Muchas veces he comentado que yo me reaficioné a los comics gracias al primer Spider-Man de Sam Raimi, ya que me hice los coleccionables que sacó Planeta y con eso se me abrió el gusanillo de una afición que aún dura. Mi primer Salón del Comic fue en 2004, que si no recuerdo mal coincidió en ser el último que se celebró en la Estación de Francia, para pasar luego a la más cercana (al menos para mi) Plaza España de Barcelona, donde está su Feria de Muestras. Desde entonces he sido fiel a este evento, y si bien cuando el primero aún no tenía este blog, a partir del segundo ha quedado reflejado por aqui... hasta este año.
Después de ser fiel asistente durante más de una década, este año 2018 solicité la acreditación (como llevo haciendo desde 2008 si no recuerdo mal) y me vino denegada, como ya cité por este blog. Cabe indicar que para pedirla te pide un link de referencias, y como mencionaba yo en mi "derecho a réplica", eso no ofrecía una visión global de mi presencia en internet, por lo que me fastidió y me había hecho a la idea de que no tendría, cuando el pasado jueves, al conectarme para hacer las críticas de las dos películas de las que había tenido pase esa mañana (Proyecto Rampage y Un lugar tranquilo) me encuentro con la MUY AGRADABLE sorpresa de que mi mencionado "derecho a réplica" había servido para aclarar el tema y si estaba acreditado.
Como el jueves ya me fue imposible acudir, me decanté por los dias que me quedaban, si bien mis pretensiones iniciales las bajé para intentar al menos asegurarme algo, porque este año acudian artistas bastante atractivos, y al final fue Roy Thomas al que descarté, pero al menos tengo la satisfacción de haber logrado a Stan Sakai, José Fonollosa y Ralf König (en las imágenes se puede ver) Además de las compras para conseguir esas firmas, dedicatorias y dibujos me compré también el comic de Doctor Who en español (el primero) porque quiero apoyar a la editorial Fandogamia en su apuesta por una serie que en nuestro pais ha tenido un seguimiento bastante discreto, a lo que acompañé un Funko de la Capitana Marvel por 10 euros el cual encontré en un stand (EL ÚNICO) que los tenía a ese precio, ya que el resto eran de 15 para arriba. En total 70 euros, para que se note que también gasto algo y no tiro solo de mis muy apreciadas (y gratuitas) lecturas de biblioteca, porque ese poster de la próxima película de Han Solo era gratis sólo por intentar imitar a Chewbacca (del que en mi caso me salió un 62% de coincidencia)
En cuanto a la organización es justo que mencione un término medio entre los aciertos y las decisiones no tan acertadas: por un lado la acreditación antes citada ha cambiado, funcionando ahora de manera telemática con una identificación con la que puedes salir del evento para luego volver más tarde (u otro día) Dicho cambio lo encuentro muy acertado, porque las pulseras de colores que se usaban hasta entonces habian dado lugar a fraude entre aquellos que se las guardaban y siempre podían compartirla con amigos o conocidos en salones posteriores (si coincidía color), facilitando una entrada indebida.
A nivel de acreditaciones no me quejo, ya que ese cambio creo que ha sido para mejor, pero por ejemplo en el tema de las entradas individuales tengo que discrepar: por mis redes en facebook me lo han comentado, y por dentro del salón lo he escuchado, que había gente que no estaban conformes con lo de no poder salir del evento desde el momento en que entras, citando algunos que eso era para que la gente se quedara a comer en los establecimientos para tal fin que hay dentro del recinto. Pero no es lo único, porque algunos visitantes llegan de fuera de la ciudad y les gusta tener una movilidad que, en caso de permanecer dentro del salón, se hace al final cansina, a lo que sumar si llevas niños pequeños, cuya paciencia es bastante limitada.
Puede que teniendo eso en mente fuera el motivo del estreno de Comic Kids, una superficie bastante amplia con multitud de actividades para los más pequeños. En esa sección (y en mi caso siempre tirando a mi otra afición, la del cine) me encantó una zona decorada cual si fuera la aldea pitufa, para realizar promoción de la película Los Pitufos: La aldea escondida en todos los formatos en los que está disponible. Pero la presencia cinematográfica más notable, o como mínimo más visible, era la dedicada a un par de próximos estrenos tan mediáticos como Vengadores: Infinity War y el spinoff Han Solo: una historia de Star Wars.
Un detalle que siempre me resulta atractivo en eventos de este estilo son las exposiciones, si bien tengo que citar que la que era sólo para adultos, en un momento en el que pasé había un par de chavales que dudo mucho que llegarán a la mayoría de edad. Si en un momento dado yo ví a un par, me imagino que durante los cuatro días más se meterán, aunque también es justo matizar que en una sociedad como en la que vivimos, en la que los pequeños tienen acceso a TODO (y no todo bueno) tampoco había en esa exposición nada que pudiera ser traumático para nadie.
En los stands vi miles de comics, de los cuales me imagino que no todo llegará en un futuro a las bibliotecas, para conseguir tenerlos a mi alcance. Pero hay que ser justos (y selectivos) por lo que con mis dos máximas prioritarias de que (1) no tengo el dinero suficiente para comprarme todo lo que quiero y (2) no tengo el espacio suficiente para tenerlo; me llevó a pensar en comprarme in-situ comics que pudieran firmarme los autores, como he hecho en anteriores ocasiones. Con ese pensamiento en la cabeza en origen mis objetivos eran Roy Thomas y Stan Sakai, el primero por el grato recuerdo del tomaco de Conan que me leí no hace mucho y el segundo porque todo lo que he leido suyo de las bibliotecas me ha gustado bastante, de forma especial Usagi Yojimbo, su famoso conejo samurai. Es justo citar, algo que incluso comenté por mis redes sociales, que del primero incluso valoré en comprarme una figura Funko que ví de Red Sonja a precio reducido en la Fnac, aunque al final no lo hice porque con aquella anticipación desconocía si iría o no dependiendo de si estaría acreditado o no. Esas figuras me imagino que se revalorizan si tienen firma del autor que dió fama al personaje, porque esa idea la aplicó alguien haciendo firmar a David Lloyd uno de V de Vendetta (cuando se estrenó la película, en el Salón de aquel año también estuvo este autor y ya conseguí su firma)
A los dos autores que establecí como objetivos se sumó Ralf König, ya que con él me sucede como con Stan Sakai, todo lo suyo que me he leido de las bibliotecas me convence. Pero fue justo cuando yo estaba más ilusionado con todo el tema cuando pensé que no iría, al no tener concedida la acreditación, siendo un objetivo imposible para cumplirlo en un día (y máxime con la experiencia de cuando quise la firma de Junji Ito y me quedé con las ganas) Por eso que cuando me vino aprobada, al tener un día menos decidí bajar las expectativas y me eliminé de mi ecuación a Roy Thomas, aunque luego gané a José Fonollosa, un autor del que he leido varios comics suyos de las bibliotecas, en especial los dedicados a los gatos, por lo que escogí uno de ellos que aún no había leido, influido también por una amiga del Facebook que es gran fan de este autor por partida doble, ya que le gusta tanto su arte como el acertado humor con el que recrea la vida con una mascota (porque esta amiga tiene varias y encima tiene un trabajo también relacionado con ellas) En el comic que escogí el autor me citó una página en la que una de las tiras está basada en ella, ya que ambos la tenemos entre nuestros contactos de facebook, por lo que cuando se la nombré enseguida supo de quien le hablaba.
Me podría extender más, pero no es el caso por lo que para más información siempre podeis mirar la recuperada revista del salón (gratis por este enlace) o por la tambien renovada web del evento (por este otro enlace), pero en mi caso me queda para el recuerdo lo comprado (que proximamente será reseñado también por este blog) y la alegría de los conocidos con los que me he cruzado, a lo que añado algunas fotos que hice más que nada para dejar constancia, si bien es TANTO lo que hay para ver que aunque hiciera un ciento no lo reflejarían todo.
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