Cuando hoy en día se hace un producto sucedáneo de otro más famoso o popular, lo normal en algunos sectores es criticarlo, pero eso no es algo que venga de ahora, y no siempre representa un desprecio por no ser del todo fiel al original. En 1922 se estrenó la primera versión de Nosferatu, una película muda que adaptaba la novela Drácula de Bram Stoker, pero con el importante matiz de que como no quería (o quizás no podía) pagar por los derechos de la citada obra, se hicieron todos los cambios necesarios para evitar obstáculos legales. Pese a ello los tuvo, ya que la viuda de Bram Stoker puso una demanda contra ella por plagio (que ganó), sin importarle que se hubieran cambiado en ella nombres, escenarios y personajes. La lentitud en aplicar la sentencia, que ordenó la destrucción de la cinta, llevó a que se conservaran copias ocultas que permitieron que la película no desapareciera.
Dicho film de F.W.Murnau (estrenado con el subtítulo de Una sinfonía del horror) se convirtió en un título de culto. Pese a que pueda sonar coherente eso de hacer un remake de una película que ya tiene más de un siglo de antigüedad, dicho film ya tuvo uno en 1979 de la mano de otro director de renombre (Werner Herzog), y con un elenco con Klaus Kinski, Isabelle Adjani o Bruno Ganz entre otros.
Como curiosidad en 2000 se estrenó La sombra del vampiro, película sobre el rodaje del film de 1922, en el que Willem Dafoe (presente en este remake dirigido por Robert Eggers) hizo de Max Schrek, el actor que interpretó al Conde Orlok, el vampiro protagonista, recibiendo una nominación al Oscar a mejor actor secundario de aquella temporada (la otra nominación que logró la cinta fue a mejor maquillaje) El nombre de ese actor también tiene una curiosa relación con Batman: en la segunda entrega del superhéroe de DC dirigida por Tim Burton fue el nombre que se le dio al personaje encarnado por Christopher Walken, un ambicioso empresario y otro de los villanos de dicho film junto con el Pingüino de Danny de Vito y la Catwoman de Michelle Pfeiffer.
Drácula, en su gran infinidad de variantes (incluida esta) ha sido probablemente uno de los personajes que ha sido visto más veces en una pantalla de cine, pero en los últimos tiempos el género vampírico no ha obtenido el éxito deseado en la taquilla, como por ejemplo les ocurrió a cintas como Abigail, Renfield (esta con Nicolas Cage ejerciendo de Drácula) o El último viaje del Demeter (esta adaptando el tránsito marítimo del vampiro de Transilvania a Londres), quedándose todas con resultados que no llegaron a lo esperado por sus responsables. En ese aspecto no se que tal le irá a esta, pero en mi caso el referente más palpable con el que comparar era con el Drácula de Coppola, obra maestra de los noventa que me ayudó a afianzar mi pasión por el cine, ya que nada de lo posterior a ese film estrenado hace ya tres décadas ha calado en el imaginario vampírico clásico como lo hizo aquella cinta de 1992, cuyo éxito dio lugar a diferentes variantes donde la más acertada fue Entrevista con el vampiro, estrenada dos años después.
Con los cuchillos afilados (metafóricamente hablando) empecé a ver esta versión, presto a ver una simple copia y... ¡oh, sorpresa! admito que he disfrutado de esta película como hacía tiempo que no disfrutaba en el cine de terror (basado en arquetipos genéricos que más o menos funcionan según la mano que haya detrás, pero que no asombran al espectador ya curtido) Tampoco afirmo que los que conozcan el relato de Bram Stoker (o alguna de sus muchas variantes) no se darán cuenta de los muy evidentes parecidos razonables que hay entre personajes y situaciones que se ven aquí y sus homólogas, bien sea literarias o cinematográficas. Pero me imagino que ahí radica la gracia de ver a estas variantes de Mina Harker, su marido Jonathan, el chiflado Renfield, el profesor Abraham Van Helsing o el propio Drácula, aquí denominado Orlok, y no pasarlo bien intentando discernir si el desarrollo y el destino de todos ellos será el mismo al conocido o variará (y ya anticipo que en algunos casos da la sorpresa, es diferente y funciona bien)
La labor como director de Robert Eggers es fantástica, ya que el film deslumbra con una ambientación magnífica que se ve redondeada por una destacable forma de rodar (atención al brillante uso de las sombras), inspirada en los ejemplos que le precedieron (sobretodo Murnau), que logra transmitir inquietud incluso en momentos que, aunque ya se conozcan, se ven aqui desde otro prisma. La sorpresa del elenco es Lily-Rose Depp, la hija del actor Johnny Depp y la cantante Vanessa Paradis, cuyo personaje de Ellen Hutter (el equivalente a Mina Harker) consigue en algunos momentos inquietar más que el propio Orlok. También destaca un magnífico Willem Dafoe, que vendría a ser el equivalente de Van Helsing, mientras que por su parte Bill Skarsgard da vida a un Orlok que pierde el tono romántico asociado a otras adaptaciones vampíricas para ofrecer a un ser perverso, malévolo y perturbador, si bien su caracterización quizás no sea tan inquietante como la que logró como Pennywise en las dos entregas de It de Andy Muschietti.
CALIFICACIÓN: Excelente (4,5/5)
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- FICHA TÉCNICA y SINOPSIS en IMDB (en inglés) y FilmAffinity (en español)
- FECHA DE ESTRENO EN ESPAÑA: 25 de diciembre de 2024.
- Galería de posters por este enlace.
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