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jueves, 2 de febrero de 2023

LLAMAN A LA PUERTA, vuelve M.NIGHT SHYAMALAN (crítica sin spoilers)

Desde que en 1999 (o principios de 2000 aquí en España) se estrenara El sexto sentido de M.Night Shyamalan, el citado director no ha vuelto a conseguir otro éxito de crítica y público como ese, con una carrera desigual donde ha ofrecido tanto aciertos puntuales, como también en ocasiones fracasos abismales. De todas maneras últimamente parece encarrilarse bien, ya que Tiempo, su última película estrenada hasta el momento, era una destacable adaptación de la novela gráfica Castillo de arena de Pierre Oscar Levy y Frederik Peeters, donde quizás el mayor fallo radicaba en intentar darle una explicación a algo que en las viñetas quedaba según lo que cada uno quisiera interpretar (no dejaba de ser una reflexión sobre lo efímero del paso del tiempo para el ser humano), con una incertidumbre más coherente que las medias certezas que proponía Shyamalan en su cinta.
 
Algo parecido le ha ocurrido con esta Llaman a la puerta, en este caso siendo adaptación de la novela La cabaña del fin del mundo de Paul Tremblay, que pude leer unos meses antes del estreno de esta película (y con el que me encontré, valga la recomendación literaria, a un autor muy interesante, leyéndome el resto de obras que tiene editadas en español) En ambos casos la premisa es la misma: una pareja y su hija adoptiva están pasando un periodo de descanso en una remota cabaña, cuando un día a la pequeña, mientras está jugando, se le acerca un individuo misterioso, imponente pero amigable, con el que la niña enseguida congenia. Al poco aparecen tres personas más, inquietantes y armadas, que junto con ese primer desconocido que dice llamarse Leonard asediarán a la pareja y su hija, intentando entrar en la cabaña con la intención de que accedan a una propuesta de la que depende el destino de todos. 
 
Con esta premisa uno pensaría que esto es el enésimo ejemplo de invasión domiciliaria, donde ese refugio tan seguro para nosotros (nuestro propio hogar) se ve violentado por la intrusión de desconocidos con intenciones poco halagüeñas (se sugiere en inicio la homofobia, por la condición sexual de la pareja asediada, o el fanatismo sectario) Pero pronto queda descartado, no solo por la presentación inicial del resignado personaje de Leonard (a cargo de un destacable y bastante contenido Dave Bautista) sino porque cuando invaden la cabaña se autoproclaman personas normales y corrientes que tan solo son meros mensajeros, siendo la familia la que voluntariamente tendrá que escoger y sacrificar a un miembro..., o se desatará el apocalipsis. La reflexión es clara: ¿puede valer una vida por la de millones de otras? ¿bajo que criterios escogerías al que va a morir, a esa hipotética víctima? 
 
A partir de ahí se desarrollan los personajes y la interrelación entre ellos de forma algo desigual (junto al citado Bautista la otra interpretación que me resultó más destacable es la de la pequeña Kristen Cui como la hija de la pareja asediada), pero que consigue mantener un destacado suspense durante todo su metraje, ya que los paulatinos indicios parecen darle la razón a los desconocidos, lo que sembrará incertidumbres sobre lo fidedigno de su mensaje. Aún así hay cambios respecto a la novela en su último tercio, quedando en pantalla bien clara la propuesta planteada (si bien no se aclara el origen de la profecía de los asaltantes: de nuevo medias certezas como hizo Shayamalan en Tiempo), mientras que en La cabaña del fin del mundo (la obra adaptada) era el lector quien tenía que reflexionar sobre si había sido un preludio de algo real, o tan sólo los delirios de cuatro chalados. 
 
Aunque la mayoría de la historia transcurre en la cabaña asediada, el director desarrolla mediante flashbacks la relación de la pareja protagonista y el amor con el que adoptaron a su hija, por lo que me imagino que los cambios respecto al destino de la pequeña (entre novela y película) vendrán determinados por cierta contención en cuanto al elemento dramático, la cual también se hace extensible a las diferentes muertes que se irán sucediendo, planteadas casi fuera de plano. Es por eso que sería erróneo calificar de terror a una película como esta, sino más bien de un suspense que se podría considerar en la línea habitual que ha manejado en otras ocasiones Shyamalan, con cameo del propio director cual si fuera Alfred Hitchcock. En resumidas cuentas Llaman a la puerta es una entretenida película que no se podría calificar como la mejor de su responsable, pero si una de las más acertadas.
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