Cuando en una serie se trata algún tema especialmente delicado, para sobreponerse y volver a la tónica habitual se retoma su esencia más genuinamente clásica. Eso es lo que ocurrió en
El Castigador de
Garth Ennis tras el muy destacado arco argumental titulado
Los esclavistas que ya reseñé hace poco tiempo. La siguiente aventura de
Frank Castle fue esta
Barracuda, arco argumental que se recoge aqui y que debe su nombre a la mole humana con la que se tiene que enfrentar
El Castigador.
En esas purgas llevadas a cabo por Castle lo normal es que se encuentre con villanos de medio pelo a los que le cuesta bien poco llevarse por delante, pero en algunos casos surgen amenazas mucho más duras, que llevan a Punisher hasta el límite. Eso es lo que le ocurrirá en este arco argumental, donde se nos presenta a la que bien podría considerarse la némesis de Castle: el Barracuda del título es un mercenario realmente carismático con un aspecto tan temible como su propio historial, una bestia humana bastante dura de pelar...
Asumiendo ese tono más adulto que Garth Ennis le otorgó a esta serie de El Castigador no puede sorprender para nada lo que nos encontramos aqui ya que vendría a ser una hipérbole llevada al más puro exceso. Con eso no quiero señalar que la historia desmerezca frente a anteriores entregas (aunque se nota más exagerada y por tanto menos "asumible" que el arco de Los esclavistas) aunque el carisma de Barracuda ayuda mucho a un relato que se desarrolla sobre una trama de turbios negocios en los que se verá inmerso Castle en una de sus habituales purgas de traficantes y demás escoría humana. De su apartado gráfico destacar la labor de Goran Parlov, que sabe visualizar de manera notable el humor zafio y negro así como la brutalidad del guión de Ennis.
Tengo que admitir que me he llevado una destacable sorpresa con El imprevisto caso del chico en la pecera, porque más allá de que se la pueda considerar tan solo otra novela más orientada hacia un público joven (aunque apta para todos) se trata de una muy entretenida obra que sabe mostrar con respeto y comprensión algo tan dificil como es el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), el cual sólo aquellos que lo padecen saben hasta que punto puede influir en el transcurso del intento diario por llevar una vida normal.
El presente libro supone el debut literario de su autora Lisa Thompson, y el mismo se centra en el joven Matthew, un chaval de 12 años que vive aislado en su habitación debido a su temor a los gérmenes. Su mayor entretenimiento radica en seguir la vida de sus vecinos a través de las ventanas (lo que me hizo recordar al clásico de Hitchcock, La ventana indiscreta) Cuando en un momento dado desaparezca un niño de su vecindario, las claves para resolver dicho misterio pueden estar en manos de nuestro joven protagonista.
La trama de la investigación está planteada y desarrollada de manera correcta y sencilla, pero hay que tener en cuenta que en el fondo no es el tema principal de esta novela sino tan solo ese "toque" que la puede hacer atractiva y llamativa hacia un mayor número de lectores. No es mi intención menospreciarla, pero se me hizo mucho más interesante la narración del protagonista sobre su forma de vida habitual, donde hay continuas referencias y detalles hacia las obsesiones de Matthew, logrando lo más primordial en una obra de estas características: que el lector sienta una inmediata empatía hacia el joven protagonista y sufra con él por sus problemas. Es por esa parte por donde rezuma una mayor (y más acertada) dosis tanto de ternura como de tristeza y hasta pena, si bien hay un claro mensaje final de esperanza.
Admito que Archie es uno de esos personajes tan tipicamente americanos que aunque sabía de su éxito por aquellas tierras, no había tenido hasta ahora la oportunidad de leer algo suyo. Más por curiosidad que otra cosa me decidí por este moderno Archie a cargo de Mark Waid y Fiona Staples, por más que (vuelvo a insistir) es un icono en su pais, en el que llevan muchas décadas editando todo tipo de cosas relacionadas con él. De hecho esta serie comenzó su singladura en 1942 (por lo que ya queda claro que es bien veterana) para aprovechar en viñetas el éxito de las películas protagonizadas por Mickey Rooney por aquel entonces.
En esta época en la que todo tipo de concepto que haya triunfado puede ser revisado para que lo descubra una nueva generación, esa parece ser la intención de este ¿reboot? (si se le quiere dar una etiqueta definitoria) del que tengo que admitir que destaca de una manera especial por su apartado gráfico, todo él en clave femenina, que provoca que entre muy bien por los ojos y sea muy agradable a la vista.
Pero como todo en esta vida, que sea bonito por fuera no lo hace brillante por dentro, y es ahi donde tengo que admitir la verdad: que me ha decepcionado, pese a ser del todo consciente que es un esquema de historias que hace décadas tenía su público, lo cual encuentro tremendamente lógico. El problema radica en que su sencillez no la veo a tono en nuestra época, y por más que se actualicen conceptos, el esquema sobre el que se sustenta es tremendamente añejo, lo que me deja con la sensación de intentar hacer pasar por nuevo algo ya bastante arcaico. Pese a ello insisto en que no es una crítica contra el concepto, porque asumo que estas historias tuvieron su momento, siendo algo muy comprensible, pero valorando estos tiempos que corren las andanzas de Archie son de una sencillez demasiado pasmosa para mi.
Siguiendo mi repaso a todo el material que hay por las bibliotecas relacionado con el
Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) tengo que admitir que este
Tocados de
Damián Alcolea es la única aportación española, ya que tanto
Hasta la última palabra (reseñado
por este enlace) como
El imprevisto caso del chico en la pecera (sobre estas líneas) eran de autores extranjeros, lo que puede ser más dificil de asimilar al ser historias presentadas desde culturas diferentes. De todas maneras el problema es universal, por lo que se podría admitir las muchas similitudes entre las obras citadas, si bien las dos primeras están escritas por autores que se han aproximado a dicho tema mientras que el responsable de esta obra es un actor que ha hecho público que sufre
TOC.
La ventaja más evidente que se puede encontrar en Tocados frente a las otras novelas previas citadas estaría en que el protagonista sería una persona adulta, y no un adolescente, pero pese a que en todos los casos estamos hablando de obras de ficción (aunque en esta me imagino que con más de algún detalle real vivido en primera persona), al final no me ha convencido tanto.
Es justo matizar que esto no es una crítica negativa, ya que el primer acierto de esta obra está en su propio título, con una nomenclatura más o menos entrañable hacia las personas que lo padecemos. Me recordó algo a lo referente al Síndrome de Asperger, donde los que lo padecen no tienen problema en denominarse a si mismos "aspies", si bien dicho calificativo me suena más a raza alienígena que a otra cosa y yo prefiero dejarlo en la propia denominación de este problema. Pero en lo que se refiere a esta novela en cuestión yo pensaba que sería la más realista de todas pero justamente me ha parecido la más ficticia, quizás porque su personaje principal, al ser actor ya demuestra un mejor desarrollo de sus aptitudes sociales, siendo para mi más dificil empatizar con él. Aunque al final deja una moraleja esperanzadora, no me convenció tanto como el otro libro sobre este mismo tema que teneis reseñado en este post, si bien este se complementa con multitud de extras y referencias que pueden resultar de mayor o menor utilidad a cada uno.