Cuando Marvel iba viento en popa con su universo en cine triunfando, en Universal se les ocurrió que podían hacer también uno con su galería de monstruos clásicos. El mismo se iba a denominar Dark Universe, y empezó con La momia en 2017, con resultados tan desastrosos que dicha idea se abandonó. Pero resulta que poco antes de la pandemia que asoló el mundo en 2020 se estrenó una nueva versión de El hombre invisible mezclando la premisa original con el problema de la violencia de género, y ahí si que consiguió el éxito suficiente como para que pensaran que la idea inicial del Dark Universe igual si podía llevarse a cabo con cintas más moderadas (en cuanto a presupuesto y pretensiones) que permitieran una rentabilidad más rápida. De ahí que repita Leigh Whannell como director, como ya hizo en el film antes citado con Elisabeth Moss, para hacerse cargo de otro monstruo mítico: el hombre lobo.
Si bien en la película El hombre invisible su director demostró solvencia y funcionalidad para sufragar un presupuesto limitado, también es verdad que el resultado final no me pareció más allá de correcto debido a un cierre más efectista de lo deseado (por mi) De hecho me pareció más irónico su eslogan (Lo que no ves puede hacerte daño) a tenor de los posteriores sucesos REALES con la pandemia del Coronavirus. Teniendo el antecedente de El hombre lobo de 2010 dirigida por Joe Johnston, que ya de por si se enfocó como nueva versión (apenas también solo correcta) de la cinta clásica de 1941 protagonizada por Lon Chaney, me fui a ver esta vuelta de tuerca sobre el género de los licántropos.
La película comienza con un padre y un hijo yendo a cazar, siendo el primero el experto y el otro el aprendiz, pero uno que tiende a distraerse y no obedecer ciegamente a su progenitor. Eso de entrada ya muestra un padre de carácter férreo y disciplinado, y un hijo que acepta sumiso las órdenes que le dan. La cuestión es que está a punto de pasar algo... y de ahí saltamos treinta años. Ese niño es ahora un hombre llamado Blake, que intenta ser tanto buen padre como esposo, pero en lo primero da la sensación de que repite los patrones aprendidos, y en lo segundo su relación con su esposa Charlotte no va todo lo bien que desearía. Ginger, la hija en común de ambos, está más cercana al padre que a la madre, por lo que a este se le ocurre ir a Oregon para ver la propiedad rural de su padre, que acaba de ser declarado muerto. Con ello cree que así afianzará su núcleo familiar, pero al llegar un incidente les obliga a atrincherarse de una amenaza exterior, aunque poco a poco se darán cuenta de que igual tienen una dentro igual de peligrosa...
Con esa premisa ANTES de ver la película ya sospechaba cual sería el peligro que acecha fuera, y la verdad es que el film lo confirma en su tramo final incluso de una forma tan fallida que para que quede bien claro hasta la esposa del protagonista (encarnada por la actriz Julia Garner, que la mayoría recordará por un reciente anuncio de Nespresso que ha hecho con George Clooney) tiene que reiterarlo de palabra, por si alguno no se lo veía venir desde el inicio. Luego están los cambios que hace en la propia leyenda del Hombre Lobo: nada que ver con una transformación SÓLO cuando brille la Luna Llena, aquí el cambio es definitivo. El mismo, además, es representado más bien como una infección como las de ciertos films de zombis, por lo que olvídense de que las balas de plata sean lo único que los mate: cualquier cosa puede servir para ello. Whannell, el director, repite aquí su esquema de sugerir más que mostrar (para ceñirse a un presupuesto no muy boyante, como hizo en El hombre invisible), pero el resultado no le funciona de la misma manera.
A su favor hay que agradecer que se eche mano de efectos prácticos y no de CGI, si bien la transformación tampoco es que sea antológica respecto a otros precedentes que ha tenido el género de los licántropos (de hecho en cierto momento el Hombre Lobo parecía más bien un klingon de Star Trek) Otro acierto sería mostrar la forma en la que el licántropo percibe todo lo que le rodea, siendo un recurso que quizás habría dado para más, pero que como mínimo se agradece para ofrecer algo digno de mención. Pero el mayor problema de esta cinta (que incluso mejora la tan solo entretenida versión de 2010 de Joe Johnston con Benicio del Toro mencionada al inicio) es que se hace tan previsible, tan moderada y abusa tanto de tópicos que al final poco importa el drama familiar y el destino de unos personajes encarnados con cero química entre ellos por Christopher Abbott (visto hace poco como uno de los villanos de Kraven the hunter) y la antes citada Julia Garner. Deja con la sensación de que podía haber dado más de sí, pero han racaneado mucho en el resultado final.
CALIFICACIÓN: Mala (1,5/5)
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- FICHA TÉCNICA y SINOPSIS en IMDB (en inglés) y FilmAffinity (en español)
- FECHA DE ESTRENO EN ESPAÑA: 17 de enero de 2025.
- Galería de posters por este enlace.