Autor: Bob Fingerman
Formato: Libro, tapa dura, 25 x 17 cm.
Colección: Doble Seis
Encuadernación: Cartoné
Páginas: 242
SINOPSIS
En esta obra el protagonista es un trasunto del autor, un dibujante de cómics que se gana la vida trabajando para editoriales cutres, que le pagan poco, y donde publica chistes sobre mujeres de pechos enormes. Evidentemente no está satisfecho con su vida y quiere cambiar. Mientras tanto, también seremos participes de su vida personal día a día y su evolución, sus relaciones con su novia, de una manera íntima y con escenas explicitas, las relaciones con sus amigos, sus dudas existenciales, su forma de enfrentarse a la muerte.
Todo eso nos lo mostrará Fingerman de manera meticulosa, como lo es también su dibujo, denso, lleno de detalles, donde nada queda sin dibujar pero con una extraña habilidad para no saturar. Y será con es estilo con el que nos situará perfectamente en la ciudad de New York, con sus calles abarrotadas de variopintos personajes que dan lugar a una novela gráfica en la que aborda sin miedo temas importantes como el sexo, la muerte, el matrimonio, el aborto y la religión.
RESEÑA
Con un título como el que tiene este comic era lógico no sentirse tentado por él, no sólo por motivos personales (si uno tiene la suerte de tener trabajo ha de dar gracias por un salario que siempre nos parecerá insuficiente) sino porque un vistazo por encima me hizo pensar que estaba ante una especie de comic donde el autor narraba su propia vida (con mucho sentido del humor y algo del siempre atrayente sexo explícito) pero al estilo underground del Odio de Peter Bagge o del Pobre cabrón de Joe Matt.
Me he encontrado lo primero (que no lo segundo) pero aún así me parece una buena obra, simpática y divertida, en donde además los personajes secundarios juegan un papel tan importante como los principales, aderezando las vivencias de los mismos hasta formar un cosmos humano realmente entretenido y que (también aviso) vale más leerse de forma pausada para disfrutar poco a poco de la misma (yo cometí el error de leerla a destajo, lo cual la hace un disfrute agradable (como por ejemplo en momentos como la entrada del negro al metro), pero que te llevará más de un par de horas... y no todo el mundo gusta de zamparse más de 200 páginas de comic de una tacada)
Aunque antes la he comparado con Odio, su estilo sería más realista (si bien en momentos no huye de la caricatura: atención a los sueños del protagonista), lo que dota al conjunto de un toque menos histriónico que otros comics (como, sin ir más lejos, el citado de Peter Bagge) pero que ante según que situaciones puede dejar al lector con ganas de haber ahondado más en según que gags y momentos irónicos que hay a lo largo del tomo (por ejemplo el tema autopersonal del protagonista como dibujante de comics no es tan destacado como lo fue en Sudando tinta de Peter Bagge). Además, leída a destajo hace que uno quizás no capte la gran variedad de citas que pueblan los simpáticos diálogos, que van desde el cine hasta la televisión pasando por los comics y un largo etcetera (pero bueno, esto es algo común a este tipo de historias, donde se citan multitud de detalles que sirven para situar la historia en su época).
En resumidas cuentas, un comic donde claramente el autor refleja diferentes vivencias personales (algunas bastante íntimas, lo cual sorprende, pero claramente enfocadas al voyeaur que todos llevamos dentro) mientras que nos muestra con grandes dosis de realismo el mundo y los personajes que le rodean, algunos estrambóticos, otros curiosos pero en el fondo todos entrañables, porque cuando hablan (y ahi también se nota un guión inteligente) queda perfectamente reflejada la jerga de la calle, el hablar "de tú a tú" que escuchamos cada día por la calle. En una palabra, la REALIDAD.
LO MEJOR: El guión, realmente inteligente, y los personajes, algunos más interesantes que otros pero en donde ninguno de ellos se puede decir que sobre, porque todas aportan algo al conjunto.
LO PEOR: Por su tono cómico en ocasiones el tono realista tendría que haber virado hacia la caricatura histriónica porque algunos gags pueden parecer poco aprovechados por tal motivo.
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