jueves, 9 de junio de 2022

JURASSIC WORLD DOMINION (crítica sin spoilers)

El otro día en twitter leí a alguien que calificaba Parque Jurásico de Steven Spielberg como OBRA MAESTRA, y no quise meterme en la discusión porque creo que ni lo fue en su momento ni lo es ahora: me leí el libro en el que se "basa" de Michael Crichton justo previo a su estreno y me pareció que la película simplificaba e infantilizaba una trama que sin duda daba para más. Pero es cierto que la plasmación en imágenes de lo allí narrado si fue espectacular, marcando con toda justicia a varias generaciones que vieron dinosaurios en la gran pantalla de una manera bastante creíble, aparte de dejar patente las capacidades de un director como Steven Spielberg (que triunfó aquel 1993 tanto en taquilla como en premios con la citada Jurassic Park y con La lista de Schindler)
 
Tras completar una primera trilogia con las secuelas de 1997 y 2001 la franquicia se detuvo hasta 2015, con una secuela con ánimo de reboot titulada Jurassic World, que tuvo a su vez continuación apenas tres años después con Jurassic World: El reino caido, que finalizaba con la promesa de ver (¡por fin!) a los dinosaurios expandidos por todo el planeta, más allá de los ambientes isleños de Nublar y Sorna en los que se han desarrollado la mayoría de entregas de esta saga (con la única excepción del pequeño tramo final que tiene lugar en San Diego visto en El mundo perdido: Jurassic Park de 1997, de nuevo con Spielberg como director, en adelante sólo productor)
 
Para ¿cerrar? ambas trilogias se recurre aqui por recuperar al trio protagonista del film de 1993, que vuelven a coincidir juntos en pantalla más allá de que Jeff Goldblum repitiera en El mundo perdido de 1997 (y tuviera una escueta aparición en El reino caido) y Sam Neill (de protagonista) y Laura Dern (de secundaria) estuvieran en Parque Jurásico 3, la entrega de menor duración de toda esta saga (apenas 92 minutos) En contraste esta Jurassic World Dominion se convierte en la más extensa, alargándose hasta los 146 minutos, lo que sirve de excusa primordial para reunir a los protagonistas originales con los generados en la segunda trilogia: los personajes de Chris Pratt y Bryce-Dallas Howard. El problema es que dicha unión grupal no acontece hasta el último tercio del film, centrándose el relato en las diferentes aventuras que deberán de sortear, en una trama que puede recordar a las franquicias de James Bond o Jason Bourne, siendo la mayor culpable de su excesivo (aunque entretenido) metraje.

Por un lado el grupo formado por los actores de la saga Jurassic World se ven metidos en una aventura que comienza con un secuestro doble, tanto humano como de dinosaurio, que les llevará a seguir la pista por diferentes localizaciones. Tras unos cuantos incidentes (incluido un tramo en Malta que puede recordar a las cintas de Jason Bourne) llegarán a una ¿reserva natural? de dinosaurios de la que está a cargo el villano de esta entrega, con ademánes cual si fuera Steve Jobs y unas pretensiones de control mundial sobre los recursos alimentarios que nada tiene que envidiar a los megalómanos enemigos contra los que se ha enfrentado James Bond. En ese mismo lugar está el trio de Jurassic Park, siguiendo la pista a su vez de una plaga que amenaza los recursos naturales mundiales pero que ¡NO son los dinosaurios!, aunque esté relacionado colateralmente con ellos. Y todo eso envuelto en un claro mensaje contrario a los capitalistas que abusan de la ciencia en provecho propio, algo que tampoco resulta novedoso en esta saga jurásica.

El problema que tiene esta sexta entrega de la franquicia iniciada por Spielberg hace casi 30 años es que no desarrolla la que tenía que haber sido la premisa argumental que nos prometieron: el escueto equilibrio en el que queda nuestro planeta con dinosaurios viviendo entre nosotros. El resultado final es entretenido, eso sin duda, pero porque al esquema básico de esta saga jurásica se le añaden detalles funcionales de otras sagas que han demostrado así su solvencia, ya que más allá de eso tenemos la enésima prueba de que los humanos no escarmientan y tras lo sucedido en los films inaugurales de cada trilogia, es evidente que tarde o temprano la historia acabará aqui por los mismos derroteros. En cuanto a los personajes, más allá del quinteto protagonista el resto resultan tan solo meramente funcionales (sirva de muestra el encarnado por la actriz DeWanda Wise, enésimo sucedáneo de aventurera al estilo Indiana Jones), si bien abundan los guiños y referencias a las películas precedentes, especialmente a la primera de 1993.
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