Bajo el sugerente título de
Eso no estaba en mi libro de cine de terror, mi más reciente lectura de biblioteca ha sido este ensayo del crítico
Antonio Míguez Santa Cruz. Se trata de una obra bastante destacable donde el autor desvela multitud de curiosidades sobre dos conceptos tan intrínsecamente ligados como son el cine y el terror. Y esto no sería un simple comentario llamativo, sino una verdadera certeza, a tenor de cómo reaccionaron los primeros espectadores del cinematógrafo de los hermanos
Lumiere, pensando que ese tren que veían en pantalla los iba a arrollar.
Dentro de la multitud de hechos que se citan hay para todos los gustos: que Conrad Veidt en la película de 1928 El hombre que ríe fue quien inspiró a Bob Kane, Bill Finger y Jerry Robinson para crear al Joker de Batman, que Ed Wood, calificado como el peor director de la historia, se travestía y su cine inspiró la popular saga de zombis Resident Evil, o que Stanley Kubrick estuvo a punto de dirigir El exorcista, hecho este que admito que desconocía.
Relacionado con esto último, y como cité en mi reciente reseña de
Las casas de los impíos, en la década de los setenta y principios de los ochenta hubo un auge de todo lo relacionado con el demonio, lo que en las pantallas de cine tuvo su cenit con
El exorcista, título básico del que aún se nutre cualquier nueva película que toque el tema (ya que como cita el propio autor en la página 128, "el subgénero de posesiones y exorcismos se limitó a autoplagiarse hasta la extenuación"). De todas maneras el responsable de este libro se permite exponer una curiosa y extravagante teoría conforme
El exorcista 2 (para él mejor de lo que muchos dicen) y
Apocalipsis Now comparten un esquema de guion similar. Y desde luego uno se queda con la curiosidad de que tal hubiera sido
El exorcista dirigido por
Stanley Kubrick, cuyas ideas diferían mucho de las que al final tomó
William Friedkin.
Los zombis de George A.Romero sirven para realizar un análisis sobre la segregación racial (en el caso del film inaugural de 1968) o el capitalismo (en el caso de su primera secuela de 1978, titulada por estas tierras con un genérico Zombi por el original Dawn of the dead). También hay hueco en estas páginas para el subgénero de animales peligrosos que se desató tras el Tiburón de Steven Spielberg, donde la imaginación dio para gran cantidad de bestias acechantes, que iban de lo inquietante a lo vergonzoso, según los medios de los que dispusieran sus responsables.
El capítulo titulado De mascaras y cuchillos está dedicado al slasher caracterizado por ambos elementos, nacido en los setenta y más popular en los ochenta, donde lo mismo entran el Jason Voorhees de la saga Viernes 13 (portada de este libro, aunque la máscara que lo caracteriza no empezó a usarla hasta su tercera entrega) que el Michael Myers de Halloween (cuya máscara en origen era del Capitán Kirk de Star Trek, retocada y pintada de blanco para darle el aspecto que se ve en pantalla), con especial mención a su director, John Carpenter.
Otras variantes del terror también citadas en esta obra son por ejemplo el "metraje encontrado" o "found footage", si bien dentro de esta variante el mayor (y casi único) éxito fue
La maldición de la bruja de Blair en 1999, beneficiada por una campaña de marketing bastante ingeniosa. También hay mención para el clásico
Alien y la multitud de sucedáneos que salieron a rebufo de su éxito, así como algunos subproductos de videoclub provenientes de
Italia como
Alien 2: Sobre la tierra o
Terminator 2 (Shocking Dark), ambos previos a las que sí fueron secuelas oficiales.
No podía quedar fuera el cine japonés, donde se analiza toda la época de esplendor que vivió con sus fantasmas de pelo largo, así como un repaso al auge de los vampiros (citando la emblemática
Drácula de Bram Stoker dirigida por
Francis Ford Coppola) y los hombres lobo (con ejemplos específicos como
Un hombre lobo americano en Londres, cuya transformación a cargo de
Rick Baker sigue siendo un clásico del género). Y esto es apenas un esbozo de un libro ilustrado con una buena cantidad de fotogramas de algunas de las películas mencionadas.
En resumidas cuentas Eso no estaba en mi libro de cine de terror es un amplio y somero repaso por las diferentes etapas por las que ha pasado este género cinematográfico desde sus mismos orígenes, donde no solo tienen cabida los títulos más emblemáticos, sino muchos otros más desconocidos para el gran público. Sin duda alguna una obra amplia y rigurosa, muy recomendable para todos los cinéfilos empedernidos, cuya lectura se hace además tan provechosa como entretenida.
CALIFICACIÓN: 4,5/5 (Excelente)