Con Tron: Ares se demuestra que nunca es tarde para sacar rédito de una I.P. (propiedad intelectual en sus siglas en inglés) aunque hayan pasado 15 años desde la anterior entrega (un lapsus temporal como el que hubo entre las películas Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal e Indiana Jones y el dial del destino), y a su vez 43 años desde la primera película, que en su día no fue un fracaso sino que logró un éxito moderado (33 millones de dólares de recaudación sobre unos 17 de presupuesto), triunfando luego en los videoclubes.
El film de 1982 no lo vi hasta su estreno en televisión, pero admito que imágenes como la "introducción" del protagonista dentro del sistema informático dejó asombrado al espectador infantil que era yo por aquel entonces. Disney sacó una secuela en 2010, en la que multiplicó por 10 el presupuesto de la original, pero la recaudación que alcanzó Tron: Legacy no fue un fiasco aunque tampoco como para tirar cohetes: 400 millones de dólares, otro éxito moderado.
Ya la secuela de 2010 pecaba de ser más llamativa en lo visual que en lo argumental, en una tónica que se está haciendo muy común con los avances tecnológicos aplicados al mundo del cine. Muchas películas de hoy en día buscan apabullar al espectador con imágenes espectaculares, que luego están hilvanadas con un guion que no está a la misma altura. Y eso se repite también en esta tercera entrega de la franquicia, que peca de un exceso de maniqueísmo.
La ambición es mala (esa sería la idea) y si Ed Dillinger (encarnado en la película original por el actor David Warner) era el villano a batir, su hija Elisabeth (encarnada en esta película por Gillian Anderson, la agente Dana Scully de Expediente X) ha sido la madre de Julian Dillinger (encarnado en esta película por el actor Evan Peters, visto como el veloz Mercurio en la saga X-Men mientras estuvo en manos de la Fox), nieto del inicial Ed y actual dueño de Dillinger Systems. Su visión es muy pragmática, y defiende el interés defensivo y militar sobre todo lo demás (en un símil parecido a como era Tony Stark antes de convertirse en Iron Man). Pero tiene un hándicap con la permanencia de sus creaciones...
Aunque puede trasladar del mundo digital al real cualquier cosa, nada le dura más allá de un límite preestablecido de 29 minutos, manteniendo una dura competencia empresarial con ENCOM, que tiene el mismo problema de tiempo, si bien su responsable Eve Kim (encarnada aquí por Greta Lee) tiene en mente objetivos más humanitarios y menos militares que los de Dillinger Systems. Entremedio de esa pugna se añade Ares (encarnado con aspecto mesiánico por Jared Leto), un programa al que intentan comercializar como el soldado perfecto, pero que empieza a tener dudas sobre cual debería ser su objetivo en la vida (como si fuera un replicante de Blade Runner).
Cuando Eve Kim consigue el código de permanencia que en su día creó Kevin Flynn (encarnado por Jeff Bridges en las tres entregas, ya que aquí aparece en un cameo también bastante mesiánico que nos permite volver a los escenarios vistos en 1982), Dillinger no dudará en ir contra ella, ya que quien posea dicho código de permanencia logrará que lo que traigan del mundo digital no desaparezca pasados 29 minutos. Maniqueísmo blanco y en botella: la empresa ambiciosa serían los malos (pese a que la madre de Julian no deje de decirle que se está pasando de la raya), la humanitaria los buenos y Ares que se aliará con esta última para conseguir tener vida propia, y no tan solo temporal.
Teniendo en cuenta lo espectacular que es en su apartado visual Tron: Ares, resulta una lástima que el guion peque de ser tan simple, careciendo de mayor profundidad que la citada (de hecho su maniqueísmo sería tan palpable solo en su código de colores que resulta obvio). Eso sí, lo que funciona de forma estupenda nada más empezar es la banda sonora de Nine Inch Nails, que resulta un aspecto digno de mención en esta entretenida secuela, con un ritmo y unas secuencias de acción que ayudan a ello. A eso hay que sumar una escena entre créditos donde un cabo suelto sugiere futura secuela, con un guiño sobre el aspecto que lucía David Warner en el Tron de 1982.
CALIFICACIÓN: Entretenida (3/5)
- FICHA TÉCNICA y SINOPSIS en IMDB (en inglés) y FilmAffinity (en español)
- FECHA DE ESTRENO EN ESPAÑA: 10 de octubre de 2025.
- Galería de posters por este enlace.
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