Mathias Malzieu es un artista francés que se hizo famoso por La mecánica del corazón (que acabó siendo hasta película), aunque he tenido la suerte de poder disfrutar de todas sus obras hasta la fecha. Resulta un autor muy poético y capaz de construir unas metáforas que realmente enamoran, por lo que si eso lo hace más o menos bien en sus trabajos de ficción, ¿qué no hará en uno real vivido en primera persona?
Y es que bajo este título de Diario de un vampiro en pijama se cuenta la experiencia que tuvo el propio Malzieu, cual si de un diario personal se tratara, en su batalla contra el cáncer que le detectaron. Una enfermedad tan grave parece ser una losa cada vez que alguien tiene que lidiar con ella, pero aqui Malzieu nos relata su periplo en pos de la recuperación de su salud de una forma esperanzadora unas veces, melancólica otras e incluso con algún leve toque de fantasía (con la presencia de esa Dama Ocles que le va siguiendo, cual si fuera esa desesperanza hacia la muerte, presente en todo momento, pero en la que el autor no quiere caer)
Por cierto, el curioso título de esta obra viene a colación porque la enfermedad provoca que le tengan que hacer bastantes transfusiones de sangre, por lo que Malzieu se ve a si mismo como una especie de vampiro (este hombre es un romántico, como ya ha dejado patente en todas sus novelas, por lo que eso también tenía que trasladarse a esta experiencia personal tan dura) Sin duda alguna Diario de un vampiro en pijama resulta una narración sobre el cáncer vivido en primera persona que, lejos de caer en el estereotipo lacrimógeno y dramático, nos enseña que tan duro trance se puede afrontar con mucha ironia, sarcasmo y sobretodo esperanza e ilusión.
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¿Los comics de superhéroes son tan sólo para el público masculino? Una idea algo genérica nos podría llevar a afirmar que si, pero sin duda alguna que incluso este género ha evolucionado respecto a sus orígenes, siendo posible dentro de él un comic tan femenino como el presente (que ojo, habrá quien me diga que ya habido otros ejemplos de comics que han buscado a las mujeres como objetivo principal, pero es que en este caso me ha dado la sensación de que van realmente muy acertadas las intenciones con el resultado final, sobretodo para el sector más joven al cual se dirige y con el que creo que le será fácil conectar)
Bárbara Gordon quedará para siempre en el recuerdo de muchos lectores como esa víctima de las tropelias del Joker en La broma asesina, que la violó y la dejó paralítica (lo que incluso llevó a la retirada de una portada alternativa de esta colección, que era más lo que insinuaba que lo que mostraba) Pero en este género es bien sabido que ni siquiera algunos fallecidos se quedan para siempre en sus tumbas (sean héroes o villanos, a menos que sean del tipo Tio Ben o Gwen Stacy, que esos si se quedan bien muertos), por eso la discapacidad física de Bárbara Gordon se ha subsanado, y con un cambio de lugar, un nuevo uniforme más funcional y un tono amerimanga bastante conseguido, tenemos aqui el inicio de las nuevas aventuras de Batgirl, la cual es mostrada como una adolescente normal (lejos de esos estereotipos de heroinas que parecen más bien originarias de algún sueño lúbrico) que intentará continuar con sus estudios universitarios, hacerse nuevos amigos y ejercer de superheroina, siendo las redes sociales un elemento a su favor... o en su contra.
Es curioso que este tomo recopile los números 35 al 40 de la cabecera americana de este personaje, porque uno esperaría más menciones a la continuidad, y aunque hay unas pocas a la más reciente, se puede leer de manera independiente pese a (como he dicho) menciones previas, incluida a la antes citada La broma asesina. Y es que queda claro que estamos ante un reinicio que no vuela en pedazos todo lo anterior sino que más bien le da un nuevo giro con el que otorgar un cambio a un personaje que quizas se había quedado tan estancado como la propia discapacidad que la ataba a una silla de ruedas. Con unos guiones sencillos y entretenidos (aunque tampoco sean la repanocha) lo que consigue un mayor atractivo de este comic sería sin duda su apartado gráfico, con ese tono amerimanga que antes he citado que le sienta la mar de bien.
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Antes de empezar esta reseña tengo que admitir que he consultado en IMDB si el autor del libro que voy a citar continuaba vivo, ya que esta obra la escribió (o más bien dictó) con 95 años. Resulta que asi es: el próximo 9 de diciembre el mítico actor Kirk Douglas cumplirá 100 años.
Aunque hay una autobiografía suya de hace unos años titulada El hijo del trapero (que no he leido) me decanté por la presente obra al estar centrada (casi) exclusivamente en el proceso de gestación de la película Espartaco, film de Stanley Kubrick que supuso además el fin a la Caza de Brujas orquestada por el senador McCarthy, al figurar en sus títulos de crédito uno de los nombres que estaba en aquella lista negra: el guionista Dalton Trumbo.
Con una mente treméndamente lúcida para su edad, el ya anciano Kirk Douglas lleva a cabo un tremendo trabajo de investigación narrando de una forma fascinante, precisa y muy entretenida todas las anécdotas que se tuvieron durante el proceso de creación de una película realmente mítica, incluyendo los vericuetos para contratar a primeras figuras de la época (como Laurence Olivier, Peter Ustinov o Charles Laughton), los cambios que hubo de director y protagonista femenina (que en origen no eran los que constan al final) e incluso como se rodó parte del film en la España de Franco, el cual en principio se negó a permitirlo pero cambió de idea tras que realizaran un generoso donativo en efectivo a la asociación benéfica de su esposa. Pero sin duda lo más duro fue luchar por la libertad de expresión y de creación que llevó a cabo Douglas para que el mejor guionista de su época constara como tal, erradicándolo de la lista de repudiados donde había caido por unas acusaciones sin fundamento que lo habían convertido en una especie de repudiado para el Hollywood de aquel entonces.
De lectura ágil y fluida, sus casi 200 páginas circulan a buen ritmo, al estar jalonadas por todo tipo de detalles que el gran y veterano actor expone con gracia y simpatia. Yo soy Espartaco resulta un libro de cine realmente notable que nos lleva a la trastienda de lo que se cocía en la trastienda del Hollywood de aquellos años, además de ofrecernos una matización que desconocía: Issur Danilovich Demsky es el verdadero nombre de este mito viviente del Séptimo Arte.
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Mi afición por mangakas como Hideshi Hino y Junji Ito me hizo "probar" hace más de cinco años con Kitaro de Shigeru Mizuki pero tras leerme el primero, la edición española quedó estancanda, hasta que se retomó hace unos meses. Eso me ha llevado a hacer una relectura del primero y tras él los tomos 2 al 4 (ambos inclusive) que son los que de momento hay editados (y en la biblioteca) de un total de (en principio) nueve. Pero aunque la obra de Mizuki también es destacable (en su pais de origen es todo un referente) no es el tipo de terror que ofrecen los otros dos autores citados, ya que este tiene un tono más caricaturesco que lo hace más apto incluso para el consumo infantil... pero cuidado porque eso no significa para nada que merezca menos la pena.
Kitaro, el protagonista de esta serie, es un descendiente de "yokais" (seres fantásticos de la cultura japonesa) que nació tuerto pero al que siempre acompaña su padre, un ojo con patas (tal cual lo digo) Siendo un personaje entre dos mundos, el de los vivos y el de los muertos, se dedicará a usar los poderes de su herencia sobrenatural para combatir con espíritus malignos que estan atormentando a los humanos de una u otra forma, siempre con el objetivo de lograr un equilibrio entre ambos mundos (el de los hombres y el de los yokais)
Tengo que reconocer que el horror de esta historia nos es planteado en un estilo parecido al de la famosa Pesadilla antes de Navidad, es decir, criaturas de todo tipo y condición pero que en mayor o menor medida se hacen entrañables para el lector, si bien en muchos momentos tocaría lo escabroso o macabro. Su evidente tono desconcertante lo hace imprevisible del todo, pese a su estilo marcadamente juvenil, y aunque se puede decir que los personajes están "suavizados" de cara al público mayoritario, los mismos en ocasiones circulan por cementerios, grutas o terrenos inhóspitos donde cualquier cosa es posible.
En resumen estamos ante un manga realmente destacable que te abre las puertas al poblado folclore japonés respecto a las variadas criaturas de su bestiario, dejándote con las ganas de más. Si entran más por la biblioteca no será estos los únicos que me lea de Shigeru Mura (este era su nobre real), un autor que empezó su obra casi a los 40 años, ya que fue veterano de guerra (perdiendo un brazo en la misma) Sus creaciones vienen inspiradas por la fascinación que tenía cuando era niño hacia los relatos de la anciana NonNonBa, firme creyente de los yokai y clara influencia de muchos trabajos posteriores de Shigeru Mizuki.
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Cuando supe que la película La llegada (Arrival) estaba basada en un relato de Ted Chiang publicado en un recopilatorio de idéntico título, al ver que el mismo estaba disponible en las bibliotecas me decanté por él, ya que apenas llega a las 240 páginas pero en el mismo está recopilada toda la labor de su autor entre 1990 y 2003. Aunque cuando ví el film ya tenía leido el relato que le sirve de base, al combinarlo junto con otras lecturas ha sido ahora cuando he acabado el libro y procedo a su reseña.
Los relatos que incluye son La torre de Babilonia, Comprende, Dividido entre 0, La historia de tu vida, 72 letras, La evolución de la ciencia humana, El Infierno es la ausencia de Dios y ¿Te gusta lo que ves? (Documental) Todos ellos coinciden en el género (ciencia-ficción) pero son de temáticas muy variadas, que van desde la inteligencia suprema hasta la llegada de los metahumanos, pasando por una torre tan alta que toca la bóveda celeste (para llegar hasta su cumbre se necesitan meses) o un mundo donde la presencia de Dios es incuestionable (y por lo tanto como se vive en tal universo) En su conjunto es un entretenido libro, con relatos más o menos ingeniosos que al final el autor nos indica como se inspiró para escribirlos, lo cual en algunos casos no deja de ser un tanto curioso.
Con el ejemplo de la reciente adaptación de uno de los ocho relatos que componen este libro me quedo con las ganas de ver algo igual con El Infierno es la ausencia de Dios (cuya premisa es muy potente y su desarrollo realmente sorprendente) o el de La torre de Babilonia (que me he imaginado con un estilo visual similar al de la película 300) mientras que el resto serían dignos herederos de la fantasía que desprendian las historias de la clásica serie de televisión The twilight zone (La dimensión desconocida) aunque resueltos con mayor o menor acierto (eso dependerá de la valoración de cada lector)
- Ficha técnica por este enlace, ficha de la biblioteca por este otro.