El mago de Oz es un clásico de la literatura infantil, con la que su autor L.Frank Braum inició una lucrativa saga con multitud de secuelas. En mi caso mi experiencia con la historia se ciñe tan solo a una adaptación en cómic (con los lápices de Skottie Young) editado por Panini dentro del sello Clásicos Marvel Ilustrados, y otra adaptación, en ese caso de la editorial Edelvives, con ilustraciones de Benjamin Lacombe, a lo que añadir la película precuela que hizo Sam Raimi en 2013 (Oz, un mundo de fantasía) y por supuesto el gran clásico cinematográfico de 1939, que sigue siendo todo un prodigio de imaginación teniendo en cuenta los escuetos medios de los que se disponía por entonces para recrear la magia de la historia original.
En este caso esta Wicked se supone que parte de la novela escrita por Gregory Maguire en 1995 y que lleva por título Wicked: Memorias de una bruja mala, que admito no haber leído en el momento de escribir estas líneas. Dicho libro tuvo el éxito suficiente para tener tres secuelas literarias: Hijo de bruja, Un león entre hombres y Fuera de Oz, formando los cuatro libros la saga The Wicked years. Pero dicha novela inspiró un bastante exitoso musical de Broadway de idéntico título, con canciones de Stephen Schwartz, y cuyo fulgurante éxito tanto a nivel de crítica como de público ha promovido la gestación de esta adaptación cinematográfica dividida en dos películas (se supone que una por cada acto del musical), de la que esta es la primera parte y en noviembre del 2025 llegará la segunda.
Con la experiencia personal que he citado, y sin saber nada más de Wicked que el hecho de estar basado en un musical, la verdad es que estamos ante un film apabullante, que no me extrañaría nada que arrasara en las categorías técnicas de la próxima temporada de premios, ya que en cuanto a decorados y efectos visuales es sin duda alguna un espectáculo digno de verse en una sala de cine. Y es que se han volcado en esta adaptación para mostrarnos el mágico mundo de Oz en todo su esplendor, como Peter Jackson hizo lo propio con la Tierra Media en sus películas basadas en textos de Tolkien, por lo que por ese lado sin duda alguna tiene la partida ganada. ¿Cual es el problema? En mi caso tengo que admitir que el film se me ha hecho largo: 2 horas y 41 minutos me han resultado excesivos, dándome la sensación de que con un mejor montaje hubiera sido más concisa, ya que en esencia lo que cuenta se podría haber desarrollado en menos tiempo (a lo que sumar el metraje probablemente similar que tenga la segunda parte el próximo año)
Sin revelar spoilers, digamos que esta historia nos viene a narrar como la Bruja Mala del relato clásico igual no era tan mala, sino más bien incomprendida por su condición (es decir, la enésima defensa en contra de prejuzgar a las personas por su raza, sexo, credo o condición), mientras que la Bruja Buena sería más bien una persona pretenciosa, superficial y pija en exceso. Ambos personajes se conocen cuando ingresan en la universidad Shiz (que vendría a ser algo así como el Hogwarts de la saga Harry Potter), donde en principio sus caracteres chocarán, pero al final lograrán entablar amistad. Las dos actrices se ajustan de forma adecuada a sus personajes, ya que Cynthia Erivo logra que su Elphaba (futura Bruja Mala) consiga la empatía del espectador, mientras que Ariana Grande hace de Glinda (su contrapartida) digno objetivo de todos los adjetivos que antes le he citado. El corte de esta primera parte nos deja en lo más interesante, cuando ya todo parece derivar hacia los derroteros que conocemos de la historia clásica.
CALIFICACIÓN: Entretenida (3/5)
=================================
- FICHA TÉCNICA y SINOPSIS en IMDB (en inglés) y FilmAffinity (en español)
- FECHA DE ESTRENO EN ESPAÑA: 22 de noviembre de 2024.
- Galería de posters por este enlace.