- Pase por aquí.
El guardia le indicó a
Matt Murdock el camino hacia las celdas. De todas maneras, aunque
Matt Murdock era ciego, sus sentidos aumentados le hubieran hecho encontrar el camino sin demasiados problemas, de todas las veces que había tenido que ir a esas celdas a entrevistar a acusados a los que tenía que defender. Cuando llegaron frente a la puerta número 12 el guardia abrió la puerta y le hizo entrar.
La celda donde entró
Matt era grande, y estaba dividida en dos partes, una (donde estaba él) tenía una silla para que se sentara una persona. En medio de la estancia había un gran cristal que separaba un lado de la habitación del otro. Pese a que el cristal de seguridad era bastante ancho,
Matt pudo notar los latidos de la persona que estaba al otro lado. Eran latidos tranquilos...
- Buenos días, soy
Matt Murdock. Voy a ser su abogado defensor en la causa criminal abierta contra usted, y he venido para que me relate su historia de cara a poder preparar yo su defensa.
Un silencio se levantó en la estancia. La respuesta no fue inmediata, pero aún así (cuando llegó)
Matt dio un pequeño respingo al romperse el silencio de la estancia de una manera tan notoria:
- Muy bien abogado. Creo que ya va siendo hora de que se conozca la historia. ¿Por donde quiere que empiece?
- ¿Qué tal por el principio? Cuente lo de sus tíos.
- Yo fui huérfano. Mis padres murieron y mis tíos (
Ben y May Parker) cuidaron de mí. Todo iba bien, hasta que un día, en una exposición a la que acudí con mis compañeros de clase, me picó una araña. El bicho se ve que había tenido una dosis de radiación por encima de la normal, y eso (no sé por qué motivo) me concedió los poderes de
Spiderman.
- ¿Y porqué no dijistes lo que te había pasado a tus tíos?
- Siempre fui una persona muy tímida. Eso me provocó numerosos problemas en mi relación con los demás. Yo quería ser una persona normal, pero mis compañeros de clase no hacían nada más que humillarme, una y otra vez. Todo el mundo se cachondeaba del estúpido
Peter Parker. Y mira que yo me esforzaba por ser buena persona. Pero no había manera... Por eso, cuando obtuve esos poderes, me di cuenta de que con ellos podía conseguir lo que nunca había conseguido. Pero no quería decirlo a nadie. Si la gente pasaba de mí, yo pasaría de ellos. Por eso tampoco se lo dije a mis tíos. Eran buenas personas, pero se empecinaban en que me relacionara con la gente, y como la gente no hacía más que humillarme, su interés por mis relaciones sociales lo que me provocaba era mi odio hacia los demás. Aún así los quise ayudar por todos los esfuerzos que hicieron por mí, y por eso al principio
Spiderman fue un showman de televisión como usted ya sabe.
- Y fue poco después cuando ocurrió lo de sus tíos...

- Si. Un ladrón entró a robar a nuestra casa. Yo aquel día no estaba, pero lo que pasó se ve que fue que el ladrón hizo más ruido de lo que pretendía, y entonces bajó mi tío
Ben para ver que pasaba. El pobre recibió un balazo que lo mató. Mi tía chilló, y eso alertó al ladrón, que para no dejar testigos subió hasta donde estaba y también la mató de otro disparo. El estruendo alertó a los vecinos y llegó la policía, quien persiguió al ladrón hasta un almacén cercano, donde los cercaron. Ahí fue donde entré yo, que al enterarme de lo que había pasado me disfracé de
Spiderman y atrapé al ladrón.
- Y lo matastes...
- Si. El odio me consumió, y le golpeé salvajemente hasta que paré al darme cuenta de que era un muerto lo que tenía en mis manos. Tras eso huí.
Después de aquello no sabía si seguir siendo
Spiderman o no. Me había quedado huérfano y tenía problemas más acuciantes como el monetario. Por eso
Spiderman empezó a realizar pequeños hurtos...
- En ese momento fue cuando empezó la campaña
anti-Spiderman por parte del
“Daily Bugle”.
- Si.
Jameson acababa de perder a su hijo, que murió al ocurrir un error en la lanzadera espacial en la que iba y explotar en la atmósfera. Eso lo provocó un odio irracional contra
Spiderman, porque consideraba que si su hijo (según él un verdadero héroe) no tuvo el trato que se merecía, no era justo que un criminal como
Spiderman si lo tuviera.
- Le distes motivos para ello...
- La gente me odiaba. Siempre me habían humillado. Era el hazmerreír de todo el mundo. ¿Porqué no podía tener yo algún beneficio a cambio? Cómo era huérfano el estado me dio un tutor legal que me ayudase en mis estudios y me cuidara...
- Si, el doctor
Curtis Connors.-interrumpió
Matt Murdock.
- Exacto, el bueno de
Curtis. Bueno, como decía, estuve viviendo con
Curtis Connors, su mujer y su hijo. Mientras, seguía estudiando y empecé a trabajar en el laboratorio de
Doc Connors. Pero el pequeño sueldo que me daba no llegaba para mucho, y por eso
Spiderman siguió robando cada vez que
Peter Parker necesitaba dinero
- ¿Y qué ocurrió con la familia de
Connors?
- Un día, cuando volvía de robar, me pillaron sacándome la máscara tanto
Martha como
Billy. Se quedaron asombrados, pero yo no les di tiempo para más. No podía tener testigos, o se descubriría la verdad. Los maté a los dos y me deshice de los cuerpos.
A
Matt Murdock le asombró que aquel joven hubiera confesado ya tres asesinatos y varios robos, y pese a todo hablara con la calma y tranquilidad con la que lo estaba haciendo. Valoró entonces que quizás esa frialdad escondía una gran inteligencia, una gran inteligencia que había seguido el mal camino...
- Después de matar a su mujer y a su hijo
Curtis Connors tuvo una gran depresión. Eso quizás provocó el accidente de laboratorio que lo convirtió en el
Lagarto. La cuestión es que dejó de ser mi tutor porque aparte de que ya no estaba capacitado, yo ya era mayor de edad, y me fui a vivir a un piso junto con
Harry Osborn.
- ¿Cuál fue su relación con los
Osborn?
- Padre e hijo estaban como una puta cabra los dos. Más claro no se lo puedo decir. Lo que pasa que he de reconocer que el padre era listo, muy listo, porque tenía una doble vida como la mía que jamás le hizo levantar sospechas entre el público. Todo empezó cuando un día iba yo balanceándome por la ciudad, sin un objetivo principal, cuando veo cerca a un tío con un disfraz verde. Era el loco de
Osborn, en su personalidad de
Duende Verde. Al principio no conseguí saber quien era, aunque él rápidamente quiso aliarse conmigo, porque dijo que entre los dos podíamos dominar la ciudad.
-
Spiderman siempre fue un solitario –dijo
Murdock.
- ¿Qué necesidad tenía yo de unirme a perdedores como el
Doctor Octopus, el
Buitre, el
Rino o
Electro? La prueba está en todas las veces que han estado esos en prisión, atrapados por alguno de los héroes que pululan por esta ciudad, mientras que yo siempre he conseguido eludir a la justicia. Y eso pese a que he tenido detrás de mí a gente como
Daredevil.
Eso era cierto.
Matt Murdock como
Daredevil había intentado varias veces atrapar y detener tanto a
Spiderman como a
Punisher, pero siempre se le habían escapado. Sólo una vez consiguió meter entre rejas a
Frank Castle, pero de poco sirvió porque escapó al poco tiempo.

- Poco después me di cuenta de que me estaba enamorando de
Gwen Stacy, una compañera de estudios. Era la chica más bonita que había conocido nunca, la deseaba como jamás he deseado nada en toda mi vida. Pero ella se hizo novia de
Harry Osborn. Yo estaba loco de celos pensando que mi compañero de piso se podía beneficiar a la chica de mis sueños. Aquello no podía ser, tenía que ser mía. Por eso un día le confesé mis sentimientos, ya que si hubiera aceptado, yo hubiera cambiado y hubiera dejado de ser
Spiderman. Pero ella me dijo que amaba a
Harry, y que se casaría con él. Que a mí sólo me apreciaba como a un amigo... No podía aceptar aquello, y menos cuando pocos días antes por fin había descubierto que
Norman Osborn era el
Duende Verde. ¿Cómo podía querer casarse con el hijo de ese chalado?
- Pero
Norman también averiguó quien eras tú.
- Sí, y ese fue mi principal problema. Tras la negativa de
Gwen, decidí entonces que sería mía, de una manera u otra. Por eso aquella noche, disfrazado de
Spiderman, entré en su casa, la secuestré, me la llevé a un edificio abandonado y la violé. Tras aquello
Gwen le contó a
Harry lo que le había hecho
Spiderman, y éste a su vez se lo contó a su padre.
Osborn entonces secuestró a
Gwen como
Duende Verde y la llevó a la cima del
Puente de Brooklyn. Allí me los encontré a los dos.
Norman me dijo que no podía soportar la afrenta que había hecho contra su familia, y que iba a acabar conmigo y con mi amante.
- ¿Amante? ¡Pero si la habías violado!
- Si, pero
Norman Osborn estaba más loco que una cabra, y para su mente enferma
Gwen no había sido violada por
Spiderman, sino que ella era su amante a espaldas de su hijo (a quien, por cierto,
Norman nunca tuvo mucho aprecio).
- ¿La matastes?
- No. Reconozco que la violé, pero la quería. ¡Sí, no me mire con esa cara, la quería!. Jamás la hubiera matado. Lo que ocurre que ella había oído nuestra conversación, y pensó que tenía que escapar como fuera de dos locos como nosotros. Pero la noche anterior había llovido, las piedras del puente estaba húmedas y resbaló, cayendo al vacío. Intenté salvarla, pero no pude. Odiando a
Osborn por lo que me había quitado lo perseguí hasta que lo alcancé y lo maté.
Mientras hablaba de
Gwen Stacy, Matt notó como si un halo de humanidad envolviera durante un momento la fría voz de aquel joven. Pero ese halo desapareció, y él continuó.
- Tras eso el padre de
Gwen, el capitán retirado de policía
George Stacy, decidió descubrir quien era
Spiderman, el criminal que le había quitado a su hija, y fue el que más cerca estuvo. De hecho lo supo en un enfrentamiento que tuve con el
Doctor Octopus. Octavius quería dar un golpe e intentó convencerme de ir con él, primero por las buenas y luego por las malas. En nuestra lucha cayó una chimenea de donde estábamos combatiendo que aplastó al capitán
Stacy.
A partir de ahí ya no encontré ningún motivo para ser un héroe. La vida sólo me había dado palos, primero humillado por mis compañeros de clase, después huérfano por dos veces. Y aunque actué mal, hubiera cambiado por mi amor por
Gwen. Pero al perderla, decidí que entonces sería un criminal. Mi especialidad era principalmente ser ladrón de guante blanco, y eso me hizo conocer a
Felicia Hardy. Me volví a enamorar, no con una pasión como la que había sentido por
Gwen, pero amor al fin y al cabo. Y con
Felicia, la Gata Negra, nos convertimos en los mejores ladrones de la historia. Nadie nos podía parar. Éramos felices, nos queríamos.
- Hasta
Veneno...
- Exacto, hasta que entró
Veneno. Durante las
Secret Wars los héroes se trajeron a un simbionte alienígena sin darse cuenta (poseyó a
Spiderwoman), y ese simbionte, al llegar a la Tierra, se transformó en
Veneno. En uno de nuestros robos nos topamos con él y
Felicia... la pobre
Felicia...
Veneno la mató. La destripó delante de mis ojos. Yo ataqué a aquel monstruo, pero era más fuerte que yo, hasta que luchando, luchando, incendiamos el edificio donde estábamos y me di cuenta del daño que le provocaba el fuego. Con ese factor a mi favor conseguí separar al simbionte del anfitrión, y tras eso maté a
Spiderwoman (el anfitrión de
Veneno) del odio que sentía por haber asesinado a
Felicia momentos antes. Pero el simbionte entonces me poseyó a mí.
Tras eso empezó mi carrera criminal más salvaje: robos, asesinatos y todo tipo de atrocidades; y lógicamente aquello no podía acabar bien. Dejé demasiadas pistas, y al final
Reed Richards de los
Cuatro Fantásticos me atrapó, al descubrir que los sonidos fuertes también afectaban al simbionte. Lo separó de mi cuerpo, pero me di cuenta de que aquel bicho me había dejado sin poderes, incluso los que yo ya tenía. Fui apresado y ahora me veo aquí, tras descubrirse entonces quien era la persona tras la máscara de
Spiderman.
Matt Murdock acabó de escuchar la historia, y tras eso se despidió de
Peter Parker y salió al exterior. Al llegar a la calle pensó que en el fondo, muy en el fondo, aquel joven podía haber sido un héroe. Tenía lo necesario para serlo. Pero las circunstancias habían torcido ese camino. Pero seguro que en algún mundo paralelo,
Spiderman es un héroe (pensó). Y seguro que uno de los mayores de la Humanidad.