jueves, 3 de noviembre de 2005

Solicito ayuda para encontrar unos comics

Me han pasado la siguiente nota y paso a comunicarla por aqui para ver si alguien me puede ayudar:

Me gustaría saber donde puedo localizar los siguientes comics:

ROBERTO ALCAZAR Y PEDRIN (Ed.Valenciana 1940)
Nº 599, 601, 620 (originales, no reediciones)

miércoles, 2 de noviembre de 2005

Relato: DIAL H FOR HERO (CAPÍTULO 3)

En anteriores capítulos:
DIAL H FOR HERO (Capítulo 1)
DIAL H FOR HERO (Capítulo 2)

Oscar Filch trabajaba en el bufete de abogados de Usher, Naylan y Alcott como ayudante de contabilidad. Era un chico de 31 años, de carácter tímido y reservado, a lo que ayudaba un ambiente de trabajo bastante recto que tampoco le permitía confraternizar mucho con sus compañeros de trabajo. De todas maneras había entablado amistad con una compañera, Mary Durban, con quien había ido a comer un día, charlando cada uno de sus cosas. Ella trabajaba como abogada en el mismo bufete, y recientemente había sido salvada por Punisher del ataque de un psicópata (o al menos eso era lo que sabía él). Pero desde aquel incidente la notaba muy rara, y decidió invitarla a comer un día para comentárselo.

Normalmente Mary siempre había sido una mujer nerviosa y vivaracha, pero últimamente se la veía decaída y apática. Oscar, tras pedir el menú en el restaurante, decidió preguntarle directamente:

- Mary, ¿qué te pasa? Últimamente te veo bastante triste desde que te pasó aquello con Punisher.

- No es nada Oscar. Simplemente que aquello fue una experiencia bastante fuerte, y encima no ha ayudado mucho la presión a la que me veo sometida en el trabajo.

- Deberías de coger la baja. Quizás unos días de descanso te vayan bien.

- No es nada Oscar. No te preocupes, ya verás como se me pasa.

- Bueno, bueno, como quieras. Es que te aprecio y me sabe mal verte así.

Ella lo miró durante un instante en silencio y luego sonrió:

- De verdad que no tienes de que preocuparte Oscar. Muchas gracias.

- Vale, pero quiero que sepas que si está en mi mano ayudarte en lo que buenamente pueda, mi ayuda la tendrás. Y no te preocupes que si es algo de lo que no tiene que enterarse nadie, seré discreto. Cualquier cosa por una amiga.

Mary lo miró como si lo estuviera analizando, como si estudiara si de verdad podía confiar en él o no. Al final dijo:

- En este sitio hay personas que nos pueden oír, vámonos a mi casa.

- ¿Eh? –dijo sorprendido Oscar. Y es que Mary era una mujer casada, y aunque a Oscar siempre le había parecido lo suficientemente guapa como para tener una aventura sexual con ella (tampoco nada más), no quería verse metido en problemas.

- Tu tranquilo –dijo ella, como leyendo sus pensamientos- Mi marido no viene a comer a casa al mediodía. Además, lo que te voy a enseñar te gustará.

No, aquello no podía ser. Era inconcebible, pensó Oscar. Lo que le pasaba a Mary era que debía de habérsele juntado su reciente incidente con Punisher, alguna crisis en su casa más la presión del trabajo, y ahora ella estaba a punto de desfogarse con el primero que tenía delante, y en este caso era él. ¿Se iba a convertir en su amante? ¡Ui, ui, ui, más le valía que se fuera con ojo e intentara evitar problemas!

- Mary, ¿estas segura? Es que no quiero que pienses lo que no es, porque si es lo que creo que es, a mí también me gustaría, pero prefiero no verme metido en problemas con tu marido.

- ¿Qué? Ja, ja, ja, ja, no me hagas reír. No, no es eso. Me sorprende que a cuenta de lo mío me hayas dicho que te gusto.

- Pero... pero... ¿no es...?

- Te aseguro que acostarme contigo sería ahora el menor de mis problemas, aunque todo se puede mirar, porque la desesperación te hace realizar locuras.

Tras eso salieron juntos del local y se dirigieron a casa de ella. No se cruzaron ninguna palabra por el camino, pese a que Oscar estaba alucinado, porque tras sus últimas palabras ya no sabía que pensar. ¿Es que Mary se había vuelto loca?

Al llegar a su casa ella lo llevó directamente al dormitorio, con lo cual si Oscar ya estaba nervioso por el camino, en ese momento estaba ya directamente histérico:

- Mary, será mejor que te tranquilices, no hagas nada de lo que después nos tengamos que arrepentir.

- Calla idiota, y mira.

Se desabrochó la blusa y se la sacó, quedándose sólo con el sujetador de cintura para arriba. Entonces fue cuando se percató de que tenía algo entre las tetas. ¿Es que se había guardado el móvil ahí? ¿Era eso lo que quería enseñarle? Se sacó del canalillo aquel objeto, que no era un móvil pese a ser del tamaño de un ratón de ordenador (quizás un poco más pequeño) y plano como un reloj de pulsera. Parecía un dial como el de los antiguos teléfonos, pero en lugar de números tenía cuatro teclas: H-E-R-O.

- Esto lo tenía Sam Scott, alias el Diacono y alias Satánico Pandemonium, cuando me atacó. Esto fue lo que le otorgó los poderes.

- Mary, tú eres abogada y eso es una prueba. Tenias que haberla entregado.

- Lo pensé Oscar, pero no te imaginas lo que hace –y tras decir eso apretó las teclas.

Aquello era increíble. Generalmente Oscar se vanagloriaba de tener bastante imaginación, pero jamás habría pensado en algo así. Mary estaba frente a él, pero ya no era la misma. Ahora tenía el cuerpo más atlético, y una cinta para el pelo le cubría una melena que había crecido hasta caerle por los hombros. Por su parte un ajustado pantalón violeta marcaba su estupendo cuerpo de cintura para abajo, mientras que de cintura para arriba un sujetador del mismo color que el pantalón resaltaba sus hermosos pechos. Dos cintas también violetas estaban anudadas a sus brazos, mientras en sus manos tenía ella dos dagas que empezó a mover con una agilidad pasmosa. Se parecía mucho a Elektra.

- ¡Dios Mío!, ¿qué te ha pasado?

- Te lo dije Oscar. Este dial otorga poderes de superhéroe a quien aprieta las teclas HERO. Sólo tienes que volver a apretarlas para volver a la normalidad. Y cuando las vuelves a apretar, te transformas en otro superhéroe diferente. Y así tantas veces quieras.

- Ya lo entiendo, por eso estabas tan cansada. Te has dedicado a jugar a los superhéroes sin decirle nada a nadie. Te estas arriesgando, es un juego muy peligroso. Gente como los Vengadores o los Cuatro Fantásticos estan preparados, pero no puedes esperar que tú seas lo mismo de la noche a la mañana.

Mary apretó las teclas y volvió a la normalidad.

- Tienes razón Oscar. Estoy poniendo en peligro mi matrimonio, mi trabajo y mi vida con esto. Llévatelo y deshazte de él.

- Actúas con sensatez, lo cual...

- Pero antes voy a probarlo una última vez –y diciendo esto apretó nuevamente las teclas. Esta vez el cambio, en principio, pareció ser sólo a nivel de vestuario, porque apareció vestida con un traje de spandex negro y azul parecido al de la Chica Invisible de los Cuatro Fantásticos. Pero de repente otra Mary apareció a su lado. Y luego otra. Y otra. Se estaba clonando a voluntad.

- Soy Clonex, la mujer múltiple. Mira que he experimentado poderes, porque he tenido superfuerza, agilidad, velocidad, invisibilidad,... pero no había tenido aún el don de la ubicuidad.

- Resulta curioso –dijo uno de los clones.

- Si, porque todas somos la misma –dijo otro.

Entonces Oscar, viendo las posibilidades de lo que este último cambio le ofrecía, le dijo:

- ¿Hacemos el amor?

- No, no eres mi tipo. –dijo la Mary original- creí que eso ya había quedado claro.

- No, me refiero con una de tus copias. Cuando vuelvas a apretar las teclas, desaparecerán. Vale que estas casada, pero si técnicamente me acuesto contigo sin ser tú, aunque seas tú, no le eres infiel a tu marido. Total, ¿qué te cuesta? Concédeme esta fantasía...

Uno de los clones de Mary se acercó a Oscar y le besó. Mientras se desnudaban la Mary original le dijo:

- Me voy a la calle. Tienes media hora. Tras eso apretaré las teclas para volver a la normalidad y tiraré el dial por el puente de Brooklyn.

Oscar no quería más, y no necesitó más. Él había visto en Mary una fantasía sexual, y esta quedó totalmente saciada tras aquello. A la media hora la Mary que estaba sobre él se evaporó, dejándolo sólo en la habitación. Poco después llegó la Mary original:

- Ya está. Ha acabado. Estuvo bien mientras duró aunque era muy arriesgado. Pese a todo me lo pasé bien, porque los primeros días le detuve los pies a unos cuantos gamberros gracias a mis habilidades. Pero tenias razón, no podía seguir así. Gracias por tu consejo, espero que también estés contento con lo que has recibido a cambio –le dijo con una sonrisa maliciosa en los labios- Este será nuestro mutuo secreto.

-Vale. –contestó Oscar devolviéndole la sonrisa.

Tras su experiencia como superheroína, Mary Durban siguió trabajando como abogada y continuó felizmente casada. Oscar, por su parte, siguió con su vida normal, aunque cada semana solía salir al mediodía a comer con Mary, momento que aprovechaban los dos para que ella le contara las experiencias que vivió en su breve temporada con habilidades especiales.

EPILOGO

El Rino siempre había sido un villano al que acudían cuando no quedaba nadie más, porque generalmente como era una persona de pocas luces, más valía darle una orden directa porque... sus neuronas no daban para más. En este caso le habían dicho que siguiera sigilosamente (algo raro en él...) a Mary Durban, porque Kingpin sospechaba que ella tenía un objeto (un dial dorado con las teclas HERO) que él quería. Aquella noche la siguió hasta el puente y la vio lanzar el chisme ese.

Las ordenes de Kingpin habían sido muy precisas, en cuanto se supiera que la Sra.Durban tenía el dial, había que arrebatárselo, por las buenas o por las malas. Pero como en este caso ella misma era quien se había deshecho de él, Rino llamó y recibió las ordenes precisas. Olvidarse de Mary Durban, ella ya no formaba parte de la ecuación. Ahora lo que tocaba era ponerse el traje de buzo y tirarse al agua en busca del dichoso aparato.

¡Ala, ya podeis descojonaros de risa!

Estas son mis dos fotos del Salón del Manga de este año. En esta primera salgo con Catwoman y el Lobo Solitario. Sólo decir que si hubiera puesto las manos en la espalda habría salido mejor, porque ya que Catwoman me tenía el látigo al cuello, con las manos en la espalda hubiera parecido que me tenía apresado y todo.

Por otro lado en esta salgo con Catwoman y Superman, poniendo yo una patética pose de ayudante de superhéroe (tipo Robin).

Relato: DIAL H FOR HERO (CAPÍTULO 2)

En anteriores capítulos:

DIAL H FOR HERO (Capítulo 1)

PROLOGO

Billy se asombró de que las cosas no hubiesen empeorado, y es que desde su pequeña aventura como superhéroe, como mínimo se había transformado en una persona más abierta, pero casi le había hecho meter la pata con Jessica, su compañera de trabajo. Y es que, como el título de aquella película, ¿por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?, eso era únicamente lo que había buscado en ella (¡si es que mira que fue imbecil por intentar disfrazar una mera atracción sexual con algo más!).

Pero tras una conversación posterior había quedado todo claro (ella también había pasado lo suyo, aunque ahora quería estar sola y, tal y como le dijo, no era su intención hacerle daño, porque ella sabía muy bien lo que eso significaba) Y Billy decidió no darle la tabarra, que en estos casos más vale tener una buena amiga (y Jessica siempre lo había sido) que tener que ver todos los días una cara amargada al llegar.

De repente el ruido del teléfono lo sacó de su ensimismamiento:

- ¿Diga?

- Billy, soy Ben Urich. Necesitamos que vengas a ver el ordenador de Jameson porque no sé que le pasa y anda vociferando como loco por la oficina.

- Enseguida.

Billy se acercó a la central del Bugle, donde trabajaba, y al llegar comprobó el ordenador de Jameson (el propietario del periódico). Se le había desconfigurado el correo electrónico debido a un virus de estos puñeteros que no dañan el ordenador pero que lo desbarajustan un rato. Al arreglarlo le dio a ENVIAR Y RECIBIR para comprobar que funcionara bien. Fueron entrando los emails y Billy estaba a punto de volver a zambullirse en sus pensamientos cuando uno le llamó la atención:

MISTERIOSO VILLANO ASESINA A UNA FAMILIA AFROAMERICANA
La pasada madrugada una familia de clase media que vivía en la zona oeste del Bronx fue brutalmente asesinada y su edificio quemado por un misterioso villano que vestía de oscuro y que se identificó como el Diácono según algunos testigos presenciales. La policía metropolitana le sigue la pista, así como algunos de los enmascarados de la ciudad, pero de momento no se sabe nada de él.


Ese email era uno de tantos que le solían llegar a Jameson con algún hecho relevante, y él luego juzgaba cuales eran de interés y cuales no. Generalmente era información proporcionada por contactos de los periodistas del Bugle, que a veces se adelantaban incluso a las noticias oficiales.

Pero si a Billy le había llamado la atención era por otra cosa. Estaba seguro que, fuera quien fuese el tal Diácono, era una persona que había encontrado el dial que él había tirado a la basura. Y el dial daba poderes, pero luego dependía de la persona como los usara...

DIAL H FOR HERO : CAPITULO 2

Mary Durban era abogada en un bufete neoyorquino. Uno de sus competidores era el bufete de Nelson y Murdock, famoso por el éxito que solía conseguir en casi todos sus casos, si bien últimamente había habido mucha polémica desde que surgió el rumor de que el abogado ciego Matt Murdock era el enmascarado Daredevil, cosa que aún no se había podido demostrar.

Mary era una chica joven, de 29 años, y el prototipo de eso que se suele llamar la vecinita de al lado, ya que era bastante atractiva aunque tampoco con la belleza de las supermodelos (o, para el caso, de las superheroinas). Llevaba dos años casada y recientemente había conseguido trabajo en el bufete de Usher, Naylan y Alcott. Normalmente sus casos eran los típicos y tópicos de infidelidades de todo tipo que daban lugar a procesos de divorcio, separaciones, etc. Pero ahora le habían encargado un caso raro.

Sam Scott era un hombre de 46 años. Su fama de racista era sobradamente conocida, ya que era el presidente de la asociación CIUDADANOS PUROS, que descaradamente promovía la supresión de toda clase de beneficios y ayudas para todo aquel que no fuera de raza blanca. Si bien sus palabras eran ofensivas en la mayoría de casos, nunca habían pasado de ahí, pero el día anterior había sido detenido como sospechoso de ser el Diácono, un supervillano que había aparecido de la nada pero que se había cargado todo un edificio de la zona pobre del Bronx habitado por afroamericanos. Y el bufete de Mary había aceptado el caso, poniéndola a ella como su abogada de oficio.

Sam y Mary estaban en un despacho especial de interrogatorios que estaba acondicionado con un inhibidor de poderes. Eso permitía que cualquier supertipo que entrara allí perdiera los poderes mientras estaba dentro, lo cual les hacía pensar más con la cabeza y menos con los puños.

- Buenos días Sr.Scott. Soy Mary Durban, su abogada de oficio.

- Hola guapísima. Venga, vamos a hablar.

- Sr. Scott, sere clara. ¿Es usted el Diácono?

- Sí.

- ¿Sí? ¿Y lo admite así, sin más?

- Usted es abogada, demuestre como lo he hecho. El Diácono, según los testigos presenciales, derribó varias puertas y paredes a patadas, se enfrentó con cinco hombres a la vez matándolos a todos y destrozó a puñetazos los pilares del edificio para luego lanzar unas bolas de fuego con las manos que lo incineraron todo. Y usted misma podrá ver tras el examen médico que me han hecho que mi fisonomía es normal, ni tengo ningún poder ni contacto con nada que me dé poderes.

- ¿A que juega? Si usted no es culpable adelantaría más reconociéndolo.

- Es que soy culpable. Odio a los negros, a los gitanos, a los moros, a todas esas putas razas de gentuza inferior que vienen aquí a comerse nuestras ganancias y a aprovecharse de nuestros beneficios, sacándole la comida de la boca a gente de nuestro país. Y yo fui allí y los maté a todos. Y disfruté. Y lo volvería a hacer. Y mataría a más. Y es que deseo matar a más. Pero para eso necesito salir de aquí, o sea que espero que me liberen pronto, encárgate de eso, nena.

- Sr.Scott, un respeto por favor.

- Sabes, estas muy buena. Creo que cuando salga de aquí te iré a hacer una visita. Seguro que tienes necesidad de un hombre como Dios manda.

- Sr.Scott, espero que se calme porque mientras continúe en la misma aptitud no haremos nada.

Pero eso fue exactamente lo que pasó. Nada. Ni una sola prueba de que Sam Scott hubiera cometido los asesinatos, y por mucho de que él admitiera que lo había hecho, si no había pruebas para detenerlo, había que dejarlo en libertad.

Pasó una semana, y Mary salía un día de trabajar. Se había quedado hasta tarde, pero llamó por teléfono a su marido para que viniera a buscarla, a lo que él contestó que en unos 20 minutos llegaría. Mary se sentó en un banco del parque que había frente al bufete, ya que como hacía un poco de calor prefería esperar a su marido en la calle, donde estaría más fresca.

De pronto vio a un hombre con sombrero y gabardina que se acercaba donde estaba ella. Quizás fue su intuición femenina, pero de repente se puso alerta. El hombre se acercó a ella y se sentó a su lado:

- Disculpe –dijo ella- pero estoy esperando a mi marido.

Ella esperaba que diciendo eso el hombre se cohibiera un poco, pero por si acaso ya estaba a punto de levantarse e irse cuando él la agarró de la blusa para que se volviera a sentar. De repente sintió como se ponía encima suyo, agarrándola con firmeza. Entonces ella pudo ver su rostro, el rostro de Sam Scott mezclado con el de un demonio. Su cuerpo se había vuelto rojo y su musculatura y su fuerza habían crecido, como pudo notar Mary al tenerlo encima de ella. Su rostro tenía una mirada de locura total, aparte de dos cuernos que salían de su frente como si se tratase del mismísimo Satanás. Se había transformado en un demonio.

- Te dije que necesitabas probar un nuevo hombre, abogadilla. Antes fui el Diácono, pero ahora soy Satánico Pandemonium, y no te llegas ni a imaginar el rabo que tiene este demonio...

Mary se asqueó cuando aquel monstruo le puso las manos sobre las tetas, sobándolas lascivamente, pero con la idea de ganar tiempo le dijo:

- Escuche, probablemente me va a violar y a matar, ¿porqué no me dice como ha hecho... esto?

- Es justo, total, se explica rápido. Iba yo paseando por la calle un día cuando me crucé con una pareja. Me fijé que el tío tiraba algo a la basura y lo recogí. Era como una especie de dial con las letras HERO. No le di importancia pero probé de apretarlas y me transformé en el Diácono. Viendo el poder que tenía encima, el resto ya se lo puede imaginar. Ahora menos charla y más sexo.

Mary, en el suelo, con aquel hombre-demonio encima, pensaba que había llegado su fin. Pensó en su marido, y en cuanto lo quería y decidió cerrar los ojos para no ver el horror de sus últimos momentos.

Y justo entonces, el monstruo que tenía encima fue lanzado hacia un lado por un golpe. Mary rápidamente chilló por la sorpresa pero se levantó y se puso a resguardo en el cercano portal. Entonces se fijó en que el diablo se levantaba refunfuñando, pero ya no la miraba a ella para atacarla, sino a su salvador: Frank Castle, el Castigador.

Frank Castle era un exsoldado que había intentado volver a la vida civil, pero que al ser testigo involuntario (junto con su mujer y sus hijos) de un ajuste de cuentas, había visto morir a los suyos a manos de los mafiosos. Tras perder a su familia Frank se convirtió en Punisher (el Castigador), una máquina de matar maleantes, perseguido por la justicia por sus métodos expeditivos.

Esa noche Frank estaba siguiendo a unos esbirros de Kingpin metidos en un asunto de drogas con niños, cuando se encontró con aquel monstruo que intentaba violar a la mujer. Si hay una cosa que Frank no aguantaba era la violencia contra mujeres y niños. Golpeó al monstruo, lo que le facilitó la huida a la chica. Estando ella a cubierto sacó Punisher una ametralladora y acribilló al monstruo, el cual cayó sin vida al suelo, transformándose después en un ser humano normal.

- ¿Está bien? –le preguntó Frank a la mujer.

- Si, gracias –tras lo cual Mary le contó todo, absolutamente todo, lo relacionado con el caso. Punisher miró en la gabardina que había llevado puesta el demonio, pero no encontró el dial que había dicho Mary. Tras aquello llegó el marido de Mary, quien fue corriendo a socorrerla, pensando que Frank era el atacante. Mary le dijo que no, que Punisher había sido quien la había salvado pero Frank Castle desapareció en las sombras de la ciudad cuando escuchó que se aproximaban las sirenas de la policía.

Mary contó lo sucedido a los agentes, pero cuando se registró el piso de Sam Scott no se encontró nada. Lo del dial se pensó que había sido un invento, aunque no se pudo justificar como pudo conseguir sus poderes Sam Scott.

EPILOGO 1

Torres Fisk. Su propietario, Wilson Fisk, alias Kingpin, había escuchado lo que le había dicho uno de los esbirros que habían sido testigos (tras ser seguidos por Punisher) del asunto entre éste y aquel demonio. Kingpin sabía lo que era tratar con superhéroes, aunque él no tenía poderes. Pero si existía por ahí un dial que otorgaba habilidades extraordinarias a su poseedor, sin duda el Kingpin del crimen de Nueva York haría lo que estuviera en sus manos para que ese dial fuera suyo...

EPILOGO 2

Mary esperó a que su marido estuviera dormido, y se levantó en silencio. Cogió la ropa de su incidente de esa noche y sacó el dial del bolsillo del pantalón. Mientras Punisher había acabado con Scott, Mary vio que el dial había caído del bolsillo de la gabardina del demonio. No sabía porqué, pero su instinto le había indicado que lo cogiera y que se callara. Lo miró en silencio, observando los cuatro botones: H-E-R-O. ¿Sería verdad lo que había dicho Sam Scott cuando la atacó? ¿Pasaría algo si lo probaba?...

martes, 1 de noviembre de 2005

Cartelera y TV

Este ha sido un fin de semana de estrenos cinematográficos interesantes y aún nos quedan unos cuantos mas en las próximas semanas. De momento y a la espera de ver la del zorro y la de Tim Burton, me fui a ver "Flores Rotas" de Jim Jarmusch(espero que se escriba así) y "Serenity" de Josh Wedhon(otro apellido que me produce dudas). De la primera poco puedo decir, pues me dormí en el cine, cosa que no me había pasado nunca...hasta que un colega me dio un codazo para advertirme que estaba dejando el estado de semiinconsciencia por el del ronquido puro y duro.

En "Serenity" sin embargo no me dormí, es mas, me divertí muchísimo. El creador de Buffy, serie que no he visto jamás dirige una película muy entretenida, con héroes que no lo son tanto, con peleas, artes marciales, puñetazos, batallas de naves, psíquicos, conspiraciones gubernamentales, zombies (que recuerdan muchísimo a la idea de "fantasmas de marte") y un final digno de "Asalto a la comisaria del distrito 13", es decir que estamos ante un western espacial, con situaciones que los fans del cine en general iran reconociendo.... por cierto el protagonista principal, es como Harrison Ford con 30 años menos, madre mía a veces me parecía estar viendo a Han Solo. Ah y unas cuantas frases de un humor muy negro o no muy aptas para niños como aquella en que una de las tripulantes femeninas dice que hace un año que no tiene nada entre las piernas que no funcione con pilas. Por cierto la película está basada en la serie televisiva "Firefly" que fue un tremendo fracaso en TV, tanto que sólo se hicieron 13 o 14 capítulos y la cadena de televisión que la emitía la suprimió en el capítulo 11. Las ventas del DVD de la serie demostró que la serie se había convertido en un fenómeno de culto y eso fue lo que provocó que se hicieran la película. El reparto se mantuvo intacto por exigencia del director que vio como la productora quería estrellas mas importantes para la película.

Y en la tele he empezado a ver "Medium" una serie con mi adorada Patricia Arquette que interpreta a una madre de familia aspirante a abogado al principio de la serie, que tiene sueños, premoniciones y habla con los muertos... la serie es una especie de mezcla entre "Expediente x", "Millenium" y "El sexto sentido". En los dos primeros capítulos se juega mas a la investigación que al terror y supongo que esa será la tónica de la serie en general. De momento una curiosidad que seguiré viendo.