Había un tiempo en que Pixar era sinónimo de calidad, pero no solo a nivel técnico (lo cual más o menos han logrado mantener siempre en su amplia filmografía), sino también a nivel de historias y personajes. Pero la pandemia del Coronavirus marcó una especie de "antes y después" para la productora del flexo, ya que estrenada pocos días antes del confinamiento, la película Onward no destacó ni en crítica ni en resultados de taquilla. Los tres posteriores estrenos de Pixar (Soul, Luca y Red) fueron directos a la plataforma Disney Plus, sin tampoco levantar grandes entusiasmos. Y cuando ya por fin se pudo volver a los cines, Lightyear fue una inesperada decepción, a la que se añadiría esta Elemental, en cuyo estreno americano (el pasado 16 de junio) se saldó con una pobre recaudación de taquilla.
Habrá total disparidad de opiniones sobre los más recientes estrenos de Pixar antes citados, pero la brillantez técnica siempre ha estado presente, pese a que en algunos casos a nivel argumental hayan reincidido sobre esquemas previos, sin lograr despertar la sorpresa como sucedía antaño. Eso viene a colación, secuelas aparte, por ejemplo en su reiteración de que ciertas cosas tienen sentimientos, bien sean juguetes (Toy Story), coches (Cars), emociones (Del Revés) o, como sucede aquí, elementos. Algunos marcan ese momento de inflexión de Pixar con El viaje de Arlo, cuyo director (Peter Sohn) que debutaba con aquella película, sería también el responsable de la presente Elemental, su segundo film.
La idea de Sohn para la presente obra era mostrar el choque cultural y racial, ya que es un homenaje hacia su propia familia, en la que ambos progenitores fueron inmigrantes coreanos que se fueron a vivir a Estados Unidos, siendo un loable propósito este detalle por su parte. Dicho contraste queda claro en la esencia de los personajes, ya que aparte de ser opuestos en su propia condición (uno es un chico de agua y la otra una chica de fuego) también lo son en el escalafón social (la familia de agua parece estar mejor posicionada en la sociedad que la de fuego) El problema de esto puede radicar en que es un concepto indudablemente funcional, pero que ya se ha usado hasta el hartazgo, y los responsables de la película tampoco aportan ningún detalle que lo haga destacar más allá de la enésima variación sobre Romeo y Julieta (amores imposibles por diferencias sociales, culturales o lo que se tercie), aunque como mínimo con un final esperanzador y no tan trágico como el de la popular obra de William Shakespeare.
La protagonista es Candela, una chica de fuego temperamental (la muchacha es muy ardiente), cuyo destino parece ser el heredar y continuar con la tradición familiar del negocio que regentan sus progenitores, que hace años emigraron a Ciudad Elemento, un lugar donde conviven Fuego, Agua, Tierra y Aire en una mayor o menor armonía. Por pura casualidad conocerá a Nilo, un chico de agua (se podría hacer el chiste de que es de género fluido...) con tiene cierta facilidad para la lágrima fácil (o más bien chorro), pero cuya sinceridad y carácter divertido poco a poco irán calando en la protagonista, hasta que se establece una historia de amor entre conceptos tan opuestos como lo que son y representan. La parte romántica nunca va más allá de los estereotipos que uno se pueda imaginar para historias de este estilo, y no ayuda mucho la sensación de déjà vu que provoca una Ciudad Elemento que recuerda mucho a Zootrópolis (sólo que allí era con animales), coincidiendo incluso en un chiste común en ambas sobre la lentitud de la burocracia.
Aunque a esta película se le puede achacar la falta de originalidad que he citado en los conceptos básicos donde se sustenta su esquema (si bien como mínimo el resultado es entretenido y cumplidor), otra cosa muy diferente sería a nivel visual, donde Pixar sigue dejando patente su poderío logrando una gran credibilidad en la textura de los elementos que maneja, especialmente en los dos principales (fuego y agua) Sólo por eso ya merece la pena ver Elemental, que además viene precedida de un simpático corto titulado La cita de Carl, donde volvemos a saber del anciano protagonista de Up y el perro Dug, centrándose la historia en como Carl Fredricksen parece recuperar un poco la ilusión al aceptar una cita con una amiga, aunque se encontrará bastante desconcertado sobre como comportarse, siendo los consejos de Dug más o menos adecuados... si eres un perro como él. Dicho corto sabe equilibrar con acierto los elementos de diversión y nostalgia con los que trabaja, recuperando además a unos personajes entrañables y carismáticos.
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- FICHA TÉCNICA y SINOPSIS en IMDB (en inglés) y FilmAffinity (en español)
- FECHA DE ESTRENO EN ESPAÑA: 14 de julio de 2023.
- Galería de posters por este enlace.