Cuando en las ediciones de los Oscars de 1990 y 1992 las ganadoras fueron dos westerns (Bailando con lobos y Sin perdón), eso propició un moderado auge de dicho género que acabó de forma tan discreta como había empezado. Es por ello que me imaginaba algo similar con el peplum tras el éxito de Gladiator en 2000, que culminó ganando cinco Oscars, entre ellos el de mejor película y mejor actor (Russell Crowe), pero eso no llegó a fructificar. De todas maneras mucho se habló sobre una posible continuación para la película, si bien se topaba de morros con el hecho ineludible de que al final de la primera su protagonista moría, con lo cual ¿que enfoque le podían dar?
Demostrando que nunca es tarde para una secuela, 24 años después del film original llega esta Gladiator II, repitiendo del título precedente tan solo Connie Nielsen y Derek Jacobi (con más importancia la primera que el segundo, pero ambos en personajes secundarios), completándose el reparto con nuevos fichajes como Paul Mescal tomando el relevo de Russell Crowe, a los que sumar a Pedro Pascal (de la serie televisiva The Mandalorian y futuro Reed Richards de Los Cuatro Fantásticos: Primeros pasos), un siempre solvente Denzel Washington, Joseph Quinn (de la serie televisiva Stranger Things, visto hace poco en Un lugar tranquilo: Día 1 y futura Antorcha Humana en el film de Los Cuatro Fantásticos antes citado) y Fred Hechinger; todos ellos bajo la dirección de un octogenario Ridley Scott que repite como responsable y sugiere ya una tercera entrega.
Curiosamente la acción no empieza en Roma, sino en Numidia, donde el protagonista vive como un alabado líder militar que intenta controlar a la apisonadora que representa el Imperio Romano, en su continuo afán de conquistar cuantos más territorios mejor. El ataque de estos, comandado por el general Marco Acacio (Pedro Pascal), lleva a que Hanno (Paul Mescal) sea hecho prisionero y jure venganza contra Acacio por la afrenta de este en combate. En una Roma cada vez más decadente debido al gobierno de los emperadores Geta y Caracalla (ambos irritantes desde la primera escena), Hanno pronto revelará sus habilidades en el Coliseo (en contiendas excesivas y espectaculares), ayudado por las gestiones del ambicioso Macrino (Denzel Washington), que enseguida ve en él a un potencial buen gladiador. Por su parte Lucila, la esposa de Marco Acacio (de nuevo interpretada por Connie Nielsen) jugará un papel importante cuando revele el secreto que enlaza el destino de Hanno con el del personaje encarnado por Russell Crowe en el film precedente.
Más allá de que para algunos la película Gladiator sea un título mítico, en mi caso me parece un entretenido peplum que, pese a recuperar dicho género al inicio del nuevo milenio, no consigue llegar al nivel de ciertos clásicos del mismo, más allá de lo loable de sus pretensiones. Lo que lo hizo emblemático son una banda sonora destacable, así como ciertas escenas y ciertas frases que ya forman parte de la historia del cine, y que por supuesto tienen su correspondiente mención en esta secuela. Vamos, que es una película amena y estimable, pero a la que tampoco hay que sobrevalorar, que sería lo mismo que se puede decir de esta, pese a que al seguir los dictámenes de toda secuela (más espectacularidad que en la entrega precedente) lleve a cabo unos combates tan vibrantes como excesivos, llevándose la palma la batalla naval con tiburones incluidos. Ojo, porque la película es todo lo épica que uno le puede pedir a un film como este, pero esa obsesión por intentar la opción más espectacular lleva a que abusando del exceso se caiga en lo inverosímil.
En cuanto al reparto, tengo que admitir cierta desproporción: mientras que el protagonista no consigue llegar al nivel de carisma de Russell Crowe en el film precedente (aunque no negaré que le pone voluntad), el dúo de villanos de Fred Hechinger y Joseph Quinn se exceden en histrionismo en su intento de llevar a cabo un enemigo a la altura del Cómodo de Joaquin Phoenix de la anterior entrega. Por su parte Pedro Pascal está correcto, aunque quizás algo desaprovechado, viniendo a repetir el esquema del general caído en desgracia que ya se vio en la cinta de 2000. Justo sería el personaje de Denzel Washington el que está interpretado con un mayor equilibrio, dotando a su Macrino de los matices necesarios para hacerlo el más interesante de esta secuela. En resumen, Gladiator II es una película que funciona de forma adecuada, logrando entretener con solvencia en sus dos horas y media de metraje, más allá de que luego el espectador evalúe lo inverosímil de muchos detalles en su búsqueda por ser cuanto más espectacular mejor.
CALIFICACIÓN: Entretenida (3/5)
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- FICHA TÉCNICA y SINOPSIS en IMDB (en inglés) y FilmAffinity (en español)
- FECHA DE ESTRENO EN ESPAÑA: 15 de noviembre de 2024.
- Galería de posters por este enlace.