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jueves, 13 de octubre de 2022

HALLOWEEN: EL FINAL, e igual será que si (crítica sin spoilers)

En el universo de los slashers todo es posible, ya que la habilidad de estos asesinos en serie para evitar la muerte es pareja a la de los fans que lo disfrutan viéndolos hacer una escabechina sangrienta a su paso, pero si uno ve Halloween: El final te das cuenta de que es sin duda FINAL: te lo dan todo bien triturado como si fuera un potito infantil para que no te quede ni la más mínima duda de ello. Es cierto que otros matarifes se las han visto peliagudas en ciertos momentos, pero el éxito en taquilla ha derivado en otra secuela con un planteamiento todavía más disparatado y totalmente inverosímil (no en vano el slasher sería la temática dentro del género del terror que más largas franquicias ha generado), pero sin duda da la sensación de que aqui han decidido echar el cierre a una saga de la que la presente sería la 13ª entrega contando secuelas, reboots, etc.

El director David Gordon Green ha sido el responsable de dirigir las dos entregas previas (La noche de Halloween en 2018, secuela directa de la primera película que ignoraba todo lo que vino después, y Halloween kills en 2021, el capítulo intermedio de la presente trilogia), y completa con esta su revisión de este clásico del terror antes de hacer lo propio con otro film mítico en el género como es El exorcista, para homenajear su 50 aniversario el próximo año 2023 (lo de su trilogia para Halloween vino por celebrar que la película inicial cumplió 40 años en 2018, acabando con esta dicho homenaje) No negaré que para hacer eso sea necesaria una trilogia, porque lo que cuentas en tres lo puedes contar en una, pero al igual que la previa tenía curiosidades, en esta también hay unas cuantas.

Cuidado porque tampoco quiero levantar demasiadas expectativas más allá de lo esperable en una película de este estilo, pero justamente lo tópico (los asesinatos) sería lo más rutinario pero menos llamativo del presente film (a excepción del humor negro como la noche en lo que hacen con la lengua de una de las víctimas), gustándome más la reflexión sobre las relaciones tóxicas que se establece entre los personajes principales (no solo la evidente entre Laurie Strode y Michael Myers sino también una bastante acertada entre su nieta en la ficción y el atormentado joven en el que se fija) Incluso en algunos momentos se sugiere el recambio generacional, por aquello de dar continuidad a la franquicia si la taquilla da para seguir exprimiendo esta saga, levantando ligeras dudas (al menos a mi) sobre si en verdad es Michael Myers o quizás su espíritu se ha reencarnado en otra persona. Y es que todo comienza con un destacable prólogo donde nos presentan a uno de los nuevos personajes de esta entrega (Corey Cunningham), en inicio una persona afable y amable, que debido a un imprevisto accidente se verá marcado por una sociedad que le atormenta sin compasión.

Como Laurie Strode sabe muy bien eso de que la señalen y culpabilicen del sangriento pasado que arrastra Haddonfield en cadáveres masacrados por Michael Myers, ella no tardará en congeniar con Corey. Pero lo mismo que en la saga Star Wars el joven Anakin se precipitó al Lado Oscuro, el rechazo y el desprecio (¿injusto?) que sufre por parte de la sociedad que le rodea llevarán a pensar algo parecido de Corey cuando después de unos años de tranquilidad (en los cuales el personaje de Jamie Lee Curtis ejerce más como abuela que como esa variante de Sarah Connor que se vió en la primera entrega de esta trilogia), vuelvan los asesinatos. Tengo que reconocer que a medida que se desarrolla la historia, en dos momentos concretos se cita esa típica justificación de todo maltratador (si no es para mi, no será para nadie) que me sorprendió de escuchar en una enésima secuela de un género esquemático como el slasher, en la que uno se imagina que todo seguirá unos derroteros clásicos y prefijados. Dicha reflexión sobre las relaciones tóxicas desemboca en la previsible confrontación final, donde se quiere dejar bien claro (para que nadie dude) de que aqui esto se ha acabado.
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