Aunque solo la conocerán los más veteranos del lugar, en mi infancia tuve una serie magnífica dentro del apartado de la ciencia-ficción y/o fantástico que aunque ya en los ochenta era una reposición, consiguió presentarle a mi infantil mente un sinfin de historias muy ingeniosas e imaginativas en episodios de apenas 30 minutos. Me estoy refiriendo a The twilight zone, a la que se conoció por estas tierras como En los límites de la realidad o sobretodo como La dimensión desconocida, siendo lo primero que se me vino a la mente al leer este manga de Nangoku Banana, principalmente por la brevedad del mismo.
Enfocando su lectura de dicha manera es como la misma puede resultar más disfrutable, a lo que habría que sumar esa vertiente del terror japonés que se puso muy de moda hace unos años con fantasmas de largas melenas que te salen del sitio más insospechado (algo que ya la misma portada permite suponer) Como he indicado esos dos podrían ser sus referentes, más en especial el primero por el notable final de esta historia, donde la misma establece un bucle sobre ella de tal manera que deja al lector con la duda sobre lo que es real y lo que no. Pero el problema está en la segunda referencia que cito, la cual como fue tan explotada en su momento, provoca que los momentos de supuesto terror no sean tan aterradores sino más bien situaciones insospechadamente inquietantes (e incluso se podría achacar que excesivamente acumulativas) pero no tan perturbadoras como quiere dar a entender la historia.
Aún así se puede admitir que este Hiki resulta un manga correcto y entretenido, de lectura ágil y rápida, que se disfruta sin problemas aunque a muchos les puede saber más bien a poco, y es que su brevedad provoca que salvo el protagonista y la "criatura", el resto de personajes apenas estan meramente esbozados, por lo que su presencia es tan solo circunstancial, no estableciéndose con el lector ningún tipo de empatia. Pero si se lee cual si fuera un capítulo de la citada La dimensión desconocida (sobretodo por su brillante giro final) consigue convencer mejor a posibles interesados.
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El título del presente volumen ya deja bien claro su contenido: en uno de tantos giros sobre los mismos conceptos se trajo desde el Más Allá a Ra's Al Ghul, un villano de Batman que si por algo se ha caracterizado ha sido por lo muy bien justificada que tiene su esquiva relación con la parca, sobretodo por esas fosas de Lázaro que le han convertido casi en inmortal. Pese a todo para mi tiene más importancia que sea el abuelo de Damian Wayne, el hijo ¿ilegítimo? entre su hija Talia y Bruce Wayne (el alter-ego del Caballero Oscuro), ya que es un factor que siendo bien aprovechado puede hacer más interesante una historia.
Eso mismo es lo que ocurre aqui, ya que una de las tramas principales de los comics que estan recopilados en este tomo se centra en la idea que tiene Ra's Al Ghul para volver al mundo de los vivos, que sería la de "tomar" el cuerpo de su nieto Damian, algo que Batman tendrá que impedir. Eso nos lleva a una trama repleta de acción en la que se veran envueltos no solo los personajes citados sino también otros miembros de la Bat-familia como Robin o Nightwing.
Aún siendo innegable el entretenimiento de este crossover en su globalidad, al tener incluidos números de varias cabeceras del murciélago provoca que en él intervengan varios autores, dando la sensación en algunos momentos de una gran falta de homogeneidad por el evidente detalle de lo variado de los dibujantes que trabajan en él, habiendo algunos que convencen más que otros. Pese a ello habría que añadir el destacable desarrollo del villano de esta obra, profundizando más en como llegó a ser lo que es, aunque bajo mi punto de vista el final de este crossover resulta un tanto apresurado con tal de mantener esa máxima en el comic de superhéroes de que "todo cambia para quedar igual".
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Hace poco reseñé el primer tomo de la reedición del notable manga Ayako de Osamu Tezuka, y en cuanto he visto disponible el segundo y volumen final he ido raudo como un rayo para leerlo y disfrutar de él. Recordemos que la historia se centra en la Ayako del título, apenas una niña al comienzo de esta saga, que verá truncada su vida cuando se decida tenerla encerrada para que no quede en entredicho el buen nombre de su familia por un asunto del que ha sido testigo involuntaria.
En este volumen somos testigos de como la protagonista tiene que sobrellevar sus más de dos décadas de cautiverio, que le han dejado un evidente poso en su mente, lo que motivará que le cueste acostumbrarse a la sociedad con la que se encuentra, a lo que añadir el hecho de que los que la rodean parecen querer tan solo aprovecharse de ella o hacerla objetivo de su compasión. Pero el destino es caprichoso y pondrá en manos de Ayako una inesperada venganza con la que pagarán por las calamidades que le hicieron pasar a ella.
Un digno colofón a una historia realmente magnífica que en este segundo tomo se ve completada con otras obras breves del mismo autor como Melodia de acero, La silueta blanca y Revolución. La primera se centra en la venganza orquestada por una víctima de la mafia, la segunda nos narra como una muchacha ve siempre sobre superficies blancas la imagen de un novio que tuvo que se ahogó mientras que la tercera es un curioso relato centrado en las reencarnaciones, demostrando todas ellas por que incluso en lo más anecdótico de este autor queda plasmada de forma evidente su maestria.
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Cuando puedo me suelo leer el origen de una adaptación previa a la misma, pero algunas veces es después, como me pasó con el comic de Warren Ellis en el que se basó la película Red, cuyo éxito derivó en una secuela no tan acertada. El citado tebeo era claro, conciso y directo, por lo que podriamos decir que la adaptación incluso le otorgó un trasfondo dramático (tampoco nada muy complicado) para rellenar minutos porque si se hubiera hecho de forma literal sería dificil que hubiera llegado a la duración necesaria como para considerarse una película (lo cual deja en evidencia que efectivamente la historia es clara, concisa y directa al grano como he indicado)
Siendo amante de la concisión admito que Red (el comic) es más cumplidor que Red (la película) que peca de cierta intrascendencia pese a ampliar el universo presentado en las viñetas, lo cual justificaría que la secuela cinematográfica posterior no me convenciera tanto. Lo que no sabía es que el comic original habia tenido una precuela (Alto secreto) que es la que cierra este tomo de forma correcta (y sin sorpresas) que se completa con material ex-profeso del film.
Más que nada como meras curiosidades (porque tampoco aportan nada digno de mención o especialmente relevante más allá del correcto y justo entretenimiento mientras uno se los lee) el material ex-profeso de la película Red que completa este tomo serían cuatro historias centradas en los personajes que en el film corrian a cargo de Morgan Freeman, Helen Mirren, John Malkovich y Bruce Willis, siendo en todos los casos precuelas respecto a la presentación que tuvieron en la película y cuya mayor gracia estaría en el reencuentro con dichos personajes pero ahora en las viñetas.
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El amplio catálogo de la biblioteca me ha llevado a conocer a autores que de otra manera puede que no hubiera probado nunca, siendo uno de ellos Riad Sattouf, del que creo que me he leído y reseñado por aqui casi todo lo que hay de él disponible en el citado catálogo. Su obra más reciente es Los cuadernos de Esther: Historias de mis 10 años, donde este autor francés de origen sirio nos narra las historias de la hija de unos amigos suyos que le dejó fascinado por su desparpajo a la hora de explicarle todo tipo de historias, por lo que decidió plasmarlas en diferentes volúmenes (a razón de uno por año) hasta que la Esther del título cumpla los 18, siendo este el primero de ellos.
A través de páginas autoconclusivas centradas en una anécdota en particular, el autor nos habla de todo lo que preocupa e inquieta a una niña de tan corta edad, barájandose varios temas de todo tipo que van desde la doble convivencia con la familia y el colegio (cada uno con su propia idiosincrasia), los juegos entre niños y niñas, las modas de todo tipo (con lo tecnológico a la cabeza), las diferencias sociales o problemas tan actuales como el racismo o el terrorismo (algo que resulta muy acertado porque aunque sabemos que hay detalles escabrosos, tanto en esos como en otros temas igual de delicados, todo eso pertenece a una sociedad en la que tendrá que ir viviendo ese niño que está abandonando la infancia y entrando poco a poco en la adolescencia, por lo que no está de más el acercárselos acorde con la edad que tengan en cada momento)
Sattouf hace aqui un retrato limpio e inocente de las andanzas que le cuenta Esther, sin juzgarlas ni evaluarlas, sino que tan solo plasmando en viñetas el punto de vista del mundo desde los jóvenes ojos de su protagonista, lo cual consigue ser en algunos momentos muy entrañable cuando los temas elegidos dejan bien claro, como he citado antes, esa infancia (y su consabida inocencia) que poco a poco se va quedando atras frente a esa adolescencia en la tanto la mente como el cuerpo ya cambian de forma clara y evidente hacia esa edad adulta por la que todos hemos de transitar. El autor no idealiza este periodo infantil sino que se vuelca en él con sinceridad, siendo ese el mayor acierto de esta obra, al mostrarnos historias universales (aunque algunas igual un tanto autóctonas) desde el punto de vista real de la infancia, sin edulcorarlo de forma innecesaria.
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