En su momento me leí el manga
El caminante de
Jiro Taniguchi (e hice una breve mención que podeis ver
por este enlace) pero como se editó hace poco en su versión definitiva, me decanté de nuevo por tan agradable lectura al estar disponible en la biblioteca.
Uno de los detalles característicos de este autor es que sus obras no son extensas series de infinidad de capítulos (como suele ser habitual en el manga) sino que se limitan a escoger un tema concreto y con el mismo realizar una historia conclusiva. En el caso que nos ocupa, y si es que se puede denominar como sinopsis, El caminante trata tan solo sobre un hombre que pasea. Y ya está, nada más.
Pero lejos de lo aburrido que algunos pensarán, estamos ante una magnífica obra que nos lleva a meditar (sobretodo para aquellos que vivimos en entornos urbanos, en los que todo se suele mover con muchas prisas), sobre esa tranquilidad y relajación que tenemos en los pequeños detalles de la vida (la lluvia, el cielo, un paisaje, la belleza de un tranquilo paseo, etc.), y que muchos dejamos pasar por un ritmo diario donde el estrés es la tónica habitual. Con un ritmo sosegado el autor, mediante un protagonista del que nunca sabemos su nombre (y tampoco hace falta), se deleita en la belleza de lo cotidiano, algo que muchas veces no vemos porque vamos tan rápido que no nos paramos a percibirlo (y por tanto disfrutarlo) Sin duda alguna que tras leer esta magnífica obra uno mirará a lo que le rodea con otros ojos.
El western es uno de los géneros más clásicos que hay (¿quien no ha estado un sábado por la tarde viendo alguna película de vaqueros por televisión?), y a él le rinden homenaje en estos dos comics los autores Lewis Trondheim al guión y Matthieu Bonhomme al dibujo.
Con un reparto coral en el que se ven representados todos los clichés propios del género en el que estan englobados, el guión sabe manejarlos con acierto ofreciendonos sus peripecias en unas historias entretenidas que de manera muy facil se ve que estan relacionadas entre si (se usan los saltos temporales entre ellas de una manera que puede recordar al film Pulp Fiction de Tarantino)
Ese acierto en la historia se encuentra muy bien acompañado por el dibujo de estilo sencillo de Bonhomme, a lo que habría que unir un acabado visual que recuerda al más clásico folletin con evidente tono nostálgico (baste juzgar tan solo por las portadas de los números incluidos en cada tomo), siendo toda una delicia visual para el lector (eso fue lo que me decantó para leer ambos comics) Por citar tan solo un ejemplo de su gran cantidad de referencias temáticas me quedaría con las múltiples versiones que da uno de los personajes (que es manco) sobre como perdió su brazo (muy simpática y ya digo, por citar tan solo un detalle de sus historias corales pobladas de arquetipos de este género) En resumidas cuentas, una buena recomendación para los amantes del western, que saldran plenamente satisfechos.
Uno de los autores que más me gustan, y que en su momento descubrí gracias a la revista satírica
El Jueves, es
Mauro Entrialgo, del cual tengo la suerte de haberme leído
muchos de sus trabajos disponibles en las bibliotecas (en especial los recopilatorios de
Ángel Sefija, un irónico crítico de lo cotidiano que se hizo lectura obligatoria para mi desde que lo descubrí en la citada revista
El Jueves)
Con Lo contrario lo que hace el autor es recopilar material suyo de diferentes sitios (aparte de la revista El Jueves ha colaborado con otros medios y en otros eventos) el cual no había podido incluirse en comics anteriores por diferentes motivos. Como es lógico, los fans del autor (entre los que me incluyo) disfrutarán con este comic, pero justamente su caracter generalista (digamos que tiene un poco de todo, siempre en su estilo) la hace también una buena aproximación a los que aún no conozcan a Mauro Entrialgo, descubriendo aqui que es un artista polivalente capaz de enfrentarse a lo que le echen.
Desde que lo descubrí con los comics Diario de un pajillero y Mi circuncisión (títulos que creo que hablan por si mismos) he procurado leerme todo el material que cayera en mis manos de Riad Sattouf, tocando en esta ocasión las dos primeras partes de la serie El árabe del futuro, donde el autor nos narra sus vivencias de infancia.
Con un estilo de dibujo tan expresivo como impecable, pero sin olvidar el humor, Sattouf deja en manos del lector la crítica de los años en su infancia que vivió en la Líbia de Gadafi y la Siria de Hafez el Asad. Y es que la narración está hecha desde el punto de vista de un niño pequeño, que ha de acostumbrarse al evidente choque cultural al ser de padre sirio y madre francesa, por lo que se puede decir que no juzga sino que tan solo expone anécdotas y detalles de lo occidental frente a lo árabe, dejando al lector que lo interprete como le parezca más oportuno (aunque incluso desde el punto de vista de un niño quedan claras la miseria, la violencia y los detalles de las culturas TAN machistas de los paises de Oriente Medio en los que transcurre la historia)
Enfocado como una trilogia (espero no tardar mucho en leer el episodio final) este El árabe del futuro resulta un comic muy recomendable incluso para los que no suelen leer comics, ya que igual de interesante es lo que cuenta que como lo cuenta, porque enseguida tenemos una inmediata empatía hacia el pequeño protagonista y su infancia a medio camino entre el mundo occidental y el árabe. Con un ingenioso uso de los colores para marcar donde sucede la acción en cada momento, el único handicap que se le podría achacar a esta obra sería cierta asepsia en detalles como la madre del protagonista, una joven francesa con estudios que parece dificil creer que lo abandonara todo por amor para vivir con su marido en una sociedad tan arcaica y retrógrada como la que aqui se nos muestra (aunque dicha visión sea relativamente suavizada desde el inocente punto de vista de un niño)
Y si un poco más arriba he reseñado los dos Texas Cowboys de los autores Lewis Trondheim (al guión) y Matthieu Bonhomme (en el apartado gráfico), ambos también coinciden en una obra previa que he descubierto en las bibliotecas: Omni-visibilis.
Su planteamiento es digno de un capítulo de La dimensión desconocida: ¿que pasaría si de un día para otro la anónima vida de un tipo normal y corriente fuera observada por TODO EL MUNDO? Con semejante inicio los autores desarrollan una historia muy simpática así como un tanto surrealista, que tendría que servirnos para meditar sobre el valor de la intimidad en un mundo tan mediático como el que vivimos (con redes sociales donde mucha gente comparte incluso los detalles más íntimos de sus vidas)
Sin que en ningún momento se desvele porque le ocurre tal fenómeno al protagonista (de ahi mi comparación con la citada serie fantástica de televisión), la historia nos guarda un giro final muy ingenioso donde podriamos decir que ante una situación extrema ¿el mundo se invierte?, aunque antes de eso nuestro sufrido héroe se habrá visto asediado en todo momento incluso hasta el punto, por poner un ejemplo, de no tener ni libertad a la hora de ir al baño... porque TODO el mundo le está viendo.