
Pero centrémosnos, estaba hablando de las andanzas del emblemático antihéroe encarnado por Michael C.Hall con una maestría tal que hace difícil imaginarse al personaje con otro rostro que no sea el suyo. Como he indicado más arriba recuperé las tres primeras temporadas de la serie por Internet en versión doblada… y a partir de ahí tengo que reconocer mi adicción total al personaje: mucho se ha hablado sobre él, y lo único que se puede hacer a estas alturas es que auténticos creyentes como yo lo soy inviten a quien no conozca al simpar Dexter a descubrir al que probablemente se le pueda catalogar como ¿el mejor personaje surgido de una serie de televisión en los últimos años? No me atrevería a tanto (no sigo tantas series como quisiera o pudiera, aunque entre las que si veo está otro genio como el doctor Gregory House encarnado por Hugh Laurie)… pero no creo que me quede muy lejos. Y es que aunque resulte difícil el sentir empatía hacia un personaje que en el fondo no deja de ser un frio asesino en serie, las andanzas del carismático Dexter nos lo han hecho pasar realmente mal en aquellos momentos en que ha estado en una situación tensa (con especial mención para el final de la cuarta temporada, que para los seguidores de la serie se puede catalogar de AUTÉNTICA OBRA MAESTRA)