domingo, 10 de junio de 2007

Relato: ESPIRAL: EL INICIO

Nota del autor: el relato que tenéis a continuación está claramente basado en el manga Uzumaki que me he leído recientemente, lo que pasa que lo he narrado en la ficticia ciudad de Yellow City donde ya ambienté la serie de relatos Dial V for Vendetta que estan por el historial de este blog, aunque esta historia es totalmente independiente a aquellas.

Yellow City: una de las mayores ciudades del mundo; pero como toda gran ciudad tiene de todo: de lo bueno y de lo malo. Entre lo bueno había gente anónima que la protegía, entre lo malo maldiciones como la que estaba poseyéndola.

Evelyn Hays había sido la heroína de la ciudad, el misterioso enmascarado que había impartido justicia. Pero los responsables del depósito de cadáveres que ahora recogían su cuerpo apenas podían distinguir algún toque femenino en aquella barbarie. Su cadáver había sido retorcido sobre si mismo formando una espiral:

- Esto es... impresionante. –dijo uno de los miembros del depósito de cadáveres.

- Sí. –contestó el otro.

- ¿Tú te imaginas quien haría algo así?

- O quienes, porque era una mujer en muy buena forma física, y dudo que un solo hombre fuera capaz de retorcer un cuerpo humano como está retorcido este.

En los periódicos del día siguiente salió la noticia en grandes titulares: Heroína retorcida. Los más serios hablaban de la investigación sobre el misterioso asesinato (en principio se consideró como tal) mientras que los más escabrosos daban detalles sobre el sufrimiento que podría tener una víctima a la que le retorcieran el cuerpo estando viva. Pero aquello sería sólo el principio.

En la escuela Midtown se estaba preparando un festival, y los alumnos estaban entretenidos con las diferentes celebraciones. Las alumnas especialmente intentaban optar al premio de Reina del Festival. Pero entre ellas no se encontraba Mandy Hilton, ya que era la marginada del grupo, de hecho había sido siempre la marginada de todos los grupos. No es que fuera fea, pero el que nunca hubiera conectado con el carácter tan superficial de sus compañeras (preocupadas más por sus posibles novios y por lo que pensaran las demás) la había hecho distanciarse de ellas. Pero esa discriminación que había sufrido no le importaba, algo la empujaba a ir hacía el centro de la ciudad, hacia la Plaza Uzumaki. Allí pensaría que hacer.

En las Torres Gearch, el centro neurálgico de los negocios de Yellow City, Sam Black estaba preocupado porque sus recientes inversiones no habían salido como él pensaba y las perdidas habían subido más de lo esperado. Si su jefe se enteraba de eso no sólo sería despedido, sino que le denunciarían y él no podía hacerse cargo económico de todo el dinero perdido. Con lo cual ya se imaginaba a su mujer divorciándose de él y llevándoselo todo, dejándolo además en una situación más precaria todavía. Pero todo eso dejó de tener importancia porque no hacía más que pensar en la Plaza Uzumaki, así que decidió ir a dar un paseo hasta allí para ver si eso le ayudaba a tener las ideas un poco más claras.

En la Comisaría Central de Yellow City el agente Richard Parker estaba escuchando los avisos por radio, para mandar alguna patrulla en caso de que surgiese alguna incidencia. De momento el día había sido tranquilo y sólo habian surgido pequeños incidentes, lo cual le había permitido pensar en su carrera en el departamento. ¿Por qué no había avanzado más? ¿Por qué no había podido escalar posiciones para conseguir llegar a Inspector? La mala suerte le había acompañado siempre y él pensaba en bastantes ocasiones que menos mal que nunca le habían pegado un tiro en acto de servicio porque sólo le hubiera faltado eso. Entonces fue cuando en la (hasta aquel momento) silenciosa radio escuchó dos palabras:

- Plaza Uzumaki.

¿Plaza Uzumaki? ¿Qué pasaba allí? ¿Quién había dicho eso?

- Aquí el agente Richard Parker desde la Comisaría Central, ¿quién ha dado aviso de algo en la Plaza Uzumaki?¿ Repito, quien ha dado aviso de algo en la Plaza Uzumaki?

Silencio.

¿Qué hacía? ¿Contactaba con algún coche patrulla que estuviera por la zona y lo enviaba allí? ¿O se presentaba él en persona? De esta podía quizás convertirse en un héroe y que su suerte empezase a cambiar. Total, él estaba cerca, se asomó por la ventana y pensó:

- La Plaza la tengo a sólo cinco calles de aquí, y esto está muy tranquilo, ¿por qué no acercarme yo en persona? Si fuera algo que me superara supongo que desde aquí podría ver alguna señal...

No lo pensó más, cogió su chaqueta y se dirigió hacía su objetivo.

La Plaza Uzumaki estaba en el centro neurálgico de Yellow City. Había sido construida en los albores de la ciudad, y el nombre (que significaba espiral en japonés) se debía a que las baldosas del suelo de la plaza se había colocado formando esa figura geométrica, algo quizás no muy visible desde el mismo suelo pero bastante visible si uno la sobrevolaba. Asimismo había en el centro de la plaza un monumento de mármol y acero con una espiral en el centro, y dedicado a la memoria de los desaparecidos, algo bastante genérico (ya que no especificaba más) y que la mayoría de gente pensaba que estaba dedicado a los desaparecidos de las guerras y cosas así.

Mandy Hilton miraba extasiada esa espiral cuando llegó Sam Black. Él también se quedó distraído, mirando lo mismo, hasta que Mandy se giró y lo miró:

- ¿Tiene algún problema?

- ¿Eh? No, no, sólo miraba la espiral del monumento. Es hermosa...

- Si, es cierto.

Los dos miraron en silencio la espiral. En aquel momento (era cerca de la medianoche) se encontraban los dos solos, entonces él le dijo:

- ¿No sería hermoso que nos convirtiéramos en una espiral?. Podríamos girar y girar sin que los problemas nos preocupasen.

- Sí.

- ¿Por qué no lo hacemos?

- ¿Cómo?

- Acércate a mí, abrázame.

Aquello era una locura (pensó Mandy), estaba a punto de abrazarse a un hombre que podía ser su padre, en una plaza casi a oscuras y con todas las connotaciones sexuales que significaba aquello. ¿Qué pretendía? ¿Violarla? No, era otra cosa, y algo la empujaba a hacerle caso...

Sam abrazó a Mandy mientras ella enredó su pierna sobre las de él. Pero no había connotación sexual en su pose, quien los viera se daría cuenta de que estaban abrazados, enredados él uno en la otra así, en silencio. Pero a Richard Parker no le pareció muy normal cuando lo vio al llegar a la Plaza:

- ¿Qué pasa aquí?

Sam y Mandy miraron a Richard y este se sintió extrañamente atraído hacía esa pareja. Se aproximó a ellos y sin decir ni una palabra supo lo que tenía que hacer: pasó un brazo sobre Sam y otro sobre Mandy. Las tres personas estaban unidas en un abrazo, unidas... para siempre.

Al día siguiente encontraron los cadáveres de Sam, Mandy y Richard. Sus cuerpos habían sido retorcidos y entrelazados unos con otros como si se tratase de las cuerdas de una soga. Los miembros del depósito de cadáveres que recogieron los cuerpos quedaron asombrados porque nunca habían visto nada así, y les costó bastante esfuerzo conseguir separarlos.

Muertes misteriosas, gente retorcida y una ciudad (Yellow City) con una maldición: la maldición de las espirales. Y esto era sólo el comienzo.

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