Cuando un director como Francis Ford Coppola realiza una película, el resultado será el que sea, pero se trata de un nuevo escalón en la filmografía de uno de los pocos realizadores clásicos que aún sigue en activo, por lo que todo buen cinéfilo tiene que darle como mínimo el beneficio de la duda. No en vano viene firmada por el responsable de clásicos como la saga de El Padrino o Apocalypse Now, si bien en mi caso le guardo mayor aprecio por su magistral versión de Drácula de 1992, que fue además el primer film de este realizador que vi en su momento de estreno en cines.
Si de por si un proyecto de Coppola resulta llamativo, más curiosidad si cabe encierra el hecho de que sea algo así como el colofón de toda su carrera (no en vano tiene 85 años), ya que se trata de un film que el propio director ha admitido que lleva 40 AÑOS preparando, siendo a principios de la década de los ochenta cuando la idea en la que se ha acabado concretando esta película empezó a fraguarse en su mente.
Entre una cosa y otra, a lo largo de las décadas ha habido rumores de que muchos famosos de Hollywood estaban más o menos relacionados con este proyecto (la lista de posibles candidatos es muy extensa), y el propio Coppola tuvo que vender parte de sus viñedos para conseguir los 120 millones de dólares que le ha costado la película, pagada de su propio bolsillo ante el desinterés de los estudios.
¿Verdad que con semejante anticipo, y viniendo firmada por quien viene, uno esperaría con suerte algo así como una obra maestra, o si bajamos mucho al menos que fuera una película notable? Pues va a ser que no, ya que Coppola se ha dejado el presupuesto en unos preciosos efectos visuales (eso es innegable) que en algunos momentos ofrecen unas imágenes de una extrema belleza, entre lo onírico y lo surrealista (eso también es innegable), pero le ha faltado hilvanar todo eso con una historia que atrapara e interesara al espectador, y no una con la que en ningún momento se consigue conectar. Eso se puede deber a unos personajes que son meros arquetipos, nunca desarrollados más allá de lo básico, y sin duda alguna fagocitados por el ostentoso apartado visual, que se impone a todo (y eso hablando de los masculinos, porque los femeninos están supeditados en todo momento a lo que decidan los hombres que las rodean)
Esta distopia de ciencia-ficción está ambientada en Nueva Roma, que vendría a ser una mezcla de ciudades al estilo de Nueva York (y urbes cosmopolitas así), pasado por el tamiz del antiguo Imperio Romano. Ello se pretende que sirva como metáfora de la decadencia de nuestra sociedad actual, que se supone que se encamina hacia un declive inevitable, aunque se nota el tiempo que lleva este proyecto en manos de Coppola porque incluso uno de los elementos que maneja es un satélite soviético fuera de control (se supone que en esta cinta aún existe la extinta URSS) La premisa argumental de este pretencioso proyecto se centra en César Catilina (nombre que parece de chiste), un visionario arquitecto con la capacidad de parar el tiempo, en el que no es difícil imaginarlo como el alter-ego de Coppola, y al que la actuación de Adam Driver logra que en ningún momento consiga las simpatías del espectador.
El protagonista, en un acto de megalomania a la altura que el responsable de esta cinta, pretende crear una utópica ciudad que se montará con Megalón, un nuevo material de construcción capaz de cualquier maravilla. Pero en su camino se topará con Franklyn Cicero (encarnado por un Giancarlo Esposito que hace lo que puede con lo que le ofrecen), el conservador alcalde de la ciudad y cuyo pragmatismo lo aleja de la visión abstracta de Catilina. La película se centra en el choque entre ambas formas de ver el futuro, con la hija de Cicero (encarnada por Nathalie Emmanuel, y el único personaje con el que se puede empatizar un poco), aliada con Catilina. Entre el resto del reparto circulan actores como Laurence Fishburne, Aubrey Plaza, Jon Voight o Dustin Hoffman aportando presencia y poco más (aquí lo que prima es lo visual), aunque sin duda el peor sería el de un excesivo Shia LaBeouf, irritante en todo momento.
CALIFICACIÓN: Mala (1,5/5)
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- FICHA TÉCNICA y SINOPSIS en IMDB (en inglés) y FilmAffinity (en español)
- FECHA DE ESTRENO EN ESPAÑA: 27 de septiembre de 2024.
- Galería de posters por este enlace.