Mostrando entradas con la etiqueta Relatos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Relatos. Mostrar todas las entradas

sábado, 31 de enero de 2015

LA AVENTURA DE LA MUJER GATO (relato) (ACTUALIZADO)

Todo empezó cuando me cogí en préstamo de la biblioteca el tomo Sherlock Holmes en España y ví que salía citado. Hablando con el autor internáuticamente me recordó de dos relatos mios que a principios de los 90 fueron publicados en el boletín de la asociación Círculo Holmes, y que pensaba yo darlos por perdidos hasta que un buen amigo me los pasó para poderlos compartir con vosotros (los teneis respectivamente aqui y aqui) ¿Y esto? Pues bien, es que había un tercer relato que al principio no identifiqué pero que al leerlo me dí cuenta de que también era mio, en esta ocasión influenciado por la Catwoman de la película Batman vuelve (ACTUALIZACIÓN: fue editado en el boletín de la asociación correspondiente a enero de 1993) Como los anteriores, tras el banner teneis el relato.


En mi libreta de notas tengo señalado que fue un día de diciembre de 1892 cuando el inspector Lestrade nos introdujo a Holmes y a mí en lo que sería la aventura de la misteriosa mujer gato.

Aquel día Holmes se había despertado de buen humor, como pude comprobar al ir a visitarle; su recibimiento expresaba jovialidad. —¡Mi buen amigo Watson! ¿A qué debo el honor de su visita?

—Hacía tiempo que no nos veíamos, Holmes. Sé por los periódicos que anduvo en un nuevo caso de resonancia internacional. Por su alegría pienso que lo ha resuelto satisfactoriamente.
—En efecto, Watson. Y mi alegría se dobla en este momento, ya que, si no me equivoco, ahí llega Lestrade para depositar en nuestras manos un nuevo caso. Quédese y podrá embellecer con su prosa, otro de mis casos.
Al tiempo que decía esto me pasaba un telegrama que decía:

“Iré a visitarle a las doce”
Lestrade

—Expedido en Wigmore a las nueve. Por el ruido de sus botas deduzco que ahora mismo va a aparecer por la puerta.

Efectivamente. La puerta de la habitación se abrió y, tras la señora Hudson, apareció un Lestrade pálido y desaliñado.

—Acomódese mi buen Lestrade —le dijo Holmes acercándole una silla.
—Dígame qué misterio le ha sacado de la cama a altas horas de la madrugada, para ir hacia Whitechapel por un asunto de asesinato. Su barba delata la urgencia con que le llamaron. Lo de Whitechapel lo deduzco por el barro que adorna su calzado. Por su palidez me atrevo a asegurar que el problema es de los de crimen de por medio. Así que, señores ahórrense sus caras de asombro.
—Señor Holmes —dijo Lestrade con un suspiro. —Me mandaron llamar cerca de las cuatro de la madrugada. La ronda nocturna había encontrado en Whitechapel el cadáver de John Clay, aquel Individuo con el que tuvimos problemas hará unos cinco años.
—Ya recuerdo. “La liga de los pelirrojos”; pero continúe por favor.
—Bien. Me fui a toda prisa hacia Whitechapel porque me dijeron que había testigos que habían visto al asesino y que lo tenían acorralado. Al llegar vi el cadáver de Clay. Le habían rebanado el cuello de oreja a oreja. Dejaron allí mismo el arma homicida. Un guante artificial con unas afiladísimas garras retráctiles, como las de los gatos. Diversos testigos afirmaban haber visto una figura humana que, disfrazada de gato, se abalanzaba sobre Clay. Dicha figura huyó al oír voces, y se refugió en una casa cercana. Voluntarios del vecindario rodearon el edificio. Cuando yo llegué a la casa sólo encontré a tres mujeres. —Siga, siga —dijo Holmes impaciente.
—Las mujeres que encontré, respondían a los siguientes nombres:
  • Amanda Johnson de 23 años; de profesión, prostituta.
  • Sarah Smith; 39 años. Propietaria de un bar cercano.
  • Selinda Kyle; 28 años. Maestra de una escuela ubicada en la misma calle.
—¿Registró usted bien la casa? —preguntó Holmes.
—Sí —respondió Lestrade. Registré la casa. Todo era normal si exceptuarnos un pequeño pasadizo secreto que comunicaba la cocina con el desván. Una vez en el desván, por un ventanuco que hay, podría una persona muy ágil, salir hasta el tejado. Pero una vez allí, el edificio más cercano se halla a unos cuatro metros de distancia... Es un salto que no pude dar ningún ser humano. Holmes se quedó absorto y pensativo un buen rato. Lestrade se había calmado un poco. Yo aproveché para cargar y encender mi pipa, mientras el gran detective continuaba con la vista fija en un punto lejano.

Se desperezó por fin y dijo:
—Lestrade; esta tarde investigaré a estas tres mujeres. Venga sobre las seis a tomar el té. Seguramente habré dado ya con la solución.
Holmes nos acompañó hasta la puerta a Lestrade y a mí. Quedamos en volver a las seis. Asuntos urgentes me retrasaron y llegué a Baker Street a las seis y veinte.

—Siéntese Watson, me dijo Holmes. Yo observé que seguía con el mismo buen humor que por la mañana, Lestrade ya había llegado, y estaba cariacontecido y apenado.
—Le estaba explicando a Lestrade cómo se le escapó de las manos el asesino de Clay —aseguró Holmes mientras me alargaba una taza de humeante té.
—¿Cómo fue? —inquirí.
—Pude comprobar visitando el lugar de los hechos que el asesino entró efectivamente en la casa; y que saltó desde el tejado estos cuatro metros que parecen imposibles de saltar para un ser humano. Pero... no para alguien que se crea efectivamente un gato. —Bien, Holmes —admitió Lestrade. —Es su teoría y no tengo más remedio que aceptarla al no disponer de ninguna otra prueba. Se lo agradezco.
Dicho esto se levantó pretextando una investigación urgente y nos dejó solos.

Holmes se levantó. Se acercó al armario ropero y extrajo de él un disfraz de gato de cuerpo entero.

—¿De dónde demonios ha sacado esto? —le pregunté.
—Hablé esta tarde con las sospechosas —me respondió. —Una de ellas sentía un gran afecto por los gatos. Las otras dos los odiaban. Precisamente fue esta mujer, que tanta afición tiene por los gatos, la más relacionada con Clay... hasta el punto de ser su hermana.
—¡Pero Holmes! ¿Por qué no se lo contó a Lestrade?
—Watson; esa mujer mató a su hermano porque había abusado sexualmente de ella. Reiteradas veces. Se vengó matándole. El que se disfrazase de gato dice mucho en favor de un crimen premeditado y frío. Pero también dice en favor de la inteligencia de esta mujer. La atrapé con el disfraz en las manos, tratándolo de esconder. Me entregó su doble identidad y me rogó, llorando, que no dijera nada, Que nunca se volvería a repetir.

—La mujer gato era pues Selinda Kyle — afirmé.
—En efecto, Watson. Su apellido era Clay, se lo cambió para no tener problemas. Personalmente pienso que algunos crímenes no merecen que se castigue al asesino, si el asesinado es tan despreciable como en este caso. Callemos la venganza de la hermosa Selinda Kyle.

Miré a Holmes a los ojos. Aquella expresión no se la había visto desde que conociera antaño a Irene Adler. Comprendí y me quedé en silencio. Con el tiempo, el único recuerdo de aquel caso fue un ajado y polvoriento disfraz de gato, que Holmes guardaba junto a una infinidad de otros extraños recuerdos.

EL CASO DEL DESTRIPADOR (relato)

A continuación teneis un relato mio escrito en 1994 para un concurso literario (que no gané) y en donde bajo el seudónimo de Alan Grant (el personaje al que encarnaba Sam Neill en Parque Jurásico) escribí un relato donde me anticipaba al morbo de los reality-shows con ciertos toques a medio camino entre las películas Asesinato por Decreto y Regreso al futuro 2. Al igual que el relato previo, tan solo vió la luz en el boletín de la asociación, por lo que gracias de nuevo al amigo que me ha permitido compartir esto con todos vosotros: bajo el banner teneis la historia.


Una vez más me pongo yo a dejar constancia escrita de un hecho increíble que me sucedió en mi carrera como detective. Tú, querido lector, que soportaste tantas veces las embellecidas historias que sobre mi escribía el doctor Watson, vas a tener conocimiento de mi aventura más fantástica.

Todo comenzó en 1888. No es necesario dar detalles porque todo el mundo conoce los sanguinarios crímenes de Jack el destripador. Lestrade me pidió ayuda y yo comencé a investigar. Mucha gente me ha preguntado porque Watson nunca explicó es te caso, ya que todos tienen en cuenta que el gran Sherlock Holmes tuvo que haber desenmascarado al sanguinario Jack. Así fue, sin duda, pero explicar este caso significa relatar un relato ilógico. Mis investigaciones me llevaron el viernes 9 de noviembre al 26 de Dorset Street, en el distrito de Whitechapel. Seguí al destripador hasta allí, pero lamentablemente no pude evitar el brutal degollamiento de la inquilina de esa casa, la prostituta Mary Jane Kelly. Al entrar yo, ella estaba muerta, y Jack estaba a su lado, abriéndole aún más las entrañas con su cuchillo.

Y aquí comienza lo extraordinario. Al lanzarme sobre él nos envolvió a ambos una luz blanca de gran intensidad que me cegó. Cuando pude abrir los ojos tenía frente a mí a Jack. Él también estaba aturdido, porque ahora estábamos en la calle. Pero ésta era larga y de color negro, y estaba flanqueada a ambos lados por inmensos edificios. Por el cielo se veían unas extrañas máquinas que estaban suspendidas en el aíre y que se desplazaban a través de él. De repente se acercaron a nosotros unos individuos que se desplazaban por el aire con unas extrañas tablas que llevaban en los pies, llamadas “aeropatines”, según me dijo más tarde. Jack echó a correr y desapareció tras una esquina. Nadie le siguió. Yo me quedé, y uno de los individuos que montaban en los aeropatines me dijo:

—Bienvenido al año 2888, señor Holmes. Actualmente estamos celebrando el primer milenio desde los crímenes de Jack el destripador, y nos pareció buena idea traerlo a él y a usted a nuestra época.
—¡Esto es imposible! ¿Qué pretenden?
—Atienda bien, porque se lo voy a decir sólo una vez. Queremos que cace al destripador en este año, Le vamos a dar los medios para conseguirlo. Cuando lo cace ha de matarlo.
—Es un criminal y ha de ser juzgado — le dije
—¡No! —me contestó—, ¡Es un sádico y ha de morir! Cuando muera, usted volveré a su época. Mientras tanto permanecerá aquí. Y no se confíe, para Jack las cosas están igual que para usted. El que quede vivo volverá. Tenga, un par de utensilios.

Me entregó un anillo dorado. Me explicó que era mutagénico, es decir, que se transformaría en cualquier arma que mi mente deseara. Lo probé, pensando en un cuchillo. Apareció uno en mi mano. Pensé en un aeropatín y funcionó. Perdí un poco el equilibrio y al alzarme me encontré solo en aquella calle futurista. Como no tenía otra opción empecé a familiarizarme con aquellos extraños artilugios, mientras iba en pos del destripador.

Las pistas para llegar hasta Jack enseguida estuvieron claras para mí. Él era un individuo con un retraso mental que le había mermado las facultades, hasta el punto de realizar las salvajes atrocidades de las que hacía objeto a las prostitutas, por lo que el hecho de verse extraído de su mundo para aparecer en donde estábamos él y yo ahora probablemente lo habría trastornado al máximo. Yo también estaba atento y alerta, me convencía a mí mismo de que esto debía de ser una pesadilla extraordinaria. Pero sabía que de ella no saldría hasta cumplir el cometido que me habían ordenado los individuos de los aeropatines.

A través de aquel laberinto de calles (ya que todas eran idénticas) pronto encontré un cadáver descuartizado. Jack le había cortado los brazos y las piernas a una mujer, intercambiándolos del lugar natural que le corresponde a cada parte.

En ese momento me percaté de que no había nadie cerca Tampoco había nadie asomado por la ventana. Nadie paseaba. No se oía ningún ruido. Aquello estaba muerto. Sonó un grito desde la calle de mi izquierda. Hice aparecer el aeropatín y me deslicé hasta el lugar de dónde provenía.

El individuo del aeropatín que me había hablado hacía un rato yacía muerto. Jack le había sacado los ojos y le había cortado los genitales, introduciéndolo todo en su boca. Después le había descuartizado, depositando sus entrañas sobre el hombro derecho.

—Esto es lo que quieren.

Me giré y encontré a Jack frente a mí. Manchas de sangre de sus víctimas cubrían su escalpelo y sus ropas.

—¿Que has dicho? —le pregunté.
—Esto es lo que quieren, Holmes. Les gusta el morbo de presenciar crímenes, de sentir que corren peligro. Les gusta ver las depravaciones que es capaz de hacer un psicópata como yo. Quieren sentir el lado maligno de la vida. Unos aprenderán, otros lo odiarán, pero todos lo admitirán —me contestó.

Sus palabras me cayeron como plomo. Tenía razón, no importábamos ni Jack ni yo, lo único que querían era jugar con nosotros para ver la que ellos querían ver muerte. Pero no podíamos escapar.

De repente empezaron a explotar todas las viviendas de los edificios. Los cascotes caían sobre nosotros mientras corríamos hacia un destino desconocido Conseguimos refugiarnos en un sótano, pero enseguida comprendimos nuestro error cuando un edificio se derrumbó, dejándonos atrapados.

—Tenemos que salir de aquí. ¿Tienes alguna idea, Jack? — le pregunté,
—Antes de degollar a ese bastardo le quité esto — y me lanzó una pequeña máquina que atrapé al vuelo. Aquel pequeño objeto tenía varios botones, de los cuales había uno apretado bajo el cual se podía leer: “Destrucción Total”.
—Tenías razón, Jack. Están tan obsesionados por ver muerte que tu última víctima, que seguramente debe de ser el dirigente de este lugar, construyó una bomba que accionada por control remoto lo destruiría todo cuando muriera, como así ha ocurrido.
—¡Pero morirá mucha gente inocente! —dijo Jack. Me sorprendió dicho comentario, y más teniendo en cuenta que venía del asesino más famoso de la historia, pero le contesté:
—Esta ciudad estaba casi vacía y eso es porque, seguramente, se han ido todos o han caído asesinados. Por eso nos han traído al 2888, están tan cegados de maldad que quieren volver a empezar desde el comienzo... o sea, desde nosotros.
—Cierto, Holmes. Yo represento la maldad más antigua que conocen. Pero les daré lo que se merecen, usted váyase, en ese aparato hay un botón que pone “viaje temporal”. Pienso que funcionará. Lo hubiera usado, pero un canalla como yo no merece seguir viviendo.
—Vuelva conmigo, Jack. Le ayudaré con la justicia.
—No, yo soy la justicia Cuando usted se vaya apretaré este botón —se sacó una bomba del gabán y me señaló el botón al que se refería— y borraré al hombre de la faz de la Tierra con esta bomba que les he robado.

Sin darme cuenta había apretado el botón de “viaje temporal” y todo se volvió blanco a mí alrededor. Cuando volví a abrir los ajos estaba en mi salón de Baker Street. Encima de la mesa me esperaba el típico desayuno de la Sra. Hudson y el periódico de ese día, sábado 10 de noviembre de 1888. En ese momento entró Watson.

—¡Vaya, Holmes! ¿Ha visto el periódico? ¡El Destripador ha vuelto a actuar! ¿Cuándo le pararán los pies a ese salvaje? —Querido Watson, si le soy sincero creo que el destripador ha desaparecido para siempre.
Y ese pensamiento aún lo mantengo. Lo único que deseo es que la humanidad no acabe como yo la vi: egoísta, maligna, destructiva y deseosa de ver sangre y muerte. De Jack el Destripador no se volvió a saber nada. No sé si apretó o no el botón de aquella bomba y exterminó a la humanidad. Lo único que sé, es que todo esto no fué un sueño, porque aún llevo el anillo mutagénico que me dió el individuo del aeropatín.

SHERLOCK HOLMES E IRENE ADLER: EL PRIMER ENCUENTRO (relato)

¿Os acordais que hace bien poco tiempo os descubría mi pasado como narrador de fan-fics y os descubría una historia mia prevía al nacimiento de este blog que hacía un crossover entre Spiderman y Sherlock Holmes? En ese post citaba dos historias previas mias con el famoso detective de Baker Street de protagonista pero que yo pensaba ya perdidas (porque vieron la luz a principios de los años 90 tan solo en el boletin interno de los miembros del Círculo Holmes, y lejos aún de imaginar el actual internet para hacerlas públicas)

Pues bien, sabedor de mis anhelos un buen compañero de aficiones me los ha pasado en formato de word: a continuación os dejo con el primero, que escribí en 1993, en plena efervescencia de mi pasión por el personaje, y claramente influenciado por la película El secreto de la pirámide (de ahi el banner bajo el cual teneis el relato) Lo que hace 22 años fue solo para unos pocos, ahora es para todos.


Resulta curioso que mi primer caso aún no sea conocido por el mundo. Mi amigo Watson no tiene ninguna anotación de esta historia, por lo que me veo en la obligación de coger la pluma para relatarlo yo mismo.

Todo comenzó en octubre de 1872. Mis padres me habían matriculado en el Christ Church College de Oxford, un centro de estudios donde ese año se decidió experimentar una nueva proposición de un joven político llamado Gladstone, que chicos y chicas compartieran estudios. Eso provocó que una muchacha, llamada Irene Adler, fuera a mí clase.

Yo tenía 18 años, y mi poca afición a comunicarme con los demás me había llevado a ser una persona con escasos amigos. Y no sería exagerado decir que mis estudios iban más adelantados que los de mis compañeros, sólo por que yo les dedicaba 16 horas diarias. El hecho, por lo tanto, de que llegara Irene Adler me cambió bastante, ya que nada más conocerla experimenté la dulce sensación del amor. Yo nunca había tenido necesidad de galantear con chicas, como habían hecho ya la mayoría de mis compañeros, pero sentía que con Irene tendría que ser diferente.

Con el consejo de uno de mis pocos amigos, le escribí una carta expresándole mis sentimientos. Ello provocó que un día se sentara a mí lado en la mesa de la biblioteca, donde yo me ponía a estudiar:

—Hola, ¿tu eres Sherlock Holmes, verdad?
—Sí —le contesté
—He oído comentar por ahí, Holmes, que estás enamorado de mí. Me lo dijo un chico llamado Victor Trevor.
—¿Y qué piensas tu, Irene? —le pregunté,
—Quiero ser sincera contigo, Holmes. Actualmente hay un chico que me quiere y al que yo también quiero mucho. Por lo tanto sólo podemos ser buenos amigos,... siempre que no te sientas ofendido,
—No, pero... ¿quién es ese chico?
—William Moriarty, el hijo del maestra de matemáticas.

Entonces lo comprendí. El profesor James Moriarty me había dado clases durante el verano de ese año, pero al final me dejó por imposible, debido a que acabamos odiándonos mutuamente. Su hijo, William, era como el padre, pero además se las daba de importante.

Era un chico atractivo y que le gustaba galantear con todas las muchachas que pasaban por su camino, por lo que en el fondo no me extrañó que Irene y él fueran novios. La conversación que tuvimos en la biblioteca Irene y yo tuvo lugar a finales de noviembre. Desde entonces fuimos buenos amigos, y solíamos visitarnos mutuamente. Yo la quería, pero no volví a hablarle de mi amor. Todo iba bien hasta que a mediados de diciembre comenzaron los problemas. El primero que me informó fue mi amigo Victor Trevor, que me había ayudado a escribir la carta a Irene. Un día, al salir de clase de química, me dijo:

—Holmes, Irene me dijo que quiere hablar contigo en su habitación Es urgente
—De acuerdo, ahora mismo voy.

Al llegar a su habitación llamé tres veces a la puerta, pero nadie me contestó. Al girar el picaporte me di cuenta de que no estaba cerrada con llave. Entré. Todo estaba ordenado, pero Irene no estaba. Empecé a pasear por la habitación, bastante inquieto por lo que hubiera sucedido. Me fijaba en todos los objetos que había a mí alrededor, intentando encontrar una pista. Pero todo se encontraba tal y como yo recordaba haberlo visto la última vez. Me agaché para mirar debajo de la cama, y entonces fué cuando vi algo sospechoso, había un libro, Lo cogí y empecé a hojearlo. Era una edición reciente de “Robinson Crusoe” de Daniel Defoe. Al llegar a la última página, Irene, porque reconocí su tipo de letra, había escrito: “Holmes, sálvame. Descubrí su secreto e intentarán deshacerse de mí. ¡Ya están aquí!”. Aquello parecía auténtico.

Decidí revisar la cerradura de la habitación y encontré lo que buscaba, unos ligeros roces que evidenciaron la convicción que yo tenía de que alguien había secuestrado a Irene. A juzgar por su nota ella había descubierto algún secreto de cierta persona, a la cual debían ayudar otro u otras, cosa que se deducía de la forma en que había utilizado los verbos en la nota que me había escrito. Decidí ir a hablar con Victor, ya que él debía de saber alguna cosa, o si no podía proporcionarme algún vestigio que poder seguir. Cuando llegué a su habitación estaba leyendo un tratado sobre la aplicación de logaritmos a las matemáticas, pero lo dejó a un lado al ver mi cara de preocupación:

—¿Que ocurre, Holmes? Te veo preocupado.
—Han secuestrado a Irene — le contesté.
—¡Eso es Imposible!
—Tristemente no —y seguidamente le expliqué todo lo que me había sucedido desde que salimos de clase de química— pero me propongo encontrarla. ¿La notaste extraña cuando la vistes por última vez?
—Bueno, estaba ligeramente preocupada. Pero como están próximas las vacaciones de navidad, pensé que estaría inquieta por los exámenes de fin de trimestre. Después de hacerle un par de preguntas más a Victor llegué a la conclusión de que no me proporcionaría ninguna nueva pista. Entonces fué cuando me acordé del novio de Irene, William Moriarty. Decidí visitarle pero en su habitación no había nadie. Le pregunté a un chico que había cerca y me dijo que William estaba en el gimnasio, entrenándose para la exhibición de esgrima que habría en navidad. Al llegar allí me encontré a un grupo de 20 ó 25 muchachos que miraban embelesados el combate de esgrima que había en la pista. Los contendientes eran desconocidos para mí, ya que no podía ver sus caras debido a las máscaras de protección. Pero yo era un gran experto en esgrima por lo que, después de mirar durante unos instantes, no me costó identificar cuál de los contendientes era William Moriarty. La lucha pronto acabó ya que William con una brillante estratagema, desarmó a su adversario y lo acorraló. Al quitarse la careta protectora me vió y se acercó hasta donde yo estaba:

—Vaya, vaya ¡El señor presuntuoso Holmes!
—William, quiero hablar contigo en privado. Ahora mismo.
—¡Oh! ¿Y si no me da la gana? —me contestó despóticamente.
—Irene Adler ha desaparecido, y si no me equivoco era tu novia
—¿Desde cuándo te interesan las mujeres? Irene es mía, y cómo te vea galantear con ella será un placer destrozarte la cara. ¿Y que es esa tontería de que ha desaparecido? Yo no tengo nada que ver con lo que haga y deje de hacer esa estúpida de Irene.

Esto último me irritó hasta el límite. Cerré mi puño y lo hundí con fuerza en su abdomen. Su cuerpo se inclinó hacia delante por lo inesperado del golpe, momento que aproveché para propinarle un puñetazo en la barbilla, que le hizo caer pesadamente al suelo:

—¡Como le haya pasado algo a Irene por tu culpa, juro por Dios que no descansaré hasta acabar contigo!
—Esto no quedará así, Holmes. —me dijo mientras un hilo de sangre empezó a caer de sus labios— mi padre es el profesor de matemáticas. Hablará para que te expulsen.

Esa tarde me convocó el profesor Moriarty para hablar conmigo. Al llegar me recibió sentado ante el escritorio de su habitación. Estaba, según dijo, muy contrariado por el suceso de esa mañana en el gimnasio. Había escuchado las explicaciones de su hijo, y aunque le dolía como padre el ataque que había sufrido, conocía el carácter de su hijo y decidió que lo mejor era olvidar el incidente.

Al salir de la habitación del profesor Moriarty lo vi todo claro. Su hijo estaba metido en el asunto, como me había demostrado por la mañana, hablando como lo hizo de mi querida Irene. Yo le ataqué de una manera que, conociendo las estrictas normativas del Christ Church College, significaría la inmediata expulsión, pero el profesor Moriarty lo deja todo en un simple suceso, cuando sería el primero en alegrarse de mi expulsión. Además estaba el hecho de que en la nota de Irene estuviera escrito que había descubierto “su secreto” (refiriéndose quizás al profesor Moriarty) y que “intentarán deshacerse de mi” (incluyendo a William Moriarty, ya que al ser su hijo era la única persona en la que podía confiar el profesor Moriarty). Y si los culpables hubiesen sido de fuera habrían llamado la atención, por lo que quedaba descartado. Además, Irene era nueva en la escuela, y aunque se hablaba con todos, sus amigos más íntimos éramos yo, Victor Trevor y su novio, por lo que el secreto al que se refería sólo podía referirse a los Moriarty. Decidí que esa noche seguiría los pasos del profesor. Me escondí en la habitación del material, y con la puerta entreabierta esperé a que saliera el profesor Moriarty. La espera fué larguísima, mientras escuchaba como un reloj cercano daba las horas, una detrás de otra. Mientras esperaba pensé en la hermosa Irene Adler. Era una muchacha encantadora, con un bonito cuerpo, y un sedoso cabello castaño claro. Sus ojos verdes eran alegres y su piel era tersa y suave. Decidí que como le hubieran hecho algo malo, no descansaría hasta castigar al culpable. En ese momento se abrió la puerta y salió el profesor Moriarty. Sin que nadie me hubiese visto, había sustraído una pistola del museo privado de la escuela, así como un florete del gimnasio, ya que el peligro no estaba excluido. Seguí a Moriarty hasta una pequeña choza que había en un bosque cercano al Christ Church. Yo me asomé por una ventana, sin que me vieran. Dentro estaban los dos Moriarty e Irene, atada y amordazada en una silla. Desde fuera escuché perfectamente la solución que Moriarty le daba a su hijo:

—Tu novia ha descubierto la organización criminal que estoy organizando, por lo que la mataremos y la enterraremos, sin que nadie se entere. —dijo sacando un enorme cuchillo del gabán.

Decidí actuar de inmediato si quería salvarla, Como la puerta de la choza era bastante vieja, la eché abajo de una patada. Al entrar, William se lanzó sobre mí, pero disparé sin apuntar. William cayó al suelo, inconsciente. No sabía si lo había matado, porque el padre me atacó con el cuchillo inmediatamente. La punta metálica me rozo la mano, lo que hizo que comenzara a sangrar. Cuando iba a contraatacar, le lancé una salvaje estocada con el florete, lo que hizo que el cuchillo saliera volando hasta introducirse en una grieta que había en el suelo de la vieja choza:

—El juego ha acabado, Moriarty —le dije.
—No, Holmes. —me contestó— Nos volveremos a ver.

Para sorpresa mía, se lanzó contra la ventana, y haciendo añicos el cristal desapareció en la oscuridad de la noche. No le seguí porque estaba más preocupado por Irene. La desaté;

—Gracias, Holmes. ¡Que miedo he pasado! Ese hombre estaba intentando formar una organización criminal, y cuando yo lo descubrí decidió asesinarme... ¡y su hijo estaba de acuerdo con el padre!

Salimos los dos juntos y nos dirigimos a la escuela. Una vez en la habitación de Irene le conté como había resuelto el caso. Y al acabar, querido lector, me agradeció que le hubiera salvado la vida como mejor lo agradece una mujer. Hicimos el amor. Al día siguiente, cuando la policía evaluó la situación, llegaron a la conclusión de que William Moriarty había sufrido un intento de asesinato por parte de una persona desconocida. Al poco tiempo fué trasladado a otro colegio. Su padre desapareció, y la organización criminal que ideó aún tardó más de diez años en acabarla. Irene, por orden de sus tutores, fué trasladada a otro centro escolar a la semana siguiente del caso de los Moriarty. La despedida fue triste. Nos dimos un beso de amor antes de que yo viera como se subía al tren que nos separaría hasta muchos años más tarde, en el caso que Watson tituló “Un escándalo en Bohemia” Jamás olvidaré aquella aventura juvenil, que me unió al gran amor de toda mi vida, así como al enemigo más acérrimo que tuve en mi carrera profesional. Fué una aventura que decidió una considerable parte de mi futura carrera como detective, pero aquel frió diciembre de 1872 lloré por primera vez en mi vida, ya que mi primer gran amor se alejaba en aquel tren hacia un lejano punto del horizonte.

viernes, 30 de enero de 2015

¡¡Mi relato SPIDER-MAN Y SHERLOCK HOLMES es citado!! (ACTUALIZADO)

Como muchos sabeis, una de mis pasiones es la lectura, y como tengo que agradecer de vivir donde vivo, las bibliotecas de mi zona estan bastante surtidas y les llegan bastantes novedades, con lo cual aún tiene que llegar el día en el que no tenga NADA para leer. Las reseñas de lo que me leo las voy recopilando por aqui una vez al mes, para que me sirva de índice si necesito buscar algo luego en el futuro (aunque las podeis leer también siguiendo mi blog "satélite" en Facebook Lecturas de biblioteca: de papel a pantalla que me sirve para eso así como para enlazar noticias referentes a adaptaciones literarias o de comic)

Siguiendo el orden según los voy pidiendo en préstamo, decidí empezar ayer el tomo Sherlock Holmes en España de Alberto López Aroca. En el mismo parece ser que se hace una muy extensa recopilación de lo editado del famoso detective de Baker Street por aqui nuestro pais. Cual sería mi sorpresa cuando al llegar a la página 24 CITAN UN RELATO MIO con mi nombre y todo. Para mi ha sido una muy agradable sorpresa, entonces he decidido traspasar dicha narración aqui, ya que la misma fue editada por internet a finales del año 2004, pocos meses antes de abrir este blog (el próximo 17 de febrero cumpliré una década desde que lo tengo abierto)

ACTUALIZACIÓN: En conversación internáutica con el autor me recuerda otros dos relatos mios citados en la obra (lamentablemente no hay versión online de los mismos):
  • páginas 198 y 201: Sherlock Holmes e Irene Adler: el primer encuentro, publicado en el número 9 del boletín Las notas del violín de la asociación Actas de Baker Street de julio de 1993
  •  página 205, El caso del Destripador publicado en el número 13 del boletín Las notas del violin de la asociación Círculo Holmes (antes Actas de Baker Street) de diciembre de 1994 bajo el seudónimo de Alan Grant (el personaje de Sam Neill en Parque Jurásico)
Mi coqueteo con los relatos fue bastante acusado en los inicios de este blog, cuando mi pasión comiquera estaba en plena efervescencia, dando lugar desde a un relativo crossover entre el Doctor House y Thor hasta lo que podeis ver en la etiqueta relatos de este blog (donde el primero que os saldrá es este, ir bajando para ver el resto) Del citado de ejemplo curiosamente por internet he encontrado la imagen bajo estas líneas (sacada de este deviatnart), debajo de la cual teneis el relato completo Spiderman y Sherlock Holmes (aunque si quereis ver más cosas mias previas a este blog pasaros por mi ficha de usuario en Dreamers)


sábado, 7 de noviembre de 2009

THE BOX con CAMERON DIAZ (crítica de la película, link al relato en el que está basada, a la posible base para dicho relato y su adaptación en TV)

FICHA TÉCNICA

Título: The Box
Título original: The Box
Dirección: Richard Kelly
País: Estados Unidos
Año: 2009
Fecha de estreno: 06/11/2009
Duración: 115 min.
Género: Thriller, Terror, Ciencia ficción
Reparto: Cameron Diaz, James Marsden, Frank Langella, Michael Zegen, Gillian Jacobs, James Rebhorn, Holmes Osborne, Deborah Rush, Celia Weston, Lisa K. Wyatt
Guión: Richard Kelly
Distribuidora: On Pictures
Productora: Radar Pictures, Media Rights Capital, Lin Pictures, Darko Entertainment

SINOPSIS

Los Lewis son una familia normal y corriente, como todas las clases medias americanas del año 1976. Norma (Cameron Diaz) trabaja de profesora en un instituto y su marido, Arthur (James Marsden), es ingeniero de la NASA. Viven en el suburbio de una gran ciudad en compañía de su hijo pequeño.

Una mañana, un hombre con el rostro terriblemente desfigurado se presenta en casa de los Lewis y deja una misteriosa caja que contiene un botón. El hombre les asegura que, si lo aprietan, ganarán un millón de dólares al instante. Pero también les avisa de que, como contrapartida, una persona sufrirá las consecuencias en alguna parte del mundo.

CRÍTICA

Con la premisa argumental que tiene esta película me imagino que habrá muchos que, como yo, vayan a verla sólo por el dilema moral que nos plantea: si nos entregan una caja con un botón, ¿lo apretaríamos sabiendo que eso nos reportaría una importante cantidad de dinero pero que provocaría la muerte de alguien en algún lugar? Semejante historia fue la que escribió Richard Matheson, autor también de la famosa Soy Leyenda, y que luego fue adaptada en un capítulo de la serie En los límites de la realidad/La dimensión desconocida (The Twilight Zone). Para los curiosos teneis Botón, botón, el (breve) relato en el que está basada la película en ESTE ENLACE mientras que el capítulo de la serie que inspiró lo teneis, en dos partes, al final de esta crítica. Incluso os dejo el relato La pata del mono de W.W.Jacobs que dicen que inspiró a Matheson para el suyo, y que a muchos les sonará por haber sido la base para uno de los capítulos de Halloween de Los Simpsons. La citada historia la teneis por ESTE ENLACE.

Tanto si habéis visto la película como si no entenderéis que en un argumento de casi dos horas de duración algo se tiene que haber metido para alargar lo que apenas son unas pocas páginas en papel o menos de media hora en televisión. Ahí radica el mayor error de esta película, y es que lo que estaba planteado de origen como un relato corto fantástico apropiado para series como la que lo adaptó (La dimensión desconocida) en un film la base se rellena de varias historias colaterales bastante insulsas que aportan bien poco a la trama principal (por ejemplo lo del pie de ella), y en donde se sugiere una posible explicación para la parte fantástica del relato que se antoja cuanto menos rara (ATENCIÓN POSIBLES SPOILERS lo que me parece que quieren dar a entender es que cuando el rayo le cayó a Archibald Steward, papel encarnado por Frank Langella, se le metió en el cuerpo un alien al estilo La invasión de los ultracuerpos que mediante el juego de la caja con el botón pretende abortar los planes de exploración de Marte haciéndose mediante el macabro juego planteado que se maten unos a otros en las familias escogidas, todas directamente relacionadas con el proyecto espacial. Y mientras el señor Steward controla lo que hacen sus víctimas poseyendo a toda la gente cercana a ellos (de ahí lo de las narices sangrantes) FIN DE LOS POSIBLES SPOILERS)

Por momentos el film me recordó a varios títulos del fantástico sobre invasiones secretas, pero sin que en ningún momento la historia gire claramente hacia la ciencia-ficción (aunque se sospeche; los atrevidos que lean mi spoiler anterior). Y dentro del fantástico estaría lo relacionado con la caja, aunque como eso es una mínima parte el resto sería una especie de relato sobre la crisis que se establece en la pareja protagonista ante las dudas morales (y de otro tipo) que les plantea el tener la caja y el apretar (o no) el botón de la misma. Pese a todo por momentos la película consigue resultar angustiosa, especialmente en el tramo final cuando se gira la situación teniendo que sacrificarse uno de ellos para que viva otra persona (lo cual explica ciertas historias colaterales que habremos visto previamente sin saber como ligaban con la trama principal, y que desembocan en el citado spoiler que tenéis más arriba, siempre desde mi más humilde opinión)

El problema es que lo que funcionaba bien para una historia corta y para su también corta adaptación citada antes, trasladado a película se nota alargado en exceso, lo cual provoca fallos en el ritmo del film que pueden llevar por momentos al aburrimiento. Afortunadamente la premisa de la que parte es lo bastante interesante como para que uno se haga preguntas (si bien no hay respuestas claras, sólo conjeturas). La indefinición de género se traslada también a su pareja protagonista, correcta pero a los que les falta cierta verosimilitud para ser creíbles en sus personajes, algo que no ocurre con el encarnado por Frank Langella, si bien lo más llamativo del mismo es su deformación, que a muchos recordará a la de Dos Caras en El Caballero Oscuro.

En resumidas cuentas, la base argumental de The box es sólo aprovechada a medias, planteando más de lo que responde y rellenando el resto con giros, situaciones y personajes en general prescindibles y sin los cuales el relato podía haber quedado más englobado dentro del fantástico, terror o ciencia-ficción según el tono que les hubiese interesado darle, ya que al final si se puede catalogar de algo sería de película de suspense dramático. Al menos la adaptación que se realizó para La dimensión desconocida iba más al grano.

LO MEJOR: La premisa argumental.

LO PEOR: Alargar algo que no daba para tanto.

miércoles, 21 de octubre de 2009

MARVEL APES (Y como complemento mi relato del UNIVERSO MARVEL SIMIO)

FICHA TÉCNICA

Guión: Karl Kesel
Dibujo: Ramón Bachs
Tomo. 144 páginas. 9.95 €

SINOPSIS

¡No es un sueño! ¡No es una historia imaginaria! ¡No tiene nada que ver con Charlton Heston! Todos los héroes del Universo Marvel se han convertido en… ¿Monos? Contempla la espectacular ciudad simia de Monkhattan, únete a héroes y villanos homínidos, como Spider-Monkey, Doc Ook, Iron Mandril y muchos más. Siente el escalofrio ante el retorno de Speedball y aprende el oscuro secreto de este mundo de primates. Si Marvel Zombies te aterrorizó, Marvel Apes conseguirá que tu mandíbula se desencaje. Completa edición llena de extras.

RESEÑA

Descendientes de los Marvel Zombis, aunque sin ninguna relación directa con ellos, los Marvel Apes salieron como una posible alternativa al famoso universo de muertos vivientes superheroicos cuando se sugirieron diferentes variantes sobre el concepto. Parece ser que a Joe Quesada le hizo gracia la de los monos y este es el resultado final.

Como curiosidad sin duda alguna satisfará a aquellos que buscan cosas nuevas, y si tienes los mínimos conocimientos sobre quien es quien en el Universo Marvel resulta la mar de entretenido ver como son sus homónimos primates (porque no son todos monos, hay mandriles, chimpances, babuinos, orangutanes, gorilas, etc.)

Pese a ello, y bajo el prisma de comedia sobre el que está organizada toda la historia, el giro argumental de los vampiros... ¡¡¡ufff!!! A mi gusto está un poco cogida con pinzas, se podian haber optado por otras variantes dentro de las posibilidades que tenía esta mezcla entre el Universo Marvel y El Planeta de los Simios.

Aún y asi el resultado final me convence lo suficiente como para aprobar la saga (complementada en este tomo con todas las portadas simiescas de todas las series de la editorial... y si no están todas poco falta); pero no se yo si de esta variante con monos se puede sacar tanto jugo como se hizo (y se hace) con los Marvel Zombies.

LO MEJOR: La curiosidad de la idea con la que parte la historia.

LO PEOR: Lo relacionado con los vampiros, un poco cogido con pinzas como excusa argumental.

Y ADEMÁS: EN ESTE ENLACE más cosas de esta saga y EN ESTE OTRO un relato fan-fiction que hice yo sobre esta premisa hace ya casi tres años titulado Universo Marvel Simio.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

DIARIO DE UN PERRO

Este relato lo recibí el otro día por email en formato PowerPoint. Lo he cambiado a Word para ponerlo aqui. A mi personalmente me ha gustado mucho y viene muy bien para concienciar en las fechas que se aproximan donde se pueden regalar animales cual si fuesen meros juguetes.


Leer DIARIO DE UN PERRO



DIARIO DE UN PERRO

Semana 1:
Hoy cumplí una semana de nacido, ¡Qué alegría haber llegado a este mundo!

Mes 01:
Mi mamá me cuida muy bien. Es una mamá ejemplar.

Mes 02:
Hoy me separaron de mi mamá. Ella estaba muy inquieta, y con sus ojos me dijo adiós. Esperando que mi nueva "familia humana" me cuidara tan bien como ella lo había hecho.

Mes 04:
He crecido rápido; todo me llama la atención. Hay varios niños en la casa que para mí son como "hermanitos". Somos muy inquietos, ellos me estiran la cola y yo les muerdo jugando.

Mes 05:
Hoy me regañaron. Mi ama se molestó porque me hice "pipí" adentro de la casa; pero nunca me habían dicho dónde debo hacerlo. Además duermo en la recámara... ¡y ya no me aguantaba!

Mes 12:
Hoy cumplí un año. Soy un perro adulto. Mis amos dicen que crecí más de lo que ellos pensaban. Que orgullosos se deben de sentir de mí.

Mes 13:
Qué mal me sentí hoy. "Mi hermanito" me quitó la pelota. Yo nunca agarro sus juguetes. Así que se la quité. Pero mis mandíbulas se han hecho muy fuertes, así que lo lastimé sin querer. Después del susto, me encadenaron casi sin poderme mover al rayo del sol. Dicen que van a tenerme en observación y que soy ingrato. No entiendo nada de lo que pasa.

Mes 15:
Ya nada es igual... vivo en la azotea. Me siento muy solo, mi familia ya no me quiere. A veces se les olvida que tengo hambre y sed. Cuando llueve no tengo techo que me cobije.

Mes 16:
Hoy me bajaron de la azotea. De seguro mi familia me perdonó y me puse tan contento que daba saltos de gusto. Mi rabo no para de moverse de alegría. Encima de eso, me van a llevar con ellos de paseo. Nos enfilamos hacia la carretera y de repente se pararon. Abrieron la puerta y yo me bajé feliz creyendo que haríamos nuestro "día de campo". No comprendo por qué cerraron la puerta y se fueron. "¡Oigan, esperen!" Se... se olvidan de mí. Corrí detrás del coche con todas mis fuerzas. Mi angustia crecía al dadme cuenta, que casi me desvanecía y ellos no se detenían: me habían olvidado.

Mes 17:
He tratado en vano de buscar el camino de regreso a casa. Me siento y estoy perdido. En mi sendero hay gente de buen corazón que me ve con tristeza y me da algo de comer. Yo les agradezco con mi mirada y desde el fondo con mi alma. Yo quisiera que me adoptaran y seria leal como ninguno. Pero solo dicen "pobre perrito", se ha de haber perdido.

Mes 18:
El otro día pasé por una escuela y vi a muchos niños y jóvenes como mis "hermanitos". Me acerqué, y un grupo de ellos, riéndose, me lanzó una lluvia de piedras "a ver quien tenia mejor puntería". Una de esas piedras me lastimó el ojo y desde entonces ya no veo con él.

Mes 19:
Parece mentira, cuando estaba más bonito se compadecían más de mí. Ya estoy muy flaco; mi aspecto ha cambiado. Perdí mi ojo y la gente más bien me saca a escobazos cuando pretendo echarme en una pequeña sombra.

Mes 20:
Casi no puedo moverme. Hoy al tratar de cruzar la calle por donde pasan los coches, uno de ellos por poco no me arrolló. Según yo estaba en un lugar seguro llamado "cuneta", pero nunca olvidaré la mirada de satisfacción del conductor, que hasta se ladeó con tal de centrarme. Ojalá me hubiera matado, pero solo me dislocó la cadera. El dolor es terrible, mis patas traseras no me responden y con dificultades me arrastré hacia un poco de hierba a ladera del camino.

Mes 21:
Tengo 10 días bajo el sol, la lluvia, el frío, sin comer. Ya no me puedo mover. El dolor es insoportable. Me siento muy mal; quedé en un lugar húmedo y parece que hasta mi pelo se está cayendo. Alguna gente pasa y ni me ve; otras dicen: "No te acerques" Ya casi estoy inconsciente; pero alguna fuerza extraña me hizo abrir los ojos. La dulzura de su voz me hizo reaccionar. "Pobre perrito, mira como te han dejado", decía... junto a ella venía un señor de bata blanca, empezó a tocarme y dijo: "Lo siento señora, pero este perro ya no tiene remedio, es mejor que deje de sufrir." A la gentil dama se le salieron las lágrimas y asintió. Como pude, moví el rabo y la miré agradeciéndole me ayudara a descansar. Solo sentí el pinchazo de la inyección y me dormí para siempre pensando en por qué tuve que nacer si nadie me quería.

Moraleja
La solución no es echar un perro a la calle, sino educarlo. No conviertas en problema una grata compañía. Ayuda a abrir conciencia y así poder acabar con el problema de los perros callejeros.

domingo, 18 de noviembre de 2007

TOMIE: NUEVO DESTINO

INTRODUCCIÓN

Una de las cosas que caracterizaba a este blog eran mis relatos. Hacía tiempo que no ponía ninguno (por la falta de eso, de tiempo), pero desde que me leí en el pasado Salón del Manga el segundo tomo de Tomie tenía en mente coger al personaje y hacer algo con él, y como esta mañana tenía tiempo, me ha salido lo que teneis a continuación.

La siguiente historia está basada (por lo tanto) en Tomie, el personaje de los mangas de Junji Ito (acompaña a estas líneas la portada del primer tomo). Pese a que el personaje principal mantiene las características de la protagonista de las historias originales (basándome en dichas características me he tomado la licencia de coger "a una de ellas" para mi historia), el resto es totalmente inventado por mí.



TOMIE: NUEVO DESTINO

La chica fue andando por el muelle de carga del barco en plena noche, sin que nadie la viera. Estaba desnuda y sus pasos vacilantes hubieran hecho pensar a quien la viera que probablemente estaba borracha o drogada. Pese a todo mostró gran agilidad para colgarse de una soga y arrastrándose por ella, llegar hasta el barco que estaba amarrado a puerto. Se coló por una ventana abierta...

A la mañana siguiente Takeshi, uno de los mozos de carga del barco, estaba buscando unos materiales en los almacenes cuando la encontró:

- ¡Ei! ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí?

La chica, medio oculta entre unas cajas, se levantó, mostrando su cuerpo desnudo a Takeshi. Este se quedó un momento extasiado, contemplando la hermosa belleza de aquella muchacha. Él había visto muchas veces mujeres desnudas, tanto realmente como en películas pornográficas, pero aquella chica tenía algo especial, era como una especie de belleza hipnótica. No tenía nada que ver con lo sexual, sino más bien con lo físico: parecía ser un cuerpo perfecto, esculpido por el mejor artista. Takeshi estaba extasiado cuando la voz de ella le rompió el ensimismamiento:

- Me llamo Tomie.

Takeshi volvió a concentrarse al escuchar su voz (pese a que esta era tan sensual y hipnótica como el resto de su cuerpo) y le preguntó:

- ¿Qué haces aquí... y desnuda?

- No lo sé, tan sólo recuerdo que estaba cerca del mar viendo las olas cuando un hombre se me acercó, me golpeó, me desnudó y creo que me violó, aunque como perdí el conocimiento no recuerdo muy bien los detalles, si bien si que fueron muy desagradables.

Tras decir eso el rostro de la chica se descompuso y empezó a llorar amargamente, y fue corriendo hacia Takeshi, abrazándose a él. Este se sintió un poco cohibido al notar el cuerpo desnudo de la muchacha abrazándose al suyo, pero se sobrepuso al pensar quien habría sido el desalmado que habría mancillado a tan hermosa criatura.

- ¿Me protegerás?

La pregunta pilló desprevenido a Takeshi.

- ¿Cómo?

- Ayúdame, sé que no debería estar aquí pero el barco ya ha partido y no querrás que me tire al mar. Escóndeme, ayúdame, hasta que lleguemos a... ¿adonde va este barco?

- A Estados Unidos.

- ¿Me ayudarás?

Takeshi aceptó. Aquella chica lo tenía hipnotizado. Le dio un poco de ropa para cubrirse y se preocupó de que en el almacén donde estaba Tomie escondida no entrara nadie nada más que él. Mientras tanto Takeshi siguió con su trabajo en el carguero, se trataba de un barco de mercancías que llevaba vehículos hasta Norteamérica y el se encargaba del mantenimiento de los contenedores donde estaban los coches, preocupándose que las inclemencias del tiempo no provocaran desperfectos en los mismos.

Pero su labor no le hacía olvidar a Tomie, sino que la tenía siempre en mente. Pensaba en estar cerca de ella, y cuando estaba con la chica (porque le llevaba comida u otras cosas) se sentía mal cuando tenía que abandonarla. Pero de momento había conseguido mantener su presencia en el barco en secreto hasta que un día, al llegar al almacén donde estaba, escuchó voces. Al entrar la vio junto con uno de sus compañeros marineros, un norteamericano llamado John.

En principio él había pensado que las voces estaban charlando animadamente, pero cuando entró y reveló su presencia Tomie se giró hacia él y dijo:

- ¡Oh, Dios Mio, Takeshi! Menos mal que estas aquí, por favor es él, mátalo.

- ¡Eh! ¿Qué dices? –soltó un sorprendido John- ¿Y tú sabias que estaba esta chica aquí? –dijo girándose hacia Takeshi.

- ¿Te acuerdas de lo que te dije? Él fue el que me violó. –dijo la chica.

- ¿Pero que dices? ¡Serás zorra mentirosa! –y tras decir esas palabras hizo ademán de abofetear a Tomie, pero Takeshi le cogió el brazo con firmeza.

Los ojos de Tomie, esos ojos profundos y oscuros se clavaron en él, y supo que era lo correcto. ¿Cómo podía haber mancillado ese cerdo a un ser tan puro y virginal como Tomie? De repente su mano libre se deslizó hacia el cuchillo que tenía en su cintura, lo sacó y lo clavó en el corazón de John. El ataque fue tan fulminante que no este no se pudo defender.

En ese momento fue como si a Takeshi le hubieran quitado una venda de los ojos, y se dio cuenta de lo que había hecho. Se giró hacia Tomie y vio que esta le miraba con una sonrisa maliciosa.

- Yo... lo he matado... por ti.

- Si, y te lo agradezco, no necesito a parásitos a mi alrededor como él o tú.

- Me has manipulado, has jugado conmigo para que no revelara tu presencia, y ahora he cometido un asesinato y me mandarán a prisión. Dentro de poco llegaremos a puerto y esto se descubrirá. ¿Qué más da una muerte o dos?

Tras decir esto se abalanzó sobre Tomie y el cuchillo aún ensangrentado lo clavó en el pecho de la muchacha. Luego lo sacó y lo hundió en su vientre, volvió a sacarlo y lo clavó por tercera vez en su garganta. La sangre salía borbotones, manchándolo todo de un tono rojizo que le hizo perder totalmente la cabeza a Takeshi: empezó a descuartizar el cadáver de la chica, desmembrándola y esparciendo sus entrañas por el suelo. Así, cubierto de sangre y vísceras lo encontraron las autoridades cuando sus propios compañeros del barco lo descubrieron y dieron parte a la policía.

El barco fue precintado a la espera de que la policía hiciera las pruebas necesarias e hiciera el levantamiento de los cadáveres. Al ser un barco que venía del extranjero aquella noche quedó cerrado y custodiado, hasta cumplimentarse los trámites necesarios. Por eso nadie vio como los restos de Tomie se regeneraban. Como si fuera un horrible monstruo sangriento, fibras y tejidos fueron naciendo de los pedazos de Tomie, generando en pocas horas cinco chicas exactamente iguales: jóvenes, guapas, atrayentes, hipnóticas. Cinco muchachas como la Tomie que había conocido Takeshi. Se miraron unas a otras y sonriendo se escaparon por la ventana del barco, perdiéndose en la oscuridad de la noche.

¿Qué es Tomie? ¿Quién es Tomie? No se sabe. Bajo su aspecto humano es una criatura sin sentimientos que manipula a los hombres a su libre antojo, aunque eso en ocasiones provoque que la maten y la descuarticen a ella. Pero no importa, porque Tomie es inmortal, y hasta del más pequeño trozo de su cadáver puede renacer, con una o varias copias de si misma.

Y ahora ha llegado a una nueva ciudad.

domingo, 10 de junio de 2007

Relato: ESPIRAL: EL INICIO

Nota del autor: el relato que tenéis a continuación está claramente basado en el manga Uzumaki que me he leído recientemente, lo que pasa que lo he narrado en la ficticia ciudad de Yellow City donde ya ambienté la serie de relatos Dial V for Vendetta que estan por el historial de este blog, aunque esta historia es totalmente independiente a aquellas.

Yellow City: una de las mayores ciudades del mundo; pero como toda gran ciudad tiene de todo: de lo bueno y de lo malo. Entre lo bueno había gente anónima que la protegía, entre lo malo maldiciones como la que estaba poseyéndola.

Evelyn Hays había sido la heroína de la ciudad, el misterioso enmascarado que había impartido justicia. Pero los responsables del depósito de cadáveres que ahora recogían su cuerpo apenas podían distinguir algún toque femenino en aquella barbarie. Su cadáver había sido retorcido sobre si mismo formando una espiral:

- Esto es... impresionante. –dijo uno de los miembros del depósito de cadáveres.

- Sí. –contestó el otro.

- ¿Tú te imaginas quien haría algo así?

- O quienes, porque era una mujer en muy buena forma física, y dudo que un solo hombre fuera capaz de retorcer un cuerpo humano como está retorcido este.

En los periódicos del día siguiente salió la noticia en grandes titulares: Heroína retorcida. Los más serios hablaban de la investigación sobre el misterioso asesinato (en principio se consideró como tal) mientras que los más escabrosos daban detalles sobre el sufrimiento que podría tener una víctima a la que le retorcieran el cuerpo estando viva. Pero aquello sería sólo el principio.

En la escuela Midtown se estaba preparando un festival, y los alumnos estaban entretenidos con las diferentes celebraciones. Las alumnas especialmente intentaban optar al premio de Reina del Festival. Pero entre ellas no se encontraba Mandy Hilton, ya que era la marginada del grupo, de hecho había sido siempre la marginada de todos los grupos. No es que fuera fea, pero el que nunca hubiera conectado con el carácter tan superficial de sus compañeras (preocupadas más por sus posibles novios y por lo que pensaran las demás) la había hecho distanciarse de ellas. Pero esa discriminación que había sufrido no le importaba, algo la empujaba a ir hacía el centro de la ciudad, hacia la Plaza Uzumaki. Allí pensaría que hacer.

En las Torres Gearch, el centro neurálgico de los negocios de Yellow City, Sam Black estaba preocupado porque sus recientes inversiones no habían salido como él pensaba y las perdidas habían subido más de lo esperado. Si su jefe se enteraba de eso no sólo sería despedido, sino que le denunciarían y él no podía hacerse cargo económico de todo el dinero perdido. Con lo cual ya se imaginaba a su mujer divorciándose de él y llevándoselo todo, dejándolo además en una situación más precaria todavía. Pero todo eso dejó de tener importancia porque no hacía más que pensar en la Plaza Uzumaki, así que decidió ir a dar un paseo hasta allí para ver si eso le ayudaba a tener las ideas un poco más claras.

En la Comisaría Central de Yellow City el agente Richard Parker estaba escuchando los avisos por radio, para mandar alguna patrulla en caso de que surgiese alguna incidencia. De momento el día había sido tranquilo y sólo habian surgido pequeños incidentes, lo cual le había permitido pensar en su carrera en el departamento. ¿Por qué no había avanzado más? ¿Por qué no había podido escalar posiciones para conseguir llegar a Inspector? La mala suerte le había acompañado siempre y él pensaba en bastantes ocasiones que menos mal que nunca le habían pegado un tiro en acto de servicio porque sólo le hubiera faltado eso. Entonces fue cuando en la (hasta aquel momento) silenciosa radio escuchó dos palabras:

- Plaza Uzumaki.

¿Plaza Uzumaki? ¿Qué pasaba allí? ¿Quién había dicho eso?

- Aquí el agente Richard Parker desde la Comisaría Central, ¿quién ha dado aviso de algo en la Plaza Uzumaki?¿ Repito, quien ha dado aviso de algo en la Plaza Uzumaki?

Silencio.

¿Qué hacía? ¿Contactaba con algún coche patrulla que estuviera por la zona y lo enviaba allí? ¿O se presentaba él en persona? De esta podía quizás convertirse en un héroe y que su suerte empezase a cambiar. Total, él estaba cerca, se asomó por la ventana y pensó:

- La Plaza la tengo a sólo cinco calles de aquí, y esto está muy tranquilo, ¿por qué no acercarme yo en persona? Si fuera algo que me superara supongo que desde aquí podría ver alguna señal...

No lo pensó más, cogió su chaqueta y se dirigió hacía su objetivo.

La Plaza Uzumaki estaba en el centro neurálgico de Yellow City. Había sido construida en los albores de la ciudad, y el nombre (que significaba espiral en japonés) se debía a que las baldosas del suelo de la plaza se había colocado formando esa figura geométrica, algo quizás no muy visible desde el mismo suelo pero bastante visible si uno la sobrevolaba. Asimismo había en el centro de la plaza un monumento de mármol y acero con una espiral en el centro, y dedicado a la memoria de los desaparecidos, algo bastante genérico (ya que no especificaba más) y que la mayoría de gente pensaba que estaba dedicado a los desaparecidos de las guerras y cosas así.

Mandy Hilton miraba extasiada esa espiral cuando llegó Sam Black. Él también se quedó distraído, mirando lo mismo, hasta que Mandy se giró y lo miró:

- ¿Tiene algún problema?

- ¿Eh? No, no, sólo miraba la espiral del monumento. Es hermosa...

- Si, es cierto.

Los dos miraron en silencio la espiral. En aquel momento (era cerca de la medianoche) se encontraban los dos solos, entonces él le dijo:

- ¿No sería hermoso que nos convirtiéramos en una espiral?. Podríamos girar y girar sin que los problemas nos preocupasen.

- Sí.

- ¿Por qué no lo hacemos?

- ¿Cómo?

- Acércate a mí, abrázame.

Aquello era una locura (pensó Mandy), estaba a punto de abrazarse a un hombre que podía ser su padre, en una plaza casi a oscuras y con todas las connotaciones sexuales que significaba aquello. ¿Qué pretendía? ¿Violarla? No, era otra cosa, y algo la empujaba a hacerle caso...

Sam abrazó a Mandy mientras ella enredó su pierna sobre las de él. Pero no había connotación sexual en su pose, quien los viera se daría cuenta de que estaban abrazados, enredados él uno en la otra así, en silencio. Pero a Richard Parker no le pareció muy normal cuando lo vio al llegar a la Plaza:

- ¿Qué pasa aquí?

Sam y Mandy miraron a Richard y este se sintió extrañamente atraído hacía esa pareja. Se aproximó a ellos y sin decir ni una palabra supo lo que tenía que hacer: pasó un brazo sobre Sam y otro sobre Mandy. Las tres personas estaban unidas en un abrazo, unidas... para siempre.

Al día siguiente encontraron los cadáveres de Sam, Mandy y Richard. Sus cuerpos habían sido retorcidos y entrelazados unos con otros como si se tratase de las cuerdas de una soga. Los miembros del depósito de cadáveres que recogieron los cuerpos quedaron asombrados porque nunca habían visto nada así, y les costó bastante esfuerzo conseguir separarlos.

Muertes misteriosas, gente retorcida y una ciudad (Yellow City) con una maldición: la maldición de las espirales. Y esto era sólo el comienzo.

sábado, 6 de enero de 2007

Colaboraciones en ACTION TALES

En mi épooca de mayor cantidad de fan-fictions (la gran mayoría de ellas ya vistas por este blog) muchas de ellas llamaron la atención de ACTION TALES, y les cedí una buena cantidad de las mismas, las cuales van publicando esporádicamente. Entre las más recientes que les he visto están un relato que hice uniendo a Spiderman con Sherlock Holmes (incluido en la cabecera "Marvel Fanfare" 3) y el capítulo 6 de "Dial V for Vendetta". Aqui estan ambas portadas (la de Spiderman me parece realmente brillante, aunque vamos, no soy yo quien para opinar que no sería muy objetivo que digamos...)

domingo, 10 de diciembre de 2006

RELATO: La venganza de los Duendes

PROLOGO

Norman Osborn acaba de entrar en su celda. Pese a que sus influencias le habían conseguido una prisión de lujo (separado del resto de presos, con una celda acondicionada con todo lo deseado,...) estaba furioso. Necesitaba estar libre, pero lo tenía difícil tras lo que había pasado con Luke Cage y Spiderman, y lo que esos dos superhéroes le obligaron a hacer.

De repente un haz de luz inundó toda la celda de Osborn. Este se llevó las manos a los ojos para tapárselos por el resplandor. Una extraña máquina empezó a tomar forma, encima de la cual iba una persona, que rápidamente le dijo a Osborn:

- Norman, sube YA.

Osborn subió al extraño aparato, y nada más estar dentro todo lo que había alrededor empezó a difuminarse, y a moverse muy deprisa. Norman estaba asombrado, pero al poco tiempo todo volvió a estabilizarse, sólo que en vez de en el interior de una prisión, se encontraron en un solar deshabitado.

- Vale, ya podemos hablar.

La persona se giró, y entonces Osborn lo reconoció. Era Roderick Kingsley, el Duende.

- ¿Qué es esto? ¿Qué has hecho y que significa todo esto?

- Escúchame. Cuando se descubrió que yo era el Duende tuve que autoexiliarme a una isla fuera de los Estados Unidos. Allí, de todas maneras, me pude dar una vida a mi gusto, porque conservaba unas riquezas ocultas por si en algún momento me veía en la necesidad de usarlas. Y como no podía volver sin descubrirme, decidí encontrar un método que me diera la seguridad de poder vengarme de Spiderman, que fue quien arruinó mi vida.

Una nave sobrevoló el cielo donde estaban los dos hombres. Norman la miró asombrado, ya que era muy moderna para lo que él recordaba...

- No te distraigas, Norman, que no he acabado. De entrada quiero que sepas que no me gusta tratar contigo. Tengo la experiencia de nuestra anterior unión, y no me hace gracia hacer negocios contigo. Pero te necesito porque tú si sabes quien es Spiderman. Yo tengo el arma para acabar con él. Esta máquina.

Roderick señaló el artefacto en el que habían estado montados hasta hace un momento.

- Estamos en el año 2057. Esto es una máquina del tiempo igual a la detallada en la famosa novela de H.G.Wells. De hecho es la misma, ya que descubrí en una subasta los diarios de un tal Alexander Hartdegen, que parece ser en el que se basó Wells para su historia. Al darme cuenta de lo que había comprado, contraté a varios expertos para que construyeran la máquina, aunque fui yo mismo quien le dio los últimos toques para que funcionara, para que así sólo yo supiera de su existencia y de su funcionamiento.
Tras todo eso decidí que ya podía conseguir mi propósito, pero necesito saber quien es Spiderman bajo la máscara. Por eso, al ir hacía el futuro y ver que te encontraría en prisión en ese momento, decidí sacarte para pedirte colaboración en la destrucción de nuestro enemigo, y más ahora después de lo que te ha hecho.

Norman guardó silencio y empezó a meditar sobre lo que le había dicho Roderick Kingsley. Naturalmente pensó que esa máquina en sus manos sería más beneficiosa que en las de ese desgraciado, pero pensó en seguirle (de momento) el juego hasta ver que podía conseguir. Pero una cosa tuvo clara, la cual le dijo a Kingsley sonriendo:

- ¿Para qué quieres machacar a Spiderman cuando lo puedes controlar?

EPISODIO I

Peter Parker se despertó en su habitación de la mansión Osborn. Empezaba otro día en su rutinaria vida, aunque no podía quejarse. Sus padres murieron cuando era pequeño, y los únicos que le podían haber adoptado, sus tíos Ben y May, murieron al producirse una explosión en su domicilio, según dijeron provocada por un escape de gas. Pero sorprendentemente el millonario y filántropo Norman Osborn decidió adoptarlo, y desde hacía años vivía junto con él y su hijo Harry.

Peter fue un estudiante modelo, y aunque no pretendía destacar, siempre notó cierta predilección de Norman por él más que por su propio hijo, cosa que a Peter le incomodaba, ya que no quería provocar celos injustificados en su amigo Harry, un muchacho de voluntad bastante débil. Pese a que en un principio Peter creía ser hijo natural de Norman, los celos de Harry provocaron que, en una rabieta, le dijera que era adoptado. Ese fue el motivo de que Osborn le contara la verdad, y por eso Peter decidió quedarse con el apellido de su familia, cosa que Norman respetó

Aún así consiguió sacarse su carrera universitaria en menos tiempo del normal, debido a sus excelentes notas, lo que provocó que Norman decidiera confiar en él dándole el mando del departamento genético de Industrias Osborn. Peter Parker siempre había sido un enamorado de las ciencias, con lo cual disfrutó enormemente con ese trabajo, pese a tener sólo 18 años.

Pero no todo podía ir bien. Estaban realizando un experimento con arañas, uno con el fin de aumentar las condiciones de fuerza y resistencia del individuo, cuando una de ellas se escapó y picó a Peter. El doctor Roderick Kingsley, quien se encargaba del tema, pidió disculpas por el error, pero a Peter no le preocuparon, ya que de pronto se encontraba muy mal. Volvió a casa y se echó a dormir.

Las pesadillas fueron horribles, y al despertar Peter se encontró mareado. Entonces fue cuando, poco a poco, en el transcurso de diferentes acciones rutinarias realizadas durante todo el día (cruzar una calle, ir a casa,...), se empezó a dar cuenta de que algo había cambiado en él. Asustado volvió al laboratorio y se realizó unos análisis para ver que ocurría.

En un primer momento la cosa parecía estar clara. La picadura del insecto había mutado su metabolismo, reforzando su constitución física, aumentando su resistencia y fuerza y dotándolo de una especie de percepción previa a algún problema. De todas maneras sintió miedo de lo que eso podía provocarle, y decidió guardar silencio.

EPISODIO II

Norman Osborn siempre recordaba como aquel misterioso hombre llamado Roderick Kingsley le dijo que venía del futuro, y que su misión era decirle que adoptara a un muchacho llamado Peter Parker que se iba a quedar huérfano, y que debía de criarlo junto con su hijo. Norman no le creyó, pero como no le importaba hacer un acto de caridad, adoptó a aquel chico. Nunca se arrepintió de ello, ya que resultó ser un chaval mejor que su propio hijo. Pero cuando quedó más sorprendido todavía fue cuando pasados unos años apareció otra vez ese Kingsley, tal y como lo había visto él años antes. Eso le hizo creer que la historia era cierta.

El carácter de Norman Osborn se había vuelto más huraño desde la primera aparición de Kingsley. Ya no era el joven y emprendedor empresario que había adoptado a Peter Parker, sino un hombre frío y calculador, que buscaba el poder por encima de todo. Por eso interrogó a Kingsley, hasta que este accedió y le presentó al Norman Osborn del futuro. Este le contó todo, absolutamente todo, lo que había pasado en su linea temporal. El Osborn actual quedó sorprendido de todo lo que le dijeron, pero les respondió que la existencia de Spiderman era inviable en ese mundo, ya que a Peter nunca le había picado una araña.

- No, aún no –dijo Roderick Kingsley- pero vamos a provocar que lo haga. Contrátame como miembro del departamento genético de tu empresa y dale a Peter la dirección del mismo. El resto corre de nuestra cuenta.

Efectivamente pasó tal y como dijeron Kingsley y el Osborn del futuro. Tras eso Norman tuvo que arreglar ciertos asuntillos, por llamarlos de alguna manera, con su socio Mendel Stromm, tras lo cual tomó plena posesión de todo su imperio. Norman también le gustaba experimentar en el laboratorio, y tras lo que le habían dicho su homónimo del futuro y aquel otro tipo, no le fue difícil dar con la fórmula duende...

EPISODIO III

Peter Parker escondió sus poderes recién adquiridos, pero su padrastro Norman empezó a tener una actitud extraña hacia él. ¿Acaso sabía algo? Pronto quedó demostrado que si, cuando Osborn lo llamó para tener una reunión con él:

- Hola Peter. ¿Quieres aprender a utilizar tus nuevas actitudes?

- No sé de que me hablas –contestó Parker azorado.

- Oh, lo sabes muy bien. Desde hace unos días tienes una sensación extraña, ¿verdad? Más fuerza, más resistencia, puedes engancharte a las paredes,...

- ¿Cómo lo sabes?

- Hijo mío, has de evolucionar. Te he dado un poder por el que muchos matarían, déjame completar tu aprendizaje, déjame convertirte...

- ÉL NO ES TU HIJO –chilló Harry desde la puerta que acaba de abrir- Me odias, padre, y quieres darle a Peter lo que me pertenece. ¿Porqué no le cuentas la verdad de porqué lo adoptastes?

Peter escuchó asombrado lo que Harry estaba chillando, y se giró hacía Norman y le preguntó:

- ¿Qué quiere decir Harry?

- ¿Harry? ¿Qué Harry? Yo no tengo hijo… -y sonriendo apuntó a Harry con el dedo y de él salió un rayo que fulminó a su hijo.

- ¡Dios Mío, Norman, acabas de matar a Harry! ¿Estás loco?

- No tenía que haber dicho nada.

- ¿NADA DE QUÉ?

- Yo te adopté porque del futuro vinieron Roderick Kingsley y yo mismo. De donde ellos venían eran los villanos conocidos como el Duende y el Duende Verde respectivamente. Y tú eras el superhéroe conocido como Spiderman, ya que te había picado una araña que te otorgó los poderes que ahora posees. Ellos lo sabían, pero tú los habías vencido a los dos. Por eso retrocedieron en el tiempo para cambiar su futuro y en vez de destruirte, poder controlarte. Por eso se les ocurrió provocar un accidente que matara a tus tíos de tal manera que quedarás huérfano total, tras lo cual yo te adoptaría para irte forjando a mi imagen y semejanza.

- ¿Tú eres el Duende Verde?

- Sí.

Peter Parker estaba furioso. Su padrastro acababa de matar a su hijo, y le había confesado ser un famoso villano que aterrorizaba la ciudad desde hacía meses...

- No tenias que haber hecho esto –dijo Peter, tras lo cual saltó a por Norman. Ambos se enfrascaron en una dura pelea, que rompió todos los muebles que había en la habitación donde estaban. La furia de Peter estaba desatada, toda su vida era una mentira, había sido manipulado cruelmente privándole de una familia, de una vida. Norman aguantó el envite pero poco a poco se dio cuenta de que no podría detener a Peter:

- ¿Porqué me haces esto? Eras el elegido.

- ¿Para qué, maldito loco, para qué?

La pelea continuó hasta que Peter tuvo en sus manos el cadáver sanguinolento de Norman. Tras darse cuenta de que todo había acabado se quedó un rato quieto, recuperando el aliento tras el esfuerzo del combate.

¿Qué haría ahora? Acababa de matar a una persona, probablemente eso lo convertía en un criminal. Podía huir, porque con sus poderes no sería muy difícil, pero no parecía una solución viable. Decidió investigar en los diarios de Osborn a ver si encontraba algo que le pudiera ayudar.

Allí encontró toda la historia que había oído de los viajeros del tiempo, de su futuro que él nunca viviría. Leyó sobre la fórmula duende, y como Norman Osborn se había convertido en el Duende Verde y como había colocado escondites con material de su némesis por toda la ciudad. Pero también vió como la araña que le había picado había sido tratada por el Norman del futuro, y que este le había introducido fórmula duende aparte de los cambios genéticos para provocar los poderes de Spiderman. Eso le explicó a Peter los lapsus mentales que sufría desde hacía poco.

De repente la mente de Peter se nubló, como le había pasado en los últimos días. Una sonrisa de locura cruzó su rostro y se dirigió hacía los sótanos de la mansión. Abrió el escondite que llevaba a la guarida del Duende Verde, ahora que sabía donde estaba. Miró a su alrededor, se acercó a donde estaba el disfraz y cogiendo la máscara en sus manos dijo:

- Hola Duende Verde, tienes una nueva cara.

EPILOGO

Para garantizarse su futuro Peter Parker simuló que Norman Osborn había sido atacado por unos atracadores, que habían matado también a Harry. Tras eso se convirtió en el único heredero del imperio Osborn, que controló con mano de hierro, mientras que cuando se aburría ejercía como Duende Verde haciendo las tropelías que le venían en gana sin que nunca ningún héroe consiguiera pararle los pies.

Eso sí, no olvidó su venganza. Si los duendes le habían hecho su venganza convirtiéndolo en lo que era (aunque tenía que reconocer que cada vez le gustaba más), él se vengó, y tras matar a Norman Osborn, pagó 100 millones de dólares para que le trajeran la cabeza de Roderick Kingsley. Por ese precio hay muchos cazarecompensas, y tardó poco en que le trajeran el cadáver de su otro objetivo.

La corriente temporal cambió en esta realidad, y nunca existió la máquina del tiempo, provocando que esta historia fuera un círculo cerrado que no ha tenido resonancia en otras realidades, donde Spiderman si es un héroe. Soy el Vigilante, y esta ha sido mi historia de hoy.

lunes, 20 de noviembre de 2006

Relato: UNIVERSO MARVEL SIMIO (con ilustraciones a cargo de Mike Wieringo)

PRÓLOGO

Aprovechando que en la web de Mike Wieringo he visto su particular versión en simio de Daredevil y Bullseye, aprovecho ambas imágenes para decorar un relato que escribí hace un tiempo y que rescato para aquellos que en su momento no lo vieran.

UNIVERSO MARVEL SIMIO

EPISODIO 1 (de 2)


Reed Richards se encontraba trabajando en uno de sus múltiples experimentos. En esta ocasión se trataba de un puente interdimensional que le permitiría comunicarse con universos paralelos, ya que estaba buscando divergencias en las líneas espacio-temporales, cosa que a él siempre le había llamado la atención. Partiendo de que la realidad donde él vivía era la 616, había descubierto otras, pero aún había gran cantidad por descubrir.

Richards había construido un visor temporal en el que podía ver algunos (que no todos) de esos mundos paralelos. Si bien la mayoría se basaban en los mismos conceptos que ya existían en el universo 616, había sonadas variaciones, como un universo cercano donde Richards vio que todos los habitantes eran muertos vivientes. Pero por una razón indeterminada, los universos más lejanos (a partir del 850) le eran muy difíciles de sintonizar con su aparato. Entonces fue cuando se le ocurrió crear un vínculo entre el visor temporal y la puerta que comunicaba con la Zona Negativa.

Tras la conexión, el visor temporal empezó a emitir un brillo bastante fuerte, obligando a Reed a taparse los ojos con la mano ante el fulgor repentino del aparato. Reed sintonizó el mando a distancia que tenía del visor en el universo 869, para que si funcionaba, a partir de ahí intentar sintonizar con los universos más lejanos.

Pero algo pasó. De pronto el brillo se hizo más y más intenso, hasta que Reed tuvo que cerrar los ojos por completo. Sorprendido por la reacción que había tenido el aparato, Mr.Fantástico no pudo volver a abrir los ojos hasta al cabo de unos minutos, y cuando los abrió se encontró sorprendido ante lo que estaba viendo.

Se encontraba en su mismo laboratorio, pero ahora había cambiado sustancialmente. Estaba todo lleno de plantas, como si se hubiera transformado todo en una jungla en apenas unos instantes. No le fue difícil deducir lo ocurrido. Se había producido un agujero de gusano entre los universos 616 (donde él estaba), el 869 (donde estaba ahora) y el puente de unión entre ambos que había hecho Reed con el portal hacia la Zona Negativa. La potencia de ese agujero de gusano lo había absorbido, transportándolo a la fuerza hacía el universo que él había puesto como destino. La cuestión es que si un simple visor de universos se había convertido en un transportador... ¿cómo lo haría él ahora para volver a su universo de origen? Reed tenía en su mano sólo el mando a distancia del visor, ya que éste se había quedado en el universo 616 de donde él provenía.

De repente un gigantesco orangután de piedra se acercó a donde él estaba. A su lado vio a un joven chimpancé que de repente estalló en llamas. Detrás había una pareja de simios. A Reed no le costó mucho deducir lo que significaba aquello:

- ¡Dios Mío, sois los Cuatro Fantásticos!

- Efectivamente, ¿y se puede saber quien eres tú? –dijo el gigantesco orangután tallado en piedra- Contesta algo que me guste porque sino empezará la hora de las tortas.

- Me llamo Reed Richards. Soy Mr.Fantástico en el universo 616

- Eso es imposible –dijo el simio- Yo soy Mr.Fantástico.

- No, no, a ver, escucharme. Yo pertenezco a un universo donde los superhéroes somos seres humanos. En este mundo parece que lo que ha ocurrido es que los que evolucionaron fueron los simios, pero eso no ha importado para que surgieran los mismos personajes superpoderosos que hay en mi mundo. De donde yo vengo también existen los Cuatro Fantásticos.

El Reed Richards simio dudó, pero al final contestó:

- No existen universos paralelos. No hay más realidad que esta. De todas maneras, si te concedo el beneficio de la duda, porque es verdad que hay hechos asombrosos, como los que nos concedieron habilidades especiales a nosotros y a nuestros otros compañeros. Pero te quedarás aquí para que te investiguemos, porque eres un humano evolucionado y con superpoderes, y eso si que no lo había visto nunca.

- ¿No existen seres humanos aquí?

- Si, acompáñame y te lo mostraré.

Reed Richards se fue con los Cuatro Fantásticos simios. La Cosa simia no dejaba de mirarlo con cara de muy malas pulgas, pero Reed se concentró en las explicaciones que le daba el simio Reed.

Parece ser que lo que había ocurrido era que, por un cambio en la teoría de la evolución, habían sido los simios y demás primates los que habían evolucionado, mientras que los seres humanos habían quedado en un estado semianimal. Los simios habían evolucionado creando una sociedad muy parecida a la que Reed conocía de su universo, pero había ciertos conceptos que, o bien no conocían, o bien no se habían desarrollado. Así, por ejemplo, los simios no creían que hubiera más realidad que la que ellos conocían (aunque había algunos como Reed Richards, Hank Pym o Stephen Extraño que buscaban respuestas a ciertos hechos extraordinarios que habían pasado). Eso sí, conceptos como los de la energía eléctrica, la solar o la radioactiva si habían evolucionado hasta donde Richards conocía (lo cual era lógico si, como él pensaba, en ese universo también existían las versiones en simio de los mismos héroes que él conocía).

A Reed le sorprendió saber que en ese universo no sabían nada de cosas como la Zona Negativa o cualquier otra cosa que ellos no hubieran visto. Por lo demás el mundo parecía idéntico al que había dejado atrás:

- Me gustaría conocer más cosas de este mundo.

- Eres muy curioso Reed humano, pero me gustaría saber que pretendes, porque me parece muy poco creíble tu historia. No existen otros mundos.

- ¿Entonces que os pasó a vosotros para convertiros en los Cuatro Fantásticos?

- Fuimos castigados por el Gran Dios Simio.

- ¿Cómo?

- Estaba yo intentando demostrar lo que tú dices, que existen otros mundos. Yo pensaba como tú, y pensaba que había descubierto una puerta a uno de esos mundos. Me llevé conmigo a mi novia, a su hermano y a mi amigo Ben Grimm.

- ¿Y...?

- No existe nada más que esto. El experimento explotó. Pensaron que habíamos muerto pero sólo quedamos... cambiados. Para siempre. Desde entonces he intentado buscar una curación para nuestra diferencia, pero no la he encontrado.

- ¿Pero porqué decías lo del Gran Dios Simio?

- Creemos en una divinidad que nos creó, y que nos hizo evolucionar por encima de los humanos. Esa divinidad nos castigó por nuestra osadía, haciéndonos los que somos. Y nuestra afrenta creó al resto.

- ¿Qué quieres decir?

- Spider-Ape, Hulk, Iron-Ape, Daredevil,...

- ¿Todos ellos existen aquí?

- Sí.

- ¿Y los conoces a todos? ¿Incluso sus identidades secretas?

- ¿Identidades secretas?

- Claro, donde yo vivo existe por ejemplo un Spiderman que es un ser humano que mantiene en secreto su identidad bajo la máscara, para que así sus enemigos no ataquen a sus seres queridos.

- Somos simios. Una máscara no serviría de nada, ya que para nosotros el olfato es una pieza fundamental y nos permite encontrarnos y distinguirnos. Aparte de que con todo el pelo que tenemos, sólo faltaría ir cubiertos por un disfraz que nos tapara todo el cuerpo. Los superhéroes son aquí personajes públicos.

- ¿Cuántos hay? ¿Qué les pasó? ¿Cómo viven?...

- ¡Ep, ep! Eso son muchas preguntas. Brevemente: Peter Parker era un mono del montón, pero le picó una araña radioactiva que le dio poderes arácnidos. Por así decirlo se transformó en un simio-araña. Sus padres murieron en una explosión, y él vive en la mansión de los Vengadores junto con sus tíos y su esposa e hija, que heredó los poderes del padre y es la Mona-Araña.

- ¿Los Vengadores?

- Sólo existen dos grupos de superhéroes, los Cuatro Fantásticos y los Vengadores. Ambos grupos combatimos a los malvados.

- ¿Y quien forma los Vengadores?

- Actualmente Spider-Ape (Peter Parker), Iron-Ape (Tony Stark), el Capitán Simio (Steve Rogers), Hulk (Bruce Banner), el Mono-Hormiga (Hank Pym), el Doctor Stephen Extraño y Daredevil (Matt Murdock). Ha habido otros, pero ahora... no estan.

- ¿Han muerto?

- No estan. De eso no quiero hablar más.

El Reed simio le contó al Reed humano la historia de todos los superhéroes. Todos tenían identidades públicas, pero debido a los accidentes que les habían otorgado poderes especiales, se dedicaban a luchar para mantener la ley y el orden, generalmente alterado por un grupo de villanos llamado el Sindicato Siniestro, formado por las versiones simias del Duende Verde, el Duende, el Doctor Muerte, el Doctor Octopus, Cráneo Rojo, el Hombre Púrpura y unos cuantos más.

En ese momento Reed notó que había algunos a los que había echado en falta: los mutantes. ¿Acaso no existía en ese universo las versiones simias de Lobezno, el Profesor Xavier, Tormenta y el resto de los X-Men? Le preguntó al Reed simio sobre ello:

- Las aberraciones.

- ¿Aberraciones?

- Si todos los héroes y villanos que existimos vimos como nacieron nuestros poderes por culpa de accidentes de diferente índole, ¿cómo vamos a tolerar que nos digan que algunos nacen con estos poderes de nacimiento? Eso es intolerable e inaceptable. Tanto héroes como villanos estamos en guerra con ellos.

- Ya lo entiendo, por eso hay algunos héroes que ya no estan. Se refería a que murieron luchando con los mutantes.

- Algunas de esas aberraciones tienen poderes increíbles. Daredevil vio morir a Elektra a manos del mutante llamado Lobezno, que también mató delante de mis propios ojos a mi amigo Pantera Negra. Lobezno es el peor de todos.

- Pero de donde yo vengo los mutantes son perseguidos aunque son héroes que ayudan cuando...

- Aquí no. Estos tienen habilidades especiales, pero ninguno ha evolucionado racionalmente. Se comportan como animales, y viven como tales a las afueras de la ciudad. Pero son carnívoros y asesinos, y cada vez hay más. Por eso los héroes que quedamos nos hemos juntado en estos dos grupos (tres cuando el Sindicato Siniestro se digna ayudarnos) para intentar sobrevivir el máximo de tiempo que podamos.

- Entonces, ¿todos los demás héroes han muerto?

- Todos. Los que le he citado antes son los únicos que quedan. Temo que como esto continúe así será la extinción del simio racional. Sólo espero que actúe el veneno...

- ¿Qué veneno?

- He creado una enzima que se transmite por el aire. Ataca al cerebro de los simios sin desarrollar. Es una opción peligrosa, porque lógicamente mataremos también a toda una generación de bebés recién nacidos. Pero si la existencia de nuestro mundo peligra, estoy dispuesto a hacerlo.

- ¡Pero eso sería una masacre!

- ¿Se te ocurre algo mejor?

- Puede que sí...

UNIVERSO MARVEL SIMIO

EPISODIO 2 (de 2)


Reed Richards estaba en el universo 869. Haciendo pruebas en su laboratorio había abierto una brecha interdimensional que le había trasladado a ese mundo, donde los que habían evolucionado eran los simios, pero todo lo demás era igual, habiendo versiones simias de los superhéroes más famosos.

El problema radicaba que la evolución había dado inteligencia a los simios-superhéroes (y a los que no lo eran), pero no así a las versiones simias de los mutantes de la Patrulla X, convirtiéndolos en unas bestias asesinas que además se aprovechaban de sus poderes para causar más daño.

Los Cuatro Fantásticos simios mostraron a Reed Richards el resultado de esa guerra que mantenían los dos grupos, y donde ya había habido las suficientes bajas como para que los simios superhéroes temieran por su futuro. Por ello la versión de Reed Richards en ese universo había creado un virus que mataría a todos aquellos simios no evolucionados... lo cual eliminaría también a toda una generación de los pequeños monos recién nacidos, que aunque luego se comportarían como los adultos (es decir, con raciocinio) al nacer eran tan poco evolucionados como los monos que el humano Reed Richards conocía de su universo.

- Yo tengo una posible solución. Ese virus podía ser manipulado para que sólo afectase a los simios con el gen mutante en sus venas. Para eso necesitaría sangre o fibras de algún simio mutante, ya que de ahí puedo extraer el material necesario para crear la variante del virus –dijo el Reed Richards humano a su versión en simio.

- Esas aberraciones cuando son atrapadas, las sacrificamos y las quemamos. No tenemos nada de eso. –dijo el simio Richards.

- Pues es la única solución que veo yo. Habrá, entonces, que capturar a uno. –dijo el Reed humano.

- Eso es ponernos en un riesgo innecesario. –dijo la simia Sue.

- Yo lo haré, pero necesitaré la ayuda del Chimpancé Antorcha y de Spider-Ape. –dijo el Reed Richards humano.

Aceptaron a regañadientes, pero cuando les explicó el plan que tenía previsto, se confiaron un poco más. Esa noche durmieron poco, levantándose justo al alba. Salieron los tres en el Fantastic Car. Durante el viaje hacía las afueras de la ciudad, Reed Richards se asombró de todo lo que veía.

La evolución había sido casi tan completa como en su universo de origen. Las ciudades eran tal y como uno de las podía imaginar, con sus rascacielos, sus carreteras, sus vehículos,... La única diferencia eran los altísimos muros que cubrían la ciudad, mostrando el panorama desolado que se escondía tras aquellas murallas, y que era adonde se dirigían. A la caza de un mutante...

Durante un rato guardaron silencio, como si la gran importancia de la misión que tenían entre manos fuese tal peso para ellos que les impidiese articular palabra alguna. De repente el Chimpancé Johnny Storm anunció que habían llegado a su destino. Se trataba de una cumbre rocosa, en la base de la cual se veían varias cuevas. Johnny dijo que allí era donde vivían los simios mutantes.

Tras un aterrizaje lo más silencioso posible, los tres héroes (los dos monos y el humano) bajaron hacía la primera de las grutas y se introdujeron dentro. Johnny incendió su cola para que les sirviera de luz en la oscuridad. No se oía ningún ruido, lo cual no ayudaba a dar tranquilidad al pequeño grupo. Un golpeteo como de metal empezó a escucharse al final del pasillo de roca que estaban recorriendo, hasta que llegaron al borde del mismo y pudieron ver lo que lo ocasionaba.

Como si se tratara de robots sin voluntad propia, los simios-mutantes estaban construyendo una estructura que enseguida identificó Reed Richards como una versión prehistórica de Cerebro, el aparato que tenía el Profesor Charles Xavier, líder de la Patrulla-X en su universo. Quien los dirigía era un misterioso individuo que estaba entre sombras, pero al que los simios reverenciaban como si se tratara de un dios.

- Ese de ahí es quien los dirige –dijo Spider-Ape- Cacémosle a él.

En ese momento un rugido surgido de la nada hizo girarse a los tres héroes. Sin mediar palabra, un gorila de pequeño tamaño pero gesto salvaje se había lanzado al ataque contra ellos, desenvainando las garras de adamantium que cubrían sus peludas manos.

- ¡¡¡Es Lobezno!!! –gritó el Chimpancé Antorcha, lanzándole un rayo de fuego. Éste impactó contra él, quemándole, pero al instante empezó a regenerarse. Lo que pasa que el follón había hecho que los demás se percataran de su presencia, y enseguida todos los mutantes salieron contra ellos.

Spider-Ape lanzó una telaraña contra el techo de la gruta y agarrando a los otros dos compañeros de viaje, se lanzó contra el misterioso individuo que parecía controlarlos. Al llegar a la base donde estaba lo cubrió de telaraña antes de que pudiera escapar, mientras que el Chimpancé-Antorcha lanzaba rayos de fuego contra el Cerebro en construcción, destruyéndolo. Por su parte Reed utilizaba la elasticidad de su cuerpo para contener, en la medida de lo posible, el ataque de los primeros mutantes que llegaba a donde estaban ellos:

- ¡Tenemos que salir de aquí y el camino por donde hemos entrado está lleno de mutantes! –dijo el Chimpancé-Antorcha un momento antes de ser congelado por un simio que se dirigía hasta ellos deslizándose por un tobogán de hielo. No le fue difícil a Reed Richards discernir que se trataba de la versión del Hombre de Hielo de ese universo de simios. De pronto el Juggernautt orangután atacó a Spider-Ape, dejándolo tendido y aparentemente muerto contra el suelo.

Reed Richards, pensando que había llegado su hora, se sorprendió cuando escuchó al líder de los mutantes decir:

- Quietos, no lo toquéis.

Los simios mutantes obedecieron, retirándose ordenadamente. Reed Richards se giró, encontrándose con un rostro conocido pero al que nunca hubiera pensado en ver en esas circunstancias:

- ¿¡Kraven?!

- Sí.

- Pero... ¡eres humano!

- Efectivamente, lo soy.

- Pero, ¿porqué haces esto?

- Existe una raza humana que está evolucionando, pero la tiranía de los simios no nos deja desarrollarnos. Yo nací con el poder mutante de controlar a las bestias inferiores, y cuando me di cuenta del mismo pensé que podía usarlo para acabar con los simios superhéroes, porque una vez que hubiera acabado con ellos, los humanos podrían evolucionar. Por eso soy el líder de estos bichos. Ellos me estan ayudando para que el ser humano pueda tomar el mando de este planeta.

Kraven explicó a Reed toda la problemática de la raza humana, así como la versión de los hechos que no le había dado su homónimo simio. Tras ello Reed se dio cuenta de que la mejor opción era no inmiscuirse, ya que si por un lado la evolución simia le parecía curiosa y digna de estudio, la posibilidad de una evolución humana que le planteó Kraven también le pareció digna de mención. Pero, ¿cómo volver a su universo? Reed apretó el botón del mando a distancia del visor con el que había empezado ese viaje.

De pronto un agujero de gusano se formó en el techo de la gruta. Una fortísima corriente de aire empujó a Reed hacía el agujero, mientras que no parecía afectar para nada al resto de cosas y personas que había a su alrededor. Esa corriente transportó a Reed Richards de nuevo a su universo, encontrándose otra vez en el laboratorio donde había empezado todo.

Había acabado ese viaje al Universo Marvel Simio, pero Reed tomó buena nota de todo lo acontecido. Igual dentro de un tiempo volvería para ver como iban las cosas.