martes, 20 de mayo de 2025

MISIÓN IMPOSIBLE: SENTENCIA FINAL, crítica sin spoilers

Antes de ser la franquicia en la que se ha convertido a lo largo de casi tres décadas, Misión Imposible fue la adaptación de una serie televisiva de los años 60, que se sumaba a la moda imperante en la década de los 90 de adaptar en películas antiguas series de televisión (otros ejemplos podrían ser El fugitivo en 1993, Los Picapiedra en 1994, El santo en 1997 o Perdidos en el espacio en 1998, por citar unos pocos).
 
Su máximo impulsor fue Tom Cruise, cuya intención era que cada nueva entrega estuviera firmada por un director diferente, para que cada uno dejara su sello personal. Eso se cumplió las cuatro primeras (a cargo de, respectivamente, Brian de Palma, John Woo, J.J.Abrams y Brad Bird), porque a partir de la quinta el citado Cruise descubrió a Christopher McQuarrie, que le convenció de tal forma que se quedó como director de las cuatro entregas siguientes, incluida esta octava y (al menos eso parece) última, casi 30 años después del comienzo.
 
La calidad de la franquicia a lo largo de ocho películas ha sido variable, pero casi siempre destacable, siendo el mayor atractivo de sus entregas más recientes la voluntad de su protagonista para realizar en persona la gran mayoría de las espectaculares escenas de riesgo y acción con las que sorprenden al espectador. Pero tras el varapalo en taquilla de la entrega precedente, que no logró ser todo lo rentable que pretendían (recaudó "sólo" 172 millones de dólares en el mercado norteamericano y casi 400 millones de dólares en el internacional, con un presupuesto de 291 millones de dólares, ya que fue fagocitada una semana después de su estreno por el apabullante éxito de Barbie y Oppenheimer), llevó a que esta octava entrega no tuviese de título el predecible, a tenor del capítulo previo, Sentencia mortal (parte 2) si no Sentencia final
 
Con este octavo film la franquicia consigue el récord de entrega con mayor metraje: si ya la anterior fueron 156 minutos, en esta se sube la apuesta hasta los 169 (es decir, casi tres horas) que sin duda alguna entretienen, pero que se notan algo excesivas no solo para lo que tiene que contar (sus escenas de acción más hiperbólicas serían dos, una situada en un submarino y otra en el avión que se ha visto en trailers previos y en el propio póster), sino sobretodo por el hecho de que la película previa y esta se supone que engloban una única historia, y para lo que cuenta sobraba tiempo de forma bastante evidente. Cierto es, como ha afirmado la crítica que la vio de estreno mundial hace unos días en el Festival de Cannes, que estamos ante la entrega más grandilocuente, pero eso no siempre juega a su favor, ya que esta franquicia si por algo se han caracterizado es por su tradicional ligereza, bastante más diluida en esta octava entrega. 

El evidente hecho de plantear esta película como un ¿cierre? (otra cosa es que se cumpla, ya que Hollywood casi nunca da sus franquicias por finiquitadas) es un tono nostálgico, en el que se recuerdan momentos de las siete películas anteriores, dándole si acaso un pelín más de trascendencia a la primera y la tercera, pero que en sí sólo sirve para honrar los ratos de diversión (sin duda alguna muy dignos) que hemos tenido con las películas de Misión imposible a lo largo de casi tres décadas. Para algunos puede ser un gesto autocomplaciente por parte de su protagonista principal, que tampoco duda en mostrar su cuerpo casi desnudo en algunos momentos, pero sirven para marcar tanto los éxitos de su Ethan Hunt (que en este film ya alcanzarían el estatus de mesiánico) como la continuidad de la franquicia, que se hizo mucho más evidente desde el momento en que McQuarrie tomó las riendas en la quinta entrega.
 
El problema quizás radique, como he dicho, en una premisa argumental que no daba para dilatar tanto su metraje: se continúa con lo planteado en el film precedente, por lo que encontramos al protagonista y sus amigos y/o colaboradores luchando contra la Entidad, una misteriosa Inteligencia Artificial que está a solo un escalón de ser como la Skynet de la saga Terminator, luchando además nuestros héroes contra un villano que aspira a controlarla. Con un desarrollo y un ritmo bastante fluidos (aunque algunos momentos quizás muy discursivos) me llamó la atención que recurriera a un tramo final intenso pero en esquema como el de la sexta entrega. Con esto me vengo a referir a dilatar el tiempo mucho más de lo humanamente concebible, lo que lleva a rozar los límites de la suspensión de la incredulidad del espectador, aunque son meros detalles en lo que se resuelve como un digno ¿cierre? a tres décadas de diversión.
 
CALIFICACIÓN: Entretenida (3,5/5)

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  • FICHA TÉCNICA y SINOPSIS en IMDB (en inglés) y FilmAffinity (en español)
  • FECHA DE ESTRENO EN ESPAÑA: 22 de mayo de 2025.
  • Galería de posters por este enlace.

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