Feliz y contento en un día como el de hoy en el que hace ya
DOCE AÑOS que abrí este blog (
que estrené luego justo un día más tarde con una reseña), paso a dejaros una batería de eso mismo de mis más recientes lecturas de biblioteca, con clara hegemonía de comic europeo (al que quizás no prestaba la atención que se merece y que sin duda tiene cosas muy buenas)
El
reciente coleccionable de Lucky Luke me ha abierto las ganas de leer más de ese clásico personaje de las viñetas, por lo que siguiendo con él he decidido comenzar por las ediciones más recientes de sus aventuras,
que son las de Kraken, de las que he empezado por
La coartada. En este caso se trata de un album que contiene cuatro pequeñas historias del famoso vaquero más rápido que su sombra en su siempre hilarante lucha en pos de los hermanos
Dalton (cuarteto de bandidos con una inteligencia inversamente proporcional a su altura), aunque el
Oeste está lleno de posibles villanos aparte de ellos, y para muestra la primera de las historias aqui incluidas. Tras él ha llegado el turno de
Con la soga al cuello, en donde los
Dalton verán como tan solo casarse los puede librar de la horca, aunque los planes no saldrán como pensaban (atención a cameos de actores míticos del género como
John Wayne o
Kirk Douglas) y
Lucky Luke contra Pinkerton, donde nuestro héroe tiene que vérselas con el citado
Pinkerton del título, cuyos métodos parecen dejar obsoleto a nuestro cowboy. A continuación en
La batalla del arroz hay 4 historias breves incluida la que da título al album sobre la rivalidad entre dos chinos en un pueblo del
Oeste en la que tendrá que mediar nuestro heroe, mientras que en
El jinete solitario todo gira sobre los diferentes caminos que toman los
Dalton en pos de una apuesta que hacen entre ellos para decidir quien es su jefe, en la que
Luke intervendrá cuando la cosa se desmadre.
Hace unos meses descubrí a
Spirou en la destacada
El botones de verde caqui, por lo que un paseo por el apartado de comic infantil de la biblioteca me ha abierto las puertas a una gran variedad de opciones que no conocía, entre las cuales está la obra de
Franquin, el autor del citado
Spirou aparte de otros como
Gastón Elgafe y
Marsupilami. Pero como de todos ellos hay una gran cantidad de títulos, me decidí a comenzar por uno integral como es este tomo que editó
Dolmen el pasado año con las 183 páginas firmadas por
André Franquin de
Modesto y Pompón, a partir de guiones escritos por
Goscinny, Greg y
Peyo, y que fueron publicadas originalmente entre los años 1955 y 1959.
En esas 183 páginas asistimos a las simpáticas andanzas de Modesto y Pompón, una ¿pareja? típica de los años 50 (lo pongo entre interrogantes porque, acorde con la moralidad de aquella época, nunca se aclara el grado de afinidad o parentesco entre ambos personajes) Junto a los dos protagonistas se mueven amigos, compañeros y vecinos de un bucólico pueblo que sirven para formar un compacto universo que se suele centrar en los accidentes cotidianos y desventuras domésticas derivados muchas veces de esa nueva tecnología para el hogar que entonces daba sus primeros pasos. La misma suele llegar a casa de Modesto de manos de su amigo Félix, un simpático comercial con poco acierto tanto a la hora de escoger los productos para vender como a la hora de realizar las demostraciones de los mismos.
Todos los personajes que aparecen por esta Modesto y Pompón resultan entrañables, e incluso los que se podrían tildar de más antipáticos no esconden maldad tras ellos, por lo que unido a lo bien que retratan el ambiente de aquellos años 50 del pasado siglo XX, este tomo resulta todo un acierto para los nostálgicos a los que quizás les suenen más esta pareja con el nombre que tuvieron aqui en España: Teo y Dorita. Tanto para ellos como para los curiosos, este tomo se completa con casi medio centenar de páginas extras para deleite de los aficionados con material inédito, portadas originales, bocetos, ilustraciones, artículos de interés (uno de ellos de la hija del autor), documentos inéditos, etc. que nos permiten saber todas las vicisitudes que hubo con esta serie y lo que significó en su momento.
Siguiendo con la obra de Franquin ahora le ha tocado el turno al primer tomo de la edición integral de las tiras de Gastón Elgafe, un personaje en origen nacido para pulular por aqui y por allá, pero sin un objetivo fijo. Tras aparecer por un sitio u otro sin motivo determinado quedó claro que trabajaba en las oficinas de la revista Spirou, aunque sin quedar claro cual sería la labor que tendría que llevar a cabo (¿auxiliar?, ¿bedel?, ¿colaborador? ¿empleado de mantenimiento?) aunque pronto se granjeó la simpatia de los lectores.
Nacido también en los años 50 fue toda una revolución y consiguió también otro gran éxito para André Franquin, por lo que ahora con esta edición integral de sus tiras tendré la oportunidad de disfrutar con las simpáticas andanzas de un personaje muy carismático y entrañable, que pese a los evidentes incidentes que provoca su forma de proceder (que en un primer momento puede parecer de vago) resulta simpático, aunque sea el pobre Fantasio quien más sufrirá las buenas intenciones de Gastón, que suelen acabar en desastre.
Tengo que admitir que en cierta ocasión creo recordar haber leído que Francisco Ibáñez, el popular creador de Mortadelo y Filemon, se había basado en este personaje para crear a otro muy popular suyo y que si reconozco haber leído durante mi infancia: el Botones Sacarino. Creo posible tal similitud al ser la primera comparación que se me ha venido a la cabeza al descubrir a este Gastón, lo que le da mayor mérito a la obra de Franquin por servir de inspiración a otros autores (es una pena no haber descubierto antes este simpático comic, estaré atento a cuando vayan llegando a la biblioteca el resto de los futuros tomos)
Aunque con este post se pueda pensar que ahora me ha venido la moda del comic europeo, en si yo ya lo tenía de antes, ya que con otro clásico de mi infancia (
Los Pitufos) hace un par de años disfruté de los tomos recopilatorios de
Johan y Pirluit, como deja constancia
mi reseña del primero y luego
la de los tomos 2, 4 y 5. A falta del tercer tomo (que no está disponible en ninguna biblioteca de momento) lo he completado ahora con la lectura de los dos últimos: el 6 y el 7.
Hay que citar que estos volúmenes ya recogen tanto las últimas aportaciones de Peyo (su autor) a los personajes, como lo que luego los mismos dejaron en "herencia", para lo cual resultan muy destacables todos los extras que acompañan a cada uno de estos tomos (en algunos casos con material inédito), poniendo en situación al lector sobre las aventuras incluidas en cada uno de ellos, así como los autores que las llevaron a cabo (antes de que se usase el término "precuela" hay que citar que Los pitufadores de flautas, tercera historia del sexto tomo, sería eso mismo respecto a la clásica La flauta de seis pitufos, llevándose a cabo con motivo del 50 aniversario de estos populares duendecillos azules) Sin duda unos comics de aventuras realmente destacables y aptos para todos los públicos, con unas historias ágiles y divertidas con las que no hay opción al aburrimiento, que servirán para que nostálgicos como yo recuerden su infancia (los que tengan hijos tienen aqui un notable material para traspasar su pasión a las nuevas generaciones)
Si uno nombra a los Pitufos estamos hablando de la obra más famosa de Peyo (la segunda podriamos decir que es la de Johan y Pirluit) pero más allá de eso no conocía yo nada, por lo que para mi ha sido todo un descubrimiento lo de Benito Sansón, un simpático jovencito de buen corazón y que tiene unos poderes que le hacen ser una especie de Superman, si bien también tiene su punto flojo en los resfriados, ya que cuando coge uno pierde sus "poderes" siendo tan solo un chaval normal. Lo entrañable de Benito es que conserva toda la inocencia propia de su edad, siendo en ocasiones demasiado confiado (algo de lo que se aprovecharán los adultos, aparte de que no le creen cuando cuanta sus extraordinarias capacidades)
En este primer volumen se recogen las historias Los taxis rojos y La señora Adolfina: en la primera hace acto de presencia el señor Arístides, un viejo taxista que ve peligrar su trabajo por una nueva compañía de taxis que se ha instalado en la ciudad de Villalegre Lamayor con los últimos adelantos técnicos (acordes a su época, principios de los años 60) y que dejan a su viejo vehículo totalmente obsoleto. Pero Benito descubrirá que algo turbio se esconde en dicha compañía, en una aventura sin tregua ni descanso en la que se embarcará para salvar a su amigo Arístides corriendo un sinfin de andanzas.
La segunda historia se centra en el personaje que le da título, una (en principio) amable anciana que en verdad resulta ser un maquiavélico robot con ansias criminales. Lo que pasa es que Benito tendrá problemas para distinguir entre la señora Adolfina verdadera y su réplica, aparte de intentar parar la carrera delictiva de esta segunda e intentar limpiar el honor y la reputación de la original. Como algunos de los otros tomos reseñados aqui (Modesto y Pompón o Johan y Pirluit) este volumen de Benito Sansón ha sido editado por Dolmen, que de nuevo ofrece (también aqui) una serie de notables extras como bocetos, ilutraciones y detalles tanto del origen del personaje como del autor y sus colaborades.