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viernes, 27 de septiembre de 2024

MEGALÓPOLIS, pomposa y petulante pretenciosidad (crítica sin spoilers)

Cuando un director como Francis Ford Coppola realiza una película, el resultado será el que sea, pero se trata de un nuevo escalón en la filmografía de uno de los pocos realizadores clásicos que aún sigue en activo, por lo que todo buen cinéfilo tiene que darle como mínimo el beneficio de la duda. No en vano viene firmada por el responsable de clásicos como la saga de El Padrino o Apocalypse Now, si bien en mi caso le guardo mayor aprecio por su magistral versión de Drácula de 1992, que fue además el primer film de este realizador que vi en su momento de estreno en cines.

Si de por si un proyecto de Coppola resulta llamativo, más curiosidad si cabe encierra el hecho de que sea algo así como el colofón de toda su carrera (no en vano tiene 85 años), ya que se trata de un film que el propio director ha admitido que lleva 40 AÑOS preparando, siendo a principios de la década de los ochenta cuando la idea en la que se ha acabado concretando esta película empezó a fraguarse en su mente. 
 
Entre una cosa y otra, a lo largo de las décadas ha habido rumores de que muchos famosos de Hollywood estaban más o menos relacionados con este proyecto (la lista de posibles candidatos es muy extensa), y el propio Coppola tuvo que vender parte de sus viñedos para conseguir los 120 millones de dólares que le ha costado la película, pagada de su propio bolsillo ante el desinterés de los estudios. 

¿Verdad que con semejante anticipo, y viniendo firmada por quien viene, uno esperaría con suerte algo así como una obra maestra, o si bajamos mucho al menos que fuera una película notable? Pues va a ser que no, ya que Coppola se ha dejado el presupuesto en unos preciosos efectos visuales (eso es innegable) que en algunos momentos ofrecen unas imágenes de una extrema belleza, entre lo onírico y lo surrealista (eso también es innegable), pero le ha faltado hilvanar todo eso con una historia que atrapara e interesara al espectador, y no una con la que en ningún momento se consigue conectar. Eso se puede deber a unos personajes que son meros arquetipos, nunca desarrollados más allá de lo básico, y sin duda alguna fagocitados por el ostentoso apartado visual, que se impone a todo (y eso hablando de los masculinos, porque los femeninos están supeditados en todo momento a lo que decidan los hombres que las rodean)
 
Esta distopia de ciencia-ficción está ambientada en Nueva Roma, que vendría a ser una mezcla de ciudades al estilo de Nueva York (y urbes cosmopolitas así), pasado por el tamiz del antiguo Imperio Romano. Ello se pretende que sirva como metáfora de la decadencia de nuestra sociedad actual, que se supone que se encamina hacia un declive inevitable, aunque se nota el tiempo que lleva este proyecto en manos de Coppola porque incluso uno de los elementos que maneja es un satélite soviético fuera de control (se supone que en esta cinta aún existe la extinta URSS) La premisa argumental de este pretencioso proyecto se centra en César Catilina (nombre que parece de chiste), un visionario arquitecto con la capacidad de parar el tiempo, en el que no es difícil imaginarlo como el alter-ego de Coppola, y al que la actuación de Adam Driver logra que en ningún momento consiga las simpatías del espectador.

El protagonista, en un acto de megalomania a la altura que el responsable de esta cinta, pretende crear una utópica ciudad que se montará con Megalón, un nuevo material de construcción capaz de cualquier maravilla. Pero en su camino se topará con Franklyn Cicero (encarnado por un Giancarlo Esposito que hace lo que puede con lo que le ofrecen), el conservador alcalde de la ciudad y cuyo pragmatismo lo aleja de la visión abstracta de Catilina. La película se centra en el choque entre ambas formas de ver el futuro, con la hija de Cicero (encarnada por Nathalie Emmanuel, y el único personaje con el que se puede empatizar un poco), aliada con Catilina. Entre el resto del reparto circulan actores como Laurence Fishburne, Aubrey Plaza, Jon Voight o Dustin Hoffman aportando presencia y poco más (aquí lo que prima es lo visual), aunque sin duda el peor sería el de un excesivo Shia LaBeouf, irritante en todo momento.
 
CALIFICACIÓN: Mala (1,5/5)

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  • FICHA TÉCNICA y SINOPSIS en IMDB (en inglés) y FilmAffinity (en español)
  • FECHA DE ESTRENO EN ESPAÑA: 27 de septiembre de 2024.
  • Galería de posters por este enlace.

sábado, 6 de junio de 2020

DRÁCULA DE BRAM STOKER, EL SUPERPODER MÁS IMPORTANTE, SPIDER-MAN: TODA UNA VIDA, más reseñas breves y errores jurásicos


DRÁCULA DE BRAM STOKER
Las adaptaciones en comic de películas de estreno fueron muy comunes en su momento, si bien eran consideradas por la mayoría como poco más que un mero complemento de merchandising que acompañaba al título que se estrenaba en salas de cine. Pero para todo en esta vida hay excepciones, y si hace unos años pude disfrutar de Alien: La historia ilustrada, obra de Archie Goodwin y Walter Simonson, ahora le ha tocado el turno a Drácula de Bram Stoker, también de un duo de nombres tan destacados en el mundo de las viñetas como son Roy Thomas en el guión y un Mike Mignola anterior a que creara su personaje más emblemático: Hellboy.

La película original es de 1992 y fue dirigida por Francis Ford Coppola, contando en el reparto con nombres tan insignes como Gary Oldman, Winona Ryder, Keanu Reeves o Anthony Hopkins, con un resultado final MAGISTRAL. Pero dentro de su elenco técnico estaba también un por entonces poco conocido Mike Mignola, que colaboró como artista conceptual pero además logró fijar su nombre contractualmente en el supuesto de que se realizara una adaptación al comic de dicha cinta, ya que él se confesaba todo un fan del mítico personaje. La citada pasión queda reflejada de forma evidente en un comic notable en el que, en su versión en blanco y negro, destaca su ejemplar uso de las sombras y los contrastes.

Con una soberbia adaptación por parte de Roy Thomas, que consigue tanto versionar la obra de cine como enlazar con el original literario, estamos ante uno de esos pocos ejemplos en los que el merchandising que acompaña a un producto es casi tan bueno como este en sí. Lo único a lamentar sería el hecho de que por "problemas legales" este comic estuvo sin reemprimirse durante 20 años, lo que lo convirtió en una pieza muy codiciada por muchos aficionados, hasta llegar a esta edición que me he leído de Norma Editorial en un tomo con encuadernación holandesa, tapa dura y además con extras que incluyen varias páginas previas al entintado (detalle también primordial aqui, que corrió a cargo de John Nyberg)
EL SUPERPODER MÁS IMPORTANTE
Debido a la grave pandemia del Covid-19 que asoló el planeta durante inicios del 2020 (causa colateral del mucho tiempo que este blog ha estado inactivo) quedó claro que el ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor. Entre lo primero muchos idealizaron, entre los cuales me incluyo, ese final del comic Watchmen, con toda la humanidad unida frente a un enemigo común, pero el tiempo ha demostrado que era tan solo una utopia de dificil realidad. Entre lo segundo está lo cruel del ser humano al ser capaz de despreciar incluso a aquellos que hacen frente al enemigo común, en este caso un virus. 

El escueto comic El superpoder más importante: Una historia de Superman, Krypto y tu vecina que regaló ECC por el progresivo retorno a la normalidad recoge en su brevedad un mensaje de positiva esperanza frente a la incertidumbre que provocó esta pandemia (y las medidas llevadas a cabo para contraatacarla) Al mismo tiempo es una evidente crítica contra aquellos que no saben apreciar el esfuerzo (y el riesgo) que llevó a cabo parte de la sociedad para que el resto pudieramos estar confinados, todo ello usando al superhéroe más emblemático por antonomasia: Superman.

El artista gallego David Rubín, responsable del guión, dibujo y color de este emotivo comic, consigue decir mucho en unas pocas páginas, ya que sintetiza de manera muy destacable el mensaje que nos quieren transmitir mediante la presencia del famoso kryptoniano de DC: un canto de amor y esperanza hacia las personas, las cuales pueden equivocarse (somos seres del todo imperfectos) pero que tienen dentro de si la capacidad para conseguir todo aquello que se propongan, más allá de banderas, religiones o poderes económicos. Es un comic que se lee rápido, pero sin duda alguna su mensaje cala hondo y hace meditar, hasta el punto de que creo que es una brillante herramienta pedagógica hacia las nuevas generaciones.
SPIDER-MAN: TODA UNA VIDA
Muchas veces he citado por este blog que su misma existencia fue una evolución lógica cuando en 2002 descubrí el amplio universo Spider-Man, e internet me mostró que era mucho más inabarcable de lo que yo pensaba. Lo que yo no sabía por aquel entonces es que como personaje emblemático que sin duda es, no se le puede permitir que evolucione (o al menos no lo que sería coherente en otras circunstancias) de tal forma que lleva ya muchas décadas anclado en la algo difusa barrera entre la veintena y la treintena, pese a que dentro de poco vaya a cumplir ya 60 años. A partir de que asumí dicho detalle he disfrutado más o menos con un personaje que se ha ido acomodando a cada época sin cambiar su esencia vital.

¿Que tiene de especial un comic como Spider-Man: Toda una vida? Pues que nos relata la dilatada vida de Peter Parker desde inicios de los años sesenta (cuando nació este personaje de la mano de Stan Lee y Steve Ditko) hasta 2019, con una salvedad muy interesante: el tiempo pasa por el superhéroe arácnido como para nosotros (de forma natural), sin anclar al trepamuros a una edad de la que no avanza. Dividido cada capítulo de esta serie límitada por décadas, en los mismos se hace un resumen de los hechos más trascendentes que ha vivido Spider-Man al mismo tiempo que vamos asistiendo a su progresivo envejecimiento, en toda una declaración de amor hacia tan emblemático personaje.

Curiosamente en su condensación radican sus mayores aciertos (todo fan del personaje se sentirá emocionado al revivir los momentos más determinantes de su larga trayectoria con este curioso planteamiento) así como el mayor defecto que se le puede achacar, y es que algunos hechos, detalles o personajes relacionados con el famoso arácnido son apenas citados o no tienen más allá que un simple cameo, quedándose uno con las ganas de saber más por esas vertientes. Pese a ello resulta comprensible ante la titánica tarea que representaba resumir seis décadas de un personaje que ha vivido tantísimo como el popular trepamuros de Marvel, siendo notable tanto la labor de Chip Zdarsky en el guión como la de Mark Bagley (al que conocí en su amplia estancia en Ultimate Spider-Man) en el apartado gráfico.
RESEÑAS EN FORMATO BREVE
Y ADEMÁS: