo ello uno esperaría que la película hubiese llamado la atención, pero no: estrenada en la cartelera americana el pasado mes de junio, su recaudación en taquilla no alcanza (a nivel global) ni la escueta cantidad de 19 millones de dólares. De todas maneras hay que recordar que la valorada Cadena perpetua también está basada en un relato de Stephen King alejado del terror, no llegó ni a los 30 millones de recaudación global, pero en la actualidad se la valora como una de las mejores películas de los últimos años, destacando también en la larga lista de adaptaciones de Stephen King (sean del género que sean).
¿Logrará ese estatus el film La vida de Chuck? Solo el tiempo lo dirá, pero teniendo en cuenta todos los elementos citados, mi sensación es que el mensaje que me tenía que ofrecer esta película me ha convencido tan solo a medias. Eso quizás se debe a que aspira a ser más de lo que al final acaba siendo, aunque tampoco la tildaría de pretenciosa, ya que hay detalles en ella que si funcionan. Uno de ellos podría ser el considerar todo lo que vemos como una metáfora de la vida del protagonista, y de ahí que cuando Chuck muere al final del Acto 3 por un tumor cerebral (no es spoiler, la película ya comienza así) se quiere dar a entender que acaba todo su universo... con matices.
¿Cuales son dichos matices? La historia está dividida en tres partes, pero narrada en sentido inverso, por lo que el inicial Acto 3 es planteado como un progresivo fin del mundo, que la gente asume con resignación, coincidiendo con unos extraños mensajes de agradecimiento por haber vivido una buena vida de 39 años que aparecen por doquier hacia un desconocido Charles "Chuck" Krantz (a cargo de Tom Hiddlestone). Es difícil de cuadrar, lo que puede llevar a que el público se piense lo que no es, hasta que al acabar el film uno ata cabos respecto a todo. El otro elemento que tampoco me convenció es el abuso de una voz en off a nivel de narrativo, que muchas veces se me hizo excesiva.
Lo más divertido de ese Acto 3 es el cameo del actor David Dastmalchian (visto en la temporada 1 de Dexter: Resurrection o en El escuadrón suicida) cuando, teniendo en cuenta que todo se está hundiendo, se queja de que incluso ha caído la web de contenido pornográfico Pornhub. El resto de ese Acto 3 lo llevan los personajes de Chiwetel Ejiofor y Karen Gillan como un matrimonio separado pero bien avenido, que asisten al final de todo. De ahí saltamos a un Acto 2 donde lo mejor sería el fantástico baile, cual si fuera Fred Astaire, que se marca Tom Hiddlestone junto a una mujer que iba por allí, que bien se podría considerar el momento de mayor felicidad de Chuck a nueve meses de su final.
Y de ahí vamos al Acto 1, el más extenso, en el que vemos como al por aquel entonces joven Chuck le inculcan lo que será su profesión (contable) y lo que será su pasión (el baile) su abuelo y abuela respectivamente. Lo segundo, el citado baile, le servirá para intentar superar su timidez en el colegio, pero también es por ahí cuando aparecen otros personajes vistos antes (Acto 3), y cuya caracterización falla al no representar cambios físicos pese a haber varias décadas de diferencia. En resumidas cuentas digamos que este film se deja ver sin acabar de convencer: Mike Flanagan estuvo mejor en la antes citada Doctor Sueño e incluso en El juego de Gerald, otra adaptación de Stephen King que hizo para Netflix.
CALIFICACIÓN: Regular (2/5)
Con The Smashing Machine el actor Dwayne Johnson nos quiere demostrar que es justo eso: un actor. Lo normal en ese tipo de intérpretes que alcanzan el éxito, sobretodo por su físico, es encasillarlos en un tipo de personaje o producción en la que podríamos decir que la acción predomina a la interpretación. Esa ha sido la tónica habitual para Dwayne Johnson desde que debutó como el Rey Escorpión en El regreso de la momia.
No ha habido problema por su parte, ya que se puede decir que "heredaba" el puesto de héroe de acción que en los ochenta y noventa estuvo en manos de nombres como Sylvester Stallone o Arnold Schwarzenegger. Sus películas han recaudado más de 15.000 millones de dólares a nivel mundial, por lo que su mera presencia suele ser garantía de éxito, si bien también ha tenido algún que otro pinchazo en su carrera.
Pero el bueno de Dwayne Johnson ha querido probar nuevos horizontes interpretativos (los antes citados Schwarzenegger y Stallone ya lo intentaron, con suerte desigual) y accedió para interpretar en esta película a Mark Kerr, un luchador y artista marcial mixto norteamericano. Conocido como La máquina destructora (esa sería la traducción del título de este film) es miembro del salón de la fama de la UFC, campeón mundial de la ADCC y leyenda de la lucha libre de la NCAA.
Admito que desconocía por completo todo lo relacionado con este Mark Kerr (he tenido que consultar internet para citar las referencias previas), pero parece ser que fue una figura esencial en la historia de las artes marciales mixtas (MMA). Aún así más allá de su fulgurante éxito en el mundo de la lucha, tuvo una algo turbulenta vida personal, lo que para este biopic parcial (abarca tres años: de 1997 a 2000) le viene la mar de bien a Johnson, al que algunos ya le vaticinan una probable nominación al Oscar a mejor actor por la transformación física para encarnar a Kerr.
Según el dictado de Benny Safdie, director de esta película (primera que veo yo del citado realizador), Johnson aprendió las técnicas de lucha propias del protagonista. Asimismo se entrenó duro para conseguir la complexión imponente que se le requería, ganando 13 kilos, a lo que sumar sesiones extra de maquillaje y prótesis. Aún así más allá del reto físico, otro desafío para Dwayne Johnson también fue el emocional, ya que Kerr es caracterizado como un personaje atormentado y obsesionado con su propio fracaso, algo que se ve bien reflejado.
De hecho puedo admitir, sin temor a equivocarme, que lo previsible hubiera sido que Johnson diera el pego en lo físico (no en vano él vino de un mundo similar) pero que no se mostrara tan dúctil en lo actoral. Pero no, The Smashing Machine es un alegato del actor para que lo consideren como tal, al reflejar la inseguridad latente de Kerr y el estado emocional de la persona más allá del personaje. A su lado le acompaña Emily Blunt, actriz con la que ya coincidió en Jungle Cruise, que interpreta de forma bastante intensa a su pareja, en la relación algo tóxica que mantienen.
Más allá de todo lo referido a su protagonista, la película bascula entre lo dramático y lo deportivo pero sin brillar del todo en ninguno de ellos. Asimismo más allá de Estados Unidos (donde este tipo de combates suelen tener más tirón), no sé como lo aceptará el público que, como en mi caso, es ajeno a todo este mundo. Pero como mínimo nos ofrecen una película entretenida (aunque igual podría haber sido más corta) que le sirve a Johnson para reivindicarse como actor. Ahora habrá que ver en el futuro por que proyectos se decanta para que mantengamos esa imagen.
CALIFICACIÓN: Entretenida (3/5)
La expresión Bala perdida que esta película toma como título español se refiere a aquellas personas que viven de fiesta en fiesta, sin pensar en nada ni preocuparse por nada. Se podría decir que su protagonista es algo así: Hank Thompson fue una gran promesa del beisbol, pero un accidente cuando era joven truncó su carrera en ciernes. Ello le dejó un trauma, que derivó en un problema de alcoholismo latente.
De todas maneras no se puede quejar, porque aún así la vida le ha sido propicia: trabaja de camarero en un garito del Nueva York de 1998 en que se ambienta, tiene una novia paramédica, y cada día llama a su madre a California para compartir con ella su mutua afición deportiva (ojo al cameo final donde vemos quien la interpreta). Se podría decir que no le va mal del todo, pero pronto todo se complicará.
Hank se encuentra un día en la puerta con Russ Binder (encarnado por Matt Smith, el 11º Doctor Who), un vecino punk, que tiene que volver deprisa a Londres debido a que tiene a su padre enfermo, y necesita que Hank le cuide a su gato. Hasta ahí podría ser más o menos normal, pero pronto el protagonista se verá en el punto de mira de gangsters de todo tipo que buscan algo de él, pero que no sabe lo que es.
A grandes rasgos esto sería el argumento de este film, la nueva película de Darren Aronofsky desde su anterior trabajo (La ballena), con el que su protagonista Brendan Fraser logró un Oscar a mejor actor. No ha sido la primera vez que consigue que los actores que trabajan en sus films triunfen, ya que con Cisne Negro fue su protagonista (Natalie Portman) la que logró un Oscar a mejor actriz, y antes de eso Mickey Rourke por El luchador también estuvo nominado. Probablemente aspiraba a algo similar con Madre!, pero ese film tuvo mucha polarización crítica, y admito que a mí se me atragantó.
En esta ocasión se ha decantado por la adaptación de la novela de Charlie Huston Caught stealing (título original también del film, que se traduciría por Atrapado robando), de cuyo guion se ha hecho cargo el mismo autor de la obra original. En su reparto ha contado con Austin Butler (que debutó en Elvis, biopic de Elvis Presley con el que logró una nominación al Oscar a mejor actor), Zoë Kravitz (vista como Selina Kyle / Catwoman en The Batman), el antes mencionado Matt Smith, unos sorprendentes Liev Schreiber y Vincent D'Onofrio encarnando a dos hermanos judios jasídicos que son unos sicarios letales, e incluso Benito Martínez Ocasio, artista más conocido como Bad Bunny.
Teniendo en cuenta dicho elenco, y el director que firma esta película, podría llevar a pensar que estamos ante un intento por parte de Aronofsky de realizar un tipo de film al estilo de los de Guy Ritchie o Quentin Tarantino, aunque sin alcanzar aquí el nivel de ingenio de ninguno de ellos, pese a manejar personajes pintorescos como suelen ser los habituales en las filmografías de los citados realizadores. De todas formas el resultado final sería una cinta entretenida, pese a que haga uso de elementos que no resultan novedosos, pero que su director sabe combinar como si su idea fuese realizar un título sencillo, convencional y ligero, alejado del dramatismo perturbador que le ha caracterizado en el pasado.
CALIFICACIÓN: Entretenida (3/5)
Strangers: Capítulo 2 (o Los extraños: Capítulo 2 que para el caso sería un título igual de correcto) viene a ser el episodio intermedio de la trilogía que se ha sacado de la manga Renny Harlin como homenaje-remake-tributo (que cada cual elija el calificativo a su gusto) a la película Los extraños dirigida por Bryan Bertino, y estrenada en 2008.
El episodio 1 se estrenó el pasado verano de 2024 y en sí era un remake del film original, por lo que para ver algo "nuevo" (lo pongo entre comillas porque en el slasher eso sería algo muy difícil de encontrar en la actualidad) había que esperar a que llegaran los capítulos 2 y 3. Dichas entregas ya están rodadas (al final de esta hay un preámbulo de la próxima).
Las películas podrán gustar más o menos, eso depende de cada espectador, pero hay que reconocer que el negocio les ha salido redondo: la trilogía completa, rodada de forma consecutiva, ha costado 8,5 millones de dólares, por lo que los poco más de 48 millones de dólares recaudados sólo por el capítulo 1 a nivel global la hacen una producción rentable.
El cambio para hacer de esto una trilogía ha sido que al final de la entrega precedente, la protagonista femenina (encarnada por Madelaine Petsch, en la línea de tantas otras "final girls" que ha habido en este género) sobrevivía al asedio y ataque de los tres enmascarados misteriosos. La noticia de ello bien pronto se difunde en el pequeño pueblo donde acontece todo (y en donde todos parecen culpables, lo sean o no), por lo que bien pronto los tres obsesivos asaltantes volverán a ir tras ella, sin dejarla en paz ni en el hospital donde se está recuperando de su primera refriega con ellos.
En un género que se retroalimenta a si mismo con lugares comunes, ese inicial asedio hospitalario me hizo recordar al de Halloween II. Pero frente a la premisa original (no en vano también se podía englobar a la película de 2008 y su remake de 2024 de "home invasion", con lo cual todo transcurría en el hogar asediado), en esta secuela hay más escenarios: desde el interior de un coche (si acaso el más claustrofóbico) hasta cuadras de caballos, la casa donde empezó todo, otra casa e incluso el bosque, en donde la protagonista tiene que intentar sobrevivir incluso del acoso animal.
Se podría decir que del "home invasión" inicial hemos pasado a un "survival horror", en una película que es una leve mejora respecto al capítulo 1. Da la sensación de que quieran jugar al estilo Scream (como he dicho antes, todos aparentan ser culpables), pero el mal desarrollo de los personajes hace que pese a que uno de los tres enmascarados si es desvelado, su identidad provoque más indiferencia que sorpresa. También se sugiere un origen al trío asesino y un pretexto sobre esa Tamara por la que preguntaban al inicio del capítulo precedente, algo que en 2008 quedó sin aclarar.
En resumidas cuentas Strangers: Capítulo 2 es una película que pierde todo mérito individual, al ser dependiente tanto de un capítulo 1 innecesario como de un futuro capítulo 3 que ya veremos como ¿cierra? la historia (todos sabemos lo eternas que se pueden hacer este tipo de franquicias). Como mínimo mejora levemente al previo al abrirse a un nuevo terreno (de "home invasion" a "survival horror"), pero, o mucho cambian las cosas, o esto pinta a ser una trilogía tan innecesaria, aunque bien lucrativa, como fue lo de trocear las últimas entregas de Harry Potter o Los juegos del hambre.
CALIFICACIÓN: Regular (2/5)
CALIFICACIÓN: Entretenida (3/5)
CALIFICACIÓN: Entretenida (3/5)
CALIFICACIÓN: Entretenida (3/5)