A Disney algunas veces se la ha llamado La fábrica de los sueños, pero desde que vieron que los remakes en versión real de su amplio catálogo de películas animadas tenían éxito, el título antes citado se tendría que variar por el de La fábrica de sueños reciclados. Ojo que no seré yo quien critique un tipo de hacer cine que es el que cierto tipo de espectadores piden, cuando los resultados económicos les animan a continuar por la misma senda. Me imagino que en todo ello juega una importante baza el factor nostálgico, que permite que muchos padres y madres puedan llevar a sus retoños al cine a ver la versión "realista" de esa película que les encandiló cuando eran pequeños. Pero el encanto de lo clásico no lo puede sustituir aún la animación CGI.
Otro detalle peliagudo sería que bastantes de esas películas tenían una duración estándar ajustada, que hacía que funcionaran bastante bien, pero sus remakes se dilatan añadiendo detalles que en la mayoría de las ocasiones no solo no aportan nada, sino que además merman el mérito de lo que si funcionaba en la película original, aquí tan solo parasitado. Eso es lo que pasa por ejemplo en esta versión que alcanza los 135 minutos, cuando la original de 1989 apenas llegaba a la hora y media de duración (y el cuento original de Hans Cristian Andersen, que leí hace poco por primera vez, tampoco es que sea una obra muy extensa, sino más bien lo contrario, pese a lo curioso de tener implícitas entre las líneas de sus menos de un centenar de páginas un mensaje LGTBI que desconocía, por la condición sexual de su autor)
Otra polémica que ha arrastrado esta película antes de su estreno ha sido el cambio racial de la protagonista Ariel: una aberración para muchos, si bien ahí tengo que romper una lanza por sus responsables, ya que aparte de que pueden hacer lo que les venga en gana (si bien si "vendes" que eres fiel, ¿porque no serlo al 100%?), el cuento original da pie a todas las interpretaciones que quieras sacar de ello, por lo que no hay ningún problema si es de raza blanca y pelirroja (como en el film animado de 1989) o como Halle Bailey (la actriz afroamericana que la interpreta aquí) De hecho la mayor sorpresa me la he llevado con ella, ya que derrocha carisma en todo momento, además de tener una voz prodigiosa (como queda patente cuando entona el mítico tema Part of your world), por lo que hace un papel lo suficientemente solvente para convencer, más allá de los problemas raciales de cierto sector más extremista. Contrariando a su padre, la inicial y rebelde búsqueda de conocimientos por parte de esta Ariel, más allá de que luego eso derive en una más tópica defensa del amor, dota a la protagonista de unos matices más sutiles, que le permiten conectar con el espectador.
Vamos, que si fuera por ella, Bailey consigue el encanto suficiente para sobrellevar la película. Pero los problemas vienen, como he citado más arriba, porque lo que funcionaba en la película animada sigue funcionando aquí, pero la parasitación de aquello, como en si hacen todas estas nuevas versiones respecto a sus antecesoras, deviene en un problema parecido al que tuvo el remake de El rey león: la animación permite una libertad que choca contra la realidad de las cosas, por lo que no puedes pedirle expresividad a algo que quieras que se parezca a un animal REAL, porque los animales no la tienen. Si ello se hacía bien patente en aquella, aquí también salta a la vista con Sebastian, Flounder y Scuttle, tres animales que quieren aparentar ser reales pero con los recursos de sus homónimos animados, lo que provoca la perenne sensación de irrealidad cada vez que cualquiera de ellos aparece, siendo sostenibles tan solo por los intérpretes que les ponen voz. Dicha irrealidad se hace extensible a todo el impostado mundo submarino que se muestra, ya que no se puede aparentar una colorida realidad, y desarrollarla con los fantasiosos recursos de la animación clásica.
Resulta bastante curioso que, como he indicado antes, se dilate el metraje respecto a la película original, pero luego haya personajes como las seis hermanas de Ariel, que apenas aparecen fugazmente, sin ahondar luego en ninguna de ellas. Se ve que el Rey Tritón (al que encarna con corrección Javier Bardem) gobierna los siete mares y ha tenido una hija en cada uno de ellos. En cuanto al resto del reparto, el príncipe Eric al que encarna Jonah Hauer-King no aporta ningún detalle digno de mención (aunque no desentona), mientras que la villana a la que da vida Melissa MacCarthy da la sensación de estar algo contenida, supongo que por los evidentes límites de la realidad respecto a la animación que he citado antes, pese a que la propia actriz ha triunfado sobretodo en el género de la comedia algo desmadrada. En resumidas cuentas este remake de La Sirenita no es ni mejor ni peor que la mayoría de los que la han precedido (y ya veremos de los que están por llegar), siendo una operación de marketing entretenida pero globalmente lejos del emblemático film del que parte, más allá de aciertos puntuales resueltos con mayor o menor solvencia.
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- FICHA TÉCNICA y SINOPSIS en IMDB (en inglés) y FilmAffinity (en español)
- FECHA DE ESTRENO EN ESPAÑA: 26 de mayo de 2023.
- Galería de posters por este enlace.
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