Neil Gaiman es un autor muy conocido cuyas obras han sido llevadas incluso a la gran pantalla (caso de Coraline y Stardust) por lo que cuando ví en la biblioteca este libro le dí un vistazo por el interes que siempre me depara este escritor... y ahi fue donde me llevé la sorpresa: se trata de una recopilación de relatos variados entre los cuales se incluyen uno de Sherlock Holmes y uno del Doctor Who de los que desconocía su existencia (al menos editados en castellano)
En el primer caso se trata de El caso de la muerte y la miel, en el cual se intenta dar un motivo a la pasión por la apicultura de Holmes cuando se retiró de su faceta como detective, mientras que en el segundo caso (Las nada en punto) se trata de un relato con motivo del 50 aniversario de la serie Doctor Who con una aventura del personaje cuando este estaba encarnado por Matt Smith y su compañera de andanzas era Amy Pond. Con esos dos relatos tengo que admitir que quedé contento en mi faceta de aficionado a ambos personajes, ya que el primero justifica de forma coherente el detalle planteado (todo un clásico dentro del Canon del famoso detective), mientras que el segundo toma como base a los personajes que estaban en la serie televisiva cuando yo entré en contacto con ella (aunque luego recuperé lo previo) siendo ese Doctor (el 11º) y esa compañera de aventuras por las que siento un mayor aprecio.
Como es natural, destaco esos dos relatos pero los fans tanto del fantástico como del propio autor quedarán satisfechos con el resto de cuentos que conforman esta obra, si bien los hay más destacados, ingeniosos y llamativos mientras que otros resultan más flojos o incluso un tanto extravagantes, si bien eso es algo usual en todo tipo de recopilatorio de estas características, aunque ya digo que el resultado general es ameno y entretenido.
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Cuando se dieron a conocer las nominaciones a los Oscar-2017, en el apartado de mejor film de animación me sorprendió La vida de Calabacín, de la cual no tenía ni una sola referencia previa. Al ahondar un poco me enteré de que estaba basada en una novela de Gilles Paris que ví disponible en la biblioteca, por lo que decidí darle una oportunidad, debido también en parte a su planteamiento.
El protagonista de esta historia es Icare, un joven chaval de nueve años al que le gusta que le llamen Calabacín. Su historia comienza cuando mata de forma accidental a su madre alcohólica y maltratadora, lo que le lleva a un orfanato (su padre les había abandonado por otra mujer, lo que amargó el caracter de la madre, por lo que tras el suceso éste se encuentra solo en la vida) Calabacín conserva una gran inocencia pese a las adversidades sufridas (la cual creo que nos demuestra la pureza de la infancia), y la misma le ayudará en su nuevo hogar, plagado de niños que arrastran pasados turbulentos al haber sufrido abusos, malos tratos o abandonos.
Con semejante premisa uno podría pensar que estamos ante un melodrama al estilo de clásicos de Charles Dickens como Oliver Twist o David Copperfield, solo que actualizado a nuestros tiempos (no se cita año pero si algunas referencias que lo harian un relato más o menos contemporáneo a su edición en origen: el 2001) Bien pronto se da cuenta uno de su error, porque la vida en ese orfanato será un cúmulo de alegrias, esperanzas, ilusiones y amor, dando al lector una auténtica lección de optimismo y espontaneidad (como ya indica la misma portada de la edición de 2004 que es la que me he leído yo) Aprovechando el estreno del film de animación basado en esta obra, se ha hecho una reedición que es la que dejo en el enlace inferior de su ficha editorial.
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Los superhéroes abarcan TANTO que creo que resulta una labor titánica el conocerlos a todos, porque a traves de las décadas tanto Marvel como DC (como los que luego les siguieron) han creado universos que casi podría decir que son inabarcables. Con este preámbulo me vengo a referir al primer tomo de La Patrulla Condenada que me he leído, titulado Desde las cenizas, que me ha servido para entrar en contacto con un grupo de personajes de DC a los que (casi) no conocía (y digo casi porque al empezar a leer me acordé de haber leído en una edición previa, e incompleta, la saga de los Hombres-Tijera hace ya años)
En un primer momento uno podría pensar que los miembros de este grupo serían la versión DC de los X-Men, al coincidir con ellos en ser un grupo de superhéroes marginados por los poderes que tienen, pero más allá de posibles comparaciones (en las que no quiero meterme porque ya digo que La Patrulla Condenada para mi son casi unos desconocidos) lo que los hace diferentes a los miembros de este grupo son sus enemigos, ya que una vez leído este tomo 1 queda claro que su especialidad parece estar en todas aquellas amenazas más psicodélicas, surrealistas, locas y grotescas, a juego de como son los mismos integrantes de este grupo.
Este primer tomo (de cuatro) sirve para presentar (de nuevo) a los personajes (incluidos los nuevos, valga la redundancia) en un destacado trabajo por parte de Grant Morrison (que sabe desarrollar muy bien las diferentes personalidades de cada integrante) que se ve acompañado de manera notable por un apartado gráfico que capta de forma muy adecuada no solo lo bizarro de los miembros del grupo sino de las propias amenazas con las que tienen que enfrentarse, algunas de las cuales demuestran la imaginación desbordante de sus responsables (he citado lo de los Hombres-Tijera, pero también me gustó lo del cuadro absorbente)
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De las obras de Ralf König ya he hablado antes por este blog porque se trata de un autor que maneja temas como el humor y el sexo de forma muy notable, hasta el punto de que si te has leido algo suyo y te ha gustado... ¡no puedes dejar de leer más y más! En este caso con esta Pornstory nos presenta la historia de una persona normal y corriente, y como el porno le va marcando diferentes estratos a lo largo de su vida.
Eberhard Schlüter es un niño como cualquier otro, con las lógicas inquietudes que tiene uno a esa edad, que descubre el material porno que tiene su padre, lo que le abre la puerta a un mundo hasta entonces desconocido. Pasan los años y lo que empezó con las cintas Super-8 de su progenitor vistas a escondidas se traslada a las cintas VHS que se intercambia con un buen amigo, al que incluso le regala el poder participar en el rodaje de un bukkake en una película porno. La vida prosigue y nuestro protagonista es ya un honrado padre de familia cuando su esposa descubre casualmente sus DVD pornográficos, lo que llevará a situaciones realmente hilarantes con el hijo de ambos (y primer sospechoso del "material incautado") hasta que, para bien o para mal, la verdad sale a la luz (incluido ese "pecado de juventud" que se pensaba que no pasaría de eso) lo que le llevará a varias sorpresas insospechadas y un resultado imprevisible.
El futuro lo representa ese preadolescente hijo de nuestro protagonista, que tendrá en X-Tube su entrada a dicho mundo, demostrando que el formato del género ha evolucionado lo mismo que sus usuarios, siendo muy acertado lo de que no hay que estigmatizar al porno sino tan solo comprender que "para un chaval es curiosidad, para un adolescente es compulsión, para un adulto es costumbre y para un casado es terapia y consuelo" como ya indica la misma contraportada de este comic (siempre, como todas las cosas en este mundo, que se haga con moderación), siendo además algo que pueden consumir tanto hombres como algunas mujeres que quieren desinhibirse y dar rienda suelta a sus fantasias. Por cierto, para hacer diferentes las escenas de las películas porno en el presente comic las mismas están dibujadas por Nicolas Malher en un estilo más esquemático, lo que les otorga un efecto muy llamativo.
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