JENNIFER WALTERS HULKA: QUE COMAN PASTELES
Por fin he conseguido leer Jennifer Walters Hulka: Que coman pasteles después de que por DOS ocasiones entrara en las bibliotecas y "desapareciera" (¿robado? ¿perdido?), a lo que se ha unido toda la tardanza derivada de los efectos colaterales de la pandemia del Coronavirus que asola a todo el planeta. El número anterior me lo había leido hace ya más de dos años, con lo cual el presente comic queda algo desfasado al estar aún doliente la protagonista por la muerte de Hulk (su primo Bruce Banner) que luego se resolvió para derivar en la muy recomendable El inmortal Hulk (de la cual ya me he leído y disfrutado de las primeras entregas también de la biblioteca) Con la anécdota implícita uno pensaría que estamos ante un buen comic pero digamos que se mantiene en la frontera justa del entretenimiento, con un arco argumental inicial de cuatro números sobre un cocinero que acaba siendo un monstruo más un quinto capítulo donde la protagonista se presenta a una cita que no irá del todo como esperaba, siendo este último el que funciona un tanto mejor al sugerir detalles como los que llevaron a la fama a este personaje.
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LA CADENA
Me interesé por esta obra cuando ví que Edgar Wright será su probable director y Jane Goldman la encargada del guión, siendo los antecedentes de ambos lo suficientemente atractivos como para tener esperanza de que el resultado final sea bastante meritorio. Todo ello, claro está, sin restarle méritos a la novela en si, y a su atractiva premisa argumental, que nos hace reflexionar sobre hasta que punto seriamos capaces de llegar para salvaguardar a los nuestros: la protagonista de esta obra, una persona normal y corriente, descubre con horror que han secuestrado a su hija y que para liberarla le piden que pague un simbólico rescate y que ella secuestre a otra víctima, como a su vez hicieron los que retienen a su hija, todo ello para seguir extendiendo la cadena del título. A partir de aqui se desarrolla una trama intensa y adictiva, que quizás sólo pierde algo de fuerza cuando se encamina hacia su resolución, que se me hizo progresivamente más convencional, pese a lo cual es una novela tremendamente interesante y entretenida, beneficiada además con un ritmo muy ágil y unos personajes bien desarrollados, de la que enseguida se ve su gran potencial para ser adaptada en imágenes.
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Continúa la publicación de la Biblioteca de comics de terror de los años 50, y tras el dedicado a los amores malditos, el de Frankenstein y el de los zombis (este último reseñado por este enlace) ahora le toca el turno a otro gran clásico del género: las momias. Es cierto que quizás hoy en día pueda ser una criatura que ya no inquieta como antes, pero teniendo en cuenta el estilo de la sociedad en los años en que estos comics vieron la luz, estamos ante historias bastante amenas en las que la tónica habitual vendría a resumirse en el hecho de que no hay que perturbar el sueño eterno de los muertos. En una sucesión de relatos que oscila entre las seis y las ocho páginas (aunque hay algunas breves de tan solo una), este tomo nos ofrece una notable ventana al pasado para ver como se realizaban comics con mucho estilo hace ya 70 años, antes de que el fatídico Comic Code cerrara de golpe la fructífera imaginación que hasta entonces se había desarrollado, y de la que esta obra es una nueva muestra.
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Este noveno tomo de la Ms.Marvel de Kamala Khan significa también el final de la etapa de su guionista G.Willow Wilson, que ha creado un personaje tremendamente atractivo que bien podría considerarse el Peter Parker de esta generación. El primer número incluido en este tomo nos muestra una movida fiesta de pijamas que realiza la protagonista donde varios artistas invitados llevan a cabo el que sería número 50 de este personaje (más allá de que las numeraciones en Marvel sean algo en ocasiones un tanto confuso) Tras ello viene un arco argumental de cuatro entregas en donde Kamala se las tendrá que ver con el Conmocionador sin tener el pleno control de sus poderes, al estar examinándolos para darles algo de coherencia. Este tomo finaliza con tres historias de transición bastante curiosas donde se hace un viaje al pasado, tendrá que lidiar entre sus dos identidades (con diferentes problemas para cada una) o se las verá en un curioso periplo con aires de videojuego, marcando un destacable punto y aparte en la singladura de este personaje.
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