A la hora de escoger lo que leo el dibujo es para mi un factor importante, hasta el punto de que la elección puede venir derivada por ello en más de un 50%. Por eso fue por lo que me decanté por Kung Fu Mousse de Nacho Fernández, ya que su estilo gráfico me resultó muy atractivo nada más echarle un vistazo a este comic. La presente obra fue editada por Glenat en 2010, y la encontré en uno de mis garbeos por las estanterias de los comics de la biblioteca, lo que me ha permitido disfrutar de un tebeo ante todo (y sobretodo) muy entretenido.
La historia de este comic está centrada en Wang Lu, un joven cocinero chino que viaja hasta Paris para trabajar en el restaurante de su primo Wei, que resulta ser una mera tapadera para asuntos bastante turbios. Eso llevará a Lu a poner en práctica sus amplias habilidades con las artes marciales que le enseñó su abuelo al hacerse cargo de él tras quedar huérfano. Con tan solo esa premisa el autor consigue ofrecer acción y diversión a destajo, con el único handicap de tener quizás un ritmo demasiado rápido, lo que se explica en el hecho (citado por el propio Nacho) de que en origen esta historia iba a desarrollarse en tres tomos, teniendo luego que concentrarse en tan solo uno. Eso deja con la sensación de que algunos elementos quizás hubieran necesitado un mayor desarrollo, quedándose tan solo en lo más superficial al concentrarse en una edición integral.
Pero pese a la citada reestructuración que cambió el proyecto inicial, sin lugar a dudas Kung Fu Mousse resulta una lectura tremendamente entretenida beneficiada por el divertido apartado gráfico que le da el autor, influenciado por el manga (de hecho Nacho Fernandez fue el responsable de Dragon Fall, para muchos la mejor parodia de la muy popular serie Dragon Ball) Indicar también que esta obra vió la luz en origen en Francia por la editorial Akileos, pudiendo ver unas páginas previas (así como la portada de la edición francesa) por este enlace.
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De nuevo estamos ante uno de esos casos en los que elijo un material de la biblioteca sin ningún tipo de referencia pero tan solo jugándomela a que (quizás) me pueda gustar. Ante mi (de forma usual) escueta paciencia para textos muy farragosos este Ajuar funerario de Fernando Iwasaki tiene la ventaja de ser microrelatos mayormente inquietantes, pero la pregunta sería ¿cuanto es necesario para inquietarnos?, entrando ahi el baremo de cada lector. En mi caso prefiero aquello sugerido a lo mostrado, por lo que esta obra brilla por méritos propios al ofrecerme justo eso.
Y es que con el género del miedo tengo que admitir que siempre me ha parecido bastante mejor lo sugerido que lo mostrado, porque lo primero da pie a que la imaginación se desmadre con lo que cada uno quiera, mientras que lo segundo resulta tan explícito que tan solo puedes aceptarlo (se podría hacer un simil a nivel sexual con la diferencia entre el erotismo, más sugerente, y el porno, más explícito) Eso sería en esencia lo que se puede leer en estos relatos, que a través de sus breves líneas dejan entrever lo espeluznante, dejando que el lector imagine el resto.
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Si bien es cierto que me aficioné a Spider-Man a raiz del primer film de Sam Raimi, también es verdad que la etapa de JMS en la continuidad tradicional fue mi gran referencia al presente (por aquel entonces) del personaje. Al sentirme identificado con Spider-Man esperaba verlo crecer y evolucionar como hace todo el mundo y aún no estaba acostumbrado a esos reseteos editoriales con los que se vuelve de nuevo al punto de partida. Es por eso que cuando se convocó a Mefisto para salvar a la Tía May cambiando la realidad del personaje como la cambió, decidí que eso no era lo que quería leer y abandoné el barco.
¿Hice yo quizás un prejuicio equivocado? El destino me ha permitido valorarlo ahora que Panini recupera esa etapa en Marvel Saga y que el primero de ellos ha sido una reciente novedad en la biblioteca. Y para ser justos he de admitir que el contenido de este tomo me ha resultado muy entretenido, aunque analizando un poco lo planteado me ha quedado la sensación de que para continuar adelante han vuelto hacia atrás, recuperando quizás el espíritu que tenía Spider-Man en los años ochenta pero aplicado al siglo XXI. Por poner un ejemplo: si por aquel entonces la identidad del Duende era lo que calentaba la cabeza de los lectores, aquí se realiza una jugada similar, me imagino que con similares resultados, por lo que (aunque sea algo contradictorio) lo que hay aqui es una involución con lo cual si volvemos a la casilla de salida, yo por ahi ya he transitado y no necesito un innecesario remake de lo que fue aquel periodo.
Pero, ¿un momento?, ¿no he dicho yo que este tomo me había resultado muy entretenido? Es que una cosa no quita la otra, y aunque se recupere de manera más o menos afortundada el espíritu de hace tres décadas, lo que aqui comienza es una perfecta puerta de entrada para nuevos lectores pero un total retroceso para los que queriamos EVOLUCIONAR junto con este personaje. Quizás (es un pensamiento del todo personal) por eso se sacaron de la manga posteriormente ese extenso universo lleno de todo tipo de variaciones de Spider-Man, para así dejar con el consuelo de que cada uno se quedara con la que quisiese. Eso si, es justo admirar el apartado gráfico del presente tomo, con nombres como Steve McNiven, Salvador Larroca, Greg Land e incluso hasta John Romita Jr, que ayudan a realzar el conjunto.
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