¿Cual es tu Batman? ¿Y tu Superman? Estamos hablando de dos personajes tan míticos que a lo largo de las décadas han tenido muchos rostros de varios actores que les han dado vida con mayor o menor acierto. Si en el caso del kryptoniano mis preferencias van para el gran Christopher Reeve, para el otro caso mi elección estaría entre Michael Keaton o Christian Bale. Pero eso es ahora, ya que si esta misma pregunta me la haces muy a principios de los noventa (si no recuerdo mal) mi respuesta hubiera sido Adam West, ya que fue por aquellas fechas cuando descubrí la psicodélica serie de televisión de los años sesenta donde el citado actor interpretaba al Caballero Oscuro (que por aquel entonces bien poco tenía de oscuro)
Ese
Batman marcó no solo a una generación sino a varias, hasta el punto de que hasta que no se estrenó la película de
Tim Burton (que aunque es de 1989 no ví por primera vez hasta entrar en los noventa) todo el mundo lo asociaba con aquella serie televisiva, cuyo estilo es del todo opuesto a lo que hoy en día se nos viene a la mente cuando hablamos de
Batman, pero que resultó un magnífico entretenimiento catódico en nuestra infancia y/o adolescencia (si no me equivoco fue muy a principios de los noventa cuando la emitió
TV3 en catalán, que fue donde la descubrí) Como es lógico no solo yo la recuerdo con ese aprecio nostálgico de los que ya hemos cruzado la barrera de los 30 (o de los 40) sino que también está
Doc Pastor, el autor de este libro, que
pese a un inacabado intento de crowdfunding ha conseguido sacarlo adelante, siendo
mi compra principal del pasado Salón del Comic.
Como yo ya me imaginaba, sobretodo tras la grata experiencia que tenía con
Doctor Who: El loco de la cabina, que es del mismo autor, estamos ante una notable obra tan extensa (más de 200 páginas) como amena (está profusamente ilustrada) con la que disfrutarán no solo los fans del personaje y de la serie de televisión, sino todos aquellos que tengan curiosidad por saber los entresijos que tuvo en sus apenas tres temporadas más una película, pero que marcó un hito del que ahora, más de medio siglo después, aún nos recordamos. Escrito por todo un
FAN de la serie (a su lado soy un simple fan de tres al cuarto) este libro tendría que ser imprescindible para aquellos que quieran conocer o recordar al más psicodélico
Batman que hubo y habrá (y oye, ¡lo bien que lo pasamos con él!)
- Los interesados en adquirirlo, al ser autoeditado, pueden acudir a este enlace de Amazon o poniéndose en contacto con el autor por este otro enlace.
En el universo Marvel de los comics existe un personaje llamado Galactus, conocido como el Devorador de Mundos y siempre me ha parecido uno de los contrincantes más interesantes de Los Cuatro Fantásticos. No es el único, porque hay otro llamado Ego, un planeta viviente que vió la luz en los comics de Thor. Resultan conceptos tan todopoderosos que es sin duda harto dificil combatirlos en un mundo con superhéroes... o sea que imagina en uno sin ellos.
Eso sería este manga titulado Hellstar Remina, el más grande y llamativo APOCALIPSIS que he visto o leído en mucho tiempo, que mezcla los conceptos citados al inicio de esta reseña en una historia tremendamente angustiosa enfocada como una crítica de lo voluble del ser humano, lo que es evidente en lo facilmente que se puede manipular a las masas. Todo comienza con una muchedumbre que está intentando crucificar y asesinar a una joven cuyo único delito es tener el mismo nombre que un misterioso planeta que se aproxima hacia la Tierra devorando todo lo que encuentra a su paso.
Un salto al pasado hace que el autor (Junji Ito) nos situe en el origen de una historia que puede pecar de disparatada (en especial en su tramo final) así como de ciertas incoherencias en algunos personajes (si bien no son más que marionetas en este teatro del fin del mundo) Pero asumida Hellstar Remina como nos lo plantean resulta impresionante el imaginar como sería la adaptación de esta historia en manos de directores amigos de la destrucción en sus films como Roland Emmerich o Michael Bay. Pese a todo Junji Ito compensa con un poso de indefinida esperanza final con fecha de caducidad, lo que deja poco consuelo ante el simple hecho de alargar lo inevitable.
Para mi el nombre de
Peyo siempre ira asociado al de sus famosos
Pitufos, pero diseñó más personajes
como Johan y Pirluit o Benito Sansón, a los que habría que añadir ahora el gato
Poussy, del que se recopila en este tomo todo lo relacionado con él. Se trata sin duda de uno de los personajes más queridos por su autor, ya que como explican en los extras del presente volumen tuvo un largo periplo de una a otra publicación, pese a lo cual nunca fue olvidado por
Peyo aunque estuviera colapsado por el apabullante éxito de los
Pitufos.
Las aventuras y desventuras de este gato estan narradas en formato de tira de prensa, uno de los que más me ha gustado siempre en el mundo del comic porque en apenas tres o cuatro viñetas se demuestra la validez (o no) del artista. El gato protagonista se comporta como tal, no cayendo en el simil de los animales antropomórficos de la Disney, por lo que nunca habla ni leemos sus pensamientos, siendo su gestualidad la que nos dice todo sobre él (vendría a ser el felino heredero del gag clásico popularizado por Chaplin o Harold Lloyd)
Con un sentido del humor tierno y entrañable, apto sin lugar a dudas para todo tipo de público, este minino logra enseguida la empatia del lector, que a lo largo de los gags aqui reunidos disfrutará como si estuviera en su más tierna infancia (el estilo sería todo lo contrario a las extravagancias para la infancia de hoy en día, sin que sirva ello de crítica porque algunas también estan muy bien) Sobre el presente volumen integral tan solo decir que es tan excelente
como otros que me he leído antes, ya que entre los muy surtidos extras encuentras desde versiones alternativas de algunos gags hasta todo tipo de material complementario.
En
el reciente Salón del Comic ví en un stand el comic de
La favorita, y como también fue novedad reciente en las bibliotecas (aunque en inicio no lo había cogido) me decidí a leerlo sin saber muy bien lo que me iba a encontrar, al no tener referencias previas ya que se trata de la obra con la que su autor
Matthias Lehmann se da a conocer en nuestro pais. Pero ese riesgo ha merecido la pena, porque me he encontrado ante una historia siempre interesante e incluso con sorpresas que yo (podeis llamarme cándido) realmente me sorprendieron.
La favorita nos presenta a Constance, una niña de 10 años que vive recluida en una vetusta mansión familiar junto con el calzonazos de su abuelo y la dominadora (hasta límites sádicos) de su abuela. En un ambiente tenso y claustrofóbico la joven protagonista se comporta, en la medida de lo que puede, como cualquier niño de dicha edad, refugiando su soledad en una viva imaginación. Pero pronto los acontecimientos derivarán por derroteros que le llevarán a comprender (y también a los lectores) la maldad del corazón humano.
Tengo que admitir que el relato me atrapó desde su principio, pensando yo que estaba ante una historia costumbrista (lo primero que se le viene a uno a la mente es Dickens, sobretodo por ese dibujo en blanco y negro y ese linograbado) Pero cuando sabemos la verdad sobre Constance la cosa deriva al misterio, el cual queda aclarado al final (con las explicaciones pertinentes) es una historia que parece digna de haberse inspirado en alguna noticia de la crónica de sucesos. Quizas se le puede achacar el esconder sus misterios demasiado tiempo, y luego volcarlos de golpe en su tramo final, pero el resultado ha sido notable, y sin duda se trata de una lectura muy recomendable.
Tenía pendiente el volcarme con
Spirou y Fantasio desde que los descubrí el año pasado con la premiada obra
El botones de verde caqui y
su relativa precuela, y me he decidido por los siete tomos que editó hace ya más de una década
Planeta donde está recopilada toda la etapa de
André Franquin como autor principal del mismo (aunque a través de las décadas muchos han sido los que han trabajado con
Spirou), y en la que nacieron otros personajes de su particular universo como el simpático
Marsupilami. Resulta curioso que siendo el autor que más aportó a este personaje tenga su etapa editada en blanco y negro (se nota que en color hubiera lucido mucho más) aparte de que podian haber incluido portadas originales y algún extra más allá del texto inicial que nos cuenta alguna breve anécdota sobre la aventura que leeremos a continuación (a lo que sumar la caótica edición de la última aventura del séptimo tomo, que al menos la que ha caido en mis manos era demencial) Por lo demás poco puedo añadir a los que la han etiquetado de excelente porque sin duda sería el tono habitual en todas las aventuras aqui incluidas, si bien algunas pueden gustar más al lector (o estar mejor desarrolladas) que otras (algo evidente cuando se recopila un trabajo tan amplio) Eso si, lástima de una edición sin duda alguna mejorable además del desorden total del final del séptimo volumen.
Fichas técnica
por este enlace, fichas de la biblioteca
por este otro.
No es que sea ni mucho menos novedad (de hecho ya tiene más de una década de antigüedad) pero ahora me he decantado por la etapa de Joss Whedon y John Cassaday en Astonishing X-Men ya que tenía curiosidad de ver como había sido el trabajo del primero (responsable de la serie de televisión Buffy Cazavampiros y posterior director de las dos primeras entregas de Los Vengadores en la gran pantalla), el cual se ve sin duda alguna realzado por la gran labor gráfica del segundo, que confiere una gran espectacularidad a las aventuras aqui narradas.
Al ser personajes con un bagaje tan extenso a sus espaldas se puede pensar que era una tarea un tanto titánica para Whedon el hacer algo más o menos novedoso o llamativo con ellos, pero a la que uno tenga un poco de conocimiento sobre los personajes básicos y sus motivaciones (a lo que puede ayudar los films que hay hasta la fecha) son más o menos disfrutables los cuatro arcos argumentales en los que está dividida su etapa (cada uno en un tomo de 6 números, que suman el total de 24 más el extra final)
El primero de ellos gira sobre una cura para el gen mutante, elemento usado en la posterior
X-Men 3: La decisión final (el film es de 2006 y este comic de 2004) aunque sin duda alguna la historia está mejor desarrollada en viñetas de lo que lo fue en pantalla. El segundo, por su parte, enfrenta a los
X-Men a su propia
Sala del Peligro, que ha tomado conciencia de si misma y se rebela, mientras que en el tercero la presumible traición de un miembro de su grupo les enfrentará a lo que creen que es el
Club Fuego Infernal (con la involución de algunos de sus miembros, como el alivio cómico que es lo que le sucede a
Lobezno) La etapa finaliza con nuestros héroes en un conflicto intergaláctico donde un miembro del grupo hará un sacrificio épico (pero que permite sin problemas su hipotético retorno)
Con grandes dosis de entretenimiento, una apariencia espectacular (gracias al gran trabajo artístico de John Cassaday) y logrando maravillas con algunos personajes (como todo lo relacionado con Kitty Pride) tengo que admitir que estos cuatro tomos han cumplido muy bien con su objetivo final, si bien los dos últimos han resultado ser más referenciales (y el último en particular es una aventura cósmica que me pareció tan solo correcta, ya que no soy muy fan que se diga de ese género)