INTRODUCCIÓN
Una de las cosas que caracterizaba a este blog eran mis relatos. Hacía tiempo que no ponía ninguno (por la falta de eso, de tiempo), pero desde que me leí en el pasado Salón del Manga el segundo tomo de Tomie tenía en mente coger al personaje y hacer algo con él, y como esta mañana tenía tiempo, me ha salido lo que teneis a continuación.
La siguiente historia está basada (por lo tanto) en Tomie, el personaje de los mangas de Junji Ito (acompaña a estas líneas la portada del primer tomo). Pese a que el personaje principal mantiene las características de la protagonista de las historias originales (basándome en dichas características me he tomado la licencia de coger "a una de ellas" para mi historia), el resto es totalmente inventado por mí.
La chica fue andando por el muelle de carga del barco en plena noche, sin que nadie la viera. Estaba desnuda y sus pasos vacilantes hubieran hecho pensar a quien la viera que probablemente estaba borracha o drogada. Pese a todo mostró gran agilidad para colgarse de una soga y arrastrándose por ella, llegar hasta el barco que estaba amarrado a puerto. Se coló por una ventana abierta...
A la mañana siguiente Takeshi, uno de los mozos de carga del barco, estaba buscando unos materiales en los almacenes cuando la encontró:
- ¡Ei! ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí?
La chica, medio oculta entre unas cajas, se levantó, mostrando su cuerpo desnudo a Takeshi. Este se quedó un momento extasiado, contemplando la hermosa belleza de aquella muchacha. Él había visto muchas veces mujeres desnudas, tanto realmente como en películas pornográficas, pero aquella chica tenía algo especial, era como una especie de belleza hipnótica. No tenía nada que ver con lo sexual, sino más bien con lo físico: parecía ser un cuerpo perfecto, esculpido por el mejor artista. Takeshi estaba extasiado cuando la voz de ella le rompió el ensimismamiento:
- Me llamo Tomie.
Takeshi volvió a concentrarse al escuchar su voz (pese a que esta era tan sensual y hipnótica como el resto de su cuerpo) y le preguntó:
- ¿Qué haces aquí... y desnuda?
- No lo sé, tan sólo recuerdo que estaba cerca del mar viendo las olas cuando un hombre se me acercó, me golpeó, me desnudó y creo que me violó, aunque como perdí el conocimiento no recuerdo muy bien los detalles, si bien si que fueron muy desagradables.
Tras decir eso el rostro de la chica se descompuso y empezó a llorar amargamente, y fue corriendo hacia Takeshi, abrazándose a él. Este se sintió un poco cohibido al notar el cuerpo desnudo de la muchacha abrazándose al suyo, pero se sobrepuso al pensar quien habría sido el desalmado que habría mancillado a tan hermosa criatura.
- ¿Me protegerás?
La pregunta pilló desprevenido a Takeshi.
- ¿Cómo?
- Ayúdame, sé que no debería estar aquí pero el barco ya ha partido y no querrás que me tire al mar. Escóndeme, ayúdame, hasta que lleguemos a... ¿adonde va este barco?
- A Estados Unidos.
- ¿Me ayudarás?
Takeshi aceptó. Aquella chica lo tenía hipnotizado. Le dio un poco de ropa para cubrirse y se preocupó de que en el almacén donde estaba Tomie escondida no entrara nadie nada más que él. Mientras tanto Takeshi siguió con su trabajo en el carguero, se trataba de un barco de mercancías que llevaba vehículos hasta Norteamérica y el se encargaba del mantenimiento de los contenedores donde estaban los coches, preocupándose que las inclemencias del tiempo no provocaran desperfectos en los mismos.
Pero su labor no le hacía olvidar a Tomie, sino que la tenía siempre en mente. Pensaba en estar cerca de ella, y cuando estaba con la chica (porque le llevaba comida u otras cosas) se sentía mal cuando tenía que abandonarla. Pero de momento había conseguido mantener su presencia en el barco en secreto hasta que un día, al llegar al almacén donde estaba, escuchó voces. Al entrar la vio junto con uno de sus compañeros marineros, un norteamericano llamado John.
En principio él había pensado que las voces estaban charlando animadamente, pero cuando entró y reveló su presencia Tomie se giró hacia él y dijo:
- ¡Oh, Dios Mio, Takeshi! Menos mal que estas aquí, por favor es él, mátalo.
- ¡Eh! ¿Qué dices? –soltó un sorprendido John- ¿Y tú sabias que estaba esta chica aquí? –dijo girándose hacia Takeshi.
- ¿Te acuerdas de lo que te dije? Él fue el que me violó. –dijo la chica.
- ¿Pero que dices? ¡Serás zorra mentirosa! –y tras decir esas palabras hizo ademán de abofetear a Tomie, pero Takeshi le cogió el brazo con firmeza.
Los ojos de Tomie, esos ojos profundos y oscuros se clavaron en él, y supo que era lo correcto. ¿Cómo podía haber mancillado ese cerdo a un ser tan puro y virginal como Tomie? De repente su mano libre se deslizó hacia el cuchillo que tenía en su cintura, lo sacó y lo clavó en el corazón de John. El ataque fue tan fulminante que no este no se pudo defender.
En ese momento fue como si a Takeshi le hubieran quitado una venda de los ojos, y se dio cuenta de lo que había hecho. Se giró hacia Tomie y vio que esta le miraba con una sonrisa maliciosa.
- Yo... lo he matado... por ti.
- Si, y te lo agradezco, no necesito a parásitos a mi alrededor como él o tú.
- Me has manipulado, has jugado conmigo para que no revelara tu presencia, y ahora he cometido un asesinato y me mandarán a prisión. Dentro de poco llegaremos a puerto y esto se descubrirá. ¿Qué más da una muerte o dos?
Tras decir esto se abalanzó sobre Tomie y el cuchillo aún ensangrentado lo clavó en el pecho de la muchacha. Luego lo sacó y lo hundió en su vientre, volvió a sacarlo y lo clavó por tercera vez en su garganta. La sangre salía borbotones, manchándolo todo de un tono rojizo que le hizo perder totalmente la cabeza a Takeshi: empezó a descuartizar el cadáver de la chica, desmembrándola y esparciendo sus entrañas por el suelo. Así, cubierto de sangre y vísceras lo encontraron las autoridades cuando sus propios compañeros del barco lo descubrieron y dieron parte a la policía.
El barco fue precintado a la espera de que la policía hiciera las pruebas necesarias e hiciera el levantamiento de los cadáveres. Al ser un barco que venía del extranjero aquella noche quedó cerrado y custodiado, hasta cumplimentarse los trámites necesarios. Por eso nadie vio como los restos de Tomie se regeneraban. Como si fuera un horrible monstruo sangriento, fibras y tejidos fueron naciendo de los pedazos de Tomie, generando en pocas horas cinco chicas exactamente iguales: jóvenes, guapas, atrayentes, hipnóticas. Cinco muchachas como la Tomie que había conocido Takeshi. Se miraron unas a otras y sonriendo se escaparon por la ventana del barco, perdiéndose en la oscuridad de la noche.
¿Qué es Tomie? ¿Quién es Tomie? No se sabe. Bajo su aspecto humano es una criatura sin sentimientos que manipula a los hombres a su libre antojo, aunque eso en ocasiones provoque que la maten y la descuarticen a ella. Pero no importa, porque Tomie es inmortal, y hasta del más pequeño trozo de su cadáver puede renacer, con una o varias copias de si misma.
Y ahora ha llegado a una nueva ciudad.
Una de las cosas que caracterizaba a este blog eran mis relatos. Hacía tiempo que no ponía ninguno (por la falta de eso, de tiempo), pero desde que me leí en el pasado Salón del Manga el segundo tomo de Tomie tenía en mente coger al personaje y hacer algo con él, y como esta mañana tenía tiempo, me ha salido lo que teneis a continuación.
La siguiente historia está basada (por lo tanto) en Tomie, el personaje de los mangas de Junji Ito (acompaña a estas líneas la portada del primer tomo). Pese a que el personaje principal mantiene las características de la protagonista de las historias originales (basándome en dichas características me he tomado la licencia de coger "a una de ellas" para mi historia), el resto es totalmente inventado por mí.
TOMIE: NUEVO DESTINO
La chica fue andando por el muelle de carga del barco en plena noche, sin que nadie la viera. Estaba desnuda y sus pasos vacilantes hubieran hecho pensar a quien la viera que probablemente estaba borracha o drogada. Pese a todo mostró gran agilidad para colgarse de una soga y arrastrándose por ella, llegar hasta el barco que estaba amarrado a puerto. Se coló por una ventana abierta...
A la mañana siguiente Takeshi, uno de los mozos de carga del barco, estaba buscando unos materiales en los almacenes cuando la encontró:
- ¡Ei! ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí?
La chica, medio oculta entre unas cajas, se levantó, mostrando su cuerpo desnudo a Takeshi. Este se quedó un momento extasiado, contemplando la hermosa belleza de aquella muchacha. Él había visto muchas veces mujeres desnudas, tanto realmente como en películas pornográficas, pero aquella chica tenía algo especial, era como una especie de belleza hipnótica. No tenía nada que ver con lo sexual, sino más bien con lo físico: parecía ser un cuerpo perfecto, esculpido por el mejor artista. Takeshi estaba extasiado cuando la voz de ella le rompió el ensimismamiento:
- Me llamo Tomie.
Takeshi volvió a concentrarse al escuchar su voz (pese a que esta era tan sensual y hipnótica como el resto de su cuerpo) y le preguntó:
- ¿Qué haces aquí... y desnuda?
- No lo sé, tan sólo recuerdo que estaba cerca del mar viendo las olas cuando un hombre se me acercó, me golpeó, me desnudó y creo que me violó, aunque como perdí el conocimiento no recuerdo muy bien los detalles, si bien si que fueron muy desagradables.
Tras decir eso el rostro de la chica se descompuso y empezó a llorar amargamente, y fue corriendo hacia Takeshi, abrazándose a él. Este se sintió un poco cohibido al notar el cuerpo desnudo de la muchacha abrazándose al suyo, pero se sobrepuso al pensar quien habría sido el desalmado que habría mancillado a tan hermosa criatura.
- ¿Me protegerás?
La pregunta pilló desprevenido a Takeshi.
- ¿Cómo?
- Ayúdame, sé que no debería estar aquí pero el barco ya ha partido y no querrás que me tire al mar. Escóndeme, ayúdame, hasta que lleguemos a... ¿adonde va este barco?
- A Estados Unidos.
- ¿Me ayudarás?
Takeshi aceptó. Aquella chica lo tenía hipnotizado. Le dio un poco de ropa para cubrirse y se preocupó de que en el almacén donde estaba Tomie escondida no entrara nadie nada más que él. Mientras tanto Takeshi siguió con su trabajo en el carguero, se trataba de un barco de mercancías que llevaba vehículos hasta Norteamérica y el se encargaba del mantenimiento de los contenedores donde estaban los coches, preocupándose que las inclemencias del tiempo no provocaran desperfectos en los mismos.
Pero su labor no le hacía olvidar a Tomie, sino que la tenía siempre en mente. Pensaba en estar cerca de ella, y cuando estaba con la chica (porque le llevaba comida u otras cosas) se sentía mal cuando tenía que abandonarla. Pero de momento había conseguido mantener su presencia en el barco en secreto hasta que un día, al llegar al almacén donde estaba, escuchó voces. Al entrar la vio junto con uno de sus compañeros marineros, un norteamericano llamado John.
En principio él había pensado que las voces estaban charlando animadamente, pero cuando entró y reveló su presencia Tomie se giró hacia él y dijo:
- ¡Oh, Dios Mio, Takeshi! Menos mal que estas aquí, por favor es él, mátalo.
- ¡Eh! ¿Qué dices? –soltó un sorprendido John- ¿Y tú sabias que estaba esta chica aquí? –dijo girándose hacia Takeshi.
- ¿Te acuerdas de lo que te dije? Él fue el que me violó. –dijo la chica.
- ¿Pero que dices? ¡Serás zorra mentirosa! –y tras decir esas palabras hizo ademán de abofetear a Tomie, pero Takeshi le cogió el brazo con firmeza.
Los ojos de Tomie, esos ojos profundos y oscuros se clavaron en él, y supo que era lo correcto. ¿Cómo podía haber mancillado ese cerdo a un ser tan puro y virginal como Tomie? De repente su mano libre se deslizó hacia el cuchillo que tenía en su cintura, lo sacó y lo clavó en el corazón de John. El ataque fue tan fulminante que no este no se pudo defender.
En ese momento fue como si a Takeshi le hubieran quitado una venda de los ojos, y se dio cuenta de lo que había hecho. Se giró hacia Tomie y vio que esta le miraba con una sonrisa maliciosa.
- Yo... lo he matado... por ti.
- Si, y te lo agradezco, no necesito a parásitos a mi alrededor como él o tú.
- Me has manipulado, has jugado conmigo para que no revelara tu presencia, y ahora he cometido un asesinato y me mandarán a prisión. Dentro de poco llegaremos a puerto y esto se descubrirá. ¿Qué más da una muerte o dos?
Tras decir esto se abalanzó sobre Tomie y el cuchillo aún ensangrentado lo clavó en el pecho de la muchacha. Luego lo sacó y lo hundió en su vientre, volvió a sacarlo y lo clavó por tercera vez en su garganta. La sangre salía borbotones, manchándolo todo de un tono rojizo que le hizo perder totalmente la cabeza a Takeshi: empezó a descuartizar el cadáver de la chica, desmembrándola y esparciendo sus entrañas por el suelo. Así, cubierto de sangre y vísceras lo encontraron las autoridades cuando sus propios compañeros del barco lo descubrieron y dieron parte a la policía.
El barco fue precintado a la espera de que la policía hiciera las pruebas necesarias e hiciera el levantamiento de los cadáveres. Al ser un barco que venía del extranjero aquella noche quedó cerrado y custodiado, hasta cumplimentarse los trámites necesarios. Por eso nadie vio como los restos de Tomie se regeneraban. Como si fuera un horrible monstruo sangriento, fibras y tejidos fueron naciendo de los pedazos de Tomie, generando en pocas horas cinco chicas exactamente iguales: jóvenes, guapas, atrayentes, hipnóticas. Cinco muchachas como la Tomie que había conocido Takeshi. Se miraron unas a otras y sonriendo se escaparon por la ventana del barco, perdiéndose en la oscuridad de la noche.
¿Qué es Tomie? ¿Quién es Tomie? No se sabe. Bajo su aspecto humano es una criatura sin sentimientos que manipula a los hombres a su libre antojo, aunque eso en ocasiones provoque que la maten y la descuarticen a ella. Pero no importa, porque Tomie es inmortal, y hasta del más pequeño trozo de su cadáver puede renacer, con una o varias copias de si misma.
Y ahora ha llegado a una nueva ciudad.
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