Pese a que resulta evidente que los géneros no tienen un público determinado, aún se continua considerando a la animación o a las marionetas como algo dirigido al público infantil, por más que existan ejemplos de lo contrario desde hace ya décadas. Muestras de ambas cosas podrían ser La fiesta de las salchichas, película realmente irreverente que utilizaba la animación para desarrollar una historia poco apta para menores, o ¿Quien está matando a los moñecos?, que mezclaba marionetas tipo Barrio Sésamo en un procedimental con idénticas intenciones.
Se podría afirmar que esta Vida perra (o Hijos de perra en el mercado latinoamericano, en ambos casos acertados títulos del original Strays, que significa extraviados, en clara referencia a los perros protagonistas) podría ejercer una función parecida en el también eterno género de la comedia con animales, sean parlantes o no, que también suele ir orientada hacia los niños ya desde los tiempos de la clásica Lassie.
Con las voces, en su versión original, de Will Ferrell, Jamie Foxx, Isla Fisher y Randall Park, en la versión española (la que he visto yo) se ha echado mano de forma bastante acertada de los actores y humoristas Santi Millan, El Monaguillo, Susi Caramelo y Raúl Cimas para ponerle voz a los cuatro perros protagonistas: Reggie, un border terrier, y sus amigos Bug, Hunter y Maggie.
Vida perra intenta entroncarse en la larga estirpe de comedias groseras que nos han llegado desde Estados Unidos desde la época de la clásica Porky's, en una operación parecida a la que quisieron establecer hace unos meses los estrenos de Oso vicioso y Sin malos rollos, pero en este caso cogiendo como referencia esos relatos donde uno o varios animales tienen que emprender un periplo de retorno al hogar. El protagonista es el perro Reggie, que tiene una completa fidelidad hacia su amo, pese a que este no le tiene ningún afecto y ya lo ha intentando abandonar varias veces, topándose con la destreza canina del susodicho para volver a casa. Pero en uno de esos intentos parece por fin lograrlo, y Reggie intentará volver al hogar, en principio por fidelidad perruna, pero después por venganza (prometiendo arrancarle a mordiscos a su dueño sus atributos masculinos) cuando su encuentro con el dicharachero Bug (un callejero boston terrier amigo de la libertad) le abra los ojos y le haga entender que su dueño nunca le ha querido. Por el camino se les unirá Maggie, una perra por la que su dueña ha perdido el interés, y Hunter, un gran danés dedicado a la terapia emocional.
En una historia cuyo paralelismo humano estaría en el género de las road-movie, el periplo de los cuatro perros en busca del hogar de Reggie les llevará a vivir toda clase de peripecias, incluido hasta un viaje alucinógeno. Pero lejos del humor bondadoso que uno se imaginaría en un film así, lo que abunda (de forma más o menos acertada según cada espectador) es un humor zafio, chabacano, soez y escatológico, que aunque en algunos momentos se pase de la raya (por ejemplo lo de los excrementos en la perrera), si que acierta en su intento de ironizar sobre el esquema de historia que parodia esta película; aunque al final entronque justo con ello, para dejar claro que los animales también requieren atención por nuestra parte, y no son meros accesorios o juguetes. Entre grosería y zafiedad se nota una cierta concienciación contra el maltrato animal, las relaciones tóxicas o el egoísmo (todo ello reflejado en el dueño de Reggie, protagonista de la escena entre los créditos), si bien son conceptos apenas esbozados que no acaban de desarrollarse más allá del humor de brocha gorda que destila, con mayor o menor acierto, toda esta gamberra propuesta perruna.
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- FICHA TÉCNICA y SINOPSIS en IMDB (en inglés) y FilmAffinity (en español)
- FECHA DE ESTRENO EN ESPAÑA: 22 de septiembre de 2023.
- Galería de posters por este enlace.
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