martes, 11 de enero de 2022

EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS de GUILLERMO DEL TORO, un relato moralizante irregular (crítica sin spoilers)

El callejón de las almas perdidas es la nueva película como director de Guillermo del Toro, después del éxito entre público y crítica (premios incluidos) que obtuvo con La forma del agua hace unos años. En este caso se ha rodeado de un destacado plantel actoral (Bradley Cooper, Toni Collette, Willem Dafoe, Mary Steenburgen, Ron Perlman, Cate Blanchett, Rooney Mara o David Strathairn entre otros) para llevar a cabo un remake de la película homónima de 1947 que fue protagonizada por Tyrone Power (y que no he visto en el momento de escribir esta crítica), la cual adaptaba la novela de idéntico título, obra de William Lindsay Gresham (que no he leído en el momento de redactar esto)

Ante casos como este, y una vez finalizada la película, se me vinieron a la cabeza los comics de la editorial EC, pero no los de terror por los que es más conocida sino por los de suspense, que vendrían a tener la estructura básica de esta película cuyo final viene a decirnos, como sucedía allí, que el crimen y la mentira no compensan. El problema radica en que cuando me doy cuenta de eso he tardado dos horas y media en que me lleven a un destino similar, pero todo ello dilatando en exceso algunos momentos que nada de esencial aportan al conjunto de la historia, provocando que lo que en un principio empieza notable, en global no lo acabe siendo.

Porque si de algo ha hecho gala Guillermo del Toro es de lo bien que se maneja en el terreno fantástico, siendo el tramo inicial de esta película, situado en esa feria ambulante de baja categoria, el que funciona mejor, notándose como disfruta su responsable (y hace disfrutar al espectador) con esos detalles grotescos o extravagantes que tanto son de su agrado. Es en ese ambiente en el que se verá metido el personaje de Bradley Cooper, un tipo con pocos escrúpulos que aprenderá ahi lo necesario para crear su propio espectáculo de supercherias con el que engañar a todo iluso que se le ponga al alcance. Pero cuando parece que todo le funciona, conocerá a una psiquiatra (notablemente interpretada por una Cate Blanchett que parece invocar el espíritu de la mítica Lauren Bacall), tomando a partir de ahi la historia una deriva que le llevará a una caida en picado... si se tiene paciencia para soportar un exceso de momentos vacuos que dilantan el metraje. Será llegados ahi cuando el espectador veterano se dará cuenta de que todo ha derivado para el protagonista en un relato circular cuya moraleja vendría a ser la que he indicado antes.

Este film supera ampliamente en metraje a la primera versión (de 112 minutos), lo cual se puede justificar teniendo en cuenta la censura moral y puritana que había en aquella época, que no hubiera permitido detalles, tanto visuales (como la explícita violencia en algunos tramos) como argumentales (tocando temas como el aborto y el adulterio), que en estos tiempos no causan el revuelo que entonces. Pero eso no es obstáculo para una sensación de innecesaria densidad cuando se decanta por ser un thriller clásico con dosis de melodrama; en donde el director no se desenvuelve con el mismo acierto. Y es una lástima porque a nivel visual la película resulta brillante, con una ambientación realmente soberbia, que en su primer tramo se beneficia además de los personajes que pululan por esa feria ambulante, que son con los que congenia y simpatiza el director de esta película. Asimismo a lo largo de su extenso metraje también se ve beneficiada por momentos puntuales donde Guillermo del Toro está más inspirado, pero que se ven lastrados por un conjunto irregular al que le hubiera hecho falta recortes en la sala de montaje.

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